𝟬𝟮 ✶ 𝗼𝘂𝗿 𝗯𝗹𝗼𝗼𝗱
𑃰 𝟭𝟮 𝗚𝗥𝗜𝗠𝗠𝗔𝗨𝗟𝗗 𝗣𝗟𝗔𝗖𝗘 (𝟭𝟵𝟳𝟴) ✶
𝖨𝖲𝖫𝖨𝖭𝖦𝖳𝖮𝖭, 𝖫𝖮𝖭𝖣𝖮𝖭📍
El viaje en chimenea fue incómodo, tuvieron que hacerlo en partes y ahora todos se encontraban en la Casa ancestral de los Black. Dumbledore llegó a la conclusión de que los tres estarían mejor bajo la supervisión de sus familiares.
Ellos no estaban tan seguros, nadie había dicho palabra alguna desde que pusieron un pie en esa casa, se limitaban a observarlos y murmurar cosas entre ellos mismos. La misma casa en la que habían generado divertidos recuerdos en la infancia ahora se sentía fría y vacía, Lyra le dio una mirada rápida a Hydra, mantenía la vista fija sobre el papel tapiz.
Draco por su parte se notaba inquieto y algo nervioso, no dejaba de mover la pierna. Cygnus entró a la habitación y se puso frente a ellos, aclarándose la garganta para llamar su atención.
— Así que ustedes son...— Lo dudó por unos instantes.— Nuestros nietos.
El resto de los adultos se encontraban a sus espaldas, una vez más todos los ojos se encontraban puestos en ellos. Comenzaba a ser cansado, los observaban como si fueran alguna clase de fenómenos.
— Sí, eso es correcto.— Respondió Lyra.— ¿Podrían dejar de sólo observarnos? Nos hace sentir incómodos.
Parecían sorprendidos, no estaban acostumbrados a ese tipo de respuestas o manera de hablar. Abraxas Malfoy se puso junto a Cygnus y la observó de manera petulante.
— ¿Disculpa? — Preguntó con altanería.
— Lo disculpo, señor Malfoy.— Le respondió con una sonrisa completamente falsa.
Pudo escuchar la suave risa de Hydra a su lado, Draco simplemente fingió que no escuchó nada y giró ligeramente la vista.
— Sus nombres.— Druella intervino en la conversación.— Nos gustaría saberlos.
— Lyra.— Comenzó ella.— Lyra Lestrange.
Corvus caminó hacia ella, Lyra se puso de pie y le sonrió, aquello hizo que el hombre retrocediera medio paso. Pasó por alto ese pequeño detalle y se giró en dirección a sus primos, señalándolos.
— Y ellos son Draco Malfoy y Hydra Black.— El platinado asintió ante su presentación mientras que Hydra sólo alzó algo la mano.
— Hydra.— La voz de Walburga se hizo presente.— ¿Hijo de Regulus?
Los tres adolescentes se tensaron ante aquella suposición hecha por la mujer. No sabían mucho sobre viajes en el tiempo, pero asumían que no era buena idea hablar sobre sucesos importantes antes de tiempo.
— Ya quisiera él ser hijo del tío Regulus.— Se burló Lyra, tratando de cambiar el tema de la conversación.— Es hijo de Sirius.
Orión y Walburga intercambiaron una mirada llena de sorpresa. Nunca se habrían imaginado que Sirius les fuese a dar nietos, pero ahora lo tenían justo delante de ellos.
— Para mí mala suerte.— Agregó Hydra en tono divertido.— Bueno, no se puede tener todo en la vida ¿Verdad?
— Me temo que no.— Draco respondió con burla.
Para los adultos, verlos interactuar de una manera tan cercana les resultaba extraño, sería casi imposible que sus hijos se llevaran así de bien, pero para sus nietos no era difícil convivir entre ellos.
— ¿Qué hay de ti? — Corvus se dirigió a Lyra nuevamente.— ¿Cuál de mis dos hijos es tu padre?
— ¿No puedes adivinar? — Preguntó en tono juguetón.— Soy demasiado bonita como para ser hija del tío Rabastan.
— Rodolphus.— Concluyó Corvus con gracia.— Te pareces mucho a él.
— ¿De verdad? Papá suele decir que también le recuerdo mucho a la abuela Céline.— Corvus se tensó notablemente ante la mención de su fallecida esposa.
— Bien, al próximo que adivine quién es el padre de Draco le daremos un premio.— Propuso Hydra mientras se reía.
— Idiota.— Respondió el platinado.
— ¿Cómo fue que terminaron aquí? — Orión lanzó la primera buena pregunta.
