━Capítulo Seis















❝𝐅𝐄𝐋𝐈𝐂𝐈𝐃𝐀𝐃𝐄𝐒, 𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐘𝐀 𝐂𝐀𝐘Ó

























╔════ 𓏲✮⊰ •˙❅✾❅ ᭕𖤐⊱ ════╗

〘 ✰.༄☼︎ 𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟎𝟔☼︎༄.✰ 〙

–— celebración —–

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1 de Noviembre, 1976
Sexto Año.


POCO A POCO FUE ABRIENDO LOS OJOS, ADAPTANDOSE A LA MOLESTA LUZ QUE EMPEZABA A CALARLE. Lo primero que vió fue que estaba en una conocida camilla, en la que después de cada luna llena amanecía en ella.

Se removió entre quejidos, notando que una pequeña y calida mano apretaba una de las suyas con delicadeza. En ese momento notó que cierta chica se había quedado dormida en una silla con la cabeza apoyada en la camilla y su mano apretando en todo momento la de él.

Él la describiría en ese instante como
un verdadero angel por su rostro sereno y sus bellas facciones reluciendo bajo los delicados rayos del sol.

Por mero impulso acarició suavemente su mejilla quitando varios mechones de cabello que tapaban su rostro.

—Eres la criatura más hermosa que haya visto jamás, Adelaide Black —susurró para si mismo dejando un casto beso en su frente que la hizo removerse.

Pronto un par de ojos azulados lo veían con afecto. La chica sonrió antes de acercarse a él y abrazarlo, sintiendo un enorme alivio al verlo más tranquilo.

Remus por su parte hizo un enorme esfuerzo por aguantar el dolor en su torno, espalda y brazos mientras sentía la cercanía de la pelirroja y ese calido aroma a suave vainilla.

Tenerla entre sus brazos eran como estar en casa; calido, acogedor y seguro.

—Me preocupaste mucho —soltó ella aún escondida entre sus brazos mientras su estómago se revolvía ligeramente.

—¿Lo hize? —preguntó él entre sorprendido y duvertido, recibiendo una mirada de odio por parte de ella.

—Pero estás bien y eso es lo que importa.

—Yo estoy bien pero tú no tanto —comentó algo decaido al ver el vendaje que llevaba la chica en uno de sus brazos —. Yo... yo lo lamento mucho...

Adelaide hizo una mueca al ver que
el castaño giraba su rostro en otra dirección, evitando mirarla a los ojos pues la culpa lo invadía.

—Cuantas veces tengo que decirte
que no ha sido tu culpa —soltó ella acariciando el dorse de su mano, él la miró fijamente —. Fue un accidente. Además, no tuve otra opción...

—Ahora llevarás una horrible cicatriz en el brazo...

La pelirroja miró el vendaje en su brazo derecho aún con eso soltó una risilla al meditar sus palabras.

—Una vez un sabio me dijo que las cicatrices son un simbolo de fortaleza —comentó ella sonriendole.

—¿Acaso ese sabio se llama Sirius?

—No me interrumpas, Lupin. ¿No ves que es un momento especial? —soltó Addy provocando una escandalosa risa por parte del herido adolescente —. Oye, no te rías.

—Lo siento, prosigue —respondió Remus conteniendo sus ganas de reir, ella lo miró aparentemente enojada.

—No me molestaría llevarla, será tu marca personal en mi piel —terminó de decirle encogiendose de hombros, antes de darle una mirada juguetona.

—Eres un caso perdido, Black.

Ambos comenzaron a reír disfrutando del momento. Aunque claramente Addy no dejaba pasar por alto las muecas de dolor del castaño y se acercó un poco a él con un paño limpio.

De pronto comenzó a tallar las heridas de su rostro y aunque en un principio
se resistió al final terminó cediendo al delicado toque de la pelirroja.  

—¿Duele? —preguntó Adelaide deteniendo su trabajo para prestar atención a sus palabras.

—Un poco, si —respondió con una pequeña mueca, dando luz verde para que continuará —. A todo esto, ¿qué no deberías estar en clase?

—Tú lo has dicho, debería.

