𝖨𝖨. 𝖤𝗆𝖻𝗋𝗂𝖺́𝗀𝖺𝗍𝖾, 𝖧𝖺𝗋𝗋𝗒
Narrador Omnisciente
—¿¡Qué hiciste qué?! —gritó Pierre a través de la pantalla de mi laptop rosa—. ¿Acaso estás demente?
—¡Lo sé! Diablos, ya lo sé —negó caminando rápidamente por toda la habitación—. ¡Ni siquiera pude pensarlo! No fue mi intención.
—¡Qué estúpida! Vous êtes un sacré gâté, pourquoi diable devrais-je supporter vos stupidités, je vous déteste —Pierre comenzó a decir barbaridades y rodó sus ojos.
—¡Hablo francés también! —gritó—. Ayúdame por favor, debes volar a Nueva York hoy mismo.
—¿Pero qué pretendes qué yo haga? Charlotte, no soy Antoine —negó—. Sé qué te sugerí alguien con quien acostarte pero jamás creí que le dirías a tu ex novio que tu compañero de trabajo parisino es tu nuevo novio.
Tiró sus cabellos frustrada. Era un gigantesco problema del cual no saldría fácilmente ya que Harry buscaría bajo cielo y tierra a Antoine y antes de qué lo localice ella debía personalmente decirle que tendría ir hasta allí y fingir ser su novio.
—Estoy metida en un gran lío —suspiró.
—A ver —bufó Pierre—, déjame a mi. Pásame la dirección de tu edificio en Nueva York.
—21 Upper East Side, 79th Street —dijo—. ¿Sabes que eres el mejor amigo que podría tener, verdad?
Pierre bufó nuevamente.
—Me debes mucho luego de esto. Adiós.
Suspiró luego de finalizar el Skype y Tiffany quien estaba recostada en su cama le miró con cara de estar en problemas.
—En qué te has metido... —musitó la castaña que Charlotte había extrañado tanto, giró su cabeza hacia ella y sonrió nerviosamente.
—Diablos —se lanzó a la cama junto a ella con mis manos en el rostro—. ¿Qué haré ahora?
—No lo sé Charlie —dijo su amiga encogiéndose de hombros—. Una parte de mi quiere patearte el trasero por mentirle a Harry, otra parte de mi quiere hacerte entender que ya tienes 23 años y deberías dejar de hacer estas estupideces —se quejó—, ya no estamos en la preparatoria, no somos unas niñas y deberías saber que tu nombre es muy conocido en Europa y además...
—Okay ya —bufó—. Sé que estuve mal, pero no puedo permitir que Harry vuelva a salirse con la suya. ¡Su novia es Sophia Gosling! La vida me odia —se quejó.
—Admite que aún lo amas y que en el fondo deseabas encontrarlo aquí con todas tus fuerzas —dijo corriendo sus ojos de la revista de chismes newyorkina para mirar a su mejor amiga.
—¡Claro que no, Tiffany! —negó—. ¡Mi historia con Harry ya se acabó! Lo detesto, y lo sabes.
Tiffany rodó sus ojos por quinta vez y volvió su vista a la revista mientras Charlotte acomodaba su ropa en el gigante placard de su vieja habitación tratando de sacar de su cabeza a alguien que evidentemente aún no salía de su corazón.
...
—Más rápido —gimió Sophia debajo de Harry, quien hacía todo lo posible para resistir por su peso y no caer rendido sobre el cuerpo de su novia.
—Mierda —gruñó cerrando los ojos y aceleró sus movimientos, pero rápidamente tuvo que abrirlos cuando otros ojos verdes se le vinieron a la mente.
Charlotte. No la podía recordar justo en este momento.
—Si... Harry —Sophia rasguñó su espalda y Harry bufó teniendo una lucha interna en su interior—. ¡Así!
Los dos acabaron en seguida y el de rulos cayó a su lado en la cama. Varios días sin sexo y cuando finalmente lo tenia no se sentía a gusto.
—Eres increíble, te amo —sonrió Sophia acariciando su pecho despacio justo cómo lo solía hacer Charlotte. Harry sonrió forzadamente
—Yo también te amo cielo —murmuró y al mismo tiempo se puso de pie—. Debo darme una ducha.
Sin respuesta de la rubia que ya se encontraba con su móvil en las manos se dirigió al baño para quedarse inmóvil frente al espejo. No lo podía asimilar bien, era la primera vez en cinco años que durante el sexo Harry recordaba a Charlotte, aunque no se la podía quitar de la mente mientras estaba con Sophia, era como si sus recuerdos no lo dejasen avanzar y eso lo cabreaba. De alguna forma, sentía que le había fallado a Charlie, porque estaba enamorado de ella pero simplemente le había fallado a los sentimientos de su corazón porque él y Charlotte ya no eran nada y ella podía hacer lo que quiera con su vida, mejor dicho, lo estaba haciendo.
