VII. ¡𝐀 𝐂𝐎𝐂𝐈𝐍𝐀𝐑!

Todos se fueron a sus casas a las siete de la tarde, menos Nitta que se quedó una hora más para estar con su novia.

─Pobre Yoshiko, se golpeó la cabeza─ dijo la pelirrosa con un poco de pena.

─Ella es fuerte y ha resistido peores. No fue nada grave.

─Lo sé, pero odio ver a la gente sangrando. Me hace llorar.

─Sangrar no siempre es malo, Yoshiko sangró por la nariz cuando vio a Hyuga sin camiseta en la final del torneo del año pasado, ¿lo recuerdas?

─¡No me lo recuerdes! ¡Casi me dio un ataque!

─Ay, Kumi, tan inocente y sentimental... Pero aun así te amo─ le dio un beso en sus labios.

─No soy tan inocente, sé que existen las personas homosexuales.

─De hecho me sorprendió, jeje.

─Estoy llena de sorpresas.

─Y llena de amor─ ahora le dio un beso en sus dos mejillas y uno en la frente, acompañado de una caricia en su cabeza.

─Siempre digo guau, ahora voy a decir miau. Miau.

─Kumi neko

─Miauuuu. Prrrr.

─Kumi, basta, harás que me desmaye de tanta ternura. 

─Perdón, jiji. Ah, por cierto, en dos semanas es la convención de anime de verano.

─Es cierto. ¿De qué irás disfrazada?

─Creo que de gatita. Por eso te mencioné esto justo cuando hablábamos de gatitos.

─Seguro quedarías hermosa, bah, siempre lo eres, pero como gatita darías más ganas de adoptarte.

─Miau.

─Exacto.

─Tú deberías ir de vampiro.

─Eso estaba pensando, pero me voy a morir de calor.

─Hay que arriesgarse de vez en cuando. Por favor, anda de vampiro por mí─ lo tomó de las manos y lo vio con ojitos de perro triste.

─...

Kumiko le añadió un pucherito con los labios. 

─... No puedo decirle que no a esa cara.

─¡Eso es! ¡Triunfó el bien!

─Jaja, ay, eres tan adorable.

─Tú también lo eres, vampirito.

─Gracias. Oye, fuera de esto, ¿recuerdas que te había dicho hace tiempo para aprender a cocinar?

─Sípi.

─¿Te gustaría hacerlo mañana? Tú puedes venir a mi casa o yo voy a la tuya.

─Prefiero ir a la tuya, porque hace tiempo que no veo a tus padres. 

─Me parece bien. Puedes traer a Emiko si quieres, para que juegue con Kaori mientras nosotros cocinamos.

─Está bien, ¿y qué vamos a cocinar? 

─¿Qué te parecen unas galletas glaseadas?

─¡Ay síii! ¡Qué rico!

─¿A qué hora van a ir?

─¿Te parece bien a las cuatro? Porque antes el sol está muy fuerte. 

─No hay problema, nena. Entonces quedamos así.

─Okis.

─Mañana vas a salir de mi casa como una chef profesional.

─Espero, jeje.

─Bueno, hablando de mi casa, tengo que volver. Mamá adora que esté contigo, pero no le gusta que llegue tarde a casa.

─Apenas está anocheciendo.

─Lo sé, pero ella es muy pegada a las noticias y según ella, los robos y homicidios aumentaron un cuarenta por ciento en comparación con otros años...

─Dios, qué horror. Mira si te llega a pasar algo...

─Por eso mamá no quiere que ande solo a esta hora.

Kumiko empezó a sollozar.

─¿Qué pasa, Kumi?─ preguntó con un poco de preocupación.

─E-es que... no sé por qué, pero me imaginé que unos asesinos te metían en una camioneta y te llevaban lejos para luego matarte...

─Ay, Kumi, por favor, nadie va a matar a Shun Nitta, no debes preocuparte por eso. 

Kumiko se quitó las lágrimas con sus dedos.

─Ya, no llores. A veces lloras por cosas que ni siquiera dan para tanto.

─Lo sé, discúlpame, jiji─ sonrió levemente.

─Quiero que sonrías, ¿sí?

─Sípi─ ahora mostró una gran sonrisa.

