A veces, la vida se comporta como el viento: desordena y arrasa. A su paso todo peligra; hasta lo que tiene raíces.
Cuando la vida se comporta de ese modo, se nos ensucian los verdaderos ojos. A nuestro lado, pasan papeles escritos con una letra que creemos reconocer. El cielo se mueve mas rápido que las horas. Y lo peor es que nadie sabe si, alguna vez, regresara la calma.

Así pasó cuando Charlotte conoció a Harry. Se arriesgó a grandes cosas y aunque la mayoría habían sido inolvidables para ella, habían pasado 5 largos años viviendo en París donde le tocó sufrir más de lo que había imaginado.

Luego del cruel invierno y de pensar mucho, Charlotte decide volver a Nueva York con tan sólo un propósito. Recuperar lo que había perdido por culpa de Harry Styles. Alejarse de su familia, perder a sus amigos, comenzar una nueva vida del otro lado del mundo habían sido sólo tristes consecuencias de lo que ella misma había generado.

Ahora, con tan sólo 23 años, era una famosa arquitecta en Francia reconocida mundialmente y cómo siempre el dinero jamás se acabó en la vida de Charlotte. Vivía en la ciudad de la luz, con un gran trabajo y una vida de ensueño.

Por otro lado, One Direction había llegado a su fin. Cada uno de los chicos habían tomado sus respectivos caminos como solistas, ya no vivían juntos y pocos de ellos habían regresado a Nueva York luego de lo que había sucedido hace 5 años atrás.
Harry continuaba cantando y su álbum como solista logró ser número 1 en más de 50 países, algo que lo llenaba de emoción, sentía que aún seguía en la cima del mundo pero le faltaba algo y descifrar que podría llegar a ser le daba muchísimo miedo. Conciertos, giras mundiales, buenas canciones, mujeres, millones, fans; vivía el éxito adolescente sólo que de a uno.

Nueva York, la ciudad que nunca duerme, los unió como también los separó. Pero ninguno de los dos tuvo en cuenta que el universo consipiraría para que se volviesen a encontrar, en el mismo lugar donde todo había acabado; el Empire State Building.

Harry no había regresado a la ciudad nunca más y Charlotte había jurado jamás subir de nuevo a la gran torre newyorkina.

¿Pero qué pasará cuándo sus caminos vuelvan a cruzarse? Descubrirán más secretos de los que se imaginan y que su inmenso amor sigue intacto.

Así como las personas llegan, hay que dejarlas ir, pues no hay amor más grande que dejar ir a alguien cuando el viento se lo quiere llevar.

En la vida todo se compone de momentos; un momento cambia, un momento salva, un momento destruye y un momento es todo.