—Pero estás aquí, cuidadando del
chico que no para de darte problemas —completó el castaño, recibiendo un ligero asentimiento por parte de ella —. Debes estar cansada... ¿Por qué no vas...

—¿Qué tengo que hacer para hacerte entender que no eres un problema? —cuestionó ella sonriendo con cansancio mientras se inclinaba para seguir con su trabajo —. Necesitas aprender a darte un poco de amor propio, cariño.

—Addy...

Pero la chica ignoró al joven y dejó el paño que usaba para tallar sus heridas. Rápidamente lo miró a los ojos.

—Si pudieras verte desde mis ojos
verías lo grandioso que eres, Rem —empezó a decir acariciando una de sus mejillas, tal como solía hacerlo su madre —. Eres un chico fantastico, amable y cariñoso, y eso es algo que amo de tí...

Y sin darse cuenta estaban ambos demasido cerca. Sus rostros tan juntos que podían sentir sus respiraciones siendo una sola y sus acelerados latidos, acompañados de una mezcla de vainilla y chocolate. Centimetros más y sus labios se rozarían, centimetros que ella ignoró. Y justo cuando creía que iban a besarse la puerta de la enfermería se abrió abruptamente asustandolos.

—¡Buenos días estrellitas, la tierra les dice hola! —exclamó Sirius con alegría acercandose a la camilla junto a ellos —. Oh, Remusin. Espero te recuperes pronto porque quiero a mi hermana devuelta. Solo es prestada ¿oiste?

Addy rodó los ojos algo molesta no solo porque su hermano fuera tan protector con ella sino támbien porque seguía un poco enfadada por la bromita que ayer su queridisímo hermanito decidió jugarle a Severus y que en otras circunstancias podría haber terminado en expulsión.

Afortunadamente Dumbleadore estaba al tanto de todo y Severus Snape aunque ahora sabía de la licantropía de Remus tenía estrictamente prohibido hablar sobre lo que había visto esa noche.

—Para qué te recuperes rápido trajimos chocolate, mucho chocolate —continuó diciendo el pelinegro, señalando las bolsas que sostenía Peter en sus manos.

—¿Cómo te sientes, amigo? —preguntó James tomando asiento a un lado de su amiga pelirroja.

—Un poco mejor.

—Entonces Addy es una buena niñera
—agregó el míope recibiendo un ligero codazo por parte de la mencionada.

—Si, ella es buena conmigo.

—Toma, Remus —informó Peter pasandole una barra de chololate que el chico rápidamente desenvolvío.

—Gracias, Pete.

—¿Severus no dijo nada verdad? —preguntó Remus dandole una mordida a la barra de chocolate entre sus manos —. Ya saben, de mi condición.

Los merodeadores se miraron entre ellos.

—Dumbleadore le prohibio hablar de eso con los demás —respondió James tranquilizandolo —. Así que no debes de preocuparte por eso.

—Aunque nada de eso hubiera pasado si alguien no hubiera abierto su bocota —comentó Adelaide entrecerrando los ojos con furia hacía su querido hermanito —. ¿No es así, hermano?

—No me mires así, no fue mi culpa.
Él me provocó —respondió Sirius encogiendose hombros antes de tomar un chocolate de la bolsa de Peter —. Ademas se lo merecía.

La chica solo se cruzó de brazos y
le dió una mirada de odio viendolo comer un chocolate como si nada.

Este era un recordatorio de lo irresponsable e inmaduro que podía llegar a ser su hermano mayor.













































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Apesar de que Addy estaba dispuesta a pasar la noche en la enfermeria con tal de cuidar a Remus su hermano insitió en que se fuera a su habitación pues según palabras del pelinegro él estaría bien no sin refunfuñar por lo bajo que Lunático estaba acaparando toda la atención de la pelirroja.

Apesar de que Sirius sabía que
ellos solo eran dos buenos amigos
le provocaba por alguna extraña
razón una sensación horrible en el estomago verlos demasido juntos o
en situaciones que daban la impresión
de tener algún contexto romántico.