— No lo sabemos.— Lyra admitió con derrota.— Simplemente sucedió.
— Fue culpa de éste idiota.— Draco no tuvo problema alguno en señalar a Hydra como el responsable.
— ¡Ey! ¿Por qué es mi culpa? Les recuerdo que ustedes estaban junto a mí cuando todo sucedió.— El castaño se defendió.
— Eso sólo nos convierte en víctimas de la situación.
— Exacto, ella tiene toda la razón.— Malfoy apoyó a su prima.
— Se supone que las familias deben apoyarse.— Se quejó, hablando ahora en francés.
— Te apoyaremos cuando goces de algún buen puesto dentro del Ministerio, ya sabes, algo que haga crecer los negocios.— Lyra mencionó mientras se frotaba su dedo pulgar contra el índice y el dedo medio, una seña que representaba dinero.
— Negocios son negocios, hermano.— Draco se unió a la conversación.
— Si no tienen idea de cómo llegaron ¿Cómo planean volver? — Druella les cuestionó en un tono serio mientras se cruzaba de brazos.
— Tranquila abuel...— Lyra se detuvo antes de terminar la oración, pero fue demasiado tarde.
— ¿Ibas a llamarme abuela? — La acusó.
— No.— Mintió. Pero nadie le iba a creer ahora.
— Lo pensé en cuanto te vi en la oficina de Dumbledore.— Caminó hasta Lyra y la tomó por el mentón, alzando un poco su rostro.— Pero por un segundo creí que eras Bella.
Se apartó bruscamente de su abuela y negó lentamente con la cabeza, se detuvo en cuanto sintió como topaba contra el sofá detrás de ella.
— Es absurdo.— Se defendió.
— Hay cosas que no se pueden ocultar Lya.— Hydra se burló de ella.— Y tú definitivamente eres hija de Bellatrix.— La chica lo miró de mala manera.— A eso me refiero, con esos ojos de loca es imposible no relacionarte con ella.
— Ya cállate Hydra.— Draco lo regañó por haberse metido.
— ¿Qué? De todo modos el parecido que tenemos con ellos no es algo que se pueda ocultar.— El Black se defendió de los ataques de su primo.
— Sigue contando cosas innecesarias y terminaremos desapareciendo.— La Lestrange le respondió con enfado.
— Parece que alguien no soporta la crítica.— Hydra siguió molestándola.
— ¿Así es cómo quieres jugar? Bien.— Lyra se giró en dirección a Orión y Walburga.— Fue seleccionado a Gryffindor.
Inmediatamente todas las miradas se posaron sobre el chico, quién rápidamente se giró hacia Lyra y la observó con una mirada llena de traición.
— ¡Ese fue un golpe bajo! — Reclamó él.
— ¿Cómo pudiste terminar en un lugar así? — Walburga preguntó en un tono algo escandalizado.
— Será el fin de los Black.— Abraxas comentó con una ligera expresión de satisfacción.— Ahora todos terminarán vistiendo de rojo y dorado.
— Es toda una tragedia.— Corvus se unió a él en su burla.— Parece que el último bueno fue Regulus.
— Traidora.— Hydra le respondió entre dientes a Lyra.
— Parece que no soportas la crítica.— Usó las mismas palabras dichas por él en su contra.
Mientras ellos dos discutían y ventilaban sus puntos débiles, Draco disfrutaba del espectáculo ofrecido por sus primos. No pudo seguir conteniendo su risa, eso llamó la atención de todos, quienes ahora lo observaban a él.
— Lo lamento, es que ellos de verdad me divierten.— Hydra y Lyra lo miraron con indignación.
— ¡Éste tipo de verdad! — Buscó entre sus bolsillos y frunció el ceño al no poder encontrar lo que necesitaba.— Mi varita no está.
— ¿Qué? — Lyra comenzó a buscar entre sus propias ropas.— La mía tampoco.— Sus miradas se posaron en Draco.
El muchacho hizo lo mismo y comenzó a buscar su varita, el resultado fue exactamente el mismo.
— No la tengo.— Confesó con preocupación.— Estoy seguro de que la llevaba conmigo.
— Yo también llevaba la mía conmigo.— Recordó Lyra.— La usé en la chimenea y la guardé de nuevo cuando llegue a las escaleras.
— Y yo usé la mía para abrir el baúl.— Agregó Hydra.
Algo en la cabeza de Lyra hizo clic y giró su rostro lentamente hasta toparse con el de su primo, Hydra se extrañó por la manera tan rara en la que ella lo veía.
