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— ¡Yibo! ¡Abre la puerta! — grito por enésima vez —

— Creo que no está — Wooseok de pesimista otra vez - Zhan, ya déjalo.

— ¡No! No me iré hasta saber que está bien o algo de el porq—... — se interrumpió el pálido al ver una ventana abierta —

— Xiao Zhan. Ni se te ocurr—

— Muy tarde. Ya lo pensé.

Y así, se metió a la casa del enano. No se iría hasta asegurarse que está bien.

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