21. Acepto
Capítulo veintiuno:
Acepto
"Bésame" pidió Damian a través de sus pensamientos, sin hacerlo verbal. Edward concedió su deseo con fervor y lo tomó del cuello para acercarlo a él.
La casa en la que vivirían aún no contaba con la instalación eléctrica, estaban en la sala principal alumbrados con las velas prendidas por el lector de mentes después de que sus familiares y amigos los dejaran solos. Se encontraban parados uno al frente del otro, felices y ansiosos como jamás lo habían estado por tocarse de nuevo, esta vez no en un arrebato de celos o de deseo puramente carnal sino dejándose guiar por los sentimientos que sentían el uno por el otro. Afuera no se escuchaba nada, en el interior solo se podía escuchar el eco del sonido de sus bocas besándose y los pequeños jadeos de cada uno de ellos.
El beso que había suplicado el moreno se intensificó al punto en el que la lengua de Damian exigía entrar a la boca de Edward y explorar minuciosamente. Edward abrió los labios y permitió aquella acción maravillándose con el resultado; era revitalizante besarse sin tener que esconderse ni avergonzarse de lo que sentían.
El de cabello rizado fue hasta el cuello de Edward y lo besó justo en la nuez de Adán, había deseado tanto besarlo ahí desde la última vez. El vampiro hizo su cabeza de lado y permitió acceso a su cuello cerrando los ojos. Sus finas manos de músico recorrieron la espalda de Damian por encima de la camiseta despojándolo del saco que llevaba antes, deseaba tanto volver a tocar su piel, y esta vez lo haría con toda la calma del mundo.
Mientras volvían a besarse, Damian tocó con sus manos el vientre de Edward por debajo de su ligera camisa blanca ocasionando un jadeo involuntario de Edward, sorprendiendo a ambos por lo hermoso y erótico del sonido.
"Quiero quitártela" nuevamente la petición de Damian fue a través de su mente. Le gustaba no hablar y dejarle ver sus pensamientos, le agradaba no tener que hacer verbal lo mucho que lo deseaba, como si las palabras no bastaran.
Edward alzó los brazos y automáticamente Damian alzó su camisa para quitársela. Sonrió al ver el torso desnudo de su creador y no pudo resistirse a besar su pecho, lentamente pasar por sus hombros e ir bajando hasta su abdomen y dedicarse a besar su ombligo.
"Esto es demasiado" pensó Edward con deseo. La última vez el neófito no había sido tan atrevido y esa actitud desinhibida lo estaba volviendo loco. Tomo su cara entre sus manos, volvió a besarle con apetito de él y lentamente se deshizo de la camisa de Damian dejándolo desnudo del torso al igual que él.
Ambos se sonrieron levemente antes de volverse a besar, esta vez con más ansias, mordiéndose y ahogando los gemidos del otro en su garganta. Las manos de Edward acariciando la pequeña espalda del más bajo mientras éste le regalaba mordidas por todo su cuello que provocaron jadeos del lector de mentes. Para el neófito era el sonido más excitante que había escuchado en su vida.
Damian se atrevió a desabrochar el botón del pantalón de su creador, sorprendiéndose por un momento; aquello se sentía tan real en ese instante pero no iban ni querían detenerse.
— Quítamelo— Edward hizo verbal su petición.
Damian lo obedeció y se deshizo de la prenda de Edward, él también quedó desnudo gracias a la ayuda de su ahora prometido. Edward tragó saliva, se miraron a los ojos tiernamente nerviosos, incluso sintieron como sus mejillas hormigueaban por su timidez.
"No hay cama" pensó Damian ocasionando la risa angelical de Edward. Este acarició su frente, quitando mechones de cabello rizado y besó su frente hasta llegar a su oreja.
— No la necesitamos— susurró Edward en el oído de Damian.
Con esa última frase perdieron sentido de todo a su alrededor.
Se acostaron sobre el suelo de madera, Edward encima de Damian cuidado no aplastarlo con su peso. Las finas manos del primero al explorar su cuerpo hicieron temblar al segundo, sobre todo cuando tocaron su erección.
