━Capítulo Siete
❝¿𝐓𝐈𝐄𝐍𝐄𝐒 𝐔𝐍 𝐑𝐄𝐆𝐀𝐋𝐎 𝐏𝐀𝐑𝐀 𝐌Í, 𝐋𝐔𝐍Á𝐓𝐈𝐂𝐎?❞
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〘 ✰.༄ ☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟕 ☼︎༄.✰ 〙
—– pelirroja —–
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ELLA NO ERA LA MAYOR FANÁTICA DE LAS FIESTAS. No era porqué no le gustaran si no porque la mayoría de las fiestas a las que acudía solían ser las que realizaban las familias más influyentes en el medio y por supuesto eran sangre pura.
Walburga amaba acudir a ellas junto
a su familia para presumir su estatus social y a su amado Regulus Black. De
su hija solo podía presumir su belleza ya que cada uno de sus logros personales
y acádemicos le importaba un comino.
Además de que la llevaba a rastas
puesto que si quería recuperar au honor y seguir siendo una Black lo minimo que podía hacer era salir con algun sangre pura. Pasarían años antes de que Addy aceptará a alguno de esos odiosos chicos.
Siempre estaba junto a su madre con una bonita sonrisa enfundada en uno de esos tontos vestidos oscuros y que no la dejaban respirar aparentando que todo iba bien con ella.
Pero lo que no sabían es que al llegar
a casa corría al baño a quitarse todo el maquillaje que su madre la obligaba a usar y támbien ese asfixiante vestido.
Una vez en su cama metida bajo las cobijas se ponía a llorar en silencio, odiando su vida y el hecho de que solo
la vieran como un trozo de carne que ansiaban vender al primer imbécil de sangre pura que pasará enfrente suyo.
Solo por eso solía odiar las fiestas, pero ahora no era así.
Eran solo un montón de adolescentes disfrutando de la noche y de su juventud sin adultos que los detuvieran.
Se sentía libre usando algo que a ella
le gustaba. Se sentía a gusto con ella misma esa noche y solo eso importaba.
Y aunque llevara varios rasguños en
su espalda y un vendaje en el brazo bajo las luces de la noche casi no se notaban. Cosa que agradeció bastante.
A varios metros de la improvisada pista de baile se hallaba un castaño sentado en uno de los sofás viendola bailar junto a su hermano con una enorme sonrisa.
Verla bailando como si no hubiera un mañana con ese vestido azul marino que le quedaba como anillo al dedo con una pegajosa música de fondo era todo lo que necesitaba para que su noche fuera de maravilla. Después de todo lo que pasó la pelirroja se merecía un momento de diversión sin limites.
Remus no disfrutaba de las fiestas,
él prefería el silencio a diferencia de Adelaide pero como cada año solo disfrutaba de ver a ambos jovenes
gozar de una buena noche sin reglas.
Estaba por darle un trago a su bebida cuando un pelinegro llegó y se sentó a un lado suyo. Por la sonrisa boba que traía estaba disfrutando de la noche.
—¿Te estás divirtiendo, Lunático? —preguntó James dandole un suave golpe en el hombro sin dejar esa sonrisa.
—Un poco —contestó jugueteando
con la bebida en su mano antes de
darle un pequeño sorbo.
De pronto una sonrisa maliciosa comenzó a dibujarse en el rostro del chico de gafas al ver a la persona que
su amigo observaba con atención.
—¡Por Merlín! ¿¡Es ella!? ¿¡Addy es esa chica!? —exclamó comprendiendo todo, el castaño comenzó a hacerle señas para que no gritará —. ¿Enserio es ella?
—¿Quieres callarte? Nos va a oir.
—No lo niegas. ¿Entonces es ella? —
soltó empezando a unir las piezas, su amigo asintió resignado —. Bueno no es como su no notaramos a su cercanía, al menos yo. Pero estoy sorprendido. Digo, de tantas chicas en Hogwarts vas y te enamoras de Adelaide Black. Sirius te va a matar si se enterá, ya sabes la promesa que hicimos en tercer grado.
