III. 𝐀 𝐎𝐒𝐂𝐔𝐑𝐀𝐒, 𝐒𝐎𝐋𝐎𝐒...
Los chicos jugaron un rato en la casa de Kumiko. Estaban entre gritos y desesperación por vencer a todos los villanos.
─¡Chicos, si pasamos este nivel vamos a ser parte del escuadrón de Yumi-chan!─ les recordó Kumiko a los demás para motivarlos.
─¡Síiiii!
─Me hace acordar a la vez que fuimos a McDonald's por los juguetes de Héroes de Saitama, Urabe ganó a Yumi pero terminó dándoselo a Kumi─ dijo Kishida.
─Ay sí, ese día fue épico. Él estaba furioso y nos persiguió a todos por los juegos de McDonald's─ añadió Nakayama, sin quitar la vista de la pantalla.
─Tanto berrinche por un juguete─ se burló Nishio.
─Es Hanji Urabe, ser berrinchudo es su pasión─ comentó Nitta.
Urabe estaba con la cara roja por la ira, incluso salía vapor de sus oídos, sonando como una caldera hirviendo.
─¡DEJEN DE HABLAR DE ESO, HIJOS DE PU...!
Gun los mató a todos y a cada uno de ellos con un rayo mortal.
─¡PERO LA PUTA MADRE!─ gritaron todos los hombres.
─¡Ñoooo, adiós a Yumi-chan!
─¡Todo por tu culpa, Urabe!─ lo rezongó Kokoro, señalándolo con el dedo.
─¡¿Mi culpa?! ¡Ni se te ocurra señalarme con el dedo, Kokoro Maejima! ¡Ellos despertaron en mi interior un recuerdo que hace que me ponga colorado de pies a cabeza!
─Uuuuh, nosotros sabemos por qué te pones así─ Kishida, Nakayama y Nishio lo miraron con picardía.
Urabe estaba hecho un tomate.
Kumiko estaba sollozando.
─¡K-kumi! ¿Estás bien?
─N-nunca vamos a vencer a Gun, y nunca podré pelear al lado de Yumi-sempai.
Los chicos se miraron entre sí, y llegaron a una posible solución.
─Kumi, ¿qué te parece si mañana nos reunimos todos y traemos nuestros juguetes de Héroes de Saitama para jugar y hacer de cuenta que vencemos a Gun?─ sugirió Kishida.
─Me gustaría, pero no hay juguetes de nuestros personajes...
─Mi tía hace muñecos y los exhibe en exposiciones de artesanías en Tokio─ dijo Nishio─. Puedo pedirle que haga muñecos del tamaño de los que ya tenemos para jugar.
─¡Eres un genio, Koji Nishio!─ Nakayama le palmeó la espalda.
─Pero por mientras tendremos que jugar con los juguetes que ya tenemos─ dijo Nitta.
─Me parece perfecto─ sonrió como si no hubiese llorado ni una lágrima.
─Dios, Kumi parece bipolar a veces─ pensó el "vampiro", aguantando la risa.
─También podemos invitar a Yoshiko, porque ella tiene varios juguetes de calidad.
─Sí, ella es la "adinerada" del grupo.
─Yo no conozco mucho a Yoshiko─ dijo Kokoro.
─Mejor, está loca─ le habló Urabe.
─¡Urabe!─ le rezongó la pelirrosa.
─Mañana la vas a conocer, si es que puede venir...
─Está bien.
─Chicos, yo me voy a mi casa─ interrumpió Nakayama─. Mamá me acaba de escribir y dice que vaya a hacer los quehaceres porque ella tiene que ir a ver un trabajo.
─¿Quieres que te ayudemos?─ preguntó Nishio.
─No tengo problema en ir─ dijo Kishida.
─Los amo, chicos─ el más alto los abrazó a los dos.
─¡Yaoooi!─ exclamó Kumiko, con la cara llena de brillitos.
─¡N-ni se te ocurra shippearnos, Kumiko Sakagami!─ exclamó Kishida, con el rostro totalmente rojo, al igual que Nishio y Nakayama.
─Kumi ama las parejas homosexuales─ rio Urabe.
─¡Es que sí...! ¡Son hermosas! No entiendo por qué tanta gente las detesta...
─Entre esa gente mi padre...─ habló Kokoro.
Urabe notó su seriedad.
─Nosotros también nos vamos a casa. Tengo ganas de tirarme en mi camita con el ventilador a full.
─Uy, yo igual─ dijo Kokoro.