Lo que estaban experimentando era por mucho mejor que tomar sangre humana; Edward recorría con suma delicadeza el cuerpo de Damian y se preguntó a él mismo cómo pudo contenerse por tanto tiempo.
"Quiero intentar algo, déjame tener el control por favor" suplicó mentalmente Damian y Edward rápidamente cambió de posición dejando al neófito arriba de él.
Damian besó los labios de Edward pero no se demoró en ellos, con su lengua recorrió el cuello y los pectorales del mayor, ocasionándole estremecimientos y que se arqueara dejando ver cuánto le gustaba. Recorrió con besos y lamidas impropias cada parte de su torso hasta llegar a su objetivo. Cuando el más joven tomó el miembro de Edward entre sus manos para acariciarlo, éste sintió como si un millón de estrellas explotaran en su interior.
El de cabello rizado humedece sus labios con su lengua, una sonrisa ardiente apareció su boca. Edward podía ser más experimentado en muchas cosas, pero en el terreno del sexo era tan mojigato e inexperto que Damian creyó poder enseñarle en ese aspecto.
Cuando Damian comenzó a besar y lamer su miembro, Edward se removió asombrado.— Damian...— gimió intentando apartarse pero el nombrado lo detuvo, empleando su fuerza de neófito.
"Dime que no te gusta y pararé, lo prometo" le comunicó mentalmente y Edward no pudo negarse, era el puto cielo.
Damian suspiró cuando le escucho gemir aún más llevando el placer a tal límite que le cuesta creerlo, cerró los ojos metiendo todo el miembro de su creador en la boca hasta sentir que se atraganta por la longitud del contrario, después de varios minutos cerró aún más los párpados y la sacó de su boca abruptamente escuchando un plop sonar en ese silencio de jadeos, evitando la culminación de Edward.
El joven neófito descubrió que aunque amaba el sonido que producía Edward en el piano, nada se comparaba con los sonidos guturales y exquisitamente sexuales que producía en ese momento.
— Dios...— susurró Edward abriendo los ojos completamente oscurecidos por el deseo.
— Pensé que no creías en él—. Se burló con voz rasposa Damian mientras se acostaba a su lado en el piso de madera. Sus ojos también se habían oscurecido perdiendo ese dorado hermoso que poseían.
Sin hablar, Edward arremetió de nueva cuenta a los labios de Damian, sintiendo su propia esencia en ellos y eso en lugar de asquearlo, lo excitó aún más de lo que estaba. Con sus manos recorrió la parte frontal del cuerpo de su amante, acariciando sus pezones. Ya no aguantaba más y en un rápido movimiento se colocó entre las piernas del canadiense, con ambas erecciones rozándose peligrosamente.
Edward comenzó la fricción ocasionando la distorsión del rostro de Damian convirtiéndose en una mueca de placer. Las uñas del moreno se clavaron en la espalda del de cabello cobrizo, podía sentir como cada centímetro de su cuerpo era cubierto por la piel nívea de Edward, un pensamiento fugaz pasó por su mente: que no había forma de estar más cerca a una persona, que dar un paso más sería como abrir el pecho y exponer el corazón.
La fricción parecía insuficiente para ambos, así que Edward tomó sus piernas y lo acomodo a modo para darse paso en su interior con suavidad, temiendo que si lo hacía con fuerza, Damian podría romperse. El más joven se irguió con la ayuda de sus codos para poder besar de nuevo sus labios; suspirando y jadeando consiguiendo que los sonidos de ambos se entremezclan.
Edward buscó entremezclar sus dedos, para sentirse aún más unido a su ahora prometido; Damian arqueó su espalda cuando Edward volvió a tocar ese punto que ocasiona una lluvia de placer. El neófito se preguntó si alguna vez se cansaría de entregarse así a su creador.
Estaban al borde del final y Damian no pudo evitar mirar a Edward directamente a los ojos, lo amaba mucho, quería decirle en voz alta pero Edward colocó un dedo entre sus labios, lo sabía.
— Edward...— jadeó con voz ronca cuando sintió como terminaba, al igual que el nombrado siendo envueltos en un sentimiento de euforia mutua.
