12. El ataque

Capítulo doce:

El ataque



Damian colgaba por décima vez su celular, negándose a contestar la llamada de Edward. Esa mañana llegaban él y Bella a Forks después de irse a visitar a la madre de la humana de Florida.

Bonnie estaba conduciendo el Nissan de Damian, cantando con la música de pop coreano a todo volumen. La chica se sentía bien teniendo un amigo por fin desde su transición. Antes no tenía muchos amigos pero por lo menos no se sentía invisible; todo cambió cuando decidió hacer el cambio para verse por fuera como se sentía por dentro. Fueron meses difíciles y cuando regresó a Forks todos la trataron como rata de cloaca, todos menos Angela Weber, por supuesto.

Por rabillo de ojo miró que Damian volvía a colgar la llamada de su hermano Edward, a quien tenía con una foto de contacto de ambos abrazados.

— Oye, generalmente no me importa la vida de los demás pero...—Bonnie baja la música para que Damian le ponga atención— ¿De dónde te sacaron el Doctor y la Señora Cullen? Todo el mundo en la escuela quiere saber de dónde saliste.

Damian arruga un segundo su frente y aprieta los labios—. Carlisle atendió a mi mamá los últimos meses de su vida en el Hospital, ella conoció a Esme y a los demás y creyó que eran una buena familia para que yo creciera. Antes de morir le pidió a los Cullen que me adoptaran.

Hablar de su madre era difícil para el vampiro, tanto que su ánimo decayó un poco; la humana se percata de ello y se disculpa—. Lo siento, no debí preguntar. Todos piensan que eres pariente de Esme, nunca he visto a tu madre pero dicen que te pareces mucho.

Damian sonríe y niega quitándole importancia al asunto—. Está bien, estoy feliz con ellos. Quiero quedarme con los Cullen mucho tiempo.

Y no mentía, no podía concebir una vida en la que ellos no estuvieran en ella pero aceptaba que no se veía a él mismo aguantando por siempre a Edward y a Bella.

— Creo que la vida siempre recompensa con cosas buenas a la gente buena—. Bonnie despegó la vista de la carretera y sonrió al muchacho—. Pero eso de quedarme en Forks no lo entiendo. Quiero salir a ver otras cosas, conocer más gente como yo. Vivir en un lugar, cambiarme a otro. Me gustaría iniciar de nuevo y no sentirme tan fuera de lugar.

Damian sonrío de vuelta a la humana—. Comprendo, me gusta que seas tan decidida.

Bonnie sonrió y dio un giro para adentrarse al estacionamiento del instituto. Todavía era temprano, así que encontró estacionamiento cerca de la entrada.

Comenzó a llover cuando ambos salieron del auto, así que corrió para cubrir a Bonnie con un paraguas cuando los vió. Eran dos muchachos de piel morena, uno enorme y el otro era el niño que le había gritado por lastimar a su hermana.

No tuvo que ser Edward o Alice para saber qué habría problemas. — Bonnie, ¿puedes adelantarte? Creo que esos chicos vienen a buscarme.

La nombrada volteó a mirarlos e inmediatamente negó con el rostro—. Por supuesto que no, pero si quieres puedo llamar a tus hermanos.

—¡Hey, Cullen!— gritó el más alto con dirección al muchacho, Bonnie lo miró aterrada pues era enorme a comparación de Damian.

Damian le dió el paraguas a Bonnie y se apresuró a encarar a los licántropos.

— Así que tú eres la nueva alimaña Cullen, debo decir que esperaba algo mejor— Jacob Black escupió las palabras sin meditar ni un segundo. Damian frunció el ceño molesto pero le importaba más la seguridad de Bonnie, así que se giró hacía ella.

— Bonnie, por favor espérame en la entrada— le pidió a la rubia. La chica no quería dejarlo solo pero podía empezar a gritar en caso de que algo saliera mal.

Seth Clearwater ve de reojo a Bonnie cuando pasa a su lado. Vuelve a centrar la mirada en el vampiro y sabe que estar ahí es un error. La lluvia empezó a caer más fuerte.

