Cómo conocí a tu madre (FINAL)
[Narra Hyuga]
Ayer, Ken vino a visitarnos y a jugar con Eri. Ella le mostró el tiro del gatito, y lo sorprendió bastante. Jugaron un pequeño partido (yo le dije que la dejara anotarle goles por ser pequeña, o sino le prendía fuego la casa, okey no). Eri le anotó cinco goles con su tiro del gatito.
─Tu hija es muy fuerte, capitán─ acarició su cabeza.
─Lo sé. Heredó la fuerza de su mamá, y la determinación de su papá─ sonreí y la upé.
─Es verdad, Tsubasa y yo, con tan sólo un año de edad, pudimos patear el balón con mucha fuerza.
─Me imagino. No hay nadie más fuerte que Tsubasa.
─¡¿Y yo?!─ le grité, ofendido.
─Además de ti, capitán.
─Jejeje─ rio Hisako.
─Papi, estoy cansada─ dijo mi niña apoyando su mentón en mi hombro, la pobre dio todas sus fuerzas para anotarle a Wakashimazu.
─Bueno, yo me voy yendo, así puede dormir en paz, capitán─ dijo Wakashimazu. Hisako le alcanzó su saco y él se fue. Eri lo saludó con el brazo.
─¡Adiós, tío Ken...!─ bostezó.
─Vamos a dormir─ la llevé adentro y la dejé en su cama. La arropé y le di un beso en la mejilla. Salí de su habitación y me dirigí a la cocina a mirar una novela con Hisako.
Ya son las nueve de la noche. Hisako sigue mirando la novela mientras yo preparo la cena. Entonces, Eri se levanta y me habla:
─Hola, papi, ¿qué hay para la cena?
─Pollo frito con puré de papas─ le sonrío y acaricio su cabeza.
─¡Qué rico!
─Pero aún falta. ¿Qué tal si vas a jugar con Miu, o ves un programa en tu tele?
─Yo quiero saber cómo conociste a mamá...
Hisako y yo la miramos atentamente.
─¿Cómo... conocí a tu madre?
─Así es. Quiero que me cuentes todo.
─Hazlo, Kojiro. Yo me hago cargo de la cena. Cuéntale todo─ Hisako se para y camina hacia el horno, donde el pollo está a pocos minutos de estar listo.
Eri y yo nos sentamos en el sofá (bueno, ella se sienta en mi regazo, mirándome con esos ojos tan tiernos que siempre me inspiran puros buenos sentimientos.
─Pon mucha atención, cariño. La historia que te voy a contar es algo muy importante que tienes que saber.
─Cuéntame todo.
─Está bien. Conocí a tu madre a la edad de los doce años. En ese entonces yo trabajaba duro por tu abuela y tus tíos, y ella vino a comprar unos tomates y lechugas. Luego jugamos en el Torneo Nacional de escuelas primarias. Yo la vencí en el primer partido, jeje, pero en el más importante me ganó ella. Una vez terminado el torneo, confesamos nuestros sentimientos, y nos hicimos novios. Cuando ella tenía quince años, te dio a luz a ti.
─¿Dar a luz?
─Significa que naciste.
─Ah.
─Qué cosa─ comenta Hisako, refiriéndose a la inocencia.
─¿Pero sabes qué fue lo que más quise hacer desde que empezamos nuestra relación?
─¿Qué?
─Quería ganar un torneo para tener una historia que contarte una vez que nacieras...
Hisako empieza a llorar de felicidad. Se emocionó demasiado; yo también.
─¿Mami? ¿Por qué lloras?─ pregunta Eri con preocupación.
─Sólo está emocionada. No te preocupes.
─Está bien.
─Entonces el equipo de tu tío Tsubasa y el mío quedaron empatados en el partido de hace cuatro años, y mi colegio ganó un título de secundaria, preparatoria y colegio superior.
─¡Qué genial! ¡Mi papi ganó un torneo!─ me abraza.
─Así es. Lo hice por mi equipo, mi familia, tu madre..., y por ti─ la miro a los ojos con ternura.
Hisako deja de llorar y se acerca a abrazarnos.
─Estos han sido los mejores siete años de mi vida, porque los tengo a ustedes─ dice.
─También los míos─ digo.
─Los amo, mamá y papá─ nos abraza con más fuerza.
Mientras las tenga a ellas, seré el hombre más feliz del mundo. Ya lo soy.
FIN
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