— Ese baúl. Todo esto pasó por ese baúl y el estúpido relicario que tomaste de ahí.— ¿Cómo pudieron ser tan estúpidos y no unir los puntos? Era tan obvio.
— Tiene razón.— Draco respondió. Su rostro mostraba realización.— Antes de eso todo parecía normal ¡No me equivoqué al culparte!
— ¿Otra vez con eso? — Se quejó el castaño.— Bien, entonces sólo vayamos arriba y tomemos ese estúpido relicario de nuevo.
Se dio la vuelta molesto y comenzó a subir las escaleras. Lyra y Draco lo siguieron, ignorando los llamados de Walburga quien les decía que no podían subir sin su permiso. Llegaron hasta el final del pasillo, Hydra abrió la puerta que se suponía les mostraría el mismo baúl que vieron antes, pero había un problema, la habitación estaba completamente vacía.
— ¿En dónde está? — Caminó por el centro de la habitación y observó con confusión a sus abuelos.
— Aquí no hay nada.— Le aseguró Orión.— La habitación siempre ha estado vacía.
— Estamos acabados.— Draco se quejó con pesar.
— No.— Lyra intervino.— Ellos nos buscarán, cuando se den cuenta de nuestra ausencia comenzaran a buscarnos. Son nuestros padres, ellos lo harán.
Quiso sonar segura de si misma, evitar alarmar aún más a los chicos, pero ella tenía sus propias dudas. Antes de terminar en el pasado había salido de casa sin avisar que iría con Hydra ¿Cómo sabrían su paradero? ¿De verdad podrían encontrarlos?
— Lya tiene razón.— Hydra estuvo de acuerdo.— Son nuestros padres y nos encontraran.— Intentaba convencerse a si mismo de eso.
Draco los miraba con incredulidad ¿Habían perdido la cabeza? Ninguno de los dos estaba siendo realista sobre la situación.
— ¿Se les revolvió el cerebro? — Caminó hacia ambos con notable molestia.— ¡¿Cómo se supone que nos encontraran?! ¡Ese puto relicario ni siquiera está aquí!
Ambos se sorprendieron por la agresividad de Draco, no eran frecuentes las ocasiones en las que él perdiera los estribos, pero justo ahora se encontraba muy alterado y molesto.
— Draco.— Lyra trató de hablar.
— No.— Le respondió con brusquedad.— No me calmaré, no estamos en una situación que amerite calma. Estamos varados veinte años en el pasado, sin varitas y sin tener idea de cómo volver.
— Lo sabemos, es malo pero lo resolveremos.— Sus palabras sólo provocaron que Draco enfocara la vista en él.
— Tú no hables, Black.— Escupió su apellido con rabia.— Para detestar tanto a Sirius terminaste siendo idéntico a él, yendo por ahí, condenando a tu sangre a la desgracia.
— ¡Draco! — Lyra volvió a interrumpirlo.— Basta.
Apretó los labios con molestia, una manera de retener sus afiladas palabras. Le dedicó una última mirada a Hydra y se dio la vuelta para abandonar aquella habitación, sus abuelos que habían estado al margen de la conversación se encontraban junto a la puerta, simplemente observando y escuchando todo.
— Volveremos a casa.— Hydra le aseguró.— Encontraré una manera.
Terminó siguiendo a Draco, dejándola sola junto a los demás. Sonrió de manera incomoda mientras los miraba fijamente.
— Está bien, siempre peleamos.— Se alzó de hombros y le restó importancia.
Nadie le dijo nada, sólo la observaban. Tampoco hacía falta que lo hicieran, Lyra sabía perfectamente que era lo que pensaban, podía verlo en sus ojos, pero lo ignoró, ella conocía perfectamente bien a Draco y Hydra, todo se arreglaría.
— Deberíamos cenar, tengo hambre.— Pidió observando a Walburga. Pasó entre ellos y bajo de nuevo a la sala.
— Ahora si se parecen a sus padres.— Bromeó Druella.
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𝖲𝖢𝖮𝖳𝖫𝖠𝖭𝖣📍
— El banquete fue divertido.— Rodolphus comentó con gracia.— Me preguntó qué habrá pasado con esos chicos.
— Seguramente Dumbledore los envió de regreso a sus casas.— Lucius respondió con desinterés.
— ¿No se veían algo jóvenes? — Narcissa comentó mientras caminaba del brazo de Lucius.
— ¿Sí? — Él realmente no había pensado mucho en eso. Observó como Bellatrix se mantenía en silencio.— ¿Tú que opinas Bella?
La mencionada observó al Lestrange y se alzó de hombros, restándole importancia a todo el asunto, realmente no tenía el mayor interés en lo sucedido.