— Leah Clearwater, la chica a la cual lastimaste hace dos noches está grave—, empezó a decir Jacob. La capacidad de curación de la mujer por alguna razón no estaba funcionando y nadie sabía por qué en la Reservación, todos culpaban al nuevo neófito de los Cullen—. Si ella no mejora, estarás muerto.

—¿Qué le hiciste a mi hermana?— pregunta Seth, preocupado.

Damian aprieta los puños, él no le había hecho nada más que aventarla. ¿Cómo se atrevía a culparlo? Miró fijamente a Jacob con ojos negros, necesitaba salir de ahí.

— No le hice nada, no entiendo por qué no mejora pero puedo verla para curarla—, intenta Damian hacerlo de manera civilizada—. Así como Edward puede leer mentes yo puedo curar las heridas de las personas, por favor.

— Jamás vas a acercarte a ella sanguijuela— Jacob avanza hasta al chico y lo empuja sin éxito. Damian escucha el grito de Seth pidiéndole que pare pero es muy tarde.

Damian lo empuja de vuelta y éste logra hacer caer a Black sobre un enorme charco de agua que se había formado por la lluvia.

Jacob se acerca rápidamente hasta Damian pese a las súplicas de Seth por ya irse cuando Edward aparece empujando violentamente al lobo.

—¡Si vuelves a tocarlo te juro que te mato!— el lector de mentes gritó de manera violenta con Bella detrás de él mirándolo consternada.

Era bien sabido que ese par no se llevaba nada bien, número uno porque eran enemigos naturales, y número dos, porque ambos disputaban el cariño de Swan. Pero la reacción de Edward al ver a Jacob atacando a su hermano era increíble e inaudita, nadie jamás lo había visto así.

— ¡Uno de los nuestros está enfermo por su culpa! ¡Podría perder el brazo!— se enfrenta Jacob a Edward. Damian solo quería desaparecer en ese momento.

— No me importa, jamás vuelvas a atacar a Damian o te juro que lo vas a lamentar perro—, masculló de manera más calmada, pero esa voz le heló la sangre a Bella y a Jacob.

— No te tengo miedo y además vengo a advertirles que jamás vuelvan a cruzar a nuestras tierras o van a pagar —respondió tragando saliva.

— Jake, vámonos— súplica el niño Clearwater.

— Jacob por favor...— suplicó Bella y el aludido miró a los vampiros con asco, la lluvia no estaba ayudando.

El licántropo caminó hacía su moto sintiéndose humillado por los Cullen; Seth lo siguió no antes de echarle un vistazo a Damian, quien lucía terriblemente afectado. Ambos se van siendo seguidos por los ojos de Isabella.

Bonnie, quien había visto todo al igual que varios estudiantes, fue la única que se dio cuenta de lo que estaba pasando ahí. Miró como Edward abrazaba con intensidad a Damian y se aseguraba que estuviera bien.

Era tan obvio: Edward Cullen estaba loca y desesperadamente enamorado de Damian. Y por la forma en la que su amigo lo miraba podía asegurar que le correspondía.

"¡Pero si ni a su novia abraza así!" pensó Bonnie mientras miraba como Bella Swan, su odiosa vecina, los miraba fijamente.

—¡OMG! Ella lo sabe...— susurra por lo bajo, sonriendo levemente al darse cuenta de lo intuitiva que era.

El abrazo entre ambos chicos es demasiado íntimo para ser de hermanos, casi se sentía una pervertida por estar mirando. Así que corre rápidamente con el paraguas hasta los tres y se acerca a su vecina, con quién jamás había cruzado palabra.

— Bella querida, vamos a llegar tarde a la primera hora— Bonnie cubrió a la castaña con su paraguas, la voz de la rubia hizo que ambos hombres se separaran del abrazo.

Damian bajó la mirada, sintiéndose profundamente confundido con los sentimientos en su interior. Las emociones de los vampiros así como sus sentidos se veían intensificados por el veneno, así que ahora mismo se sentía sumamente abrumado.

