XVII. 𝐌𝐈𝐒𝐈𝐎́𝐍 𝐃𝐄 𝐑𝐄𝐒𝐂𝐀𝐓𝐄

─¡Nitta!─ sus amigos se acercan a él y se agacharon a su altura.

─Nitta, perdón por no vigilarla. Hubiéramos evitado que se la llevaran─ se disculpa Kishida.

─Voy a llamar a Gakuto urgentemente─ Noriko corre adentro para marcarle al policía.

─Tenemos que ir por ella inmediatamente─ dice Nakayama.

─¿Deberíamos decirle a sus padres?─ pregunta Nishio.

─No─ le responde Hyuga─. No vamos a preocuparlos en vano. Iremos por ella y le romperemos la cara a esas infelices, ¡o dejo de llamarme Kojiro Hyuga!─ cierra el puño, con expresión fulminante.

Kishida, Nakayama y Nishio tragaron saliva por esa cara. Hyuga enojado da mucho miedo.

─¡Ese es mi tigre!─ Yoshiko le da un abrazo.

─Pssh, sí, yo les rompo la cara.

─Tampoco te confíes, tonto. Esas chicas tienen armas, y nosotros ni siquiera sabemos pelear─ le dice Urabe.

─Tú eres el tonto por desconfiar de Kojiro Hyuga. Lleven armas si quieren, por si acaso, pero yo voy a acabar con esto con los puños. No pienso dejar que ninguna asesina loca se burle de mí. Se llevaron a Kumiko bajo mis narices, pero la voy a recuperar, y desearán no haberse reído de mí.

─Hyuga siempre cumple lo que promete, se los juro─ les dice Yoshiko a los chicos─. Kumi estará bien.

─Ustedes no se van a mover de aquí─ les habla Kentaro, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

─Papá, ¡¿tú quieres que la maten?!

─No quiero que la maten a ella y a ustedes. Déjenselo todo a Gakuto. Él se hará cargo. Ustedes son muy pequeños para meterse en asuntos como estos. No interfieran...

─No─ dice Nitta, finalmente levantándose del suelo. Les está dando la espalda y está cabizbajo, con el cabello cubriendo sus ojos─. YO iré por MI novia. Le prometí que la protegería de todos los peligros del mundo.

─Pero Nitta...

─Mire, señor Ichinose, si su esposa o su hija fueran secuestradas, ¿usted preferiría dejárselo en manos de la policía, o hacerse cargo usted?

─... Nitta, si fuera capaz de hacerlo, me encargaría yo, pero no puedo contra unos asesinos. La policía tiene mejor experiencia...

─Pues esa policía no puede detener a los vándalos que están aterrorizando Shizuoka─ le dice Kokoro─. Por más que le cueste la vida, uno tiene que hacer las cosas por sí mismo. Sólo así podrás trascender en el mundo. Como dice el dicho: "Si quieres que algo salga bien, tienes que hacerlo por ti mismo".

─En parte estoy de acuerdo contigo, niña, pero también es bueno pedir ayuda, y más en estos casos donde una niña fue secuestrada.

─No vamos a hacernos a un lado, señor Ichinose─ los siete chicos lo miraron seriamente.

─Gakuto se hará cargo, niños. No se preocupen─ anuncia Noriko.

─Está bien.

Todos vuelven a entrar a la casa. Pero Nitta no se va a quedar de brazos cruzados. 

Se encerró en el baño y marcó el número de Kumiko, para ver si respondía o no.

Unos cuantos segundos de silencio.

─Seguramente le quitaron el celular, tal y como pen...

─Hola, Shun Nitta.

No es la voz de Kumiko.

─¿Q-quién eres y qué le hiciste a mi Kumi?─ dice en un tono enojado.

─No te preocupes, la rosita está con nosotras...

─¡Nitta! ¡Sálvame, por favor!─ se escuchan los gritos de Kumiko.

─Ne-nena... ¡KUMI, YA VOY POR TI!

─Jojo, no creo que puedas, Nitta. Estamos aquí, en Tokio, pero en una ciudad tan grande y llena de gente, ¿crees que nos encontrarás?

─Cuando me veas, desearás no haber dicho esas palabras, zorra sucia.

─Jajaja, ay, qué duras palabras, pero la zorra sucia no soy yo, es esta niña que cree que la vida es puro arco iris. Le enseñaremos que la vida no tiene color.

