𝐀𝐋 𝐁𝐎𝐑𝐃𝐄 𝐃𝐄𝐋 𝐂𝐎𝐋𝐀𝐏𝐒𝐎. || 11
Me fui del colegio con un nudo en el pecho. Descubrí que estoy enamorada de Kisugi, pero Gumi también, y si se entera, podría perder su amistad, ¡y no quiero eso!.
Tal vez debería tomar una ducha apenas llegue a casa para relajarme.
Lo que no sabía, era que mi universo se derrumbaría aún más apenas cruzara la puerta, y así fue:
Abrí la puerta y me encontré con mamá llorando y a papá con una botella de whisky en la mano, mirando a mamá con preocupación.
—Amm, mamá, papá, ¿qué sucede?— pregunté con timidez, disimulando las ganas de llorar.
—Cariño, no queríamos decírtelo justo ahora, pero...
—Tu madre y yo...
Lo miré atentamente a los ojos, esperando a que no dijera algo que me destrozara el corazón.
—Estamos pensando seriamente en separarnos.
Y listo, ¿qué les dije? Mi alma y mi corazón hechos pedazos.
No pude contener el llanto, y dejé salir todo. Mis padres me abrazaron e intentaron consolarme.
—No es que lo hagamos enserio, cariño, es una posibilidad, pero son cosas de grandes. Estoy sin trabajo y necesito conseguir uno nuevo lo antes posible, o nos será imposible pagar las cuentas que siguen llegando, ¿entiendes?
—No, no entiendo. ¿Enserio se quieren separar? ¿Después de la muerte de mi mejor amiga, de mi violación, de verdad quieren agregarme un peso más encima?— y volví a romper en llanto al recordar las dos primeras cosas.
Mis padres se miraron entre sí, y luego volvieron a mirarme.
—Está bien, cariño. Vamos a intentar arreglar las cosas, por ti. No queremos arruinarte la vida, pero son riesgos que se toman para tener una mejor situación. Quiero que tú y tu madre salgan de la pobreza— acarició mi cabeza.
—Sí, pero... no quiero que se separen...
—No lo haremos. Si todo sale bien, prometemos no hacerlo. Quiero que seas una niña muy feliz, y que disfrutes de cada etapa de tu vida, y para eso necesitas estar sana tanto física como mentalmente— dijo mi mamá arrimándome con el brazo contra su pecho.
—Está bien, mamá— me sorbí los mocos y me limpié las lágrimas con el antebrazo.
Subí al baño a darme una ducha. Fue un momento muy triste y estresante. No me imagino a mis padres separados...
¡No, eso no puede pasar!
Es que es un tema muy complicado: elegir con quién quedarme, a dónde voy a ir... De tan sólo pensar en dejar a Kisugi, Ohana y Gumi me dan ganas de romper todo. Son mis únicos amigos.
Bah, en realidad también me hice amiga de Taki e Izawa. Nos hemos juntado para estudiar junto con Kisugi para darme ayuda y poder tener buenas notas en la entrega del carné, que queda una semana.
El fin, el punto es que si mis padres se separan, tendría que cambiar mi estilo de vida. Enserio deseo con todo el corazón que la relación de ellos funcione en estos días, o sino... chau. Además, hay algo que me lacera el alma: al separarse, sentiría como si algo se muriera. Ese algo que nos trajo la vida a mí y a Hatsune se rompería, y pensar en eso hace que se me clave la angustia como un aguijón.
Me meto a la ducha, y el agua caliente cae encima de mí como una cascada. Relajo los músculos tensos del cuello, y me paso la esponja por todo el cuerpo. Al hacer eso, de alguna forma siento que Kisugi masajea toda mi anatomía con mesura. Antes de darme cuenta, mis mejillas comenzaron a arder. Sentí un cosquilleo inmenso recorrer mi cuerpo, y se me pone la piel de gallina. Realmente amo a este niño...
La ducha fue muy relajante. Pude neutralizar la tristeza y el estrés. Me vestí y me acosté en la cama a tomar una siesta.
Fueron un sábado y un domingo supertristes. Entonces un pensamiento me hizo sonreír: podré ver a Kisugi y Gumi mañana, en la clase, y contarles cada cosa que sucedió, desahogarme.
Tengo ganas de chatear con Gumi un rato (hablé con Kisugi hace una hora y ahora voy a hablar con Gumi). La llamo y nada. Un SMS y nada. Un Whatsapp y nada. Tal vez ya esté dormida.
Al menos podré hablar con ella mañana.
Eso pensaba yo. Ilusa de mí.
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