14 • Hola verano

Charlotte POV'S

Mamá sonrió felizmente al espejo al vernos luciendo dos increíbles vestidos Versace.

-Te ves radiante -murmuró-, ya es normal en ti.

El papá de Green, Bart Taylor, es anfitrión del almuerzo anual de su fundación, como cada año, las familias más importantes de Manhattan se reunen a platicar, sonreírse falsamente y fotografiarse con gente importante. Todo el mundo estaba invitado, bueno... no todos.

El camino hasta la mansión Taylor fue silencioso, papá continuaba contestando llamadas a sus socios y platicaba con Marcus acerca de sus vacaciones en Grecia. Mamá miraba su móvil, algunas fotos de su amiga, Caroline Woodrick y Theresa Stirling, casualmente las madres de mis dos mejores amigas.

Una vez en la casa de los Taylor, mis padres saludaron educadamente a todos sus amigos y conocidos, la élite, para ser más clara. La habitación zumbaba con los cotilleos sobre la Semana de la Moda, el baile de graduación de sus hijos y de las increíbles calificaciones de Nate McLaren.
Cruzando la sala, Eleanor Taylor agarró de la corbata a su esposo Bass y lo besó en los labios a la vista de todo el mundo. Green se enogió ante la repulsiva imagen de sus padres actuando como dos adolescentes encaprichados e inmediatamente me giré para mirar por los ventanales a la Quinta Avenida y el Central Park. La caída de las hojas estaba en su apogeo. Un ciclista solitario salió de la 72 a la entrada del parque, paró en una esquina junto a un carrito de perros calientes y compró una botella de agua. Manhattan lucía resplandeciente cuando el verano estaba cerca, el sol matutino estaba brillando tanto a través de la pared de vidrios que hacían la mínima resaca sentirse, diez veces peor.

Maldije a Bass Taylor en mi mente. El único sitio decente en donde estar un domingo por la mañana era en cama. La sala estaba repleta de mesas redondas llenas de recién bañados y perfumados de Upper East Side. Los Taylor, los Stirling, los Woodrick, los LaPierre, los McLaren, los Miller, y todos sus respectivos descendientes estaban aquí. Blair estaba sentada entre su padre y su madre luciendo molesta. Noah se encontraba platicando entretenidamente con Joe LaPierre, padre de Zac y Candice. Nate miraba su móvil, tenía cara de querer irse, como si recién acabase de despertar, sin contar que anoche había estado intermitentemente drogado, borracho o desmayado y lucía arrugado. Tiffany estaba usando alguna de las ropas nuevas que había comprado su madre temprano por la mañana, estaba más hermosa que nunca pero nerviosa y saltona luego de beber más de 4 copas de café. Sólo Green parecía tranquilo, felizmente tomando un Bloody Mary apoyado en la gigantesca chimenea del living.

Candice rebanó su omelet de salmón y verduras a la mitad y picó un poco de pan de Pumpernickel.

-He tenido antojo de huevos -dijo ella mordiéndolos hambrienta-, ¿sabes cuando tu cuerpo te pide algo a gritos? -exclamó a nadie en particular-, el mío pide huevos, huevos, huevos...

-Y el mío esta pidiendo que cierres la puta boca de una vez -murmuró Green antes de llevarse el Martini a la boca.

-Pásame la crema Noah lindo -mamá habló sonriéndole a Theresa Stirling.

La madre de Nate aclaró su garganta.

-¿Cómo van los preparativos para la fiesta de graduación, Charlotte? ¿Están todas listas? ¡Muero por saber quién será la reina y el rey del baile este año! -ella preguntó tomando su jugo de naranja

-No olvides de mencionar que todos los años un artista o banda toca sorpresivamente -sonrió Joe LaPierre-, aún recuerdo que cuando John Mayer lanzó su primer single, le declaré mi amor a Annabelle -miró a su esposa orgulloso y ambos rieron.

-Si, tenemos todo listo -sonreí educadamente-. Por fin aclaramos las invitaciones, y Kate Spade nos enviará las bolsas de regalo el próximo jueves.

