𝖨. 𝖤𝗆𝗉𝗂𝗋𝖾 𝖲𝗍𝖺𝗍𝖾 𝖡𝗎𝗂𝗅𝖽𝗂𝗇𝗀

Narrador Omnisciente

Charlotte cruzó la puerta del aeropuerto arrastrando un carrito que cargaba sus 5 maletas Luis Vuitton y frenó en el medio de la multitud de personas que se encontraban esa mañana en el John Fisheral Kennedy. Se puso de puntitas y trató de mirar más allá de su estatura, pero todo esfuerzo fue en vano porque terminó sacando su móvil, llamó y nadie respondió, entonces se mantuvo recorriendo la atascada salida del aeropuerto por quince minutos hasta que decidió llamar un Ubber.

Luego de atravesar la ciudad, el automóvil aparcó frente a un edificio ubicado en Upper East Side cuando la salida del sol estaba en su punto culmine, y el amable chofer ayudó con sus maletas hasta la puerta de la entrada.

Smithers, el portero del edificio, se levantó de su asiento de inmediato cuando la vio ingresar y muy cordialmente le ayudó a meter las maletas dentro del elevador. Ella se lo agradeció y presionó el botón que decía PH, había echado de menos las iniciales de su Penthouse. El elevador subió más de 25 pisos y luego se oyó una campanita para que las puertas se abrieran.

Charlie sacó únicamente su cabeza e inspeccionó la entrada vacía, seguidamente se encargó de sus maletas y cuando finalmente logró meter la última Louis Vuitton al penthouse, dos caniches blancos empezaron a ladrarle como la intrusa que era. Sasha y Rico decían las respectivas placas en sus pechos. Charlotte estornudó.

—¡La hija pródiga ha vuelto! —dijo Susan con delantal de cocina que decía 'Best Cooker' mientras secaba sus manos con un trapo—. ¡Señora Evangeline! Charlotte ha llegado.

Susan abrazó y besó a Charlie en la frente, también soltó lágrimas que prometió no soltar y de pronto llegó su madre, quien la abrazó tan eufóricamente que hasta reían de felicidad. Había pasado mucho tiempo.

—¡Hacías falta aquí! —la voz inconfundible de Evangeline llegó a los oídos de Charlie quien se sorprendió al ver a un sujeto detrás de ella, era algo y rubio y
a su lado había dos chicos, posiblemente un poco menores que Charlotte.

—¡Te extrañé tanto mamá! —no podía parar de sonreír y al separarse miró a las demás personas que estaban en la sala—, hola, soy Charlotte, un gusto conocerlos.

—Qué gusto Charlotte, por fin puedo conocerte en persona. Tu madre ha hablado sólo maravillas de ti —sonrió—. Soy Jeremy Gosling, pero puedes decirme Gos y ellos son Juliet y...

El joven rubio se adelantó y tomó la mano de Charlotte para saludar.

—Soy Luke —sonrió—, es un honor conocerte Charlotte.

Ella alzó una ceja y sonrió nerviosamente.

—Gracias, el gusto es mío, para ti también Juliet —la chica sonrió educadamente mientras Susan irrumpió la situación.

—¡La comida está servida!

Jeremy hizo un gesto de felicidad y al igual que sus hijos se ubicó en la mesa frente a Charlotte quién se sentía increíblemente incómoda ante esta situación ya que no tenía idea de que ellos estarían presentes en su hogar.

—¿Qué tal el vuelo, cielo? —preguntó su madre llevándose un bocado de salmón rosado a la boca.

—Excelente por suerte, he dormido mucho —rió.

—¿Qué tal la empresa, Charlie? —preguntó Jeremy cortando una rodaja de pan.

—Muy bien, gracias por preguntar. He pasado noches enteras trabajando, sólo espero que todo salga bien... ¿Tú a qué te dedicas Jeremy?

—Soy manager de algunas estrellas como Katy Perry, Justin Timberlake, los Jonas Brothers... y muchos más —explicó—. Es muy divertido trabajar con estrellas, como te imaginarás.

—¡Eso es increíble! —sonrió Charlotte—. Debes vivir corriendo de aquí para allá.