─¡¿Cómo mierda sabes eso si ni la conoces?! ¡¿O sí?!

─No, pero Ai sí...

Lo sabía. Esas chicas conocieron a Ai y ella les "dio la orden" de asesinar a Kumiko.

─Escucha, no tienes por qué hacer esto. Nosotros estuvimos con Ai antes de que muriera, y sus últimas palabras, dicho de forma simple, fueron que se arrepintió de todo, y que aceptó que Kumi y yo fuéramos pareja. Ya no tienes que cumplir esa venganza...

─¿Y espera a que crea en tus palabras?

─¡Es la verdad!

─Ella nos mostró su diario íntimo, en el que escribió en mayúscula: "VOY A MATARTE, KUMIKO SAKAGAMI". Cometió tres asesinatos más, ¿crees que enserio se iba a arrepentir de todo lo que hizo?

─¡Estaba muriendo, no le quedaba opción!

─Suficiente de esta conversación absurda sin sentido. Vamos a darles cuarenta minutos para que intenten encontrarnos, y si no lo logran... Adiós Kumiko Sakagami. 

─¡Oye, al menos danos una pista!

─Bien. La pista que te voy a dar... es que estamos en el barrio más peligroso de Tokio, pero demás tienes que buscarnos tú. Suerte con eso, pero te advierto que sus días están contados. Si intentan venir aquí, lo lamentarán.

─¡Espe...!─ cuelgan el teléfono─El barrio más peligroso de Tokio...─ inmediatamente sale del baño para dirigirse a la cocina, donde estaban los demás.

─Nitta, ¿por qué la prisa?

─Yoshiko, ¿cuál es el barrio más peligroso de Tokio?

─¿El más peligroso...?

─Es Kabukicho─ responde Kentaro─. Gakuto ha intentado entrar a una zona poco habitada de ese lugar, para atrapar al que ha aumentado la delincuencia en Tokio en las últimas semanas, pero dice que es imposible, por ahora. 

─Nitta, deben estar ahí. Si van a matar a alguien, obviamente tienen que ir a un lugar donde no haya personas cerca para que no escuchen los gritos─ le dice Urabe.

─Buen punto. Al fin usas la cabeza para algo─ habla Kishida.

─¡Cállate! ¡No es momento de recalcarme que tengo un cerebro pequeño!

─Urabe, yo creo que eres muy inteligente. Me salvaste de papá...─ piensa Kokoro con orgullo.

─Entonces le diré a Gakuto que vaya para allá─ Noriko va al living a hablar con Gakuto.

─Buen trabajo, chicos. Deberían trabajar como detectives─ les dice Kentaro como un halago. 

─Jeje, mis amigos son unos genios, papá. 

─Ahora vayan a la habitación de Yoshiko. Gakuto traerá a Kumiko en poco tiempo.

Ellos hicieron caso, pero no van a quedarse sin hacer nada.

─Yoshiko, ¿puedes buscar en Google como se llama esa zona poco habitada?─ le pregunta Nishio.

─Esperen. Ya me fijo─ busca en su celular. Unos segundos después logra encontrar el lugar─. ¡Eureka! El lugar se llama Shasa, y está en las afueras de Kabukicho.

─¿Podremos llegar allá en cuarenta minutos?

─Ahora en tres minutos sale un tren bala de la estación. Deberíamos llegar con tiempo de sobra.

─¿Qué estamos esperando? ¡Andando!─ exclama Nakayama.

─Esperen. Necesitamos armas.

─¡¿Quién tiene una puta arma?!

─Yo tengo armas─ dice la castaña.

─¿Qué?

─Las tenemos en el sótano en situación de robo. Kojiro, acompáñame a buscarlas─ agarra una mochila para meterlas ahí.

─Sí.

Los dos salen de la habitación en total silencio, caminando en puntillas hasta llegar al sótano. Yoshiko abrió una caja y sacó un revólver.

─Qué grande mi nena armada. Toda una pistolera. 

─Jiji, lo peor de todo es que Gakuto nos enseñó a Sorimachi y a mí a usar revólveres.

─Sorimachi si usa uno se va a pegar un tiro a sí mismo, y tú vas a volarles la cabeza a todos─ le revuelve el cabello.

─Shi─ sonríe tiernamente.

