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Charlotte POV'S.
Nueva York, Estados Unidos.
9:45 am.
Me encontraba descansando plácidamente en mi comida cama con sábanas Versace blancas y negras cuando lastimosamente alguien entró a mi habitación sin tocar la puerta.
El picaporte sonó y me dejó ver la silueta de Susan, nuestra empleada, quien traía una bandeja con mi desayuno, sonreí al verla y se sentó junto a mi en la cama.
—Buenos días señorita Charlotte. ¿Cómo está el día de hoy? —preguntó amablemente.
—Buenos días Susan —sonreí incorporándome—, demasiado feliz, ¡Hoy por fin es el día! —chillé y ella se tapó los oídos dando un pequeño brinco.
—Su padre ha despertado hace horas —dijo bufando—, tiene a muchas personas organizando lo de esta noche y su madre lo único que hace es comprar por Internet grandes candelabros para iluminar toda la sala, cuando su padre vea la tarjeta le va a dar un infarto —negó—, por suerte siempre traigo conmigo las aspirinas —sonrió moviendo de lado un pequeño frasquito con aspirinetas blancas. Reí y negué con la cabeza.
—Pues Susan, ¡El único que deberá tomar de esas será Nate cuando me vea con este radiante vestido esta noche! —dije saltando de la cama hasta el armario donde mi bello vestido estaba colgado. Susan sonrió.
—Claro que si Charlie, estarás radiante, como siempre —miró su reloj con cara de pocos amigos y me miró otra vez—. Lo siento señorita, debo hacer muchas cosas para esta noche y mi turno termina en 1 hora. Disfrute su desayuno —dicho esto, se incorporó y corrió hacia la puerta.
Rodé mis ojos y me deboré el pastel de coco sin olvidarme del jugo de frutilla y arándanos que Susan me preparaba desde que tengo uso de razón. Corrí las cortinas de mi alcoba y miré por el gran ventanal, Nueva York se veía hermosa en invierno, aunque no había muchas personas en las calles porque apenas eran las 10 de la mañana la ciudad estaba repleta de nieve y de mucha decoración por ser fin de año. Amo estas fechas, amo ver a mi familia preparar el baile de caridad y mucho más amo pensar en que está noche sería la gran noche con Nate.
Me paré frente a mi gran closet y comencé a pensar que ponerme, debía hacer muchísimas compras hoy y quería estar a la moda pero abrigada, hacia 8 grados afuera.
Finalmente me decidí por una falda negra, cancanes del mismo color, una blusa blanca, mis infaltables zapatos Nina Ricci y un gran saco a cuadros hasta las rodillas. Me bañé en perfume Calvin Klein y bajé felizmente a la sala donde mamá hablaba por teléfono y papá firmaba unos papeles.
—Buenos días cielo —sonrió papá al verme bajar las escaleras—, ¿has podido descansar? Tu madre no paró de llamar a Steve Jobs para saber si nos acompañaría esta noche —susurró rodando los ojos.
—¡Te oí! —exclamó mamá caminando hacia nosotros divertida—, ¿cómo estás cariño? Te ves increíble —dijo ella mientras tomaba un trozo de galletas con chips de chocolate, la especialidad de Susan.
—Muy bien mamá, excelente —dije suspirando—. Iré con Blair, debemos invitar a algunas personas más —expliqué y papá miró por debajo de sus anteojos—, tranquilos, son directivos de Harvard y Princeton —ambos rieron.
—Dylan te espera abajo con la limusina —dijo mamá al mismo tiempo que le encargaba a una de las mucamas que arreglasen mi habitación cuanto antes.
Me despedí de ellos y bajé del Penthouse muy apurada, el chofer aparcó frente al edificio y la brisa matutina de Manhattan me abofeteó levemente la cara.
Al llegar a la mansión de mi amiga no me preocupé en bajar ya que ella se encontraba de pie fuera esperándome, Dylan le abrió la puerta caballerosamente y al verme chilló en un gran abrazo.
—¡Santa madre! Te extrañé Charlie —sonrió.
—Y yo a ti B. ¿Qué tal Tailandia? —pregunté feliz.
Blair había pasado navidad en Fiji junto a sus abuelos y por suerte estaba de vuelta justo para la cena de esta noche.
—Repleto de holandeses apuestos y sexo fácil —bromeó y reí fuertemente.