─Yo me voy a quedar un ratito más con mi niña─ Nitta tomó a Kumiko de las mejillas y depositó un dulce beso en sus labios.
─Mejor nos vamos para que puedan morrearse todo lo que quieran─ dijo Urabe en tono burlón.
─¡VÁYANSE YA ANTES DE QUE LES CHUPE LA SANGRE A TODOS!
Todos tomaron sus cosas y se esfumaron de la residencia Sakagami.
─Ya estamos solos, Kumi.
─Síiii, quiero ir a echarme en mi camita con el ventilador.
─Vamos.
Los dos fueron al cuarto de la pelirrosa, cerraron las cortinas, prendieron el ventilador y se echaron en la cama. Estaban a oscuras, solos...
─Mucho mejor─ Nitta estiró los brazos y las piernas─. Podría quedarme a dormir aquí todo el día.
─¿Tu mamá te dejará?
─No creo, no la he visto en casi todo el día, y no querrá que me vaya otras mil horas fuera de casa, jaja.
─Qué pena, realmente quería dormir contigo...
─Pues podemos hacerlo ahora, una pequeña siestita. La verdad es que tengo mucho sueño por haber madrugado─ bostezó.
─Yo tengo mucho calor como para dormir una siesta, aunque si Dios quiere me va a ganar el sueño, jiji.
─¿Tienes calor? ¿Por qué no te quitas la camiseta?
─P-porque no puedo─ contestó con el rostro hirviendo─. Tú si quieres quítatela, pero las chicas no pueden quitarse la ropa como los hombres.
─Gracias, me estaba muriendo de calor─ se quita su camiseta, dejando ver un abdomen apenas marcado─. ¿Te gusta lo que ves?
Ella asintió tímidamente.
─En fin, yo no tengo problema con que te quites la camiseta.
─E-es que...
─Mira, si quieres cambiarte y ponerte algo más fresco, yo me tapo la cara, ¿sí?
─¿P-puedo ponerme la parte de arriba de mi bikini?
─Claro que sí.
─Está bien.
Shun se cubrió la cara para que Kumiko pudiera cambiarse tranquilamente, aunque realmente estaba espiando a través de sus dedos.
─Jiji, ocasiones así son momentáneas y hay que aprovecharlas─ pensó.
─Listo.
─...─ su rostro parecía un tomate.
─¿N-nitta?─ preguntó, con el rostro igual a su novio.
─Te ves hermosa, Kumi─ dijo, sin quitar la vista de los senos de Kumiko.
─¿Pasa algo?
─Kumi, ¿recuerdas cuando yo tenía senos falsos?
─Qué ganas de apretarlos.
─Jaja, me imagino. Bueno... yo... siento lo mismo que tú este momento...─ el rubor de su cara aumentó.
─¿Q-quieres... tocarlos...?─ su rubor también aumentó.
Shun asintió.
─E-está bien─ Kumiko se sentó en la cama, a su lado─. Pe-pero no muy fuerte, ¿eh?
─Yo no soy bruto, Kumi-chan─ tomó aire y lo dejó salir. Acercó su mano lentamente al seno izquierdo de Kumiko, y lo cubrió con su mano.
Kumiko soltó un pequeño gemido por el tacto de la mano de su novio y su seno.
─Kumi, tus pechos no me entran en mis manos─ rio, ahora agarrando los dos senos de la pelirrosa.
─¡N-nitta!─ gimió en voz baja.
─Son tan suaves y grandes, son como duraznos─ dijo, totalmente embobado─. Ahora entiendo cómo te sientes cuando yo tengo senos...
─Kumi, Shun─ Tomoko golpeó la puerta.
Los dos se separaron inmediatamente.
─¿Puedo pasar? Les hice licuado de fruta.
─¡Danos dos minutos!
Los dos se vistieron lo antes posible, y le abrieron la puerta a Tomoko.
─Veo que corrieron las cortinas. Mejor, así están fresquitos.
─Y ahora estaremos más frescos con tus licuados de fruta, mami.
─Sí. El tuyo es de frutilla y kiwi, tu favorito, y el de Shun es de manzana con mantequilla de maní, también su favorito.
─Tú sí sabes, Tomoko─ Nitta tomó su licuado─. Eres la mejor suegra─ le guiñó el ojo.
─Awww, gracias, querido─ sonrió amablemente.
─Mamá, te amo, pero elegiste el peor momento para entrar─ pensó la pelirrosa mientras bebía de su licuado.
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