ᴄʜᴀᴘᴛᴇʀ ғɪᴠᴇ

Por la mañana, con Taehyun de mal humor por ser pateado y destapado por Yeonjun por toda la noche, desayunaron los cuatro juntos, aunque el mayor no tenía ganas de estar con nadie, dejó sólo a Beomgyu acercarse y el peligris le hizo mimos en un intento de que se relajara un poco.

La abuela Choi desayunó con ellos, y no pudo evitar comenzar a hablar del pequeño Soobin hasta avergonzar al pelinegro.

Habló también de Yeonjun, y de como siempre fue el mejor amigo de Soobin incluso de pequeños, y que era el chico más fiel que su nieto pudo haber conseguido.

Yeonjun no podía sentirse más halagado, sonriendo ampliamente, por otro lado, Soobin se sentía avergonzado, y tenía las mejillas rosadas de vergüenza, a pesar de que su abuela no había dicho nada malo.

—¿Quieres que vaya a buscar los álbumes?— preguntó la mujer, haciendo que Yeonjun se emocionara, y a su nieto comenzará a pedir piedad.

Para ese punto, Taehyun estaba tan divertido con la situación que su mala cara había quedado atrás, y reía con gracia por las súplicas de Soobin, ignoradas por la señora que salió de la sala para buscar las fotos.

Beomgyu pinchó el brazo de Taehyun con su dedo, reclamando atención.

El rubio se volteó hacia él inmediatamente.

Médico-. — Beomgyu negó, sabiendo que estaba diciendo mal la palabra. — Medica-mentos. — se corrigió.

Taehyun tardó un segundo en recordar.

Miró la hora con preocupación, faltaban una media hora para las once, y poco más de una hora y media para que Beomgyu tomará los remedios.

—Terminemos el desayuno y llamaré a mamá para que nos lleve. — dijo Taehyun, refiriéndose a la señora Choi. — ¿Los tienes en casa, no?

Beomgyu asintió.

—¿Qué medicamentos?— preguntó Yeonjun, de chismoso, mirando a ambos como si escondiera un jugoso secreto.

Taehyun miró a su novio, como pidiendo permiso para decirlo, aunque el peligris negó.

Nada. — dijo Beomgyu, restándole importancia.

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