XIII. 𝐃𝐄𝐒𝐏𝐈𝐄𝐑𝐓𝐀𝐍 𝐒𝐄𝐍𝐓𝐈𝐌𝐈𝐄𝐍𝐓𝐎𝐒
Luego de haber comprado la ropa que más les gustó, las chicas fueron a merendar en un local muy lindo y con muy buena comida, ubicado en el segundo piso. Se podía ver la ciudad, y el cielo que daba indicios de un lindo atardecer.
Las chicas pidieron sándwiches calientes y un capuchino.
─Mmm, la comida de este lugar es diez de diez─ comentó Kumiko, con una expresión que denotaba placer por la deliciosa merienda que acaba de comer.
─Sí, y además es barata. Tendría que venir a merendar todos los días...
─Bueno, bueno, es rica, y no es tan cara, pero sigue siendo plata. ¿Por qué no meriendas en tu casa?
─Es que últimamente las cosas han estado tensas en casa. Asuntos familiares...
─Oh, qué pena. Ojalá pudiera ayudarte─ estiró su brazo y tomó su mano, en la mesa.
─No te preocupes por eso, Kumi. No creo que puedas hacer mucho, no es por llamarte inútil, porque no lo eres, para nada, pero no son cosas que se puedan arreglar fácilmente con la ayuda de una persona. Lo de mi tía depende de si su cuerpo resiste o no las quimioterapias, y lo de mis padres depende de cosas de nosotros, y sólo se arreglarán si se llega a un acuerdo. Pero tú no necesitas hacer nada.
─Ai...
─Amas ayudar a los demás, pero no siempre te van a pedir que los ayudes. A veces tenemos que aprender a luchar nuestras batallas. Sólo así logras trascender en el mundo. Además, ya estoy acostumbrada a tener problemas así desde niña. Cielos, mi infancia fue un poco complicada, pero al menos sigo aquí, y eso sí te lo puedo agradecer a ti, a los chicos, y a Nitta-sempai...
A Kumiko se le escaparon algunas lágrimas.
─¿Kumi? ¿Estás bien?
─S-sí, lo siento, es que soy muy sensible con estas cosas. Literalmente lloro por todo─ dijo mientras se pasaba el antebrazo por sus ojos para deshacerse de sus lágrimas.
─Jaja, ay, Kumi. Si vieras una película triste inundas la casa con tus lágrimas.
─Ya me vi La tumba de las luciérnagas...
─Ay síii, es muy triste.
─Ya con el principio lloré. Cuando se vio a la madre de Seita y Setsuko vendada, cuando se supo de la muerte del padre, cuando murieron los dos... Okey, mejor dejo de hablar de esto, porque ya se me está por escapar un lagrimón.
─Jeje, bueno.
Ya estaba atardeciendo, y las chicas emprendieron el viaje a la casa de Ai. La peliblanca le pidió a Kumiko que pararan en la esquina, no le dijo por qué, pero Kumiko entendió y le hizo caso.
─Fue un lindo día, Kumi. Pude hacer cosas que jamás hice en la vida, como andar en bici...
─¿Nunca aprendiste?
─No, porque mis padres jamás me enseñaron, tampoco me compraron una bici. Tampoco tenía amigos que me enseñaran. Yo veía a mis compañeros de la escuela andando en bici, y tenía ganas de hacerlo...
─Qué pena, con lo lindo que es andar en bici. Yo aprendí a los cuatro años, y luego le enseñé a Urabe con esta misma bici. Qué recuerdos...
─¿Tú y Urabe desde cuándo son amigos?
─Desde los cuatro años. Puedo recordarlo claramente... Él estaba sentado debajo del árbol del patio de la escuela, solito, y llorando, porque todos le hacían bullying por su cicatriz, y yo lo noté y me acerqué a él, lo hice sentir mejor y terminamos siendo mejores amigos─ sonrió con mucha nostalgia─. Ese fue uno de los mejores momentos de mi vida.
─Eres afortunada de haber tenido una vida muy cálida─ sonrió levemente, tratando de ocultar la "envidia".
─Si nos hubiéramos conocido en esos años te hubiera hecho feliz a pesar de todo lo que hayas pasado en tu casa.
─No le pongo ninguna duda─ rio.
─Oye, volviendo a lo de la bicicleta, ¿te gustaría que algún día te enseñe a andar en bici?
─Estaría bueno, pero me daría mucha vergüenza, siendo que tengo quince años, no sé...
─Nunca es tarde, y no tiene nada de malo aprender ahora. Si quieres podemos ir a algún lugar que no haya gente, si te da miedo que te vean...
─No estoy muy segura ahora, pero cuando me decida mejor te digo, ¿sí?
─Okis. Bueno, me tengo que ir, que está anocheciendo, y mañana tenemos clases.
─Oh, sí, anda. Y cuidado que no te vayan a robar.
─Nah, estaré bien. Nos vemos mañana en el colegio─ se despidieron con un abrazo.
─Adiós, Kumi─ saludó agitando la mano.
─Sayonara, Ai-chan─ se subió a la bicicleta y se fue.
Ai observaba a Kumiko alejándose.
─Si la hubiera conocido cuando era niña, podría haber tenido una vida más feliz...
Kumiko estaba pedaleando, le faltaba la mitad del camino, hasta que se encontró con alguien que conocía muy bien...
─¡Hola, Kumi!
─¡Nitta-kun!─ frenó─¿Qué haces aquí a esta hora?
─Salí a caminar un poco, a pensar en la vida, jaja. Es que amo esta ciudad, y los cerezos ni te digo. Estaba por volver a casa, hasta que te encontré. ¿Qué estabas haciendo tú?