Una vez liberado, Edward dejó caer su cuerpo sobre el de Damian, no estaba cansado gracias a su condición de vampiro, solo quería disfrutar los restos de tan arrebatado encuentro. Su mano izquierda no se quedó quieta, acarició el cabello rizado de Damian mientras éste besaba el rostro de Edward.
— ¿Aún crees que tu alma se irá al infierno?— cuestionó en voz baja el neófito aún acompasando su respiración mirándolo directamente. Edward meditó su respuesta y contestó sonriente, deslumbrante.
— Sí.
— La mía seguirá a la tuya entonces, a donde vayas yo iré sin pensarlo.
— Entonces valdrá la pena ir al purgatorio a tu lado, Damian Cullen— musitó Edward besando su frente y rozando su nariz en su cabello.
— Apuesto a que sí, Edward Cullen— Damian sonrió levemente por las caricias de su amante.
Se quedaron callados bastante rato, hasta que las velas se apagaron y el amanecer fue el que alumbró la sala de su nueva casa, de su nueva vida.
Pasaron varias semanas desde que todo se había arreglado. Bonnie había sido aceptada en dos universidades, el problema es que no quería separarse de Jasper ni de Damian, además de que quería luchar por su sueño de convertirse en una artista de maquillaje. No quería desperdiciar su tiempo en algo que no le apasionara, así que estaba considerando seriamente tomarse un año sabático.
Los Cullen se enteraron por la chispeante rubia que su odiosa vecina, Bella Swan, había abandonado a su padre y regresado con su madre a Florida.
Edward y Damian estaban cada día más enamorados, al punto de desaparecer toda una semana al no salir de su casa para estar juntos.
— ¿13 de Septiembre? ¿Estás seguro?— pregunta Edward levantándose con la ayuda de sus codos para mirar con atención a su prometido.
Ese día habían decidido salir y fueron al claro de Edward; Damian, que estaba sentado a horcajadas sobre su prometido, asintió apretando sus labios.
— Sí, quiero adelantarme a qué Alice invite a todo el pueblo. Solo quiero algo tranquilo.
— Será un golpe duro para ella— sonríe Edward y toca la nariz de Damian—, cuando quieres puedes ser bastante duro y malo.
— No lo hago para molestarla, solo deseo que nuestra unión sea cosa de nosotros y no de gente que no conozco, como los primos esos de Denali, por ejemplo.
— Lo que tú quieras está bien para mí— Damian sonrió al escuchar su respuesta y lo besó con ahínco tomando sus mejillas.
— Quiero aplazar mi ingreso a la universidad al igual que Bonnie— Eduard arruga su frente.
— ¿Seguro?— pregunta el lector de mentes—, sabes que te apoyo en lo que sea pero no quiero que detengas tus planes por mí.
— No los detengo por tí, solo creo que quiero un tiempo contigo, a solas— Damian sonrió apretando sus labios—, quiero ver el mundo tomado de tu mano, quiero viajar y perfeccionar mi autocontrol. Tú y yo tenemos muchas cosas que sanar y creo que un viaje indefinido juntos puede arreglarlo, puede sonar egoísta pero te quiero solo para mí por un tiempo.
Edward asintió de buen humor.— Me parece perfecto, y creo que sé al primer lugar al que te llevaré.
El mes de Septiembre llegó rápidamente, el verano había acabado y las hojas marrones de los árboles habían empezado a caer. Edward y Damian terminaban de acomodar acomodaban las cajas con cosas que habían traído de la casa principal hasta su nuevo hogar cuando recibieron la visita de Alice, quien estaba radiante, parecía haber recuperado la alegría que había perdido hace tan solo unos meses.
Entró a la casa de sus hermanos y traía en sus manos dos portatrajes de color blanco.
— Hola, hola— canturreo sonriendo.
— Pudiste haber llamado Alice— la reprende Edward, que estaba acomodando su piano en la estancia.
— Están vestidos, tenía que aprovechar— respondió y le sacó la lengua.
— ¿Qué son esos?— preguntó Damian dejando un par de libros en una repisa de su librero.