Un sentimiento de ira llegó a Harry cuando asimiló que tal vez ese tal Antoine podría ver desnuda a la persona que él amó tanto.
Salió de la ducha y volvió enseguida al cuarto envuelto en su toalla color negro donde había una nota sobre la cama que decía 'Bajé a la piscina, te espero en Per Se a las 10:30' y claramente era de su novia.
Louis se encontraba recostado en la cama dónde minutos antes Harry había estado con Sophia. Se acercó a él y le dio un leve golpecito en el hombro.
—¿Te has acostado con Sophia? —así de directa fue la pregunta de su mejor amigo.
Harry miró hacia otro lado dejando en evidencia su respuesta.
—Si —miró a su amigo y sacudió sus rulos mojados—. ¿Qué hay de malo en eso? Es mi novia y podemos hacer lo que se nos dé la gana.
—Es tú novia pero estás enamorado de otra persona que aún sufre por ti —soltó— y eres tan tonto que aún pudiendo solucionar las cosas decides empeorarlo.
Harry pensó que en algún momento está conversación iba a llegar.
—No sabes nada sobre Charlotte. Ella vive de puta madre cuando yo soy el único que sufre en casa —el enojo de Louis aumentaba cada vez que Harry decía una estupidez—. ¿Ahora soy yo el culpable?
—Ella no vive de puta madre Harry, ella aparenta vivir así porque ha visto cómo has rehecho tu vida —explicó y se levantó de la cama para salir caminado por el pasillo.
Harry se quedó pensando unos minutos y luego se alistó para cenar junto a Sophia en Per Se, un restaurante con vista a el círculo de Columbus.
Se vistió muy elegante y decidió tomar prestado el Mustang de Jeremy mientras él se encontraba en una reunión de trabajo, condujo por las avenidas hasta llegar al bellísimo lugar y aparcó su auto en un estacionamiento privado, tomó el elevador hasta el último piso del lugar y se sentó en la mesa más alejada frente al ventanal que le permitía ver todo el Central Park iluminado.
Pidió una botella de vino blanco que su padre solía abrir en Navidad y esperó por su novia un buen rato. Esperó y esperó. Habían pasado más de 30 minutos y Sophia seguía sin aparecer, Harry miraba su Instagram, Twitter y luego volvía a WhatsApp para mirar la última conexión de Charlotte en vez de mirar la de su propia novia.
Se echó hacia atrás en la silla y de repente su celular vibró, agradecido lo tomó con ambas manos y miró el mensaje de Sophia.
"Te esperó a dormir amor, Romee ha llegado a casa y no he podido decirle que no, te amo y lo lamento♥️"
Bufó y alzó su brazo para ordenar la cuenta. Una vez más Sophia lo dejaba plantado, puso sus manos en los bolsillos de su jean negro y se echó a caminar por el parque cruzando hacia Upper East Side. La brisa de verano lo ponía de buen humor aunque Sophia había logrado cabrearlo, con sus audífonos conectados reprodució One Life de su gran amigo Justin Bieber y a pesar de ser más de la medianoche en Nueva York continuó caminando por los iluminadas senderos del parque.
Paró en seco y luego de unos minutos tomó el auto para poder volver al Penthouse pero se vio interrumpido gracias a un mensaje de Zayn.
"Club 21. ¡Vente!"
Harry aceleró el coche lo más que pudo y al cabo de conducir unos minutos estacionó frente al lugar, se bajó quitándose las gafas RayBan e ingresó al bar mientras un guardia de seguridad lo invitaba a pasar. Se sorprendió al llegar al balcón VIP y ver a todos sus amigos reunidos en Nueva York. Tan sólo parecía que los viejos tiempos habían vuelto y qué los años jamás habían pasado.
Niall, Louis, Zayn, Liam, Ed, Justin, Stella, Candice, Ariana, Miley, Shawn e incluso Alfredo quien jamás salía de fiesta estaba allí.
—Miren lo que trajo el viento —sonrió Zayn elevando su copa.
—Como en los viejos tipos hermano —Liam chocó su copa con la del morocho y sonrieron felices.
Niall se acercó a él e inmediatamente le ofreció una cerveza. Aceptó gustoso y miró por el balcón vip hacia la pista que se encontraba en el primer piso, todos bailaban como locos.
El ambiente estaba genial y él de veras necesitaba despejarse, olvidar el desplante de Sophia y lo mucho que pensaba en Charlotte estos últimos dos días en la ciudad pero de repente toda su tranquilidad se vio interrumpida cuando por las escaleras del gran balcón ingresaron Tiffany y Charlotte riendo.