—Así es —dijo terminando de tragar su bocadillo—. Es un trabajo muy atareado pero aprendes demasiado de las personas con las que trabajas.

Charlie asintió.

—Ya quisiera ser tú —sonrió.

—Hoy debo asistir a una cena muy importante en el Observatorio del Empire State junto a muchas estrellas y managers, ¿quisieran acompañarme? —preguntó Jeremy a las mujeres O'Marks. Evangeline asintió de inmediato.

—¡Claro que si! —sonrió Charlie—. Sería un placer.

Todos en la mesa sonrieron a gusto mientras ella pensaba qué tal vez no había sido mala idea volver a Nueva York, ésta vez, sabiendo que Harry Styles estaba muy lejos de su vida.

Mientras tanto en el centro de Manhattan...

Harry POV'S.

Cierro tras mi la puerta con el pie, me quito los audífonos, subo las escaleras despacio y lanzo un bufido al saber que estoy solo en el Penthouse y giro hasta la puerta del baño. Amaba pasar tiempo con Sophia pero cuando no se encontraba junto a mi sentía un alivio, un descanso de sus chillidos me venían muy bien.

20 minutos después de la relajante ducha y sentirme fresco, con una toalla alrededor de mi cintura revolviendo mis rizos cortos mojados caminé hasta el closet quedándome pensando que diablos se usa en una cena como la que asistiría. Al final opté por un traje color negro y unos zapatos del mismo color.

Una vez vestido, cerrando el botón de mi saco, camino hacia el espejo, tomé el perfume Giorgio Armani y después me despeiné para estar con mi propio estilo. El ruido de tacones se hacía más fuerte cuando Sophia se aceraba a la habitación y cuando finalmente me vio, sonrió.

—¡Tú traje combina con mi vestido! —exclamó girando para que la viese—. Nos vemos increíble juntos, bebé —dijo mirándonos al espejo.

—Pues si... —suspiré mirándola mejor. Llevaba un vestido color gris con sus brazos cubiertos de flores. Se veía bien, debía admitirlo.

—Ya vámonos —dijo Louis apareciendo tras la puerta—, la limusina espera abajo.

El chófer condujo por las calles de la ciudad hasta que estacionó frente al imponente Empire State Building. Ni bien puse mis pies fuera del coche los gritos y flashes comenzaron a cegarme, Sophia tomó mi mano sonriendo y saludando para ambos lados mientras que muchas de las fans gritaban mi nombre y el de Louis, quien iba detrás nuestro con cara de 'quisiera morir', saludé a un par de chicas, me tomé fotos con ellas y firmé algunos autógrafos mientras el guardia de seguridad nos enviaba dentro de la torre tan lujosa. A medida que iba ingresando miles de recuerdo se pasaban por mi mente, pero negué lentamente tratando de no recordar.

—¿Amor, estás bien? —preguntó Sophia mirándome.

—Perfecto, cielo —asentí y ella besó cortamente mis labios, nos separamos cuando el elevador llegó al último piso y una brisa de aire fresco nos inundó el rostro.

—Por aquí por favor —una mujer mayor nos guió hasta una gran sala muy elegante con muchas mesas, gigantescos candelabros que caían del techo y un piano al final de la habitación. Estaba repleto de conocidos y de muchísima gente de la industria musical.

—¡Santo Dios! —chilló Sophia—. Esto es hermoso... ¡Iré a saludar a Jennifer López!

—Por fin se ha ido —se quejó Louis mientras se servía una copa de ponche—. Esto será tan aburrido, aún no sé porque acepté a venir a Nueva York contigo.

—Ya cállate, debías venir de todas formas... Vé, allí está la rubia teñida...

Louis se giró e inmediatamente se fundió en un abrazo con Niall quien se veía completamente bronceado gracias a sus soñadas vacaciones en Cancún y detrás de él venía Sienna. ¿Recuerdan a Sienna Miller? Bueno, pues, es la novia de Niall y hace 2 años atrás, él voló hasta Dubai donde ella decidió vivir, solamente para declararle su amor. Romántico, ¿no?, pues ahora viven juntos aquí en Nueva York.