Shun se despidió de toda la familia Sakagami y fue corriendo a la terminal de autobuses a tomar el autobús que lo dejaba en su casa.


Finalmente llegó el domingo. Kumiko y Emiko se prepararon para ir a la casa de Nitta. Esta vez los llevó Daichi en el auto, porque tenía libre y así no esperan el autobús, que al ser domingo hay menos frecuencia.

Las dos llegaron a la residencia Nitta.

Kumiko tocó el timbre, y Shun le abrió.

─¡Nena!

─¡Vampirito!─ se fundieron en un abrazo.

─Te la encargo, yerno─ le dijo Daichi.

─No se preocupe, suegro, su hija está en buenas manos─ pasó un brazo por detrás de los hombros de Kumiko.

─Sólo no le dejes las marcas de tu colmillo en el cuello.

Kumiko se puso roja como un tomate.

─¡Papá, vete a casa!

─Vale, vale. Las vendré a buscar a las siete y media, ¿les parece? Después iremos todos (incluida su mamá) a dar un paseo por la playa, y quizás tomar un helado.

─¡SÍIIIIIIII! ¡TE AMAMOS, PAPÁ!

─Yo más, mis angelitos. Nos vemos más tarde─ arrancó el auto y se fue.

─Supongo que el paseo nocturno te motivará para dar lo mejor de ti en la cocina, ¿eh?

─Sí, vampirito hermoso─ se dieron un beso en los labios.

─Cómo les encanta comer en frente de los niños, ¿eh?

─¡E-EMIKO!


Kaori y Emiko jugaban con el juguete de Yumi que trajo Kumiko para ellas, mientras tanto, ella y Shun estaban en la cocina preparando unas galletas.

─¿Sabes usar el horno, Kumi?

─Más o menos.

─Bueno, luego te digo cómo es, pero primero... la receta─ la busca en su libro de cocina─. Estas son las favoritas de Kaori. Son con forma y glaseado de cerditos.

─¡Qué ternuraaaaa!

─Lo sé. Veamos... necesitamos 225 gramos de mantequilla a temperatura ambiente, 150 gramos de azúcar glass, un huevo, una cucharadita de esencia de vainilla, media cucharadita de sal fina y 450 gramos de harina con proteína inferior a 10. 

─Muy bien.

─Hoy fui a comprar todo lo que necesitamos. Primero hay que batir la mantequilla hasta que se vuelva crema.

─Okis, yo me encargo de ello─ Kumiko abre la alacena y saca la batidora.

─Cuando esté hecha la crema ponle el azúcar.

─Sípi.

Shun y Kumiko hicieron la mezcla juntos y luego amasaron. Dejaron reposar por dos horas y luego le dieron la forma de cerditos, para meterlas al horno por ocho minutos. Al quitarlas, le hicieron el glaseado con crema que consiguió Shun en una panadería.

Y finalmente, las galletas quedaron prontas.

─Quedaron espectaculares. ¿Qué opinas, Kumi?

─¡Nyaaaa, se ven tan kawaii!─ exclamaron Kumiko y Emiko, abrazándose.

─Prueben una, pero no a lo bes...

Emiko y Kumiko tomaron cuatro cada una y las devoraron como locas.

─¡Aaaaaa! ¡Delicioso!

─¡Síiii!

Shun rio.

─Supongo que el amor por las cosas tiernas es parte de la familia Sakagami.

Moeka, la mamá de Shun, preparó té helado para acompañar con las galletas. Durante la merienda hablaron de varios temas, sus planes para el verano, cómo estuvo el año escolar para ellos (sin tocar el tema de Ai), entre otras cosas.

A las siete y media llegó Daichi para ir a pasear por la costa.

─¡Papi, hicimos unas galletas deliciosas!─ Kumiko se subió al auto con una bolsa de papel marrón, con las galletas restantes.

─Me alegro, ahora tengo desayuno, jeje.

─¡Papá!

─Nos vemos mañana, Kumi.

─¡Adiós, vampirito!─ se despidió agitando el brazo.

Shun suspiró.

─Crece tan rápido.

─Es un año mayor que tú─ le dijo Kaori.

─Tú shhhh, o mañana no irás a la playa.

Su hermanita le echó la lengua. El "vampiro" rio. 


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top