—Yo... yo no lo sabía hasta ahora —comenzó a decir entre torpes balbuceos moviendo las manos, nervioso —. Pero es imposible que ocurrá algo. Ella está prohibida y aunque no lo estuviera tal vez me rechazaría. Solo mirame, ¿quien querría estar con alguien como yo?
—Ey, no digas estúpideces —interrumpió James frunciendo el ceño ligeramente —. Eres un gran chico, Rem. Cualquier chica que no vea es una hueca. Si ella te gusta no veó porqué no puedas invitarla a salir o intentar algo con ella. No es por nada pero Addy enserio es muy cercana a tí, podría decir que parecen una tonta parejita de enamorados. Como mi Lily flor y yo.
Remus soltó una risilla al oír el tono
tan mieloso y tonto con el que James solía hablar cada vez que mencionaba
a su preciada Lily. Entonces así sonaba un completo enamorado sin remedio.
—Lo sé, pero Sirius...
—¡Al diablo con Sirius! —exclamó interrumpiendolo por segunda vez, sorprendiendo al castaño —. Oye, ella
te gusta y tal vez tú a ella támbien. Merecen intentarlo aunque sea una
vez. Ahora vas a levantarte e irás con Addy a bailar. ¡Rápido, Lunático!
—Pero...
—No aceptaré un no por excusa —finalizó James empujando a su amigo lejos del sofá —. Lo harás bien.
—Lo haré bien —repitió Remus intentando convencerse de la locura
que estaba a punto de hacer.
Antes de irse a la pista le dió un último trago a su bebida, terminandosela de un sorbo por completo. Si haría una idiotez necesitaba algo que le diera una valentía que para nada poseía. Llego el momento.
No tardó en acercarse a la pelirroja, quien bailaba divertida junto a par de chicas. Todo era risas hasta que el de ojos avellana la tomó del brazo y de un jalón la tuvó entre su pecho.
—Vaya, al parecer alguien decidió
unirse a la celebración —comentó
Adelaide con una sonrisa sensual, apoyando sus manos en su pecho.
—Pues no podía quedarse para siempre en ese sillón, ¿verdad?
Apesar de los nervios que sentía en ese momento, Remus se obligó a ver valiente y hablar firme. Sí, estaba resistiendose a no caer en la locura de ver a semejante mujer delante de él para no terminar en un problema que mañana lamentaría.
—Me alegra que decidieras disfrutar
de la fiesta, Rem —respondió tras unos segundos de silencio nada incomodo, mirandolo a los ojos con una sonrisa.
—¿Sabes que disfrutaría más? —preguntó antes de inclinarse y susurrar al oído de la pelirroja en un tono que estremeció a la chica —. Tú y yo en la torre de astronomía lo que resta de la noche. ¿Qué dices, rojita?
El rostro de Addy se había endurecido
y tragó saliva al oírlo susurrar tan cerca dd su oído. Podría estar algo pasada de copas pero no estaban tan ida y recordó que en todos sus años como amigos él jamás había echo algo como susurrar a su oído y de una forma tan excitante.
Y como era de esperarse la piel de
la castaña no tardó en reaccionar al
sentir el aliento caliente rozar su piel,
la cual se erizó al instante.
Addy solo sonrió y eso fue suficiente para que el castaño la tomara de la mano y la arrastrará consigo fuera del salón, no sin antes llevarse la capa de invisibilidad y el mapa del merodeador.
Antes de salir, James alzó el pulgar a
su amigo en señal de apoyo. Él más que nadie tenía fe en que progresarían como pareja, si llegaran a serlo. Tal vez nunca lo dijo pero desde que los vió juntos hace años pensó que quedaban perfectos los dos juntos.
—¿Enserio estamos merodeando por los pasillos a medianoche?
—¿Asustada, Black? —preguntó Remus en tono burlón sin atreverse a soltar su mano —. ¿Desde cuando te importa si nos descubren?
Addy solamente sonrió.
