𝟎𝟎𝟒.
El mayor se retiraba la larga bata médica, mientras el menor miraba hacia abajo, sintiéndose repentinamente acalorado.
-Hyung...- sus mejillas se pintaron en rojizo al sentir la cama hundiéndose por un poco de peso extra.
-¿Te estabas divirtiendo mientras pensabas en mi, cariño?- ni siquiera lo estaba tocando, pero Jungwon pudo sentir su erección crecer lentamente bajo aquella almohada.-Te veías muy entretenido mientras brincabas, ¿Sabes qué es más divertido que jugar solo?- el menor aún con la cabeza baja negó.-Jugar en compañía.
Delineó el rostro del menor hasta dar con su mentón, subiéndolo hasta que ambas miradas se encontraron y seguidamente juntó sus labios recibiendo un jadeo sorprendido.
Sostenía la mandíbula de Jungwon, besándolo rudamente mientras Jungwon hacía su mejor intento para seguir el ritmo del beso.
Separó bruscamente ambas bocas, para atacar el cuello del menor con una mano traviesa paseándose a través del torso de Jungwon, apartó parte de la camiseta abierta, terminando por quitarla y aventarla en algún lugar de la habitación, pudiendo por fin acariciar el cuerpo desnudo de su menor.
Jungwon no sabía que hacer, quería creer que era uno de sus sueños húmedos más realistas, pero sentir la boca del mayor mordiendo, besando y lamiendo su piel le hacía saber que era real.
Le hacía saber que Heeseung lo había visto masturbándose y ahora estaba por cumplir sus fantasías y cogerlo.
-Hee hyung... ¿Jugarás conmigo?- hubiera deseado que su voz no saliera avergonzada y tímida.
-Sí pequeño...- habló el mayor con un tono excitado.-Vamos a jugar juntos.
Jungwon juró que pudo haberse corrido con solo escucharlo, él no era un experto sexual, pero tampoco era un estúpido.
-Lindo... ¿Qué tal si te pones en cuatro?Déjame ver ese lindo culo.
Soltó un gemido de sorpresa y acató aquella orden, su vergüenza regresó al darse cuenta de que su izquierda aún sostenía el dildo transparente.
Pensó en aventarlo en alguna esquina, pero fue arrebatado de su mano.
-¿Cuánto tiempo has tenido esto acá?
-Yo... uh, no-no lo sé.- mintió.
Sintió una mano golpeando su nalga derecha, jadeando al instante.
-Esa no es la respuesta que quiero, Wonie.
Jungwon realmente pensaba que podía correrse como un quinceañero inexperto.
-No recuerdo.- otro golpe en la nalga opuesta.-¡Ah~! H-Hyung no...
-¿No que, cariño?
-No puedo a-acordarme.- un gemido más se escapó de su garganta al sentir una nalgada más.
-Sigues sin darme una buena respuesta, pequeño.- dejó caer su mano nuevamente sobre la nalga derecha del menor.-A nadie le gusta jugar con los niños que se portan mal.
-N-no... por favor, hyung.- sentía su trasero arder, seguramente rojizo, y que el mayor siguiera repartiendo azotes en sus nalgas lo hacían querer llorar de placer.-¡Ah~! ¡Meses!
-¿Cuántos?
Parecía que quería jugar con su poca cordura.
-¡Muchos, hyung!- otro azote cayó en su trasero.-Mgh... mu-muchos de v-verdad.-
sin embargo seguía siendo una respuesta incorrecta para el mayor.-Agh~ bas-basta, por favor.
-No pequeño, debes ser más obediente.
-Lo seré, lo... lo prometo.
-Entonces responde bien.- paseó uno de sus dedos por la entrada fruncida del menor.-No quieres que te castigue, ¿Cierto cariño?
-¡N-No!- los dedos en sus pies se apretujaban entre sí.-Ocho... Ocho meses hyung.- los mejores ocho meses de sus veinte aburridos años de vida.
Sintió aquel dedo travieso hundiéndose por su ano, jadeando al sentirlo tocar sus paredes.
-O-Otro.- habló entre suspiro.
-¿Mi bebé quiere otro dedo más?