Agradecía al cielo que solo fueran
eso. Verlos juntos era raro, verlos juntos como pareja sería raro e incomodo.

Cuando la chica se dirigía a su dormitorio en el septimo piso fue interceptada por cierto Slytherin.

—¿No deberías estar en tu dormitorio, Reggie?

—Lo mismo te pregunto a tí —contratacó el pelinegro cruzandose de brazos —. Te ví salir de la enfermería.

—Hablemos claro, ¿qué quieres?

—Saber que te pasó en ese brazo —explicó mientras señalaba el vendaje en el hombro de la joven —. ¿Qué fue lo que sucedió anoche, Adelaide?

—Eso no te incumbe.

—Eres mi hermana, es obvio que
me incumbe —se apresuró a decir poniendose enfrente suyo para impedirle el paso.

—No estoy de humor para interrogatorios, Reg...

—¿Fueron ellos, no? Alguna de sus tontas bromas se salió de control y por eso estás así —dedució con rápidez, haciendo a la joven balbucear —. Ya es hora de que dejes de seguir sus absurdas ideas, solo mira como estás.

—Ellos no tuvieron nada que ver
con esto, deja de intentar culparlos por todo lo que pasa —soltó algo molesta apartandose un poco para mirarlo a
los ojos.

—¿Los vas a encubrir? —soltó Regulus con ironía para después tomarla por las mejillas —. ¿Por qué no aceptas que son una mala influencia junto con esa cosa a la que llamamos hermano?

—Esa cosa a la que llamamos hermano tiene nombre y no tienes derecho a venir y darme recomendaciones sobre mis amistades —comenzó a decir dando un par de pasos para atrás sin cambiar su dura postura —. Serán una mala influencia pero son mi familia. ¿Qué hay de los tuyos? ¿Futuros mortifagos, eh?

Rápidamente Regulus se giró en todas direcciones, previniendo que no hubiera nadie rondando por la zona que oyera las palabras de su hermana.

—¿Quieres bajar la voz?

—¿Crees que no se lo que hacen? —cuestionó Adelaide con incredulidad —.
Se lo que intentan hacer y deberías ser tú él que se aleje de ellos cuanto antes.

—Eso no es el punto —intervinó
el pelinegro cortando el tema para después señalar su hombro —. ¿Qué
le paso a tu brazo?

—Me caí —respondió restandole importancia mientras miradaba el vendaje en este.

—¿Te caiste?

—Allá tú si no me crees.

—¿Las cosas aún están bien entre nosotros? —preguntó Regulus haciendo que su hermana perdiera el habla por un par de minutos —. ¿Addy?

—Por ahora, pero al ritmo que van
no creo que ese bien entre nosotros
dure mucho —respondió finalmente
con la mirada puesta en el suelo —.
Tú decides si sigues comportandote como un hermano controlador o por
una vez en la vida me demuestras que
no eres como ellos. Me quieres, Reg.











































































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3 de Noviembre, 1976
S

exto Año.

Era viernes. Más especificamente
un viernes alrededor de las nueve de
la mañana. Los merodeadores estaban en el aula de encantamientos con el profesor Flitwick y como era costumbre jugueteaban entre ellos mientras el profesor escribía en la pizarra el tema que verían el día de hoy.

—Como sabran jovenes el próximo
año realizaran sus EXTASIS. Uno de
los encantamientos de ese nivel es el encantamiento aguamenti —empezó a explicarles con voz pausada, teniendo
la atención de todo el grupo —. Este encantamiento conjura un chorro de agua. Este depende de la concentración
e intenciones del lanzador. Puede llegar a llenar un recipiente o incluso apagar un enorme incendio. Ahora vean esto.

El profesor pusó frente a su escritorio un recipiente identico al que los alumnos tenían en sus pupitres y alzó su varita hacía el objeto.

Aguamenti —exclamó el hombre haciendo un movimiento de onda suave de izquierda a derecha en forma de S.

De pronto una ligera luz azul fría apareció y de la nada un pequeño chorro de agua limpia salió de la punta de la varita del peofesor, aterrizando delicadamente en aquella copa.