—¿Desde cuando te volviste tan rebelde, Remus John Lupin?
—No tengo ni la más minima idea —respondió por lo bajo, haciendo que su acompañante soltará una risilla.
Fue así que entre risas y juegos llegaron a la torre mas alta del castillo, la torre de astronómia siendo cubiertos por la capa de invisibilidad.
Ea casi medianoche y se suponía
que los estudiantes no podían estar fuera de la cama, aunque si había jovencitos con experiencia en ello
eran los merodeadores. Aunque siempre se las ingeniaban para salir ilesos.
Al llegar al lugar la pelirroja se apresuró a dirigirse a los barandales, pues la vista desde ahí era impresionante y más si era de noche. Remus solo caminó con pasos lentos con tal de observarla un poco.
—Este lugar enserio es impresionante —exclamó maravillada, alejandose del telescopio para ver al castaño con una sonrisa.
—Sí, lo es —respondió él apoyandose
en el barandal para mirar al cielo en un intentó de meditar sus palabras —. Te ves muy linda esta noche...
Adelaide que jugueteaba con el telescopio tuvó que sostenerlo con fuerza pues sus palabras casi hicieron que soltará el artefacto.
De pronto tenía a unos perfectos ojos azulados viendolo fijamente, y aunque él no lo supiera fueros solo seis palabras las que la hicieron sentirse volando.
—Digo, no es que no seas linda... s-solo que hoy te ves m-mas linda de lo normal —balbuceó Remus torpemente, pasando una mano por su cuello nervioso —. Ese vestido combina con tu o-ojos, Addy...
—Lily me ayudó a verme bien, supongo que lo hizo bien —respondió restandole importancia, aunque sus mejillas rojas decían lo contrario —. Tú tambien te ves muy bien.
—Gracias...
Ambos se quedaron en silencio por
unos minutos sin saber que decir. Esa noche no tenían idea de como hablarse, cosa que era graciosa porque toda una vida habían hablado solo que no eran esos dos buenos amigos disfrutando
de hacer travesuras y comer dulces a reveltar si no dos jovenes de diescisiete con la mente echa un lío y hormonas.
Hubieran seguido en silencio pero fue imposible luego de ver como Adelaide temblaba de frío. Tal vez no lo hacía del todo pero se abrazaba a si misma.
Remus no tardó en quitarse su chaqueta de lana y se la pasó por los hombros, al sentir el calor los musculos temblorosos de la pelirroja se relajaron al instante.
Instantaneamente sintió un aroma delicioso a chocolate envolverla por completo e embrigarla proviniente
de la prenda. Sonaría a locura pero
cada vez descubría lo mucho que le gustaba aquel aroma, pues cualquier cosa relacionada le recordaba a cierto castaño y por más que lo negará se estaba haciendo una necesidad.
Antes de que dijeran algo el sonido de las capanas resonó por todo el castillo indicando una sola cosa. Eran las doce de la madrugada. Un nuevo día. Lo que indicaba que...
—Oficialmente tengo diescisiete años —musitó Adelaide con una enorme sonrisa plasmada, acercandose peligrosamente al castaño a su lado —. Entonces, ¿tienes un regalo para mí, Lunático?
Si de algo estaba seguro eran de dos cosas. Primera, si Adelaide Black seguía acercandose más probablemente iba a acabar con su cordura y segunda, si su cordura se terminaba y hacía una de esas estupideces que hacían los jovenes al amanecer estaría en problemas.
Enserio había prometido ser un chico bueno pero no esperaban que estuviera en sus cinco sentidos si tenía a la chica causante de sus confusiones frente a él vistiendo tan sensual y hablandole con un suave tono que lo enloquecía.
—¿Quieres tu regalo? —preguntó él alzando una ceja, su acompañante no dudó en asentir —. Te lo daré, linda.
Fue entonces que de una manera diferente, el castaño rodeó su cintura con sus manos apretando ligeramente mientras la aprisionaba a la pared.