-¡Sí! Sí hyung.
Al instante sintió un dígito más ingresando.
-Los niños obedientes obtienen recompensas, Wonie.- habló el mayor mientras comenzaba a mover sus dedos.-¿Que obtienen los niños malos?
-Cas...Castigo.- un tercer dedo se adentró en él.
-Muy bien pequeño.- para Jungwon la voz del mayor era mucho más excitante de lo que pensaba.
-¿Quieres ser castigado o recompensado?
-Recompensa.- no podía pensar ni en cómo conjugar una palabra.
Y es que él siempre imaginó escenas de su hyung follándolo en alguna parte de su hogar, pero nunca pensó que sería tan demandante.
-Así que supongo que tienes más juguetes, ¿me equivoco?- por supuesto que Heeseung sabía la respuesta, se había encontrado con aquella caja alguna vez en su vida, pero decidió no haber dicho nada.
-N-No...- tenía tal vez unos diez más, su hyung no tendría porque saberlo.-No tengo.
Un dedo fue retirado.
-¿Seguro?- redujo la velocidad en las penetraciones de sus dedos.
-Sí... ¡lo-lo juro!.
Ambos dígitos terminaron por salir y de pronto sus nalgas comenzaron a ser amasadas.
-Creí que querías ser recompensado, Wonie.- apretujó el trasero del menor reiteradas veces.-Eres un pequeño mentiroso.
-No-no...- por si fuera poco, el mayor había alineado aquel juguete tentadoramente en su trasero.
-Jungwonie es un mentiroso y desobediente bebé.- el menor desatendido meneaba sus caderas en movimientos de atrás hacia adelante, queriendo sentir un poco más de aquel juguete.-Mereces un castigo.
-¡No hyung!- lloriqueó.-No miento... No soy mentiroso.
Sintió un par de besos siendo repartidos por su nalga derecha antes de que un gran manotazo recaiga en ella.
-Levántate.
Para Jungwon era tan demandante, cómo podía ser así, ciertamente Heeseung solía ser atento y agradable la mayoría del tiempo, cuando no estaba estresado o enojado claro.
Tenían ocho años siendo amigos y dos de ellos viviendo juntos, Jungwon podía contar todas las veces que el mayor se había enojado tanto y los dedos de una sola mano eran suficientes.
Porque aún cuando se enojaba era más seguro que lo ignore hasta que se dignara de perdonarlo, a diferencia de Jungwon que se encargaría de hacerle sentir tan mal al hacer comparaciones absurdas, ciertamente era muy cruel cuando lo hacían enojar.
Sí, Heeseung fue una gran ayuda para aprender a lidiar con el mal humor y los impulsos que tenía, pero en ese momento le parecía hasta divertido cómo aquel chico que se encargó de decirle una y otra vez las razones por las que debe ser más amable y considerado, ahora lo esté tratando como un completo sumiso, torturándolo a él y a su cordura al actuar de aquella forma dominante.
Era una versión nueva y distinta de Heeseung.
¿Órdenes? Pff, en aquella casa era más probable que Jungwon le dé órdenes a Heeseung, pero en ese momento mientras se encontraba recostado boca abajo sobre al regazo del mayor con su trasero levantado, podía importarle menos tomar el papel de sumiso.
Al menos sólo en esa ocasión.
-Contarás cuántos azotes te daré.- las largas manos en su trasero se encargaban de acariciarlo con suavidad.-No gemirás y espero que no te confundas... Porque entonces empezaría de nuevo, ¿entendiste?
-Sí Hee hyung.
-Dime un número del uno al diez.
-¿Para qué?- inquirió con inquietud.
-Si no me dices entonces tendré que decidirlo yo mismo.
"De acuerdo, esto es más importante que mis decisiones de si ser veterinario o policía cuando era un niño."
-Dos...- dijo con duda.
-Entonces tendrás dos oportunidades.- y fue entonces cuando Jungwon se sintió más jodido que nunca.-Si fallas en ambas entonces... Te follaré a mi manera.
-¿Si lo logro ya no me castigarás?
-Te consentiré.
"Hagámoslo" pensó, convenciéndose de que lograría pasar de aquel castigo.
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