━Capítulo Tres
❝𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐄𝐒 𝐒𝐈𝐌𝐏𝐋𝐄𝐌𝐄𝐍𝐓𝐄 𝐏𝐄𝐑𝐅𝐄𝐂𝐓𝐀
𝐘 𝐘𝐎 𝐒𝐎𝐘 𝐔𝐍𝐀 𝐀𝐁𝐄𝐑𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍❞
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〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟑 ☼︎༄.✰ 〙
–— vainilla y chocolate —–
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20 de Octubre, 1976
Sexto Año.
EL GRUPO DE LOS MERODEADORES
SE ENCONTRABAN SENTADOS EN
SUS RESPECTIVOS ASIENTOS una
vez la clase posiones empezó. Aunque el profesor Horace Slughorn todavía no llegaba al aula para impartir la clase.
Como solía suceder en estos casos los estudiantes aprovechaban el escaso tiempo libre para charlar con sus amigos o el compañero más cercano, y no fue la excepción para los merodeadores.
Adelaide estaba concentrada en su pergamino, repasando los apuntes que tenía anotados de las clases anteriores para ponerse al corriente.
Después de todo ese tiempo en el que paso por su pequeña crisis su mente solo podía pensar en sus prosblemas y nada más. Ahora se sentía más relajada y todo gracias a la ayuda de sus amigos.
La pelirroja levantó la mirada al ver como James y Sirius pasaban por un lado suyo sin detenerse. Enserio quiso taparse la cara por la vergüenza ajena que sabía que venía a continuación.
Justo en los asientos delanteros de la aula se encontraba Lily Evans charlando animadamente con su mejor amiga Marlene McKinnon. Pero, en cuanto se percató de la llegada de los chicos sus expresiones faciales se endurecieron.
—Otra vez tú —se quejó la ojiverde cruzandose de brazos.
—Evans, por favor —pidió James acercandose a su mesa —. Ya deja de resiatirte y dí que sí. Será una salida a Hogsmeade este fin de semana, nada fuera de este mundo.
—¿Cuantas veces te tengo que repetir que no es no? —cuestionó su preciada Evans sobando con cansancio el puente de su nariz —. No saldre contigo nunca.
—Dame una razón de porqué no.
—Tengo un millón de ellas entre
ellas porque eres eres un engreido de mierda, un presumido y disfrutas de echarle maleficios a las personas como si fuera lo más divertido del mundo cuando en realidad pareces un maldito bufón de circo intentando impresionar
a tus amiguitos y a todo Hogwarts —empezó a decirle la pelirroja con colera en sus preciosos ojos—. ¿Crees que yo querría salir con alguien como tú? ¿Un arrogante y engreido que disfruta de molestar personas? Me das pena, Potter.
—Si tan solo me dieras una oportunidad...
—Entiende que ella ha dicho que
no, Potter —exclamó Severus desde su asiento, haciendo a ambos jovenes voltear hacia su dirección.
La chica de ojos esmeralda frunció el ceño al escucharlo defenderla. Luego de que Severus Snape la llamará en quinto grado sangre sucia por el simple hecho de ser nacida de muggles ella dedició no volver a hablarle jamás. Desde ese día su amistad se convirtió en cenizas.
—¿Desde cuando Evans necesita a
una escoria como tú para defenderla? —soltó Sirius con una sonrisa descarada, apoyado en su pupitre.
—Pudrete, Black.
Sirius estaba por responder muy probablemente con un insulto peor pero cuando la puerta del aula se abrió todos los alumnos regresaron a sus asientos.
El orgulloso pelinegro solo se dedicó a darle una mirada fugaz a Quejicus llena de odio antes de volver a su pupitre.
—Tal vez deberías dejar de ser tan
cruel con Severus —sugirió Adelaide mirando a su hermano de manera desaprobatoria.
—¿Desde cuando lo llamas por su nombre?
Adelaide solamente negó con la cabeza, sabiendo que pasaría mucho tiempo para que Sirius dejará de tratar tan mal al chico slythrin.