Sus ojos se encontraron. La mirada de Addy reflejaba inocencia pero a la vez confusión y ansias, probablemente la de Remus solo le dejaba algo en claro: voy a besarte y desatar este maldito nudo.
Probablemente no hubiera tenido
las agallas para hacerlo pero tal vez
ese último trago de whiskey había sido ese empujoncito que necesitaba.
Sin importarle que posó sus labios
sobre los de la pelirroja y comenzó a moverlos recibiendo luz verde por parte de ella, quien solo enredó sus dedos en la cabellera castaña del joven dejandose llevar por las sensaciones del momento.
Ese era el segundo primer beso que
daba la pelirroja, su primer beso fue
con James para cumplir un reto Después de eso ambos no se hablaron por toda una semana de lo vergonzoso que fue.
Pero en ese momento Adelaide sintió como si enorme manada de hipogrifos revoloteara dentro de su estomago y a la vez su piel se erizara por el contacto.
Sin embargo no era la única, Remus
se sentía igual o tal vez peor al estar besando a esa preciosa chica. Era como si sus labios se amoldaran a los suyos.
Debido a la falta de oxigeno en sus pulmones tuvieron que separarse pero sus ojos seguían fijos en los suyos. Bajo la luz de la luna, Adelaide Black era la mujer más hermosa que conocía y luego de besarla comprendió por fin que no importaba cuanto lo negará estaba tan enamorado de aquella pelirroja pero el remordimiento no lo dejaría tranquilo.
—T-tú acabas de b-besarme —balbuceó Adelaide mientras intentaba recuperar la respiración, su mirada centrada en él.
—Sí, lo siento. No debí...
Antes de que pudiera terminar la oración Addy lo calló con un suave
beso. Al separarse sus mejillas se encontraban ligeramente rojas.
—Me encanto tu regalo, gracias —respondió la pelirroja en susurros, haciendolo soltar una risa ronca —.
Aunque estabas tardandote, Lupin.
—Addy, enserio no debí hacerlo —comenzó a decir Remus separandose de ella para pasar sus manos por su cabello desesperadamente —. Esto esta mal, tú eres la hermana de Sirius. Te prometo que no volverá a pasar.
—¿Por qué no? —se apresuró a decir la pelirroja haciendo un tierno puchero.
—Porque estamos completamente alcoholizados y probablemente mañana no recordemos nada. Al menos tú.
—Eso es mentira —respondió
Addy alzando su dedo, pero terminó tambaleandose en el proceso —.
Tal vez haya bebido un poco, pero eso
no cambia el hecho de que me hayas besado y deseas hacerlo de nuevo...
—Ya te dije que eso no...
Antes de que pudiera terminar la pelirroja se dejó caer en sus brazos balbuceando algo incomprendible e intentando no cerrar los ojos en el proceso. Estaba agotandose.
Al parecer los tragos de hace rato estaban causando ese efecto en la
chica, quien se encontraba algo ebria pero no del todo o eso aseguraba ella.
—Será mejor irnos antes de que ocurra otra locura.
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—¿Me estás diciendo que quien-tu-sabes esta desnarizado?
—Exactamente, mi querido Lunático —respondió Adelaide con aires de genio desde los brazos del de ojos avellana —. ¿Te cuento un secreto? Me gustaría ser una roca algún día.
—¿Una roca?
—Sí, una gran roca. Solo estar en el suelo todo el día —continuó divagando mirando las paredes escarlatas y el techo —. ¿Quieres saber otro secreto? Solo no se lo cuentes a nadie, ¿me lo prometes?
—Te lo prometo.
—Lo sentí muy falso. Hagamos la promesa del meñique.
—¿Promesa del meñique?
—Sí. Dame tu meñique —pidió entrelazando su dedo con el del chico
—. ¡Genial, lo prometiste! Ahora te lo contaré, pero es muy secreto. Hay un chico que me gusta mucho. Es tan guapo y huele a chocolate siempre, ama leer y siempre me lee sus libros favoritos.