— Son dos hermosos y finos trajes para ustedes dos— respondió Alice dejándolos sobre el sofá de tres piezas. La menuda vampiresa admiró el hogar de los chicos, ella no pudo decorar mejor el lugar, todo le gritaba a ellos.
— ¿Atuendos para...?— Damian alza la ceja.
— Para la renovación de votos de Rosalie y Emmett, ¿Para qué más?— respondió como si fuera obvio.
— Pero si lo hicieron hace dos años—Edward arrugó la frente.
— Pero se aman mucho y lo harán de nuevo— contestó Alice sonriente—, a las 6 en el prado. Vayan hermosos y guapos como ustedes saben, no lleguen tarde.
La pequeña chica se acerca a ambos y les da un beso en la mejilla. Edward, con el ceño fruncido, la detiene del brazo.
— ¿Hay algún motivo por el cual no dejas de cantar en tu mente una canción de esos coreanos que le gustan a Bonnie?
Alice sonrió y le guiñó el ojo—. Me gustan, eso es todo. Son pegajosos, me pase toda la tarde de ayer con Bonnie y ella me los pegó.
A las 5:55, Edward y Damian estaban pulcramente vestidos con sus elegantes smokings de color negro.
— Te ves deslumbrante— exclamó Edward mientras Damian intentaba peinar su cabello rizado sin éxito en el baño de la recamara principal.
El neófito le guiñó el ojo a través del espejo del baño y se giró hasta acercarse a él; acomodó su corbata de moño y le dio un pico.
— Perfecto— dijo sonriente y Edward lo rodeó de la cintura.
Caminaron tomados de la mano, el clima era perfecto pues no llovía y el cielo estaba cubierto de nubes inofensivas. Llegaron al claro riendo por un chiste tonto que había contado Damian y se sorprendieron al ver a toda su familia reunida, incluidos los supuestos novios además de varios miembros de la manada como Seth y Leah Clearwater, Jacob Black y Quil Ateara; Bonnie también estaba ahí, sonriendo en los brazos de Jasper.
Edward arrugó su frente, pues los pensamientos de todos eran evasivos. Damian imitó su gesto y giró su rostro para mirarlo, quería saber qué estaba pasando.
El prado estaba bellamente adornado con flores blancas, sillas hechas de troncos de madera y había un pasillo que terminaba al llegar a un arco que parecía que naturalmente se elevaba del suelo. Era la boda de sus sueños.
— Sé que me he comportado como una total perra y una bruja con ustedes dos— Alice se acerca a ellos con una sonrisa, los vampiros se le quedan viendo como si le hubiera salido otra cabeza—, y les prometí que haría lo que fuera para compensar un poco lo mal que me porté en el pasado y ahora estamos aquí, en el día de su boda.
Damian abrió la boca y pensó que todo era una especie de broma. La miró como si hubiera enloquecido y se giró para ver la reacción de su prometido, y se sorprendió al ver a Edward sonriendo de lado, conmovido.
— No tenemos anillos— se excusó rápidamente el más joven de los Cullen. Bonnie profirió un silbido y sonriente, enseñó dos anillos dorados.
— Solo tienen que caminar y Carlisle los casará, se acabó— respondió Alice victoriosa.
Carlisle se acercó a los muchachos y sonriente, comenta una más de las locuras de su hija—. Alice me obligó a sacar un permiso por internet, si no era yo el elegido hubiera sido Emmett y hubiera sido peor.
Damian negó divertido y asombrado a partes iguales por las locuras de su familia, volteó a mirar a Edward, quien hasta el momento no había dicho nada. El vampiro de cabello rizado mordió su labio menor, nervioso y le hizo la pregunta.— ¿Tú quieres hacerlo?
Edward sonrío de lado y lo miró directamente a los ojos—. Es lo único que he querido hacer desde que te conocí.
Damian apretó los labios en una sonrisa y exhaló mientras se liberaba del nerviosismo.— Vamos a hacerlo.