— Me da igual.— Le respondió.— Probablemente se trató de algunos chicos que se saltaron el banquete de bienvenida y alguna de sus bromas salió mal.
— ¿Y cómo explicamos al tipo que era prácticamente el gemelo de Lucius? — Rodolphus apuntó.
— ¿Sigues con eso? — Se quejó Malfoy.— Ya olvídalo.
— Amigo créeme, si de repente apareciera un chico idéntico a mí lo último que haría sería simplemente "olvidarlo" — Remarcó lo último haciendo comillas con sus dedos.
— La chica se parecía algo a ti.— Bellatrix señaló.— Al verla de perfil, pensé que podrías ser tú con cabello largo.
Narcissa se burló suavemente al escuchar a su hermana, la imagen aleatoria de Rodolphus usando alguna peluca le pareció divertida.
— ¿Me vería bien con el cabello largo? — Le preguntó juguetonamente a Bella mientras se inclinaba un poco hacia ella.
— ¿Y a mí que me preguntas? — Respondió apresuradamente mientras comenzaba a caminar más rápido.
Rodolphus se quedó atrás, sonriendo mientras la observaba caminar apresuradamente por el pasillo. Sintió como alguien le daba un ligero golpe en el brazo y cuando giró se topó con la mirada severa de Narcissa.
— No avergüences así a mi hermana.— Tenía el ceño ligeramente fruncido y sus ojos azules lo miraban seriamente.
— Reacciona graciosamente a mis coqueteos, es imposible no molestarla con eso.— Se defendió él.
Lucius esbozó una sonrisa divertida y asintió, era inusual y gracioso ver cómo el siempre frío semblante de Bellatrix se resquebrajaba ante los jugueteos desvergonzados de Rodolphus.
— Que cruel.— Respondió Narcissa.
— Ella aprenderá a soportarme.— Rodolphus respondió con seguridad.— Será mi esposa de todas maneras.— Concluyó con una gran sonrisa victoriosa.
Tanto Narcissa como Lucius no pudieron hacer más que rodar los ojos con cansancio ante la actitud de su amigo.
— Terminará matándote.— Lucius le aseguró.— Fue un placer conocerte.— Lo pensó por un segundo.— Bueno la verdad no tanto.
— Infeliz.— Le respondió a su amigo.— ¿Así es cómo me pagas tantos años de amistad genuina? ¿Yo? Que soporté tus rutinas matutinas de belleza.
— ¿Qué? — Narcissa los observó a ambos con notoria confusión.
— ¡Cállate imbécil! — La voz molesta de Lucius se alzó entre ellos.— No le hagas caso Cissy, habla idioteces.
— Ajá si.— Habló Rodolphus con diversión.— Seguramente se cuida mejor el cabello que tú.— Le dijo a Narcissa.
Ella parpadeó dos veces con asombro mientras desviaba la mirada hacia Lucius y éste simplemente desvió la suya con furia hasta Rodolphus.
— ¿Qué? — Preguntó con fingida inocencia.— Deberías tomártelo como un halago. Tienes una preciosa cabellera.
Narcissa no pudo seguir conteniendo la risa, la cara de su prometido estaba tan roja, nunca lo había visto tan molesto y avergonzado, le parecía algo lindo. Frotó suavemente el brazo de Lucius para tratar de calmarlo y él la observó con cierta vergüenza.
— Me parece bien que cuides de tu cabello.— Ella lo tranquilizó.— Creo que habla bien de ti.
Él le sonrió suavemente. Agradecía que Narcissa lo comprendiera mejor que nadie, no podía estar más feliz junto a ella y le emocionaba el pensar que pronto se convertiría en su esposa.
— Par de tórtolos ¿Nos vamos ya? — Rodolphus los interrumpió.
— Mejor lárgate tú, aquí sobras.— Lucius respondió mientras rodeaba a Narcissa con su brazo y la atraía más hacia él.
— No entiendo como puedes ser mi amigo, eres un pesado.— Se dio la vuelta y reanudó su camino dejando a la pareja detrás.
— Su amistad es muy rara.— La rubia le admitió a su pareja
— ¿Es eso malo? — Lucius le preguntó mientras la observaba con una sonrisa.
— No.— Ella respondió con sinceridad.— Les funciona y eso es lo importante. Será tu padrino para la boda ¿Verdad?
— Sí.— Afirmó.— Pero aún no se lo pido.
— Tampoco creo que sea necesario ¿Si no es él quién más?
— En eso tienes razón, mi amor.— Depositó un beso sobre su frente.— Vamos, te llevaré a casa.