—¿Te encuentras bien, James? —cuestionó la pelirroja al ver a su amigo con la cabeza apoyada en el pupitre.
—¡Más que bien! —respondió alegre el mencionado alzando la barbilla como si nada —. Solo ha sido un ligero tropiezo.
Pero Addy no era tonta y sabía bien que su amigo realmente se había sentido mal luego de escuchar las palabras de Evans.
Actuaba como si nada pero en el
fondo si le habia dolido oírla decirle
sus verdades a la cara y el hecho de decirle que le daba pena solo lo empeoró más.
—Jovenes, en la esta clase hablaremos sobre una poderosa poción —comenzó
a explicarles Slughorn, sacando un par de frascos de su bolsa —. La poción que veremos será Amortentia. ¿Alguien me puede decir que es Amortentia?
No pasó mucho tiempo antes de
que la amada pelirroja de James alzará la mano, ansiosa de compartir sus previos conocimientos.
—La Amortentia es el filtro de amor más potente que existe.
—¡Correcto, señorita Evans! —exclamó el profesor con una sonrisa autentica —. Diez puntos para Gryffindor.
Los chicos de Slytherin que para compartían clase con los Gryffindor solamente bufaron con enojo al oír a
su compañera. Nada de extrañarse viniendo de la sabelotodo de la clase.
—Tengo frente a mi escritorio varios
de los ingredientes para la preparación de la Amortentia —informó señalando los frascos frente a ellos —. Con ayuda de su libro Elaboraciones de Pociones Avanzadas quiero que preparen una pequeña cantidad de esta poción y me describan el olor que tiene para ustedes, así como los riesgos de la misma en un pergamino.
Todos hicieron señas afirmativas o susurraron un "entendido" para después sacar sus materiales de trabajo.
—Antes que nada debo decirles
que el trabajo es en parejas —comentó
el profesor Slughorn haciendo a los estudiantes soltar quejidos —. Calmados, jovenes. Las parejas las eligiré yo.
Apróximadamente diez minutos más tarde todas las parejas elegidas por el hombre ya se encontraban haciendo el trabajo que les habían encargado.
—¿Estás segura que debe de tener ese brillo nacarado? —preguntó James algo confuso al ver como después de agregar un par de ingredientes tomaba ese color.
—Ya te dije que sí, Cornamenta —respondió Adelaide haciendo un gesto de cansancio y tomó el libro a su lado —.
Relajate. No es como si nos fuera a explotar.
—Conozco a alguien que tal vez si le pueda explotar —comentó James con diversión señalando a su amigo rubio confundo por tanto ingrediente.
—Dejemos a Peter por la paz y centremosnos en nuestro trabajo
—pidió él antes de tomar su pluma y el pergamino —. Empieza tu primero.
James hizó un gesto juguetón y luego
de eso se inclinó al recipiente de cristal para inhalar suavemente aquel aroma tan sútil que terminaba de envolverlo.
—¿A qué huele?
—Flores, algo parecido a las fresas.
Rápidamente Adelaide comenzó a describir los aromas que su compañero le dió. Después fue su turno.
Tardó un par de minutos en descifrar los olores de lo que más le agradaba, hasta que terminó y la mezcla de olores lo dejó algo confundido.
—¿Y bien?
—Libros viejos —comenzó a decir la pelirroja viendo a su amigo escribir con rápidez en su pergamino —. Pino y...
James hizó una señal con la mano para que continuará hablando pero ella sabía que lo que se avecinaba no era bueno.
—Chocolate, mucho chocolate.
Tal como lo predijo el semblante de James Potter se descompusó. Su rostro divertido pasó a la seriedad total.
La pobre Adelaide estaba bastante confusa y si pudiera ser tragada en ese momento por la tierra y escupida en alguna parte quisiera que fuera en Australia o en la Antartida.
—¿Estás pensando lo que yo estoy pensando? —preguntó James con la boca tan abierta como un pez.
