XIV. 𝐋𝐀 𝐅𝐀𝐌𝐈𝐋𝐈𝐀 𝐃𝐄 𝐍𝐈𝐓𝐓𝐀
─Ay, Shun, eres el mejor─ decía la pelirrosa mientras reía y reía por los chistes del "vampiro".
─Sí, ya lo sé. Soy el que logró ganar un campeonato de escuelas primarias cuando jugaba en el Nankatsu, ¿cómo no voy a ser el mejor?─ pasó un brazo por detrás de sus hombros.
─Este año vamos a ganar nosotros.
─Por supuesto que sí, bebé...─ los dos iban acercando sus bocas lentamente...
Kumiko despertó de golpe, con el rostro rojo a más no poder. Siempre que se despertaba tenía los cachetes un poco rojos, pero por culpa de ese sueño que tuvo, amaneció hecha un tomate.
─¿Yo... soñé que estaba por besar a Nitta...?─ se preguntó, observando el techo, rememorando en su mente cada momento del sueño─S-se sintió muy real, como si fuese un sueño lúcido...─ volteó a su lado, a ver la mesa de luz con su celular. Lo tomó y se fijó si era tarde o no.
Literalmente se despertó un minuto antes de que sonara la alarma.
─Ah... Al menos el sueño evitó que escuchara el sonido de la alarma, jeje─ la desactivó─, pero... ¿qué significará este sueño?
Decidió levantarse para hacerse el desayuno. Esas imágenes mentales le quitaron totalmente las ganas de dormir
─Oh, Kumi, buenos días─ saludó su mamá, sorprendida de verla en la cocina a esa hora, porque por lo general se levanta quince minutos después de que pone la alarma─, ¿qué pasó que te levantaste antes?
─N-nada─ rodó los ojos a la izquierda. No podía contarle que soñó que besaba a Nitta, o no la dejaría en paz.
─¿Segura?
─Sí, segura─ contestó, sacando el jamón y queso de la heladera─. Sólo quiero comer un rico sándwich tostado antes de irme.
─Hoy vas a la casa de Shun apenas salgas del colegio, ¿no?
─Sí...
─Vuelve a las seis y media, ¿oíste? No vayan a quedarse toda la noche, jiji.
─¡Mami!
─Bueno, hazte el desayuno, que está muy frío.
Kumiko se hizo un sándwich tostado y un café. Luego fue al baño a hacer sus necesidades, y finalmente se puso el uniforme.
─Todo va a estar bien, Kumi, solamente vas a ir a la casa de tu amigo a pasar la tarde, ¿qué es lo peor que podría pasar?
La pelirrosa y sus amigos corrían desesperadamente para llegar a la parada de autobuses a alcanzar el autobús.
─¡Nakayama! ¡Nos vas a hacer perder el autobús!─ le rezongó el chico de la cicatriz.
─¡No me salía hacer popó!
─¡Aprende a comer más balanceado y dejar de atormentar a Tomoko para que te haga brownies siempre que vas a la casa de Kumi!─ le dijo Kishida.
─¡Ahí está el autobús!─ gritó Nishio, señalando el transporte colectivo, apunto de ponerse en marcha.
─¡NO, ALTO, MALDITA SEA!─ gritó Nakayama a todo pulmón.
El chófer los vio por el espejo, y frenó.
Los cinco subieron al autobús, totalmente agitados de haber corrido de esa forma.
─Señorita, agradezca tener el cabello rosa, porque llamó mi atención y logré frenar a tiempo─ rio el chofer.
─Jeje, soy afortunada, supongo.
─Eres afortunada de ser hermosa─ se le escaparon esas palabras a Urabe.
─¿Qué dijiste?
─¡Que me quiero sentar!─ se fue a sentar con los demás.
─E-está bien─ siguió a su amigo.
─Jaja, ay, esta juventud─ dijo el chofer en voz baja.