Volvieron con las armas a la habitación, y de ahí, los ocho caminaron muy silenciosamente a la puerta trasera de la casa. Noriko y Kentaro seguían viendo la televisión. Hablaban de medidas de prevención para evitar más asesinatos, pero ellos sabían que no iban a funcionar.

─No servirá. Ellas son demasiado para la policía.

─Nosotros confiamos en Gakuto porque es el mejor policía de Japón, pero... lo cierto es que estoy comenzando a dudar de si él será nuestra salvación...

─Cierto. Y no quiero que salga lastimado o peor aun: muerto. Él tiene familia. Yui, Kazuki-kun y Kei-chan no nos perdonarán por siempre depender de él para todo.

─Sí...

Mientras ellos hablaban de eso, los chicos habían escapado sin ser descubiertos.

Lograron alcanzar el tren bala milagrosamente. Yoshiko vive a dos cuadras de la estación, por eso lograron llegar a tiempo.

─Nena, no te preocupes. Ya vamos por ti...


Mientras tanto, en Kabukicho...

─¡Déjenme ir, por favor!─ ruega la pelirrosa, sacudiéndose. Está atada a una silla, con los tobillos y muñecas atadas.

─No se puede huir del destino, Sakagami-san─ le dice Maiko a unos centímetros de su rostro─. Como algunos dicen: la vida tiene sus matices, y muy pronto conocerás los más oscuros─ sonríe de una manera muy vil, y luego le da una lamida a su mejilla derecha. 

Ella sintió unos escalofríos por el tacto de su lengua.

Gina simplemente estaba recostada contra la pared, sosteniendo un fierro.

─Kumiko Sakagami─ Airi se agacha a su altura, y la toma del mentón─. Tan linda, y con un cuerpo tan rico...─ su mano fría pasa por su cuello hasta bajar a su pecho derecho─Ahora entiendo por qué todos los chicos morían por ti─ lo presiona fuertemente.

─¡Basta!─ grita, presionando la mandíbula por el dolor. Airi deja de presionar su pecho y se coloca detrás de ella.

─¿Sabes una cosa? Hideki si te viera, te violaría todo el tiempo. Es que eres tan dócil y con una anatomía perfecta.

─¿Q-quién es Hideki?

─Eso no importa, porque dudo mucho que lo conozcas─ su mano recorre la piel sudada de la pelirrosa, y se adentra dentro de su camiseta─, porque después de hoy, no volverás a ver la luz del día─ amasa su pecho.

─¡D-déjame, por favor! ¡Tu mano está muy fría!

─Así es, esta es la mano de una asesina: helada, como su corazón.

─Nosotras tuvimos que vivir infancias horribles, y ahora nos estamos vengando contra el mundo─ dice Maiko─. Logramos acabar con algunos de los que nos hicieron sufrir, pero aun no hemos terminado nuestra venganza.

─Chi-chicas, entiendo que estén furiosas con quienes las hayan hecho sufrir, pero la venganza no es la solución. La venganza es el reflejo de las acciones de personas malas, y estoy segura de que ustedes no lo fueron. Los villanos no nacen, se hacen...

─¿Ahora te crees filósofa, rosita?

─No, para nada. Entiendo que les cueste ver la vida como algo hermoso luego de lo que pasaron, pero el matar personas inocentes no es la solución, y tampoco lo es matar a los culpables. La vida se trata de superar y seguir adelante.

─Otra vez esa filosofía absurda. Deja de hablar pavadas, zorrita.

─¡Escuchen! ¡Ustedes quieren matarme por Ai! ¡Pero ella se arrepintió de todo lo que hizo antes de morir! ¡Se los juro! ¡Jamás mentiría!

Maiko le pega una bofetada en la mejilla izquierda.

─¡Cállate, puta! ¡Deja de hacer ver la vida como lo más hermoso del mundo!

─Si hubieras estado en nuestro lugar, sabrás que la vida no es eso que tú crees─ habla Gina.

─¡Maiko y yo perdimos a nuestros padres en un incendio, y Maiko perdió un ojo por eso! ¡Luego le dieron uno nuevo y nos enviaron a un orfanato de mierda lleno de niños de mierda! ¡Yo tuve que sacrificar mi ojo para que no la atacaran solamente a ella! ¡Sufrimos por culpa de esos niños y por quien sea que haya prendido fuego nuestra casa! ¡Después conocimos a una persona especial que nos moldeó y nos hizo indomables! Las personas son una mierda, y tienen que morir.