—Lo imagino —sonreí—. ¿Qué hay de Green? —pregunté.
—Pues, sé más de la vida de Michelle Obama que la de Green —negó—. No ha devuelto mis llamadas y creo que está en la ciudad, pero aún así, se encargó de alejarse de mi —dijo mi amiga un poco cabizbaja.
—Lamento decirte que papá invitó a su familia ésta noche —murmuré mirando por la ventana.
—¿Bromeas? Será estupendo presumir mi bronceado con el perfecto vestido plateado —rió—, ¿qué tal las cosas con Nate?
—Bueno, anoche cenamos en Fridays y dijo que hoy debía darme algo importante, estoy ansiosa —aplaudí feliz al mismo tiempo que bajaba del coche frente a la gran tienda de Dolce&Gabanna.
—Estupendo Charlie —sonrió Blair—, me alegra que estén bien juntos. ¿Entramos? ¡Vi unas botas negras que están de morirse y las quiero en mis pies ahora mismo!
Negué y tomó mi brazo bruscamente para entrar al local.
Luego de un par de horas finalmente la empleada pasó mi última tarjeta negra por la máquina. Había comprado 4 vestidos, 3 pares de zapatos, 2 pijamas nuevos y muchísimo maquillaje.
—¿Vamos? —se quejó Blair. Asentí y salimos del local muy contentas por todas las compras hasta que nuestra nube de ensueño se arruinó al ver al mismísimo Lucifer en versión femenina.
—Miren lo que trajo el viento —sonrió la pelirroja más odiosa de todo Manhattan al vernos acomodar las gigantes bolsas llenas de ropa.
Candice LaPierre es la perra más perra de toda la ciudad, el país y posiblemente el mundo, hace que Sharpay Evans sea querible, que Cruela D'Vil sea hermosa y que Maléfica no sea tan maléfica... en fin, creo que han entendido.
—Buenos días Candice —dije molesta.
—Pues, eran buenos dias hasta que las vi —dijo ella mirándose las uñas— ¿preparándose para la cena de año nuevo?
—Así es —dijo Blair sonriendo falsamente.
—Bueno, me encantaría quedarme hablando con ustedes toda la mañana pero gracias a Díos tengo que hacer cosas más interesantes —dijo mirando su reloj de oro—. ¡Nos vemos en unas horas Charlie! ¡Hasta luego B! —chilló al mismo tiempo que entraba al gran local de Zara. Miré a mi amiga pelirrosa con cara de pocos amigos y bufé subiéndome a la limo.
Los padres de Candice eran socios de la empresa de papá por lo tanto serían invitados de honor está noche al igual que la odiosa de su hija y su ardiente hijo, Zac LaPierre, uno de los universitarios más sexys de Columbia.
Y aunque la noche de año nuevo fuera un poco menos especial con Candice tratando de acostarse con mi novio Nate cada dos segundos, no dejaría que nada arruinara la gran fiesta.
Harry POV'S.
Londres, Reino Unido.
15:24 pm.
—Okay... ¿Cepillo de dientes? —preguntó Liam.
—Aquí —dijo Louis asintiendo.
—¿Traje y corbata?
—Oui.
—¿Documentos?
—Yes.
—¡Niall deja esa pata de pollo! Acabamos de almorzar —exclamó Paul haciendo que Niall se sobresaltara y dejara la comida en la heladera.
Habíamos empacado nuestras cosas muy rápidamente ni bien Simón nos comunicó acerca de volar hacia Nueva York. Debíamos asistir a la gran cena de año nuevo de Connor O'Marcks, un importante empresario newyorkino y Simón nos acompañaría ya que es muy amigo de aquel hombre. Paul se había encargado de comprar los boletos de avión lo más antes posible y estaríamos llegando a tierras americanas en un par de horas justo a tiempo para la gran comida.
—Sigo pensando que es una tontería —negué mirando mi móvil.
—Es una oportunidad enorme cenar con tantas personas de tanto estatus social Harry —explicó Paul rodando sus ojos mientras hacia zapping.
—Mira el lado bueno hermano —sonrió Niall—, la bella Charlotte O'Marcks estará presente en la fiesta —guiñó mi ojo y rodé mis ojos.
—Si tienes suerte quizás Nate McLaren no te pateé el trasero —rió Liam negando.