—Es fácil, ahora es su turno. Todos ponganse en parejas —informó Flitwick acomodandose sus lentes desde su escritorio —. No olviden consultar su libro de encamientos si no terminan de comprender algún movimiento o algo.

Todos se acercaron a alguien y comenzaron a trabajar en el hechizo
ya antes mencionado.

—Veamos —susurró James hojeando
su libro un par de veces antes de girarse hacia su copa —. Aguamenti.

Apesar de que hizo los movimientos correctos al parecer su fuerza de invocación no fue suficiente y ni una sola gota de agua salió de la varita.

Addy, quien se encontraba a un lado
de la encantadora Lily flor, soltó una carcajada llamando la atención de su amigo. James solo la miró de mala forma y sonrió coqueto a su otra compañera.

Lily lo miró y discretamente sonrió
un poco logrando que James se diera
la vuelta hacia sus amigos a nada de desmayarse y entre chillidos de emoción les contará lo ocurrido.

—¿Dices que te acaba de sonreir?

—¡Sí, empiezo a gustarle! —chilló James de nueva cuenta tirandose en el pupitre —. Proximamente se viene mi boda.

—¡Eh, felicidades! —comentó Peter emocionado, quien fue el único que no lo tomó por loco como siempre.

—Anda, Lunático. Apresurate —soltó Sirius pasando una mano por su cara
un par de veces, trayendolo de nuevo a la realidad —. ¿En que tanto piensas?

El castaño se giró rápidamente hacia su amigo, apartando varios pensamientos en su cabeza que por más que no quería siempre volvían a una linda pelirroja.

Pero támpoco iba a decirle a Sirius.

—No voy a llenar tu copa si eso es lo que crees —respondió Remus ganandose una mueca por parte de su amigo.

—¡Por favor, Remusin! ¡Por fis!

—Intentalo tú, seguro lo logras —aconsejó para luego tomar su libro y mover su varita suavemente en forma de S —. Solo tienes que tener hacerlo
con voluntad y... ¡aguamenti!

Fue entonces que una luz azul fría
salió de la punta de la varita de Remus antes de que un chorro de agua saliera en dirección a la copa y la llenará.

Sus amigos solamente soltaron sonidos de exclamación luego de ver lo fácil que había echo ver aquel encantamiento y a ellos seguía tomandoles tiempo.

—¿Quieres ver algo divertido, Canuto? —preguntó James a su amigo alzando su varita con una sonrisa maliciosa hacia un grupito particular de la esquina.

—Necesito ver eso —respondió Sirius divertido.

A varios metros de ellos estaban Adelaide y Lily, curiosamente fue la chica de ojos esmeralda quien se acercó a ella y la invitó a ser su pareja para
esta clase. Obviamente aceptó pues raras veces tenía compañía femenina.

La joven descansaba su cabeza en el pupitre observando la copa llena de su compañera. Lily no había tenidos tantos problemas para llenarla a la primera, ella por otra parte estaba sufriendo con dicho encantamiento igual que el resto.

—No puedo hacerlo —repetía ella dandose suaves golpesitos contra el pupitre —. Ayuda, Evans.

—Solo tienes que volver a intentarlo,
es normal que no lo puedas hacer a la primera —empezó a decirle dandole unas palmaditas en la espalda para que recobrará los animos —. Puedes con una materia peor, seguro que un hechizo no es nada comparado con Runas Antiguas.

—Para ti es fácil decirlo eres una jodida genio —soltó Adelaide incorporandose para luego mover su varita suavemente y hacer el movimiento —. Ya verás como fallo de nuevo. ¡Aguamenti!

Y sorpresa no falló.

—¿Decías? —preguntó Lily con una risilla viendo la copa de la chica llena
y su rostro lleno de sorpresa.

—No tengo ni la más minina idea de como hice eso, lo juro —exclamó Addy examinando su varita un par de veces
y luego la copa con agua limpia.

Lily estaba a punto de decir algo
pero se vió interrumpida por varias exclamaciones llenas de molestia que provenían de la mesa de la esquina, vaya sorpresa se llevaron la pelirrojas
al ver de quienes se trataba.