La pelirroja no tardó en inclinarse e inhalar su aroma a cholate, terminando por hacerle cosquillas en el cuello.
—¡Cómo tú!
—¿Segura que te gusta ese chico? —preguntó dudoso, haciendo una mueca —. Digo, nadie querría salir con él...
—Yo sí, lastima que solo me ve como una amiga. Aunque si lo tendría enfrente le diría oye lobito, eres demasido lindo besemonos —comentó Addy moviendo sus manos en el aire, intentando hacer un tono de voz grave pero solo lo hizo reír —. Lo gracioso de esto es que eres identico a él. Sí, igualitos.
Esta era probablemente la faceta más extraña pero divertida de Adelaide Black. No siempre la veía del todo ebria así que era divertido escucharla decir cientos de incoherencias, como que quería ser una piedra, que si fuera un helado sería uno de galleta y que estaba "secretamente" enamorada de un chico llamado Remus Jonh Lupin, alías Lobito.
Aunque estaba seguro que a la mañana siguiente olvidaría todo eso y podría fingir que nada había paso y seguir con su vida normal, viendola desde lejos como siempre. Después de todo estaba mal haber besado a la hermana de uno de sus mejores amigos.
—Hemos llegado, princesa —informó Remus, recostandola en la cama de su hermano que aún no llegaba —. Bien, es hora de que descanses.
—Es muy temprano...
—¿Temprano? Es casi la una de la madrugada y mañana tenemos clase.
—Al diablo con las clases —exclamó Adelaide haciendo un puchero bastante tierno —. No quiero dormirme aún.
—Addy...
—No me... —comenzó a quejarse de nuevo pero un bostezo la interrumpió, luego se giró a ver al castaño —. Bueno, tal vez si quiera dormir. Niño bonito, ¿podrías ayudarme a quitarme esta ropa? Ya me esta cansando todo esto.
Remus no tuvó otra opción y siendo
lo más cuidadoso y respetuoso la ayudó a quitarse la prenda, seguido de todo el maquillaje que llevaba y los tacones. En su lugar se pusó una camiseta de Sirius y un pequeño short.
El castaño la arropó y todo pero cuando estaba a punto de acostarse a dormir, la pelirroja ya se encontraba de pie con una manta entre sus manos.
—Me siento muy sola en esa cama,
¿me dejas dormir contigo? —preguntó Adelaide con una sonrisa, sosteniendo
la manta con fuerza —. Di que sí.
—Anda sube aquí —respondió Remus con cansancio metido entre sus sabanas, haciendo que una sonrisa apareciera en su lindo rostro.
La chica se metió entre las mantas junto a él y se removió un poco buscando ponerse comoda, hasta que encontró la comodidad en el pecho del joven. Él por otro lado adormilado la abrazó y entró en un profundo sueño a su lado.
Esa noche no hubo incomodidad, ni pesadillas para ninguno. En su lugar una calidez amanaba de ambos. Remus pudo dormir tranquilo y Addy no tuvó ni una pesadilla.
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04 de Noviembre, 1976
Sexto Año.
—Los van a despertar...
—Aw, se ven tan tiernos. Ojalá tuviera una camara en este momento.
—Callate, colagusano.
—Oigan, ¿qué está pasando? —balbuceó Adelaide media adormilada, mientras se tallaba los ojos con el dorso de la mano —. ¿Por qué...
—¡Feliz cumpleaños, rojita! —
chilló James tirandose a sus brazos
para envolverla en un sofocante abrazo —. Parece que fue ayer cuando eras
una fastidiosa niña con pequitas.
—Sigue siendo fastidiosa —susurró Sirius por la bajo, recibiendo una mirada fulminante de su hermana —. Solo a veces...
—Aw, te amo Addy —continuó diciendo James con un tono meloso digno de una madre orgullosa, apretandola contra él —. Felices discisiete. Ya estás anciana.
—Cornamenta, sueltame. Me estás asfixiando —pidió ella dandole un par de golpesitos en el pecho para que dejará de apretarla.
—Oh si, perdón por eso.
