🥇 01
Una bonito chica castaña caminaba por las calles de Seúl, era un día soleado, perfecto para lo que tenía planeado. Dio pequeños saltitos, tarareando la canción que se reproducía en sus audífonos.
Ingresó con una dulce sonrisa en su rostro, varios estudiantes voltearon a verlo. ¿Quién, en su santo juicio, está feliz un día lunes por la mañana?
Nayeon.
Gracias a ello, se había ganado el apodo de "La Optimista Im". Era extraño verla con una expresión de tristeza o enojo. Siempre encontraba lo bueno de las cosas malas y eso era lo que la diferenciaba de los demás.
Dejó sus cosas en su casillero, asegurándose de traer su cuaderno y una pequeña nota consigo. Sonrió una vez más al leer lo que decía, lo aprisionó contra su pecho y siguió su camino hasta llegar al salón de clases.
Jeongyeon y Jihyo la estaban esperando. Sabían perfectamente quién era la razón por la cual su mejor amiga estaba con el triple de felicidad.
Su aura irradiaba por dónde pisara.
-¡Jeongy... Auch! -Su sonrisa desapareció cuando chocó con el pecho alguien-. ¡Oye! -Se quejó. Mina hizo un pequeño puchero, arrugando el ceño-. Ten más cuidado.
Mina lo miró de pies a cabeza con indiferencia. Levantó su dedo índice y la empujó en la frente, haciendo retroceder a la castaña uno pasos. Luego pasó por su costado, ignorándola.
-Tonta. -Murmuró para sí misma.
Ninguna de las dos se llevaban bien, ambos competían por quedar en los primeros puestos: Nayeon para obtener una beca universitaria y Mina para seguir perteneciendo como capitana del equipo de baloncesto. Parecía algo absurdo, pero ya habían tenido bastantes indiferencias respecto a eso.
Sin embargo, solo para uno de ellos era obligatorio sobresforzarse más de lo que ya lo hacía. Siempre debemos obtener la mejores notas para hacer felices a nuestros padres, ¿cierto?
-Myoui es un insoportable. -Dijo Jeongyeon cuando Nayeon se sentó al frente de ellas-. Está peor desde que quedó en segundo lugar en el proyecto de laboratorio.
Nayeon soltó un suspiro pesado, luego sonrió como si nada hubiera pasado.
-Quizá tuvo un mal día. -Es lo que siempre decía, aunque ver la cara de culo de Mina ya era cosa de todos los días-. Ahora... ¡Quiero mostrarles esto! -chilló feliz.
-Aquí vamos de nuevo. -Jihyo se cruzó de brazos, esperando a lo que iba a decir su mejor amiga.
-Déjala ser feliz. -Lo codeó Jeongyeon-. Ella solita se dará cuenta. -Susurró.
-Anoche lo estuve pensando y... -Mordió sus labios, ansioso. Un sutil rubor en sus mejillas se asomó a su rostro-. Me voy a declarar a Tzuyu.
-¡Oh por dios! -Jihyo fingió asombro, poniendo sus dos manos en la cara, con la boca abierta-. ¡No me lo esperaba!
Jeongyeon le pisó el pie bajo la mesa para callarlo. Jihyo apretó los labios, maldiciendo por dentro.
-¿Estás segura, Nayeonnie? Tal vez sea algo apresurado y... Bueno, que tal si empiezas acercándote a ella y luego se lo dices...
Nayeon abultó sus labios y negó. Tomó la nota y la desdobló con cuidado, la había decorado con corazones y caritas felices.
-Le escribí una confesión de amor. -Dijo en voz baja, lo suficiente para que solo sus amigas lo escuchen-. Enserio me gusta mucho y... me da vergüenza decírselo a la cara.
Nayeon parecía sonrojarse más de lo que ya estaba.
-Busqué en internet "Cómo declararse a la chica que te gusta sin morir en el intento" -Jihyo soltó una carcajada, otra pisada en el pie por Jeongyeon lo calló.
-¡Park Jihyo!
Jeongyeon procedió a darle un pequeño golpe en la cabeza.
-¡Shh!
Las clases habían acabado y Nayeon se había apresurado en guardar sus cosas para ser uno de los primeros en salir. Tzuyu, quien estaba en su misma clase, parecía estar distraída, conversando con sus amigas; aprovecharía ese momento para dejar la nota en su casillero.
-Suerte, Nayeonnie. -Le susurró, Jeongyeon, levantándole ambos pulgares.
-Aquí estará mi hombro para que llores si te rechazan. -Dijo Jihyo, recibiendo el décimo golpe del día por parte de Jeongyeon-. ¡Es broma!
Nayeon soltó una risita antes de salir del salón de clases y correr hasta los casilleros. Recordaba muy bien cuál era el de Tzuyu, sacó la pequeña nota de su bolsillo y una pegatina de su cuaderno.
-Todo saldrá bien. -Se animó así mismo, pegando la confesión en la puerta del casillero 160.
La campanilla comenzó a sonar, la alarma suficiente para irse de ahí e ir al suyo. Los estudiantes comenzaron a salir, Nayeon miraba nerviosa la puerta de su aula. Su corazón comenzó a latir rápido cuando la chica de sus sueños salió con su grupo de amigas en dirección a su casillero.
Se tapó el rostro con sus manos, separando sus dedos para mirar el lugar donde había pegado la nota y en donde Tzuyu debería de llegar.
"Todo saldrá bien" Esas palabras parecían quedar en el olvido.
Las personas de su alrededor comenzaban a desaparecer y los latidos de su corazón comenzaban a ir más rápido, como si quisiera huir de todo su ser.
Cuando sus ojos se cruzaron, Nayeon quiso irse corriendo y desaparecer de la faz de la tierra. Y, aunque quisiese, sus pies no se movían de su lugar. Se había convertido en una piedra adherida al suelo.
Tragó seco cuando la vio acercarse, el tiempo parecía ir en su contra. Los segundos pasaban lentos, tanto que lo llenaban de inquietud. No quería verle la cara, quería estar en el otro lado del mundo.
¿Cómo ser invisible? ¿Eso podía ser posible? No estaba para preguntas tontas, necesitaba irse de ahí.
-Im. -Su voz tan gruesa como de costumbre, pero que hizo sus piernas temblar del nerviosismo.
Se quedó muda.
Eso no podía estar pasando. Ni siquiera le salían las palabras de la boca. Se supone que quien debería estar frente a ella era Tzuyu, quizá correspondiendo sus sentimientos y ser felices por siempre.
Sin embargo, quien estaba delante suyo, con una ceja enarcada y con la nota en su mano, era Myoui Mina.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top