La jornada en el colegio estuvo larga, los lunes siempre se les hace el día más largo, principalmente a Urabe y Nakayama, quienes sufrieron gracias a Inglés y Matemáticas.
─Dios, qué día de mierda que son los lunes─ dijo Urabe.
─A ver, señora, ¿de qué mierda me va a servir estudiar las ecuaciones de segundo grado si yo no voy a hacer contaduría no arquitectura ni toda esa mierda?─ preguntó Nakayama.
─Chicos, sean positivos, mañana saldremos dos horas antes porque falta el profesor de Biología─ les recordó Kumiko, para subirles el ánimo.
─Tú siempre tan positiva, Kumi, quién pudiera─ dijo Nishio.
─Porque nosotros no fuimos criados para amar todo como ella─ respondió Kishida.
─Supongo, jaja.
─Hola, amigos─ apareció Nitta.
─¿Cómo te fue con tus clases?─ preguntó Nakayama.
─Pues... sacando que me tocó hacer un trabajo en equipo con tres chicas que están muertas por mí, y se pusieron como locas, todo bien.
─El mujeriego lo hizo de nuevo─ comentó Ichijo.
─¡Cállate! ¡Ni siquiera me interesa tener un harén!
Los demás estallaron en risas, pero Ai estaba totalmente callada como siempre.
─Esas chicas jamás lograrán lo que yo logré con Nitta, dormí con él, tomé su mano, me acompañó a casa...─ pensó, sonriendo con orgullo.
─En fin, ¿nos vamos, Kumi?─ le preguntó el "vampiro" a Kumiko. Ella asintió sonriente.
─Espera, ¿vas a ir a la casa de Nitta?─ preguntó Kishida.
─Sí, ¿por?
─No, por nada.
─Bueno, diviértanse los dos─ les dijo Nishio.
─Gracias.
─Oigan, ¿el sábado quieren salir a algún lado?─ preguntó Urabe.
─Justo este sábado tenemos planes─ respondió Nitta, un poco apenado.
─¿Cómo qué?
─Con Kumi vamos a estar desde las diez de la mañana hasta las seis y media de la tarde saliendo a muchos lugares que tengo planeados.
─Va a ser épico─ dijo la pelirrosa.
─¿Y por qué solamente ustedes dos? ¿Eh?─ Kishida frunció el seño.
─No preguntes, ¿okey?
─Mmmm...
─Miren, para compensarlo, ¿quieren ir a algún lugar después de clases el viernes? Todos juntos─ sugirió Kumiko.
─Bueno, mientras no nos dejes de lado─ contestó Nishio.
─¡Para nada! ¡Yo los amo!
─¡Oigan, la hicieron llorar, tontos!─ les gritó Nakayama.
─¡Aaaah! ¡Perdónanos, Kumi-chan!─ Kishida, Nishio y Urabe se arrodillaron. Ichijo simplemente rio.
─Será mejor que nos vayamos, Kumi─ Nitta la tomó de la mano.
─Es verdad. ¡Nos vemos mañana!─ se despidió con una sonrisa, y ambos fueron corriendo a la casa del "vampiro".
─Amigos, ¿no tienen el presentimiento de que estos dos se están volviendo muy cercanos?─ preguntó Kishida.
─Sí, tanto que hasta salen sin nosotros─ respondió Nakayama, un poco apenado.
─Me pregunto por qué...
Urabe tenía una cara seria.
─Hey, Urabe, ¿estás bien?─ Kishida apoyó una mano en el hombro de su amigo.
─¿Eh? Oh, sí, sólo... quiero irme a casa. Nos vemos mañana─ se fue a paso rápido. No quería estar ahí.
─Lo conozco, y sé que no está bien. Está aterrado de que Nitta se quede con el amor de su vida.
─Mal, pobre Urabe...
─Admito que Nitta y Kumiko se ven lindos juntos, pero Urabe la merecía con todo el corazón...
En ese momento, a Ai le da una puntada en la cabeza,
─¿Qué tienes? ¿Estás bien?─ preguntó Ichijo con preocupación.