—De hecho no, no pensamos igual —comentó divertida cruzando sus brazos.
James no tardó en estrellar su mano contra su cara cansado de la ignorancia de su amiga. Le parecía tonto que a estás alturas no lo supiera.
—¿Qué chico siempre está leyendo, huele a chocolate y es amigo nuestro?
La pelirroja no tardó en rebuscar
entre sus recuerdos momentos claves que le dijeran quien era esa persona.
Y entonces recordó todas esas veces
en las que encontraba a cierto amigo suyo sumergido en sus libros, porque decía que la lectura esa su escape.
Él solía leerle cuando estaba aburrida, támbien solía llevar en sus bolsillos chocolates porque decía que el cacao lo hacía sentir con energía cuando estaba triste o desanimado.
Y todo cobró sentido.
—¿Acaso tú sientes algo por... Remus?
A varios metros de ellos se encontraban Remus y Sirius intentando terminar su Amortentia. Aunque tecnicamente era el castaño el que se encargaba de todo, Sirius solamente se dedicaba a batir con suavidez los recipientes con la poción.
Remus acababa de vertir la Amortentia en dos pequeños recipientes de cristal nuevos cuando oyó un grito de Adelaide negando algo.
Para su mala suerte la pelirroja había tocado ser pareja de James y por lo visto ambos estaban pasandola muy bien.
—Ya está terminada —informó Remus, terminando de acomodar lo que había en su mesa —. ¿Qué te parece si vas tú primero, Canuto?
—Está bien —musitó el pelinegro
antes de inclinarse al frasco e inhalar los aromas —. Huelo flores, quiza rosas y algo parecido a... ¿libros viejos? Hay algo más... menta. ¿Qué significa?
—Qué la persona que te atrae huele a eso —informó el castaño sin ganas a la vez que batía la poción del frasco.
—¿Estás diciendome que me gusta alguien sin saber que me gusta?
Remus solamente se encogió de hombros y le dió una suave palmada.
—Nuestro corazón es indescifrable —respondió antes de inclinarse para oler la poción —. Veamos que tenemos aquí. Yo huelo algo parecido a dulces, como coco, cesped recien cortado y... vainilla...
Ambos chicos se quedaron en silencio. Sirius analizando el olor para después escribir en su pergamino con rápidez.
Remus al igual que su amigo estaba meditando mentalmente a quien le pertenecían aquellos particulares y embriagantes aromas. Se tomó su tiempo aprovechando que Sirius seguía en lo suyo y descubrió rápidamente algo que no le terminó de gustar.
No, no puede ser ella. Se repetía sin parar.
Si algo tenía muy presente el castaño
fue aquella platica de cuando apenas estaban entrando a la pubertad y tenían aproximadamente trece años. Tal vez en ese momento no le prestó tanta atención pero ahora empezaba a temerle.
Estaban hablando de chicas y fue ahí cuando los merodeadores prometieron que si uno tenía novia los demás por nada del mundo se la robaría. Así como que estaba completamente prohibido intentar ligar con sus hermanas.
Pero no podía evitar oler los aromas que describían la perfectamente.
Sabía cuál fascinada estaba con los dulces de coco color rosa chillón porque siempre que veía uno lo echaba en la bolsa con los demás y saltaba de la emoción cuando se lo compraban.
Támbien sabía que una maravillosa jugadora de Quiddtich y podría pasarse horas y horas arriba de su escoba presumiendo sus habilidades mientras él y Peter la veían desde las gradas sonrientes.
Y si algo conocía bien de ella es que solía usar un exquisito perfume con suaves notas de vainilla que lo envolvían cada vez que estaba cerca de él o lo abrazaba.
Entonces una sensación de calidez inundaba todo su ser cuando ella lo abrazaba. Era como si un montón de caramelos explosivos detonaran dentro de su estomago cada vez que estaba con ella. No podía evitar sentirse nervioso
y con ganas de explotar cada vez que estaba cerca de ella porque le atraía.