—Aún no se como conocen a tantas personas de Manhattan —suspiré—, y... gracias Niall por tu oferta, pero no me agradan las engreídas niñas ricas que por tener increíbles millones en una cuenta de banco se creen superior a cualquier otra persona, además de ello, jamás la he visto en persona, creo que si me topara con ella no la reconocería —dije cruzandome de brazos y Louis me miró divertido.
—Ya Styles —río el castaño—. Nadie podría resistirse a Charlotte.
—Acérquense a la pequeña O'Marcks y verán como Simón los trae de nuevo a Londres en menos de lo que canta un gallo —río Liam.
—Nadie va a acercarse a ella porque su novio newyorkino es el mariscal de campo más conocido en Nueva York y además... ¿qué les hace pensar que ella se fijará en ustedes? —preguntó Louis mirando a Paul tratando de que el opine.
—Tifanny Woodrick y Blair Stirling estarán esta noche también —dijo Niall feliz.
—No quiero saber de dónde saca tanta información —negué tapándome los oídos con un cojín del sofá.
—Idiota, lo vi en NewNews —suspiró.
Cinco horas después...
—¡Hola, Nueva York! —gritó Liam alzando sus manos al bajarse del avión.
Miré a mi alrededor y a lo lejos se veía el inmenso Empire State Building. La ciudad nevada era muy hermosa y apenas eran las 5 de la tarde aquí. Un gran guardaespaldas nos guió hasta una limusina y en menos de lo que esperábamos estábamos adentrándonos en los barrios de la ciudad en busca del hotel que Paul había reservado. Luego de aproximadamente unos 20 minutos bajamos frente al Sheraton ubicado en la gloriosa avenida Times Square con nuestras maletas a la rastra.
—Bienvenidos a Manhattan —sonrió la bellísima recepcionista.
Ahora sí puedo decir que vale pena estar aquí.
—Buenos días —dijo Simón—, tenemos una reservación a nombre de Cowell Simón.
La mujer chequeó su computador y asintió repetidas veces, nos entregó las tarjetas de nuestras habitaciones y un hombre bajito nos guió al segundo piso. Niall compartía habitación con Louis, Paul con Simón y yo junto a Liam.
—Estoy agotado —dije bostezando mientras Liam se echaba en la cama.
—Deberías dormir un rato, la fiesta es en unas horas —dijo el castaño mientras desembacaba—. Iré a ducharme.
Asentí a lo que dijo pero quería caminar y distraerme por un rato. La ruptura con Kendall hace unas horas me había afectado demasiado, y aunque nuestra relación últimamente sólo se basaba en sexo y celos, la echaba muy de menos.
Me encontraba en la avenida de la ciudad mirando todo lo que estaba a mi alcance y la verdad, la ciudad era muy hermosa con tantas luces y carteles que irradiaban luz. La gente parecía vivir apurada y los taxis iban más rápido que un avión.
Saqué mi móvil y le tomé una foto a la flameante bandera estadounidense que estaba en el tope máximo de la Torre de Times, me inclino hacia atrás para hacer una mejor toma pero algo me golpea la cabeza haciendo que caiga al piso.
—Puta madre —se escuchó gruñir y al abrir mis ojos me encuentro con un joven, quizá tenía mi edad quizá no. Lucía transpirado y vi que estaba acompañado de otro chico, ambos parecían estar molestos conmigo.
—La próxima vez fíjate por donde caminas —exclamó uno de los castaños.
—Lo siento —dije mirándolos mejor y ahí supe de quienes se trataban—, ser Harry Styles es agotador —sonreí con mi ego.
Nate McLaren y Taylor Green. Uno es la estrella del fútbol americano y el otro el nadador más reconocido del estado norteamericano, ¿qué como se tanto? Niall es fan de estos idiotas y sus estúpidas vidas ricas, pasó más tiempo con Niall que conmigo mismo, eso me convierte en un posible sabelotodo acerca de las vidas de los hijos de la élite newyorkina.
Green me golpeó el hombro al pasar y Nate me miró con cara de pocos amigos, segundos después habían desaparecido por completo.
Miré hacia atrás y la ciudad seguía tal cual, creo que por fin había tenido el placer de comenzar a conocer a está gente.
• Evangeline y Connor O'Marks
• Eleanor y Bass Taylor
• Caroline y Maximus Woodrick
• Theresa y Christian Stirling
• Rachel y Roger Miller
• Annabelle y Joe LaPierre
• Sophia y Travis McLaren
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