—¡Hermano! —exclamó él.

—¡Pequeña Miller! —sonreí y la abracé.

—Los he echado de menos demasiado —admitió la rubia sonriendo.

—Este whisky sabe cómo la mierda... —los inconfundibles quejidos de Zayn venían acompañados de Liam quien se acomodaba su corbata azul—, y los sándwiches están rancios.

—Finalmente —suspiró Niall—. Mis días no eran lo mismo sin mis cuatro idiotas —sonrió abrazándonos a todos.

—Lo mismo opino —agregó Zayn—. ¡Brindo por ustedes! —e iba a alzar su copa pero una voz familiar lo interrumpió.

—¡Hola chicos! —chilló mi novia sonriéndole a mis mejores amigos quienes le dedicaron una sonrisa falsa y volvieron su vista a mi—, ¡Qué bueno verte, Sienna! Te ves radiante.

—Gracias Sophia —dijo ella y la miró mejor—, igual tú.

Ella sonrió nuevamente y volvió a desaparecer entre la gente a medida que iban ingresando varias estrellas del pop.

—La detesto —musitó Zayn—. ¿No había alguien mejor, Harry?

Encogí mis hombros y oí cómo sonaba Michael Bublé de fondo, decidí coger un asiento junto a mis amigos y tomar un par de copas de champán rosa mientras veía cómo todos bailaban y platicaban a mi alrededor.

Luego de una hora, vi cómo Jeremy se acercaba a mi lentamente y agradecí que no se encontrase junto a Sophia. Él saludó educadamente a los chicos y Sienna y me apartó.

—¿Cómo estás? —preguntó.

—Bueno. La última vez que asistí a esta aburrida fiesta fue en 2015 cuando era parte de One Direction —señalé a mis amigos—. Y ahora estoy aquí, sentado, sobrio y realmente tengo sueño. Me siento de 43 años, aproximadamente.

—Vamos muchacho... —rió sonriéndole a distintas personas que caminaban cerca de nosotros—. Vé a relajarte fuera, toma aire y luego regresa. Será una gran noche.

Palmeó mi espalda y mientras caminaba con una copa en mi mano vi a Sophia bailar junto a Austin Mahone pero no me interesó en lo más mínimo. Solo quería salir de aquí.

Apoyé todo mi cuerpo en el barandal de hierro y miré a lo lejos. La ciudad estaba llena de luces y de autos que atravesaban por las gigantescas avenidas, desde Park Avenue hasta Wall Street, se veía todo desde aquí.
Cerré mis ojos por unos segundos e inhalé profundo, había olvidado lo que se sentía estar en lo más alto de Nueva York.

Volví a abrir mis ojos lentamente y giré la vista esta vez encontrándome totalmente confundido. Su pelo ahora estaba corto hasta los hombros y lucía un increíble vestido color rojo, se veía increíblemente bien.

Era casi imposible, tenia enfrente a la chica que no había dejado de querer durante estos años, a quien era dueña de mis lágrimas nocturnas y mis largas noches de desvelo.

Charlotte se encontraba de pie a tan sólo unos 8 metros de mi cuerpo, estaba de perfil y pude ver cómo una sonrisa se formaba en su rostro a medida que platicaba con alguien más y ese alguien eran Tiffany. No puede ser. Tengo que estar en un mal sueño. Ella está aquí, en Nueva York.

—¡Amor! —exclamó Sophia e inmediatamente me escabullí de Charlotte o los gritos de mi novia harían que ella se diese vuelta a ver.

—Cielo —sonreí nerviosamente y acaricié su cuello.

—¿Qué haces aquí solo? —preguntó.

—Decidí tomar un poco de aire pero ahora tengo frío, ¿por qué no mejor entramos? —pregunté.

—¡Claro, cariño! Pero antes... papá quiere presentarte a alguien muy especial para él que seguramente veremos mucho de ahora en adelante...

—De acuerdo amor —accedí al ver que había tomado mi mano guiándome hacia adentro del salón y suspiré aliviado.

Charlotte POV'S.