Tardó seis años en descubrir que
estaba irrevocablemente enamorado de la única chica que no podía tener.
¿Por qué de todas las chicas de Hogwarts tuve que enamorarme de la chica prohibida?
Adelaide Calypso Black.
La única chica que estaba prohibida tocar entre los merodeadores.
—Pero que guardadito te lo tenías, Lunático —comentó su amigo con una sonrisa coqueta, dandole un ligero codazo —. ¿Quién es la afortunada?
Remus simplemente sonrió nervioso, removiendose incomodo a todos lados. ¿Pero que rayos ocurría con él?
De seguro la Amortentia se equivoco, comenzó a repetirse confiado. Sí, eso fue lo que pasó. Porque no puede ser verdad.
Lo que no sabía Remus es que a varios metros de distancia se encontraba Addy en la misma situación, haciendose creer que todo era una equivocación porque ellos solo eran dos buenos amigos y ya.
Aunque Slughorn sabía mejor que nadie que aquella poción jamás mentiría.
—¿Quieres dejar de andar de preguntón y ayudarme con el trabajo? —respondió Remus irritado, buscando la manera de evadir el tema —. Esta actividad no se va a hacer sola.
—De echo si podría...
—Cállate, Canuto.
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Después de la clase de pociones los merodeadores se disponían a ir directo al Gran Comedor cuando se pronto una voz suave los interceptó.
Al ver de quien se trataba los ojos de James brillaron de la emoción y se disponía a abrir la boca para hacer uno de sus comentarios pero ella lo calló.
—A quien vengo a ver es a Adelaide —
se apresuró a decir Lily, señalando a la otra pelirroja que se señaló confusa.
—¿Me hablas a mí?
Su compañera asintió con una sonrisa. La chica no tuvó otra opción así que le dió sus cosas a Peter y se acercó a Lily.
Los merodeadores solamente veían
la escena con el rostro desalineado y
el pobre James estaba a nada de sufrir un ataque. Su oportunidad de ser feliz en la vida estaba a escasos metros de él y no podía hablarle. Además de que por una vez en su vida no lo había insultado.
—Supongo que los veré en el Gran Comedor, chicos —comentó su amiga con una sonrisa inocente.
Los chicos no tuvieron más remedio
que irse, aunque tuvieron que llevarse a rastas a James que seguía embelesado viendo a su preciada Lily flor.
—¿Qué necesitas, Evans? —preguntó Adelaide cruzandose de brazos y con el rostro totalmente serio.
La relación entre ellas nunca fue la mejor. Ambas eran muy buenas en las diversas materias impartidas pero la de ojos esmeralda la superaba por mucho. Lo que las convertía en rivales.
Pero eso no tenía nada que ver sino
que la ojiazul comenzó a tener un severo odio por ella al ver como se expresaba de su mejor amigo cada vez que él a su manera intentaba invitarla a salir o al menos hablarle. Si algo odiaba era que trataran mal a sus amigos.
—Ambas sabemos que jamás me hablarías a menos que necesitarás algo de mí.
—Y no te equivocas —respondió
ella —. Pero quisiera que me ayudarás
a mejorar mis notas en la materia de Defensa Contra las Artes Oscuras y Runas Antiguas.
—¿Acaso la magnifica sabelotodo
Lily Evans necesita ayuda de una merodeadora para subir sus notas? —soltó Adelaide con sarcasmo, haciendo
a la chica rodar los ojos cansada.
—Creeme que lo que menos quiero
es involucrarme con un merodeador pero por desgracia es eso o reprobar —respondió Lily removiendose un poco incomoda —. ¿Serías mi tutora por lo que resta del curso? Enserio necesito tu ayuda, Addy.
—Tengo que pensarlo —musitó ella fingiendo pensarlo un momento pero al ver la cara de desesperación de Lily lo tuvó claro —. Seré tu tutora pero tengo que aclararte un par de cositas antes de aceptar con las que espero me ayudes.