Louis sonrió junto a los demás y Harry quiso desaparecer en ese instante. Sintió su respiración agitarse y bebió su cerveza a fondo.
Ambas chicas comenzaron a saludar a todos en la ronda con un beso en la mejilla y cuando finalmente Harry tuvo de frente a su ex novia no supo cómo reaccionar, por el simple hecho de que era la primera vez que se encontraban casualmente luego de haber roto, sin contar la aburrida cena que tuvieron que presenciar. Harry besó la mejilla de Charlotte con delicadeza y se miraron unos segundos sin importar que todos en el lugar estuviesen mirando.
Charlotte suspiró con pesadez y volvió su vista a Harry quien se encontraba mirándola de arriba a abajo un poco mareado Gracias a los tragos intensos que había tomado al verla bajar las escaleras.
—Salgamos de aquí —le suplicó Harry a su mejor amiga quien lo miraba con tristeza. Miley lo tomó de un brazo y al verlo tambalear lo sacó del balcón llevándolo a la terraza.
—Debes dejar de beber —suspiró—. ¿Dónde carajos está Sophia?
—No lo sé, Cyrus —se quejó Harry casi gritando logrando hacer que todas las personas que se encontraban platicando al aire libre salieran asustadas gracias al increíble olor a alcohol de el castaño—. Tráeme a Charlie, por favor.
—Dios Harry, estás muy embriagado. Tú y Charlotte rompieron hace 5 años —dijo Miley exhausta.
—¿Qué son esos gritos? —la voz quejosa de Zayn apareció tras ambos castaños, Miley señaló a Harry quien no podía estar de pie por cuenta propia y su amigo negó.
—Quiero a Charlotte —exclamó Harry.
—Shhhh, ya cállate que alguien podría escuchar —bufó Zayn—. Gracias Miley, yo me encargo.
Ella se encogió de hombros y Zayn se puso de cuclillas para poder ver bien a su alcoholizado amigo.
—Te llevaré a casa, ¿si?
Harry no contestó. Zayn lo tomó entre sus brazos hasta llegar a la puerta de salida de emergencia dónde casualmente Charlotte estaba tomando su cuarto o quinto vaso de whisky, simplemente no lo recordaba.
—¿Podrías dejar de verme como si llevase en mis manos al mismísimo fantasma de Cantervielle y ayudarme? —dijo Zayn siendo arrogante y Charlotte sonrió hacia abajo.
—¡No! No me toquen —negó Harry mientras oía que Woman comenzaba a sonar en el lugar.
—¿Tanto ha bebido? —preguntó Charlie mirándolo.
—Lo suficiente para recordarte. No ha dejado de decir tu nombre en toda la noche y me pidió que lo lleve contigo. ¿Qué hechizo le has hecho, O'Marks? —sonrió Zayn y soltó a Harry quien como pudo se mantuvo de pie viendo directo a los ojos a Charlotte.
—Que Dios los ayude —alzó su mano desde lejos mientras se alejaba y Charlotte negó.
—Ven aquí —tomó a Harry de los brazos y escondiéndose de las cámaras logró salir del recinto dirigiéndose hasta el estacionamiento donde había aparcado su BMW convertible.
Abrió la puerta del acompañante y ubicó al rizado como pudo quien sólo se quejaba o suplicaba por agua fresca. Una vez conduciendo pensó en donde ir y fue fácil ya que su madre pasaría la noche en casa de Jeremy.
Aparcó frente al edificio y nuevamente luchó contra el peso de Harry hasta el elevador, tocó el botón que decía PH y en cuestión de segundos se encontraba en su casa.
—¿Donde estamos? —dijo Harry somnoliento.
—En mi casa —susurró Charlie tratando de recostarlo en su cómoda cama—. Ahora, duérmete... estás completamente ebrio.
Se dio la vuelta pero fue impedida por la mano de Harry en su muñeca.
—Gracias, Charlotte —susurró—. Lo lamento, no quiero traerte problemas con tu novio.
—No te preocupes, Harry —negó—. Sólo duerme y no pienses en eso, llamaré a Sophia para que venga por ti mañana por la mañana.
—No —negó—. Por favor, no le digas nada.
Charlie asintió y apagó la luz de su habitación, estuvo unos minutos parada tras la puerta tratando de asimilar que Harry Styles estaba durmiendo en su cama a tan sólo centímetros de ella. Su primer impulso habría sido correr a dormir junto a él pero tomó el picaporte de la habitación de huéspedes y sin más pretextos se metió a la cama con un lío de preguntas en su cabeza.
¿Por qué era tan buena con la persona qué había roto su corazón?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top