-Aún recuerdo todos los cotillones que solíamos organizar -dijo la señora Woodrick con voz risueña mirando a sus elegantes amigas-, la única cosa que siempre nos preocupaba más era si los chicos se iban a presentar -rió cortando en su plato un trozo de langosta con salsa verde.

-No tenemos que preocuparnos por eso con ustedes tres, ¿o si? -preguntó ahora Theresa Stirling quien llenaba su copa de vino blanco.

-No puedo esperar para ir -Green dijo, tragando entero el omelet de Blair, cada familia sonrió feliz pero nosotros nos miramos cómplicemente, pues sabíamos que Green estaba siendo sarcástico.

-Estaré allí -asintió Nate mirándome al mismo tiempo que yo a él.

-Por supuesto que iremos -sonrió Noah asintiendo.

A medida que el almuerzo iba transcurriendo mi cerebro sólo procesaba en que faltaban pocos días para el baile escolar y aún el idiota de Harry estaría en la ciudad, solo quedaba rezar para que no aparezca allí con su banda de pacotilla. Me giré un poco sobre mi asiento y vi cuando Blair salia del baño de las mujeres y exactamente al mismo tiempo Green quedaba fuera del baño de hombres. Juntos, caminaron por el pasillo en vista de todos hasta su mesa. Ya todas las familias en la sala sabían que entre ellos dos había conexión, química, amor o como quieran llamarlo, sólo que había otra cosa más que todos sabían. Green era un grandísimo imbécil.

Cuando Green y Blair tomaron sus lugares en la mesa, Nate les sonrió a propósito, sus ojos parecían decir "¿Cómo estuvo?". Supe que Blair solo quería golpearlo.

Yo, ordené otra taza de café y tiré r cucharadas de azúcar en ella, luego meneé y meneé la cuchara hasta que los granos se disolvieron intentando evitar las miradas de Nate quien acababa de ordenar un Cosmopolitan.

-¡Fondo blanco! -exclamó Green animadamente golpeando su1 vaso contra el de Nate y tomando un buen trago. Tiffany, que terminaba de deborarse su creme bruleé, los observó asqueada y pensé en cómo lograban tomar alcohol si tan sólo eran las 12 del mediodía.

Finalmente todo acabó como solía ser. Las familias se prometían visitarse en los Hamptons la semana entrante, el receso comenzaría en unos días y la fiesta de Blanco en casa de los Stirling sería el auge de la crema innata de Nueva York resurgiendo luego del cruel invierno en la ciudad.
Caroline Woodrick, Theresa Stirling, Anabelle LaPierre, Sophia McLaren, Rachel Miller y Eleanor Taylor abrazaron felizmente a mi madre mientras Roger Miller, Joe LaPierre, Max Woodrick, Christian Stirling y Bass Taylor apretaban la mano de papá. Saludé a cada una de las familias educadamente y subí a la limusina dónde nuestro chófer Marcus esperaba por nosotros.

-¿Qué tal el almuerzo, señorita Charlotte? -preguntó mirándome a través del espejo retrovisor.

-Como cada años Marcus -sonreí-. Pésimo.

-Mire el lado bueno, este ha sido el último antes de asistir a Cambridge, ya no tendrá que fingir sonrisa y educación -exclamó mostrando felicidad por mi a lo que sólo respondí con una mueca al mismo tiempo que mamá y papá subían a la limusina comentando la exquisitez de platos que Bass había servido. Mis deseos incontrolables de no abandonar Nueva York habían regresado.

El transcurso de la tarde fue tranquilo. No había oído más nada de Harry Styles en Nueva York y sentí como mis neuronas agradecían al cielo por ello, pensar en él me tenía sin cuidado.

...

El timbre sonó y veo como todos gritaban en el salón, mis dos mejores amigas me sonrieron aplaudiendo y me levanté de la taquilla para guardar mis cosas.

Así es, habían llegado nuestras vacaciones, eso quería decir que pasaríamos el verano en Los Hamptons, tomaríamos más alcohol de lo que acostumbramos y seríamos plenamente felices durante dos semanas de estadía en el lugar donde íbamos desde que teníamos pañales, sólo que este año sería muy diferente a los demás.