—¡Maldición, Potter! —soltó furioso Snape levantandose de su asiento con rápidez —. ¡Siempre fastidiando!

Pero no era el único molesto, junto
a Severus estaba Regulus empapado hasta los pies al igual que su grupito de amigos, quienes támbien recibieron el impacto y no estaban nada alegres.

Los merodeadores intentaban no reír pero les estaba costando trabajo hacerlo. James y Sirius rápidamente chocaron los cinco orgullosos de su bromita.

El profesor Flitwick no tardó en acercarse a sus alumnos de Slytherin intentando averiguar que había ocurrido.

—¿Tiene algo que decirnos, señor Potter?

—No se que paso, profesor —explicó James bastante serio ante la mirada
algo molesta de los Slytherins —. Estaba practicando el hechizo y de pronto no pude controlarlo, disculpeme.

—Espero no vuelva a repetirse —
finalizó Flitwick antes de girarse en dirección de los empapados chicos —. Ustedes vayan cambiarse la ropa, por favor. El resto vuelva a lo suyo.

Los Slytherins tomaron sus cosas y salieron del aula con dirección a su sala común a cambiarse no sin antes darles una mala mirada a los merodeadores.

El menor de los Black les dió una
mirada llena de furia a sus hermanos, quienes solo bajaron la mirada.

Los chicos se giraron a ver a su
pelirroja, quien solo negaba con la cabeza divertida y por tercera vez
en esa mañana ocurrió algo que definitivamente era sorprendente.

Lily Evans, la chica que odiaba a los merodeadores por ser unos inmaduros y sobretodo que sostenía que su lider era era un completo idiota, estaba riendo por una estupidez de James. Riendo de una broma echa por él.

Instantaneamente el grupito se quedó
en un estado de shock viendo a la chica reír suavemente. El pobre de James no podía estar impactado y si no fuera por sus amigos probablemente ya estaría en el suelo inconciente.

—Felicidades, Cornamenta. Ella ya cayó.






























































































































































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Alrededor de eso de las cuatro de la tarde los merodeadores se encontraban en la sala común de Gryffindor yendo de un lado para otro. El día ya casi acababa y ese día solo uno de los cumpleñeros fue felicitado y esa era Adelaide. Todo el día ninguno había felicitado a Sirius.

No era porqué no se acordaran de que
él támbien cumplía años sino que tenían planeado hacer una fiesta sorpresa e invitar a todos sus compañeros de casa y demás para festejar a ambos.

Los merodeadores eran concientes
de que su querida pelirroja cumplía años el cuatro de noviembre pero desde que eran pequeños los hermanos Black solían festejarse juntos, así que cada tres de de noviembre durante esos seis años en Hogwarts daban una escandalosa y divertida fiesta.

Peter y James ya tenían las bebidas
listas pues la noche anterior en la que hubo una reunión del Club de las Eminencias en el despacho del profesor Slughorn algunos Gryffindors quienes eran parte de esta por ordenes de los merodeadores lograron llevarse varias botellas de whiskey de fuego sin que el profesor se diera cuenta de esto.

Tambien se encargaron junto a los gemelos Prewett de conseguir la comida para la celebración, entre estos muchas tartas de melaza y pasteles de calazaba.

Adelaide por su parte era la que dirigía la celebración y a su vez quien tenía por misión la decoración que ya casi estaba terminada.

Globos negros, plateados, rojos y dorados resaltaban en la parte del
techo junto a varias estampas de huellitas de perro en las paredes, esta última fue la idea de James para burlarse de los dos hermanos puesto
que su forma animaga eran un perro negro y una loba ártica.

—¿Cómo vas, Addy?

—Perfecto, casi termino. Solo falta acomodar los postres y listo.

—¿Quieres ayuda?

—Tranquilo, puedo sola Jamie. Este pastel debe ir por aquí —respondió la pelirroja para luego girarse en dirección a una de las mesas y prepararse para hacerlo levitar —. WinGARdium leviOsa.