— Bella, necesito hablar con mi hermano— dice Edward sin dejar de mirar a Damian—, le diré a Alice que te lleve a casa.

La castaña estaba a punto de protestar pero Bonnie interviene para tomarla del brazo y sacarla de ahí dejando a ese par a solas.

La lluvia no daba tregua, Damian ya estaba empapado al igual que Edward.

— ¿Podemos hablar por favor?— pregunta el lector de mentes con urgencia. Todas esas semanas separados habían causado que Edward se sintiera cada día peor, pero ahora mismo estaba desesperado por hablar con él.

Damian nota esa desesperación y reconoce que él se encuentra del mismo modo.

— Sí, pero no aquí— el muchacho de ojos negros por la sed camina con dirección al bosque que bordea el instituto.

Una vez en lo alto de la montaña y con la lluvia desapareciendo, Damian se quitó la chamarra mojada arrojándola al piso y quedándose con solo un suéter azul que se conservaba seco gracias al impermeable.

Edward tragó saliva, nervioso. No sabía qué decir, siendo curioso porque parecía siempre tener las palabras correctas en la boca.

—¿Cómo estás?— comenzó Cullen—, me enteré de lo que sucedió con Seth y Leah Clearwater.

Damian se sentó en una raíz de árbol en el piso, pasándose las manos por el rostro—. Estoy bien. Yo solo quería atrapar a Victoria, solo eso me importaba. Yo solo quiero que te deje en paz para que puedas ser feliz con Bella sin ningún tipo de preocupación.

El neófito agradeció y a la vez maldijo su incapacidad de llorar porque estaba seguro de que ahora mismo estaría hecho un mar de lágrimas. Había lastimado a alguien inocente por su amor a Edward, esa era la verdad.

— No debiste hacer eso, escúchame— el mayor tiene que contenerse de tomar la barbilla del más joven—. No fue tu culpa que Leah esté lastimada, fue su decisión atacarte y tú solo te defendiste. No debes poner la seguridad de nadie antes que la tuya.

— Pero si algo le pasa será mi culpa— la bondad era algo raro de ver en esos días y Edward lo sabía, por eso admiraba tanto que Damian fuera tan buena persona.

— No, aunque podemos hacer algo—, el cobrizo trata de calmar a su hermano—, leí en la mente de Seth que haría cualquier cosa por su hermana, incluso acercarla para que la cures. Solo déjame organizar todo.

— ¿Por qué haces todo esto?— Damian alzó esa mirada negra y profunda al lector de mentes, llevaba semanas sin mirarlo así.

— Porque...— Edward casi se atraganta con las palabras que iban a salir de su boca.

"Porque te quiero" el pensamiento apareció asustando al vampiro.

— Porque me importas, porque ahora eres mi familia y no soportaría que algo te lastime—. Damian cerró los ojos y los apretó, intentando creer en las palabras de Edward.

— Pues no está funcionando porque sufro todos los días desde que llegamos aquí—, Damian se levanta y sube a la copa de un árbol. Necesitaba ver el cielo, sentir el aire húmedo para aclarar su mente.

Edward lo siguió, intentando no mirar su rostro entristecido—. Lo sé, solo te pido que me dejes estar en tu vida de la manera en que tú lo decidas. Yo ya no puedo seguir sin ti en la mía, han sido días terribles y yo ya no puedo más, y sé que tú tampoco.

Y era verdad, desde que habían llegado a Forks todo parecía haber perdido el color para ambos. Pero Edward no podía aceptarlo, por más que quisiera no podía aceptar que Bella Swan y su relación no lo hacían feliz.

Damian, quien tenía la mirada fija en el paisaje, regresó sus ojos al increíble hermoso rostro de Edward. Siente esa punzada de anhelo que aparecía en su pecho cada vez que lo veía y aprieta los labios para contener un suspiro, en su lugar sonríe de lado pero no de felicidad, más bien de resignación.