Desde que tengo memoria he vacacionado en Los Hamptons de Nueva York, papá tenía un enorme condominio allí y solía ir a disfrutar con mi familia todo el verano, ahora que por fin tengo 18 años podía dejar el nido de mis padres y estar junto a mis mejores amigos en la gigantesca casa de playa. Todo el mundo tenía una casa allí y muchísimas ganas de experimentar todo lo que se decía de ese tan mágico lugar.

-No puedo creer que esta noche sea la gran Fiesta de Blanco. He estado meses pensando en mi atuendo perfecto -sonrió Candice sentándose a nuestro lado para almorzar.

Mis padres eran los anfitriones esta noche en la isla, los encargados de recibir a todas las demás familias de mis amigos y conocidos del Stuvysant. La fiesta consistía en ir vestido de blanco, ya que era uno de los colores que mi tatarabuelo decidió usar en la primer fiesta que organizó la familia O'Marks en el año 1989. Era una tradición y un compromiso estar en Los Hamptons, y este verano, era mi momento.

-Hemos esperado esto durante tantos meses que sinceramente no puedo creer que por fin haya llegado el día -exclamó Blair destapando su botella de jugo-, no puedo esperar para ver que se pondrá Kate Williams.

Tiffany sonrió emocionada.

-Mi fiesta será lo mejor -asentí-. Papi invitó a muchísimos artistas y de seguro tendremos el placer de escuchar cantar a Bradley Cooper, ya quiero que me vean con el increíble vestido blanco y envidien mi bello bronceado.

-No todo el mundo quiere ser Charlotte O'Marks -la voz de Green me sobresaltó a medida que se sentaba al lado de Candice para comer su pata de pavo.

-No todo el mundo puede ser Charlotte O'Marks corregir pasándome labial rojo.

Green me sonrió falsamente y le devolví la sonrisa de misma forma. La única manera de tratar con un chico como así es reírse junto a él, que es exactamente lo que han hecho hasta ahora todas las chicas que lo conocen. Green era un Taylor y aunque fuésemos amigos desde el Kindergarten gracias a que nuestras familias estaban muy conectadas entre sí, hasta para elegir un jardín de niños, estabamos atrapados con él. Nos habíamos acostumbrado a su anillo dorado en su dedo anular, su bufanda de cachemira azul marino de Armani y su corte de pelo tan elegante.

-¿Tu padre invitará a Simón Cowell? -preguntó Blair sin quitar su mirada de la ensalada de tomate.

-No -negué enseguida-, eso implicaría ver a One Direction y lo último que quisiera hacer es eso.

-¿A Harry dices? -la voz de Tiffany me hizo girar la cabeza.

-¿Qué? -pregunté.

-Sonreíste -rió Green.

-No, no lo hice. Odio a Harry -exclamé-, no me hagas perder el apetito. Nada ni nadie va a arruinarme mi estadía en los Hamptons, mucho menos Harry Styles.

Bajé la vista para terminar de pasar mi labial favorito aunque noté que todos se miraron entre sí, especialmente Noah y Nate.

De repente, el entrenador Carson se acercó a Noah sonriente y le dio una palmada en la espalda, mi amigo se contuvo el dolor y le sonrió de igual forma.

-¡Buenos días! ¿Cómo está la élite? ¿Preparándose para las vacaciones tan esperadas? -exclamó-, Noah quiero que sepas que reconsideré lo que me dijiste.

-¿En serio? -dijo el castaño.

-Bienvenido al equipo, tu puesto será de capitán -asintió y vi como la cara de Nate se tornaba pálida como si fuera a desmayarse.

-¿¡Qué?! -dijeron a coro Nate y Noah. Carson asintió.

-Buenas vacaciones muchachos, nos vemos en unas semanas -dijo al alejarse y Nate bufó.

-No tengo duda de que serán las mejores vacaciones del mundo -murmuró Green con picardía mientras veía la mirada de sus dos amigos en completo shock.

Adiós clases, hola verano.

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