─Yo... no sabía que habían sufrido todo eso...─ de sus ojos empiezan a correr lágrimas. Su más grande debilidad es ver o escuchar cosas tristes. 

─Pues ahora lo sabes, imbécil.

─¡Pero no por eso tienen que matar a personas inocentes! ¡Esas personas pudieron haberlas ayudado de una mejor manera!

─¡CÁLLATE!─ Maiko le da tres cachetadas más─¡ERES INSOPORTABLE! ¡DEJASTE MORIR A AI Y TE ATREVES A DECIR QUE NUESTRO SUFRIMIENTO NO ES NADA!

─Yo no dije eso...

─Te quedan siete minutos de vida, rosita─ dice Gina, mirando el reloj del celular de la pelirrosa.

─Mejor ve despidiéndote de todos tus amigos y familia─ le susurra Airi en el oído, y le da una lamida.

─N-nitta, por favor, sálvame...


Nitta y los demás llegaron con cinco minutos de anticipación.

─¡Shasa queda a diez cuadras de aquí!─ dice Yoshiko.

─¡Corran, perras, corran!─ grita Nitta, empezando a correr lo más rápido que sus piernas le permitían. 

─¡Espéranos!─ los demás lo siguen.


─Sakagami, esta es la guarida de nuestro líder. Un lugar al que ni la policía se atreve a entrar. No creas que tus amigos lo harán.

─¡Sí lo harán! ¡Yoshiko es muy buena en artes marciales, y Shun y mis amigos no le tienen miedo a nada!

─Eso no les será suficiente para matarnos, rosita. Anda sabiéndolo.

─Espera... ¿quién es su líder?

─Sakagami, no somos las únicas asesinas. Tenemos siete compañeros más, entre esos nuestro gran líder, Zenkou Majima.

A Kumiko casi se le para al corazón al oír el apellido del sujeto, pero recordó que el apellido de Kokoro es Maejima, con e. Muy parecido, pero de todas formas se asustó.

─Si nosotras llegáramos a morir, cosa que no pasará, aun tendrían que lidiar con los demás. No creas que todo terminará con nosotras─ el ojo rosado de Airi brilla, a la vez que ella muestra una sonrisa malévola.

Kumiko sintió su sangre helada. Era verdad: ellas no estaban solas.

─De hecho, los que han estado causando los homicidios estos días son Hideki y Eriri, dos de los asesinos más psicópatas del grupo─ añade Maiko.

─No tienen oportunidad contra los Kurushinda─ los dos ojos de las hermanas Kobayashi brillan, mientras ambas sonríen.

─El tiempo acabó─ Gina muestra el reloj.

─¡NO!

─Mai, la cuchilla─ Airi chasquea los dedos. La pelinegra le trae su cuchilla.

─Sakagami, tus días estuvieron contados desde el principio. Nadie te necesita, eres una plaga─ le dice Gina con desagrado.

─Espero que te hayas despedido de todos tus seres queridos─ dice Maiko.

Airi agarra a Kumiko del cuello, y dirigió la cuchilla a sus pechos.

─N-no... Te lo ruego... ¡Déjame ir!

─Shh. Tranquila, cuando mueras, verás a Ai en el Más Allá, y ella tendrá su merecida venganza. Te volverá a matar, y tú dejarás de existir totalmente, como la escoria inmunda que eres.

Las lágrimas de Kumiko volvieron a escapar.

─Adiós, zorri...

La ventana se rompe, y una piedra golpea la cabeza de Maiko.

─¡Auch!

─¡Maiko!

─¡¿Pero qué...?!

Ahora la puerta es derribada de una patada.

Shun, Urabe, Kishida, Nakayama y Nishio entran a la casa. 

─¡VINIMOS, SUCIAS!─ exclama Nakayama.

─¡Kumi!

─¡Shun! ¡Amigos!─ una sonrisa enorme se forma en su rostro.

─Vaya, con que finalmente vinieron...─ Airi hizo la cuchilla a un lado─Lo lamentarán.

Esta es la primer batalla de los chicos. Tendrán que dar todo de sí mismos para terminar con esto de una vez por todas.

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