Con suma cautela fue bajando el intento depastel hasta colocarlo en una de las mesas que eran adornadas por manteles rojos. No era secreto que la pelirroja fue quien se encargó de la preparación del pastel, ella en serio se esforzó en ello y esperaba que a su hermano le gustará.

—¡Perfecto, chicos! —exclamó James a todos los Gryffindors que iban de aquí allá ayudando —. ¡Lo hicieron exelente!

Adelaide sonrió luego de escuchar las exclamaciones de los chicos. Al parecer James sabía como hacer notar fuera de la cancha sus habilidades como capitan.

Eso fue todo antes de salir corriendo
al dormitorio de chicas donde tenía todas sus cosas pues quería lucir bien esa noche con la presencia de tantas personas.

Al entrar notó la presencia de cierta pelirroja que leía tranquilamente en
la comodidad de su cama un libro de apariencia muggle.

—¿Evans?

—Adelaide, hola —musitó Lily incorporandose un poco para
verla, dejando su libro a un lado
—. ¿Necesitas algo?

—No en realidad, yo solo...

Los balbuceos de Addy solo hicieron
que Lily frunciera el ceño confundida.
Entonces en ese momento comenzó a pensar que pasaría. Iba a arreglarse pero no tenía ni la más minima idea de como hacerlo y verse bien en el intento.

¿Enserio estaba a punto de pedirle ayuda a otra chica?

Era algo extraño porque isualmente estaba rodeada de cuatro chicos un tanto idiotas, a excepción de Remus.

Y lo único que recibia de ellos era un te ves bien o algún comentario que para nada ayudaba.

—Quiero arreglarme para esta noche y no tengo idea de como hacerlo —empezó a decir tirandose a la cama frustrada —. ¡Tienes que ayudarme, Lily! ¡Por favor!

Lily sonrió por dos motivos. El primero porque después de tanto tiempo alguien le pedía consejos de belleza, cosa en la que era experta y el segundo porque por fin Adelaide la llamaba por su nombre y no por su apellido como solía hacerlo.

Podría decirse que su relación compañera-compañera estaba dando
un pequeño paso más y podrían llegar
a ser amigas posiblemente.

—Preparate, Addy —exclamó acercandose a su cama con una
enorme sonrisa —. Cuando termine contigo te verás como una diosa.

—Eso espero, Evans.











































































































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—¿Ya podemos irnos al dormitorio?

—¡No, aún no! —exclamó Remus entre balbuceos deteniendo su andar por unos segundos —. Podríamos caminar por la planta baja un rato...

—¿Un rato? —preguntó Sirius casi riendo, su amigo asintió —. ¡Por Merlín, hemos caminado toda la tarde, fuimos a la biblioteca y solo quiero ir a descansar! Ademas, ¿que se supone que hacemos tú y yo caminando por los pasillos una y otra vez?

—Admirando el paisaje, claro —respondió Remus entre balbuceos recibiendo una mirada de molestia
del chico —. ¿Merodear, quizas?

—¿Dondé se metieron los demás?
Ya casi se termina el día y ninguno se acordo de que fecha es hoy.

Nos estuvo recalcando una y otra
vez toda la semana, como nos ibamos
a olvidar. Pensó Remus.

—No lo sé, seguro estan en la sala común peleando como siempre.

—Entonces será mejor ir con ellos
y no aceptare volver a ir a otro lugar
—finalizó Sirius con un tono de voz mandón que hizo a Remus callar.

Solo esperaba que ya tuvieran todo
listo porque no podría contener al pelinegro por un rato más sin que comenzará a quejarse de su día.

Después de un rato caminando por los pasillos subieron las escaleras y luego de decir la contraseña les dieron acceso a la sala común que curiosamente estaba en completa oscuridad y silencio.

—¿Pero que...

De pronto las luces se encendieron revelando a cientos de chicos y chicas frente a ellos con gorros de fiesta y algunos accesorios extravagantes como lentes oscuros y sombreros extraños.

—¡Feliz cumpleaños, Sirius! —gritaron todos al mismo tiempo sorprendiendo al pelinegro que casi gritaba de la alegria.

