XIII. 𝐊𝐎𝐉𝐈𝐑𝐎 𝐇𝐘𝐔𝐆𝐀

Los días posteriores siguieron siendo muy tensos y preocupantes. Eriri y Hideki eran los principales causantes de homicidios y violaciones en las calles. En los noticieros anunciaron la muerte de una ex compañera de Kumiko, Ayako. Que estaba caminando sola a su casa en la noche, y la atacaron, enterrándole un cuchillo en medio de sus senos.

─A-ayako...─ rompió en llanto al ver esa horripilante imagen en su pantalla, por dos razones: una porque le horrorizaba ver ese tipo de cosas, y la otra porque la conocía, a pesar de no ser amigas cercanas, conocía a esa víctima.

Daichi y Tomoko hablaron seriamente sobre el tema. Acordaron que no se iban a quedar sin ir a la playa durante los dos meses y medio que restaban de verano, pero que no irían todos los días para no quedar expuestos a que los choquen o algo peor. Irían de dos a tres veces por semana, a las playas donde se concentre más gente (porque no veían la posibilidad de que hagan un ataque terrorista en una playa donde haya miles de personas), por más que no les gusta mucha concentración de gente, y el resto de los días que no fueran, se quedarían en casa, mojándose con la manguera en el patio, incluso van a comprar una piscina.

─Lamentamos tener que acortar los días de playa, Kumi, pero viste que es una situación muy complicada y no queremos que ustedes queden expuestas─ le dijo Tomoko, con seriedad.

─Les prometemos que las vamos a llevar a cualquier lado cuando esto acabe, pero por ahora, tenemos que protegernos.

─Entiendo, papi, mami─ respondió la pelirrosa mayor.

─¿Kaori podrás seguir viniendo a casa?─ preguntó Emiko.

─Sí, pero no tanto, porque no queremos que tanto ella y Shun como ustedes se expongan así. Las llevaré en el auto a cualquier lado que necesiten, pero con moderación, ¿oyeron?

─Sí, papá─ dijeron las dos.

Emiko fue a su habitación a jugar con sus peluches y pintar, mientras que Kumiko se tiró en su cama, presionando su cara contra la almohada, rompiendo en llanto.

¿Cómo era posible que hace unos meses ella era totalmente feliz con su vida? Luego ocurrió todo con Ai, estuvo meses deprimida, después se recuperó un poco, pero ahora ya no puede salir tanto como antes, por culpa de esos asesinos, que vaya a saber quién es el que está detrás de eso.


Eriri estaba en la ciudad de Hamamatsu, esparciendo el terror a las personas de ahí. Estaba manejando su camioneta a máxima velocidad, persiguiendo a las personas en las calles, y chocando a algunas de ellas.

─¡WOO-HOO, ESTA ES LA CARRERA DE LA MUERTE!─ gritaba mientras aceleraba y descuartizaba a las personas, chocándolas por detrás.

Los que seguían vivos se escondían detrás de autos estacionados e intentaban huir de ese lugar, pero Hideki los mataba con su revólver.

─¡CORRAN! ¡CORRAN! ¡HUYAN LO MÁS RÁPIDO QUE PUEDAN O DE LO CONTRARIO LOS MATARÉ!─ sonrió vilmente mientras agarraba su escopeta y disparaba a todas direcciones.

Hideki tuvo que esconderse para que no le dieran las balas.

─¡OYE, ME PUDISTE MATAR!

─¡HUYAAAN! ¡PORQUE SI NO LO HACEN SE IRÁN AL INFIERNO!

Eriri se reía como demente mientras destruía ventanas con las balas, y atropellaba más y más gente.

En eso escucharon sirenas de policía aproximándose a ellos.

─¡ERIRI, DEJA DE ESTAR JUGANDO Y VÁMONOS DE AQUÍ, QUE VIENE LA POLICÍA!

Ella bufó, estacionó al lado del pelinegro y partieron a la guarida secreta a toda velocidad.


─Este terrible hecho tuvo lugar a las once de la mañana con cuarenta y tres minutos de este día dos de julio. Ocurrió en la localidad de Hamamatsu en Shizuoka. Una mujer a la que no se le pudo ver la cara atacó a varias personas de ahí con una camioneta, mientras que un segundo, también sin tener registro de su rostro, disparó a varias personas que intentaban escapar. Se pudo saber que eran un hombre y una mujer porque varios testigos locales afirmaron escuchar sus voces gritando. Nadie sabe de quiénes se trata, pero en cuando tengamos más noticias al respecto seguiremos informando...

Kentaro, el papá de Yoshiko, cambió el canal y puso el de mascotas.

─Dios, las cosas se han calmado en Tokio, pero allá en Shizuoka es una pesadilla─ dijo con pavor Noriko, la mamá de Yoshiko.

─Mamá, ¿podré seguir viendo a Kumi y los demás?

─Sí, querida, pero no hay que excedernos saliendo todos los días. Esos tipos siguen sueltos, y si te atacan a ti y a ellos... nos da un ataque a nosotros.