Fue una ceremonia significativa, en donde Damian caminó por el pasillo de flores de la mano de Esme, su madre. Edward lo esperó bajo el arco con los ojos más brillantes que nunca, de pronto todo pareció desaparecer para ambos a excepción del otro, y fueron conscientes de la presencia de los demás cuando Carlisle les pidió decir sus votos, siendo Edward el primero:
"Me enamoré de tu bondad, de tu increíble valentía y de tu corazón que no hace nada más que ofrecer amor a todo aquel que lo toca. Te elijo a ti porque a tu lado he descubierto que el verdadero amor es aquel que no aísla, no rechaza y no persigue: solamente acepta."
Damian sonrió inmensamente y bajó la mirada un segundo, pues era su turno:
"Te elijo a ti, Edward Cullen, y lo hice desde el primer instante que abrí los ojos a este nuevo mundo. No te prometo que todo será color de rosas, en nuestro mundo nunca nada lo es, sé que habrá millones de problemas pero sé que vamos a enfrentarnos juntos, tomados de la mano, a cada uno de ellos".
Bonnie, hecha un mar de lágrimas se acerca para entregar los anillos. Edward deslizó la argolla en la mano izquierda de Damian y viceversa.
— Edward Anthony Masen Cullen, ¿Aceptas como compañero a Damian Cullen?— preguntó Carlisle.
— Acepto.
— Damian Cullen, ¿Aceptas como compañero a Edward?
— Acepto.
— Pueden besar al novio— Carlisle declara sonriente y el mundo se desaparece, se desvanece para ellos.
Los aplausos no tardaron en sonar, al igual que los gritos de júbilo de su familia y amigos. Tanto Damian como Edward sintieron los abrazos de todos, siendo Bonnie una de las más eufóricas.
La recepción se llevó a cabo en la mansión de los Cullen, a la cual se unirían más tarde Sam Uley y su improta, Emily Young, quienes anunciaron que esperaban a su primera hija, a la que nombrarían Leah.
Alice se había lucido, y ahora mirada sonriente como Bonnie, Damian, Leah y Seth bailaban y reían al centro de la pista, pues las dos chicas habían apostado a que Bella aparecería en algún momento a impedir la boda, ganando Leah los diez dólares perdidos de la otra vez .
— Gracias, fue hermoso. Justo como lo habíamos imaginado—. Edward la abrazó y la pequeña vidente besa su mejilla.
— Nos depara un hermoso futuro a todos Edward, ya lo verás.
— Confío en eso— respondió su hermano sonriente—, si me disculpas, tengo que bailar esta canción con mi esposo.
Alice miró con una enorme sonrisa como los ahora esposos bailaban suavemente una de sus canciones favoritas: The Way You Look Tonight de Frank Sinatra.
En ese momento tuvo una visión que la desconcertó un poco, pero no perdió su sonrisa.
A/N: estoy llorando, ganó el bien y ganaron nuestros gayssss.
Ahora: una dinámica porque estoy aburrida
Punto y te digo que personaje de Lion Heart eres:
Jasper:
- Sufres en silencio.
- Tú novi@ te dejó por la persona que te dijo que solo era un amigo.
- Te gustan los raros
- Eres un buen hermano
- eres infravalorado unu
Damian:
- soft gay
- eres estudioso
- todos te quieren
- carita perfecta, skincare queen
- a veces eres medio bitch cuando te hacen enojar
- te gusta ayudar a la gente
Bonnie
- amas maquillarte estilo euphoria xd
- te gusta el kpop
- te gusta el alcohol y ponerte hasta el ano
- shippeas gays
- perreas con tu amigo gay
Bella
- tienes complejos de inferioridad
- tus papás se divorciaron
- te vistes feo aka como camionero
- tu novio te engaño con otro vato
- tienes depresión de a mentis
Edward
- gay de closet
- acosas morritos
- te gusta tocar el piano
- te gusta el drama y ser el centro de atención
- fuiste emo en la secundaria
- eres virgen
Alice
- lencha de closet
- te enamoraste de tu mejor amiga
- te vistes cute
- eres rica
- intentas arreglar las cosas y lo arruinas todo
- crees en los horóscopos
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