Lily estaba apunto de decir algo pero la ojiazul la interrumpió.
—Primero me gustaría que cubrieras a Remus en sus rondas de prefecto cuando no se sienta bien o no pueda hacerlo —comenzó a decirle enumerandolas con los dedos, Lily asintió —. Segundo, nada de informalidades Evans. Que te quede claro que no soy tu amiga y ultimo pero no menos importante. Quiero, no, debes dejar de tratar a James como si fuera mierda. Es un ser humano y siente. Se siente mal cada que tú lo mandas directo a la mierda. Si no quieres salir con él o simplemente no te agrada, ahorrate tus odiosos comentarios que conmigo no van. Porque si vuelvo a oír uno de ellos hacía mi amigo olvidate de aprobar tu estúpida materia. Nos vemos, Lily.
Después de decir eso, Adelaide sonrió y le dió una amigable palmadita para así irse como si nada por el pasillo en busca de sus amigos.
Mientras Lily asimilaba las crudas palabras de aquella pelirroja. No cabía duda que meterse con Adelaide Black era meterse en la boca del lobo.
——— ✮✧☾✧✮ ———
La mesa escarlata de Gryffindor estaba inundada de númerosos manjares como era costumbre desde que entraron.
Mientras Peter degustaba el sinfín
de manjares que estaban frente a ellos, Sirius y James charlaban entre ellos acerca de lo descubrido durante la clase de pociones. Creando sus teorías.
Minutos más tarde llegó Remus. El castaño traía consigo un par de libros
y pergaminos con diversos apuntes.
Ambos amigos lo miraron fijamente desde que llegó hasta que tomó asiento frente a ellos. Entonces se preguntó que había echo para que lo miraran así.
—¿Por qué me miran de esa forma?
—¿De que forma, Lunático? —preguntó James, alzando una ceja divertido.
—Como si quisieran investigarme hasta la última celula.
—Ya deberías saber —agregó Sirius alzando támbien su ceja con diversión.
Entonces Remus frunció el ceño aún
mas confuso luego de haber oido a sus amigos. Después de eso el de ojos grises le dió un ligero codazo al menor de los merodeadores para que se dejará de comer y los respaldará.
—Hasta Peter sabe.
—Oh si, lo se todo Lunático —comentó el rubio limpiandose la boca con una servilleta.
—¿Exactamente que saben?
—Tu otro secreto.
—¿Qué otro secreto?
—El de tu novia, a la que tienes bien escondida —terminó James con una enorme sonrisa coqueta en su rostro.
Peter no tardó en emitir un sonido de sorpresa luego de oír al de lentes decir aquello con total naturalidad.
Lo que me faltaba, pensó el castaño.
Al parecer su queridisímo amigo Sirius había tenido mucho que ver con todo lo que ocurría ya que al parecer no había podido quedarse callado y dejar el tema por la paz.
—¿Qué harás con ella, eh? —comentó
el pelinegro de lentes esperando por una respuesta —. La Amortentia no miente mi querido Remusin.
—Pues yo...
—No me salgas con que no sabes
porque tienes a tus buenos amigos
para ayudarte a conquistarla.
—¡Oh, por Merlín! —exclamó Remus con cansancio, sumiendo la cabeza entre sus libros —. ¿Quieren dejar el tema por la paz? No es nada.
—¿Y por qué si no es nada no quieres contarnos, eh?
—Porque es algo que hasta ahora
no sabía —comenzó a explicar con el ceño ligeramente fruncido, dandoles la cara —. Además no debería de pasar nada entre ella y yo, porque está mal y no funcionaría. Y ella es simplemente perfecta y yo soy... una aberración. No puedo ofrecerle nada seguro.
—No eres una aberración —comentó James, acercandose para pasar uno de sus brazos por sus hombros —. Eres un chico maravilloso que con solo ser tú basta.
—Ni siquiera se si le gustó...