─Entiendo, pero ¿puedo, no sé, invitar a Hyuga y a ellos a venir aquí?

─¿A Kojiro también?

─Sí. Urabe y los otros ya lo conocen, pero Kumiko apenas lo ha visto y Kokoro no tiene idea de quién es. Porfis, y no les pido salir en todo el verano─ juntó las manos y los miró, haciendo puchero.

─Tampoco no te vamos a dejar salir en todo el verano, pero digamos una o dos veces por semana, por las dudas. 

─Bueno, pueden venir ellos si quieren, pero los voy a ir a buscar yo, porque no tienen un auto grande para que vengan los siete.

─Sí, sí, por supuesto.

─Déjame terminar este licuado de fruta y luego voy a buscarlos, pero primero avísales si quieren venir y si les dejan.

─Claro. Ahora les aviso.


Todos accedieron a ir, y tuvieron el permiso de sus padres. Ellos confiaban en el papá de Yoshiko. 

Kentaro fue a la casa de cada uno a recogerlos en el auto, y luego tomó rumbo a su casa.

─Muchas gracias, Kentaro─ le agradeció Kumiko.

─De nada, chicos. Es una situación complicada y no da para que anden buscando transporte solos, hoy de mañana atacaron Hamamatsu, ¿no vieron?

─Sí, fue un espanto─ respondió Urabe.

─Cada vez están más cerca de nosotros─ dijo Nakayama.

─Encima el otro día mataron a una niña de siete años a unas cuadras de mi casa─ comentó Nitta─. Yo ya no dejo que Kaori salga sola ni al patio. Es tan fuerte mi espíritu fraternal que no dejo escapar nada.

Kumiko no quitaba la mirada de la ventana. Estaba recostada contra ella, con expresión que denotaba preocupación.

─Kumi...─ Kokoro lo notó.

─¿Saben qué es lo peor de todo? Que en dos días es mi cumpleaños─ interrumpió Kishida.

─¡Es cierto! Lo había olvidado─ rio Nishio.

─¡¿Cómo se te va a olvidar que cumplo el día de la independencia de Estados Unidos?!─ preguntó, totalmente ofendido.

Los chicos rieron por la reacción de Kishida. Al fin hubo risas en este momento de tensión.


Llegaron a la residencia Ichinose, donde los esperaban Yoshiko... y Kojiro Hyuga.

─¡¿Pero qué...?!

─S-son ustedes─ dijo el joven de ojos rojos.

─¡Sorpresa! Invité al chico más lindo de todos para que pase la tarde con nosotros─ dijo Yoshiko, compartiendo una mirada tierna con su novio.

─¿Pero por qué no lo dijiste cuando nos invitaste a venir?

─Porque sino no sería sorpresa, genio.

─Dah, obviamente, pero digo... Ahora no podremos hablar de Héroes de Saitama sin atomizar a nadie.

─Ay, ni que yo me fuera a enojar─ dijo Hyuga.

─Ya le mostré todo lo que tenga que ver con la serie. Sorimachi y yo lo hicimos ver toda la serie completa y jugar los videojuegos con nosotros─ rio.

─¡Hablando de Kazuki, Yoshiko, su padre acaba de hablar en televisión y dijo que va a ir a Shizuoka a intentar poner orden!─ anunció su mamá.

─¡Esooo! ¡Nadie puede contra Gakuto Sorimachi!─ levantó los dos brazos al aire.

─¿El papá de tu amigo es policía?─ preguntó Kumiko.

─A Sorimachi le llueve el dinero, es más, tiene más dinero que yo. Su mamá es dueña de una empresa de autos último modelo llamada Hakusai, y su papá es abogado y policía a la vez. Es reconocido por ser de los mejores policías. Cuando Sorimachi y yo éramos niños jugábamos dentro de su patrulla a que éramos policías, jaja.

─Quién pudiera tener una familia así─ dijo Nishio con un poco de "envidia".

─Incluso tiene un hermanito igual a él, pero más pequeño, incluso es de la edad de Emiko-chan. Se llama Kei.

─Uy sí, Kei es adorable, pero Sorimachi es un plomo la mayor parte del tiempo─ habló Hyuga.

Yoshiko rio con ganas.

─Tampoco es tan así, pero bueno... Entren, mamá hizo dorayakis...

─¡DORAYAKIS!─ Kokoro y Nakayama se metieron a la casa como Flash.

─¿Qué les pasa?─ preguntó Hyuga.

─Justo es la comida favorita de Kokoro, Yoshiko─ Urabe rio─, y Nakayama come lo que venga, ya sabes cómo es.

─Sí, cuando lo conocí vivía comiendo cada cosa que preparaba la mamá de Kumi.

─Está obsesionado con los brownies de Tomoko─ dijo Nitta.

─Él es el único que podría ganar una competencia de comida sin esforzarse...

Kumiko escuchaba la plática de sus amigos con mucha melancolía, porque literalmente hablaban de aquellos días en los que era totalmente feliz y no había preocupaciones...

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