─Oh, yo fui con Ai al Centro Comercial a pasar la tarde. Compré un buzo verde y ella un chaleco negro con unas botas, y luego fuimos a merendar a un local al que nunca fui, pero que está muy bueno.
─¿Enserio? Entonces ya tengo un lugar más para mi lista de lugares para citas contigo.
─¿Hiciste una lista de lugares para salir conmigo?─ preguntó la pelirrosa entre risas.
─Oh, sí, y es larga, jeje.
─¿La tienes contigo ahora?
─Nop, la tengo anotada en un cuaderno viejo de dibujos. ¿Por qué? ¿La quieres ver?
─Sí, o al menos que me digas los lugares que tienes planeados.
─Bueno, tengo mi heladería favorita, McDonald's, el parque de diversiones, un campo de girasoles al que fui una vez cuando era niño, que no es muy lejos de aquí, Starbucks, que ya fuimos con los chicos, pero quiero ir un día contigo, a solas, el cine, mi propia casa, ahora el local ese que me dijiste, y hay uno que es sorpresa─ le guiñó el ojo.
─Uuuuuh, suena muy divertido. Y eso del lugar sorpresa me produce mucha curiosidad, jiji.
─¿Tienes planes para el sábado?
─Creo que no, es que desde que te conocí a ti y a Ai he tenido muchos más planes de los que tengo con Urabe y los demás. Tengo la agenda llena─ rio─, pero creo que para este sábado no tengo nada, ¿por qué? ¿Vas a invitarme a alguno de esos lugares?─ lo miró cómplice.
─Seeeee.
─¿Puedo saber cuál?
─Ooooo... Tengo una idea, ¿qué tal si pasamos todo el día juntos, y tratamos de ir a todos esos lugares?
─¡AAAAAAH ME ENCANTA ESA IDEA!
─Pero tenemos que ahorrar mucho dinero, porque para la mayoría de lugares se necesita pagar cosas.
─Eso no me lo tienes que decir dos veces, ya que yo también estoy ahorrando dinero para algo especial...
─Uuuh, curiosidad. ¿Es para ir a algún lugar?
─Nope, es sorpresa, jiji.
─Está bien, jaja.
─Pero sí, el sábado empezamos temprano, tipo diez de la mañana, y hacemos una jornada de ocho o nueve horas de paseo. ¡Qué emoción!
─¿Qué prefieres? ¿Ir en autobús o bicicleta?
─Bici, bici. Es más divertido, hacemos ejercicio y no gastamos dinero.
─Eso es un buen punto, y me ayudará a fortalecer las piernas. Deja que yo conduzca mientras tú disfrutas el paisaje.
─Okis, me parece bien.
─Por cierto, mañana no tenemos entrenamiento vespertino. ¿Te gustaría ir a mi casa? Podríamos hacer juntos la tarea que nos manden, y jugamos con Kaori, o lo que tú quieras, así liquidamos uno de los lugares para el sábado.
─Me gusta la idea. Nunca fui a tu casa, y me gustaría conocer a tus padres.
Nitta se ruborizó levemente.
─S-sí, a ellos les dará placer verte. Les hablé de ti y mueren por conocerte, jaja.
─Ya veo. Todos me aman ahora, es loco, ¿no?
─¿Quién no te ama, Kumi?
─El perro de la señora Numata, mi vecina. Siempre que me ve me gruñe.
Los dos rieron.
─Deja que te lleve a tu casa, Nitta.
─No, Kumi, ya es casi de noche y mi casa queda tan lejos como el colegio. No quiero que andes sola en bicicleta a esta hora.
─Bueno, déjame aunque sea llevarte hasta la terminal de autobuses, que tienes más frecuencia de autobuses para ir a tu casa.
─Eso sí, que queda mucho más cerca.
─Entonces sube.
Nitta se sentó en el asiento extra de la bicicleta, y la pelirrosa emprendió el viaje a la terminal de autobuses, que quedaba a unas cinco cuadras.
Durante el trayecto, Nitta se sintió bastante cansado, a tal punto de casi quedarse dormido, apenas podía mantener los ojos abiertos, entonces abrazó a Kumiko de la cintura y apoyó la mejilla en su espalda. La pelirrosa al sentir el tacto de su mejilla, principalmente de su cintura, quedó con la cara hirviendo, pero aún así, no quería que el "vampiro" se separara de ella, aunque tuvieron que hacerlo cuando finalmente llegaron.
─Din din, aquí es mi parada─ Nitta se bajó de la bicicleta.
─Fue divertido el pequeño rato que conversamos─ dijo con una sonrisa.
─Síp. Bueno, nos vemos mañana en la escuela.
─Okey, a...
─¡Espera! Antes que me olvide...─ sacó de su bolsillo un bombón, y se lo entregó─Me compré tres, dos para mí y uno para Kaori, pero no me comí este y al verte decidí que era mejor que tú lo comieras.
─Vaya, gracias, Shun. Lo comeré en casa, seguramente le dé la mitad a Emiko.
─Suena bien. Ahora sí, nos vemos─ le dio un beso en la mejilla.
─Chau, Shun─ se fue pedaleando a su casa.
─Kumi-sempai, eres tan linda...
Kumiko llegó muerta a su casa. Durmió solamente cinco horas debido a la pijamada, más ordenar su cuarto, todo lo que pedaleó con Ai y Nitta... No daba más.
Saludó a su familia, le dio la mitad del bombón a su hermanita, y se fue directo a dormir. Ni siquiera cenó.
Se quedó dormida pensando en el abrazo de Nitta en la bicicleta, y deseando más...
Realmente disfrutaba la compañía del "vampiro". Quizás este sea el despertar de sentimientos hacia él...
Sólo el tiempo lo dirá.
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