—Lunático, era un chico perfecto que
a cualquier chica le encantarías —siguió diciendo su amigo, dandole animos —. Ella debe estar ciega para no notarlo.
—Es que ella...
Remus se vió interrumpido por una suave voz femenina que poco a poco se hacía mas fuerte y cercana a ellos.
—¡Chicos!
En cuanto los merodeadores escucharon la voz de su amiga pelirroja guardaron absoluto silencio. Lo único que se podía oír eran los cubiertos chocando contra las vajillas de plata en las diferentes mesas a su alrededor y chicos hablando.
Adelaide no tardó en sentarse a un
lado de James, codo con codo. Por lo
que tenía enfrente a cierto castaño, que curiosamente tenía las mejillas solo un poco rojas.
—¿De que hablaban?
—De que Lunático tiene un crush y no
nos ha querido decir quien es la chica —informó Sirius sonriente, mandandole una sonrisa coqueta al mencionado.
La pelirroja que aún venía algo conmocionada luego de la revelación con la Amortentia no ocultó su cara completamente de sorpresa.
Por alguna horrible razón que no iba
a mencionar ahora sintió una presión horrible en su estomago, como si este
se revolviera provocandole nauseas.
—Me alegro por tí, Rem —se obligó a decir con una naturalidad sorprendente, mientras forzaba una sonrisa —. ¿Y quien es esa chica? ¿La conozco?
—De hecho...
...Eres tú...
—No... ella es... —balbuceó Remus
sin saber que decir a la espera de sus amigos —. De otra casa y está en otro curso, así que por eso no la conocen.
Bien echo, Remus. Finge tener una novia imaginaría. Pensó.
—Yo no sabía que te atraían las menores, Lunático —exclamó James con diversión ante la sonrisa nerviosa del castaño —. Creo que eres una cajita llena de sorpresas.
—¿Y cuando podremos conocerla? —preguntó esta vez Peter, a lo que su amigo le dedicó una mirada asesina.
—Pronto...
—Deberías invitarla a salir este fin de semana a Hogsmeade con nosotros —propusó James saltando de su asiento alegre —. Tú llevas a tu chica para que
la veamos y yo llevaré a mi preciosa Lily flor.
Adelaide estuvó a punto de soltar una carcajada pero al ver lo emocionado que se veía su amigo solo le dió unas cuantas palmaditas de apoyo.
—Odio reventarte tu burbuja pero ambos sabemos que si Lily pudiera te pondría una orden de alejamiento.
—¿Por qué tienes que reventarme mi burbuja, Black? —soltó James haciendo una mueca que solo un infante haría.
—Porque es mi deber como tu amiga, Potter —respondió ella apretando con suavidad sus mejillas —. Si te hace sentir mejor Evans me pidió que fuera su tutora de Encantamientos lo que resta del curso así que tal vez tengas una oportunidad con ella. Aunque lo dudó.
—¡Por las barbas de Merlín! ¡Eso es fabuloso! —exclamó el pelinegro con euforia, viendo a su amiga a los ojos
—. ¡Estoy tan emocionado que incluso podría besarte, Addy!
—¡Ni se te ocurra, James Fleamont Potter! —exclamó Sirius mandandole una mirada asesina al chico.
Pero James solamente abrazó a su
amiga emocionado, aunque esa palabra se quedaba corta con lo que sentía en esos momentos el pelinegro.
—Me vas a asfixiar, tarado —soltó
Addy aparentemente molesta, aunque era una pequeña mentira —. Si, lo sé.
Me amas y no puedes negarlo.
—Eres la mejor amiga que un ciervo puede tener.
—Tú lo dijiste, Cornamenta.
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23 de Octubre, 1976
Era sabado en la tarde y eso significaba una cosa.
Diversión en grande.
Como era costumbre del grupo más travioso de Hogwarts iban los fines de semana, de preferencia en las tardes a disfrutar de un día libre en compañía.