—¡Era muy gracioso verla dar sus primeros pasos! —sonrió Jeremy refiriéndose a su hija mayor, quien conocería en unos minutos. De veras estaba muy ansiosa, Juliet era muy amable al igual que Luke, con quien había bailado toda la noche riéndome de los ancianos que había en la fiesta. De seguro, Sophia era una gran chica—. Me da tristeza saber que ya es toda una mujer... ¡Mírenla, allí viene!

Una joven rubia muy alta y con unas bellísimas piernas venía caminando con una gran sonrisa a nosotros, y por alguna razón creí haberla visto antes pero su voz me sacó de mis pensamientos ni bien habló.

—¡Por fin las conozco! —sonrió—. Señora Evangeline, es un placer. Charlotte, encantada de conocerte también.

Mi madre besó su mejilla al igual que yo.

—El gusto es nuestro —sonreí amablemente.

—Un placer Sophia —dijo mamá de la misma forma.

—Por fin se conocen —suspiró Jeremy—. Oh pero, pues que nos faltaba alguien. ¡Ven aquí muchacho!

Justo caminando detrás de Jeremy, lo vi. Sus inconfundibles rulos inundaron mi vista al igual que sus hoyuelos. Me tensé inmediatamente al verlo y mi madre sólo susurró que esto debía ser una broma de mal gusto.

Sophia le sonrió, besó sus labios cortamente y creo que nunca había sentido como el corazón se me estrujaba lentamente hasta este momento.

—El es Harry, mi novio —le señaló la joven rubia que años atrás había cerrado la puerta de la casa en Londres frente a mis narices.

Él sonrió nervioso y me miró directo a los ojos. Sentía como los míos comenzaban a llenarse de agua y desvié mi vista hacia el suelo totalmente confundida. Esto no podía ser real. Jeremy era el futuro esposo de mi madre, el padre de Sophia, y Sophia era la actual novia de mi ex novio.

—Charlie —murmuró el mirándome fijamente. Había extrañado esos ojos. Su voz fue como una melodía para mi, aunque una triste para ser honesta. Hace cinco años que no escuchaba su ronca voz y al hacerlo de nuevo algo se movió en mi.

—Harry —dije de la misma forma.

—¿Se conocen? —preguntó Sophia mirándonos a ambos al ver que nuestras miradas seguían conectadas.

Harry asintió levemente con la cabeza sin quitar la mirada. Al girar mis ojos vi como todos veían la escena confundidos. Liam, Louis, Niall, Zayn, Tiff, Juliet, Luke e incluso Sienna estaban presentes en la sala viendo tal grande confusión.

—¡Pues qué alegría! —sonrió abrazándonos a ambos—. Estoy segura de que pasaremos mucho tiempo juntos y pronto saldremos de fiesta también.

Asentí nuevamente sonriendo y hablé luego de unos minutos.

—Si me disculpan, iré al tocador —dije y todos asintieron.

—¡Si! Y yo por un poco de whisky. ¿Quién desea whisky? —animó Harry y todos exclamaron que si, noté cómo se daba la vuelta y caminé rápidamente hasta afuera. Me incliné en el barandal buscando aire y miré un punto fijo por unos segundos totalmente desconcertada—. Charlotte...

—Harry. Vete por favor —supliqué a punto de llorar.

—No tenía idea de que... bueno. Ya sabes —balbuceó—. De veras, Sophia no había mencionado semejante cosa y sinceramente no sabía que tú... estabas aquí en la ciudad, sola.

—¿Sola? —pregunté indignada—. Este es mi hogar, siempre volveré a Nueva York.

—¡Si joder! Lo sé, pero es que tuve en mente que seguías en Paris y no tenía en mis planes verte esta noche además de creer qué estabas con tú novio también.

—Él se ha quedado en Paris —mentí y Harry abrió sus ojos.

—¿Estás en pareja, Charlotte? —preguntó.

—Si, Harry. Debo irme, fue bueno verte. Adiós...

—Aguarda, no me has dicho su nombre —sonrió divertido—. Adoraría conocerle.

Mordí mi labio.

—Antoine —dije—. Antoine Geromê.

Me di la vuelta rápidamente y caminé lejos de su vista. Dios iba a castigarme mucho por esto y Pierre me amaría.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top