𑃰 𝟭𝟮 𝗚𝗥𝗜𝗠𝗠𝗔𝗨𝗟𝗗 𝗣𝗟𝗔𝗖𝗘 (𝟭𝟵𝟳𝟴)
𝖨𝖲𝖫𝖨𝖭𝖦𝖳𝖮𝖭, 𝖫𝖮𝖭𝖣𝖮𝖭📍
La cena había sido más que incómoda, los únicos sonidos disponibles fueron los de los cubiertos chocando contra la fina porcelana de los platos a la hora de cortar la carne. Draco y Hydra seguían sin dirigirse la palabra y los adultos sólo anticipaban un segundo enfrentamiento entre los primos, Lyra por su parte parecía estar comiendo tranquilamente.
Terminó con la comida de su plato y limpió delicadamente las comisuras de su boca con la servilleta colocada sobre su regazo. Les dio un vistazo a ambos chicos y se puso se pie, anunciando que tomaría el postre en la sala familiar, nadie la detuvo o interrumpió.
— Lo lamento.— Una disculpa proveniente de Draco fue lo siguiente que escucharon.— La situación es delicada, pero mi reacción pudo ser algo exagerada.
— No, yo soy quién lo lamenta.— Hydra respondió a su disculpa con otra.— Tienes derecho a estar molesto conmigo, después de todo esto pasó debido a mi imprudencia.
— Tenemos que ordenar nuestras prioridades.— Continuó el platinado.— La única y más importante ahora es encontrar una manera de volver a casa.
— Ese relicario debe ser la solución, el problema es que ahora no se encuentra aquí.— Respondió Hydra con cierto desánimo.
Walburga carraspeó ligeramente para llamar la atención de ambos chicos. Sólo entonces volvieron a ser conscientes de que ellos seguían en la mesa también.
— Considerando lo delicado del asunto, tal vez nosotros podamos ser de ayuda.— Ofreció la mujer.
— Eso es correcto.— Orión apoyó la opinión de su esposa.— Ahora que sabemos que son nuestros nietos es nuestro deber ayudarles.
— Sólo Salazar sabe lo que pasaría si los dejamos a la deriva.— Druella agregó con una sonrisa.— Debo ayudar a mis adorados nietos ¿No lo crees así Cygnus?
— Bueno, es nuestra sangre.— Concluyó el hombre.— La familia se apoya.
— Sólo pidan lo que necesiten.— Abraxas se unió a la conversación.— Nada será imposible para nosotros.
Claro, con las influencias que sus familias manejaban cualquier petición era insignificante. Aceptarían la ayuda, no estaban en una posición para poder negarse y obviamente la necesitaban.
— ¿Así es como se piden disculpas siempre? — Corvus indagó con curiosidad. Todo el mundo estaba ocupado ofreciendo su ayuda para aquellos chiquillos, pero a él le parecía curiosa la manera en la que mágicamente se habían reconciliado.
Hydra hizo una mueca de desagrado, como si acabara de recordar algo ante la pregunta hecha por el hombre y Draco sonrió con cierta incomodidad antes de responderle.
— Lyra odia que peleemos.— Comenzó.— Durante nuestro primer año en Hogwarts tuvimos una fea pelea por una escoba y un partido de Quidditch. No nos hablábamos y nos evitábamos cada que podíamos.
— A ella no le gustó eso.— Agregó Hydra.— Intentó reconciliarnos por un mes entero y nada funcionaba. Entonces una noche nos citó en el campo de Quidditch y ambos llegamos confundidos de que el otro estuviera ahí.
— Había una pila de cosas en medio del campo.— Recordó el Malfoy.— Eran nuestros uniformes, equipamiento y escobas nuevas. Y Lyra lo quemó todo delante de nosotros, después nos amenazó para que hiciéramos las paces, nos dio veinticuatro horas para ello, de lo contrario ella nos juró que nunca más volveríamos a montar una escoba.
— Lo dijo tan enserio que a partir de entonces siempre procuramos perdonarnos antes de que sea demasiado tarde.— Hydra terminó de contar la historia.— ¿Verdad que es un amor? — Preguntó con sarcasmo y Draco se rió de eso.
Corvus estuvo a punto de agregar algo más cuando un ruido en la sala familiar llamó la atención de todos en el comedor.
— Eres la chica del banquete.— Rodolphus señaló mientras observaba fijamente a Lyra.
— Mierda.— Maldijo en francés.
¡Hello!
Aquí les dejo el segundo capítulo, espero que lo disfruten ✨
Ya saben que sus votos y comentarios siempre son bienvenidos, nos vemos en la próxima actualización
Los tqm 🫶🏻
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