─S-sí, solamente me dio una puntada. Siempre me pasa. Será mejor que vuelva a casa. Adiós─ se empezó a alejar de los demás.
─No sólo Nitta, Kumi y Urabe, Ai ha estado muy rara últimamente─ dijo Nishio.
─No sé por qué, pero presiento que se viene algo feo...
─Bueno, esta es mi casa, la residencia Nitta. O como algunos le dicen: la residencia Drácula.
Kumiko se echó a reír.
─¿Quién le dice así?
─Ichijo, otros amigos que tengo, compañeros de clase con los que hacemos trabajos en equipo.
─Ya veo, jaja. Espero que no haya cosas aterradoras.
─Lo único aterrador que puede haber es mi padre cantando.
─¡Jajaja! ¡No seas así con tu papá!
En eso se escuchó la voz de un señor cantando a los gritos en la ventana del piso de arriba. El papá de Nitta.
─Ay, Dios. ¡PAPÁ!─ gritó Shun.
─¡Oh, hijo, ¿ya terminó tu entrenamiento?!─ su padre, un hombre de unos cuarenta años, con el cabello y ojos iguales a los de su hijo, se asomó por la ventana.
─¡Pero si hoy es lunes, y solamente tengo entrenamiento los martes y jueves!
─¡Ah, lo había olvidado, jaja!─ se fijó en Kumiko─¡¿Y quién es esa linda muchacha?!
─¡Es Kumiko, la chica de la que te hablé!
─¡Mucho gusto, señor Nitta!
─¡Igualmente, señorita!
─¡¿Y si mejor hablamos adentro sin gritar?!
─¡Me parece mejor, hijo!
Shun le abrió la puerta a su amiga.
─Adelante, señorita.
─Jiji, gracias─ entró a la casa, y se encontró con una señora de unos treinta y ocho años, lavando los platos.
─Oh, bienvenidos, chicos─ sonrió con amabilidad─. Tú debes ser Kumiko, ¿no?
─Síp, Kumiko Sakagami, gusto en conocerlos a ambos─ se inclinó hacia adelante, en señal de saludo.
─Wow, además de hermosa es educada. Muy bien, hijo, así se hace─ le guiñó el ojo a Shun.
─¡M-mamá, no hagas que me sonroje...!
─¡Onii-chan!─ Kaori apareció con su osito de peluche, y fue a darle un abrazo a su hermano.
─Ya llegué a casa, hermanita, y mira, Kumiko vino conmigo.
─Hola, cosita hermosa─ le acarició el cabello a la niña.
A la señora Nitta le dio ternura esa escena.
─Ay, Kumi, eres tan linda con los niños.
─Es que los amo, son la cosita más tierna del mundo, ¡y ni hablemos de los bebés!
─¿Te gustan los niños?
─Sí, señora Nitta, los amo. Cuando crezca quiero ser maestra de preescolar.
─Suena bien, te ves muy capaz de serlo.
─Gracias─ sonrió.
─No me he presentado, soy Moeka, y él es mi esposo, Daisuke.
─Gusto en conocerlos, de nuevo, jaja.
─Ya voy a hacer el almuerzo, esperen en la habitación de Shun...
─Mamá, deja que haga mi especialidad─ le pidió su hijo.
─¿Quieres hacerlo hoy?
─Síp, porfiis, déjame cocinarle a Kumi.
─Bueno, en ese caso nosotros iremos al living a conocernos un poco más, ¿te parece buena idea, Kumi?
─Síp, con gusto.
─No tardaré más de treinta minutos.
─Más vale, porque sino tu novia se va a morir de hambre─ le dijo Kaori. Los padres de Shun y Kumiko quedaron boquiabiertos.
─¡K-KAORI, ELLA NO ES MI NOVIA!
Kumiko estaba hecha un morrón, e inmediatamente le vinieron a la mente las imágenes de su sueño.
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