Hogsmeade era un pequeño pueblo acojedor cercano al colegio en el que los estudiantes podían ir a pasar un rato, siempre y cuando tuvieran autorización de sus padres o tutores. James, Peter y Remus no tenían problema con ello. Sin embargo, Sirius y Adelaide no corrían con la misma suerte pues Walburga se esmeraba en hacerlos sentir como si no valieran nada.
Pero los merodeadores sabían como ir
a donde querían con o sin permiso; solo necesitaban el mapa del merodeador, la capa de invisibilidad y ser sigilosos a la hora de fugarse de Hogwarts.
Esa había sido una de las ocasiones.
—¿Entonces no vendrá?
—Ya te dije que no, Canuto —repitió Remus fastidiado de llevar la mentira de su supuesta novia toda la semana.
Algún día lo olvidarán, pensó pero al parecer se equivocó.
Adelaide rodó los ojos con la sensación de ardor en su estomago, porque sabía bien que la dichosa noticia de una novia le había caido como golpe al higado.
No había sido nada fácil mirar al castaño sin recordar la pregunta de James. ¿Sentía algo por él? Después
de todo la Amortentia nunca fallaba.
Entonces se había creado un tenso
lazo entre ambos. No podían estar en
un lugar juntos sin que se sintierá la tensión en el aire, tensión que solo James notaba. Aunque ninguno de los dos sabía los olores de su Amortentia, ambos intentaban evitarse.
Los merodeadores se dividieron en
dos grupos para hacer algunas compras. Mientras James, Sirius y Remus fueron a Zonko a comprar un par de cosas para sus bromas Addy y Peter optaron por ir a Honeydukes a comprar dulces.
De los cinco ellos dos eran los que más amaban los dulces.
—¿Dondé se abran metido esos dos? —preguntó Sirius mirando con desespero la atiburrada calle principal.
—Conociendolos no creo que hayan acabado su compra —continuó James, sosteniendo una bolsa que metió en una pequeña bolsa y esta desapareció.
A varios metros de donde estaban apareció Addy arrastrando a Peter que traía un par de bolsas con los dulces; entre ellos varias ranas de chocolate, caramelos explosivos, varitas de regaliz, grageas de todos los sabores y cubitos de helado de coco color rosa. Siendo este último el favorito de la mencionada.
Algo que Remus no dejó pasar fue
el hecho de que cierta pelirroja lucía extremadamente hermosa. Tal vez nunca la había visto con atención pero en definición ella era preciosa.
Su cabellera rojiza contrastaba con el color cobrizo del otoño. Llevaba puestos unos jeans negros, un suéter gris, un impermeable negro que llegaba hasta sus rodillas y su característica bufanda color escarlata y dorado de Gryffindor.
Con la cinta escarlata que llevaba
atada a su cabello y esa sonrisa alegre corriendo a tráves de la calle parecía una niña pequeña. Y aunque él siguiera negandose a sentir ese día sintió una enorme felicidad al verla sonreir luego de tanto dolor infringido a esa dulce pelirroja.
—Compramos un par de cosas —informó Addy con alegria guardando las bolsas en la bolsa que llevaba James.
—Bien, ¿a donde vamos ahora?
—¿Qué les parece si vamos por unas buenas cervezas de mantequilla? —propusó James, provocando una gran sonrisa traviesa de sus amigos.
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Creditos a nyktennant
TERCER CAPITULO PUBLICADO
Aquí reportandome después de milenios. Nel, volví y mas emocionada que nunca por los pequeños cambios que le hice al fic. ¿Les gustaron?
Este capitulo tomenlo como un regalo de año nuevo.
¿Qué les pareció el capitulo? Me
gusto mucho el cambio en la trama y que cada vez estan siendo más largos. ¿Prefieren cortos o largos los capitulos? Preparense porque cuando creo que mis protas son felices les sale el tiró por la culata. En fin.
Les dejó de tarea votar y comentar, ademas de agregar el fic a sus listas de lecturas. Ya esta a su criterio seguirme en Wattpad y en mis otras redes sociales.
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