Con tanto ruido el acompañante de
Addy no tardó en removerse en la cama, soltando un par de bostezos antes de abrir los ojos con cansancio y ver a toda la pandilla casi encima de ellos.
—¿No creen que es muy temprano para fastidiar?
—Parece que alguien amaneció de
malas —anunció James en tono juguetó, antes de hacer una mueca divertida —. Creí que después de su noche loca iban a estar rebosantes de la alegria.
—¿¡Noche loca!? —exclamó Sirius aturdiendo a los chicos, por su rostro realmente estaba molesto —. ¿Qué es
lo que intentas decir, Cornamenta?
De pronto el ambiente se pusó algo
tenso y sin saber que hacer Peter fue quien tomó con calma la situación.
—¡Trajimos algo para tí, Addy! —informó Peter con una sonrisa de oreja a oreja, haciendose sitio junto a ellos.
—¿¡Qué es!?
—Un bastón, obvio...
—No le hagas caso, amaneció más insoportable que de costumbre —comentó James haciendo un gesto
vago con la mano —. Seguro no tuvó
su noche loca o simplemente la chica
lo terminó botando...
—¡Callate, Cornamenta!
Y mientras Sirius y James entraban
en una de sus tontas discusiones que siempre terminaban en risotadas, Peter hizó aparecer de un solo movimiento de su varita un pequeño pastel rendondo de colores rojizos y florecitas que tenía exactamente diesisiete velitas.
—Wow, es maravilloso —comentó
Addy ya más despierta acercandose
para ver de cerca el pastel —. ¡Gracias, Pete! Me encanto de verdad.
—No es nada, Addy —musitó Peter rascando su cuello nervioso mientras un ligero sonrojo aparecía en su rostro.
—¡Olí dulce! ¡Pastel!
—¿Qué acaso no ves lo que tengo aquí?
—¡Dame, dame! —pidió Sirius a
gritos abalanzandose en busca de
una rebanada pero su hermana lo apartó a manotazos.
—Primero lo primero —explicó James, preparandose para lo que avecinaba al igual que sus amigos —. Happy birthday to you. Happy birthday, Addy. Happy birthday to you.
Después de eso Adelaide se acercó al pastel y sopló las diesisiete velitas que había en él, no sin antes pedir un deseo. Costumbre que tenían los cinco.
Deseo seguir a lado de mis amigos, mi familia pidió con los ojos cerrados y una devoción ferrea.
Los chicos comenzaron a aplaudir, haciendo tanto ruido que era muy probable que hubieran despertado
a los demás chicos en el dormitorio.
—Bien, ¿quién quiere pastel? —
comentó la pelirroja con una esplendida sonrisa luego de abrir sus ojos.
—¡Yo, yo!
Estos eran los momentos que Adelaide Black amaba más que nada y atesoraba en lo más profundo de su mente. Todos sus cumpleaños la pasaba bien, junto a sus amigos y su hermano, amaba que la hicieran sentír feliz y que en verdad era importante para ellos.
Era increible como tres personas que no eran nada suyo podían transmitirle todo ese amor que jamás recibió por parte de los que se hacían llamar su familia.
Solo esperaba que esa unidad
que tenían perdurará por años, pero
no todo durá para siempre...
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SEPTIMO CAPÍTULO PUBLICADO
Hola, hola mis chiquitines. Después de quien sabe cuanto vuelvo a actualizar. Maldito bloqueo que me da y no se va. En fin, espero les haya gustado mucho aunque no esta tan chido como tenía planeado.
SE BESAROON, ESOOS DOOS SE BESAROON. UN APLAUSO PARA ESA PAREJITA Q ESTA ENAMORADAAA <3 Okno pero pronto ya veran :)
No se les olvide dejar su votito y comentar, eso ayuda a que crezca el fic. Compartan para que llegue a mas y si quieren pueden seguirme en mis redes sociales. Ultimamente he estado creativa para edits de tiktok me encuentran como @_twilxght
Chaito linduritas <3
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