—¡Si se acordaron! —exclamó feliz viendo al chico a su lado.

—Pues claro que sí, Canuto —completó James saliendo de entre la multitud para ir a abrazar a su mejor amigo —. Temo decir que estás envejeciendo, amigo.

Sirius solamente le sonrió antes de darle un ligero codazo.

—¡Sirius! —gritó Peter con emoción envolviendo a su amigo en un efusivo abrazo que no tardó en corresponder
—. ¡Felices diescisiete primaveras!

—Aw, gracias Pete —musitó Sirius zafanfose amablemente del abrazo
para luego mirar a sus amigos confuso —. Supongo que por eso estaba tan ocupados ayer y hoy, querían darme
una sorpresa. Los amo mucho.

—Fue idea de Addy, ya sabes como es ella —respondió James dandole un trago a una bebida que encontró en la mesa de a lado —. Y pues nos convencio.

—Hablando de Addy, ¿dónde está?

Como si fuera por arte de magia en
ese mismo momento de las escaleras de a lado, justo del lado de las chicas bajó una preciosa pelirroja de brillantes ojos azulados enfundada en un espectacular vestido de seda azul marino de tirantes que hacía juego con sus ojos. Por otro lado el maquillaje natural que llevaba y su cabellera semi recogida la hacía ver mucho más atractiva.

Y en ese momento los merodeadores tragaron grueso mientras la veían bajar las escaleras como toda una diosa.

¿Acaso esa chica era su hermanita? Porque para nada parecía esa joven alegre y juguetona de siempre.

En ese momento tanto James como
Peter comenzaron a pensar como después de tantos años de convivir con Adelaide nunca se habían puesto a pensar en lo atractiva que era hasta ese instante.

—Creo que eso responde a tu pregunta...

Por otro lado Remus solo la veía
desde su posición embelesado. Ella
era preciosa de cualquier manera,
con o sin maquillaje pero aquella
noche definitivamente tenía algo
que en verdad lo atraía demasido.

Probablemente solo estaba siendo un adolescente hormonal y estupido como cualquier chico en su lugar. Sí, solo eso.

—¡Feliz cumpleaños, pulgitas! —
exclamó Adelaide abalanzandose sobre sus brazos como una loca —. No sabes cuanto tarde preparando todo así que espero sepas valorar mi esfuerzo.

—Eres la mejor hermana que tengo —respondió el tomandolo ligeramente de los hombros —. Gracias por la sorpresa, todo luce increible.

—Y sabe increible. La comida es un diez de diez —comentó con una sonrisa antes de tomar una copa de la mesa de a lado —. Las bebidas son exquisitas. Deberían probarlas. Pero ya será después ahora todos vayan a divertirse.

Los merodeadores tomaron sus consejos y rápidamente el festejado en compañía de Peter fueron a la improvisada piesta de baile donde se encontraban todos los estudiantes reunidos.

El resto solo los veía bailar y disfrutar
de la noche desde sus posiciones hasta que de pronto una conocida pelirroja se acercó a él con una sonrisa.

—¿Bailamos, Potter?

James sentía su corazón a nada de salirse de su pecho pues llevaba esperandola desde hace más de seis años y por fin llegaba el día.

—¡Por supuesto, Lily flor!

Los únicos dos merodeadores restantes vieron a James partir junto a su querida Lily, su amor platonico derrochando amor. Por lo visto de algo sirvió haber puesto aquel hechizo silenciador en el lugar, iba a ser una alocada noche.
















































































































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SEXTO CAPITULO PUBLICADO

Gentes se nos viene lo chido, despues de mucho lo que he estado esperando por años lit :) Preparanse porque hara si se nos viene con todo esto.

En fin pasaba por aqui y termine
el cap pues ya este lunes empiezo con mi segundo semestre en la prepa y no creo tener tanto tiempo para actualizar o escribir :(

Cuentenme que les parecio. Yo me
voy no sin antes decirles que se me cuiden y comenten y voten asi me ayudan a que crezca el fic amores.

Aqui les dejo mis redes sociales por si gustan seguirme.


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