— Te quiero en mi vida...— Edward está por dar un paso para abrazarlo cuando las tres palabras que dice Damian lo detienen y lo hacen trizas—, como un hermano.

Edward parpadeó varias veces y no pudo evitar bajar la mirada, con un profundo sentimiento de desesperanza—. Puedo serlo si eso es lo que necesitas.

Dicho esto, ambos caen de pie en el suelo. En el cielo se escuchan los truenos que anuncian una buena tormenta. Edward sugiere acompañarlo a cazar.

— Claro, pero entonces déjame llamar a Jasper para que lleve a Bonnie a casa. Ella tiene las llaves de mi auto— Damian saca su celular y empieza a buscar el contacto del ex soldado.

— ¿Estás seguro?— pregunta Edward, preocupado por la seguridad de la rubia.

— Por supuesto, confío plenamente en Jasper. Tú no te das cuenta de los avances de Jasper en los últimos meses, ha mejorado mucho su autocontrol ayudándome a mí a hacerlo. Bonnie huele bien pero no lo suficiente para que él se sienta incómodo junto a ella.

Después de hacer la llamada, ambos se adentran en el bosque dejando atrás la plática que acaban de tener.

Bonnie había metido prácticamente a rastras a su vecina, no la conocía de nada así que la soltó en cuanto estuvieron dentro del edificio. Damian Cullen sí que le debía un favor.

Ahora era hora del almuerzo y a decir verdad, su momento favorito del día.

Podía ir al baño sin que las miradas de reproche o asco la incomodaran; desde su transición siempre recibía esas miradas horribles que cada día soportaba menos. Entró al baño de chicas que estaba totalmente vacío; al terminar estaba lavando sus manos cuando los cinco tipos que habían intentado abusar de ella entraron. Los vellos del cuerpo se le erizaron y su pulso se disparó.

— ¿Te sientes muy valiente?— dice uno de ellos cerrando la puerta con seguro.

— Solo déjenme en paz— dice la rubia, temiendo por su integridad.

— No eres más que un bicho raro y repulsivo— escupe otro de ellos mientras rodean a Bonnie—, vas a aprender cual es tu lugar.

Las lágrimas de la rubia empiezan a salir de sus ojos cuando empiezan a tomarla de los brazos. Iban a hacerle daño, estaba segura.

— ¡Ayúdenme!— gritó con todas sus fuerzas pero es golpeada por uno de esos animales ocasionando que su labio se rompa.

La puerta del baño de mujeres es abierta de par y Bonnie cae en el piso. Solo puede ver los zapatos de la persona que la ha ayudado mientras trataba de levantarse.

Los hombres que la iban a atacar salen corriendo, como los cobardes que eran. Bonnie en ese momento llora, llora de miedo y de coraje; aprieta sus labios para contener los sollozos y saborea su propia sangre.

Un par de brazos la tomaron y la sostienen mientras la llevan a la enfermería. Bonnie alza la mirada y con los ojos borrosos por las lágrimas ve a Jasper Hale, el hermano de su mejor amigo.

El empata está haciendo todo el uso de su autocontrol al estar junto a ella con ese labio sangrando, pero lo hace para ayudarla porque Damian no estaba. Quiere matar a esos animales con sus propias manos por hacerle daño a una persona tan pequeña y frágil como Bonnie, cuando ella solo se estaba defendiendo.

La enfermera cura la herida, Jasper nunca se va de la sala. La humana lo mira con el maquillaje corrido y con la respiración irregular, pero con agradecimiento.

Jasper tiene varias preguntas en la cabeza, como qué hace ahí o por qué por más que lo intenta no puede sentir las emociones de Bonnie.

Bonnie solo puede agradecer a la entidad superior que la cuida que Jasper Hale apareciera para ayudarla. Cuando la enfermera termina de curar su herida le dedica una sonrisa enorme a Jasper que lo deja sin aliento.

Ese incidente los uniría para siempre, solo que aún no lo sabían.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top