004. one step closer
☄️ 004. Un paso mas cerca
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LA VIDA EN NUEVA YORK para Gisselle después del caso en donde se reencontró con la UAC fue mejorando con el paso de los meses. Aunque las secuelas del caso y la muerte de Kate Joyner dejaron una marca profunda en el departamento el compromiso de todos los agentes ayudaron a restaurar el equilibrio.
El departamento de Nueva York había quedado afectado por la tragedia, y aunque todos quisieron brindarle luto a Kate durante al menos una semana sin modificar su oficina, los superiores no tardaron en enviar a alguien para reemplazar a la rubia como jefa del departamento.
Derek Morgan había rechazado el empleo, al igual que Gisselle, argumentando que era por respeto a la memoria de Kate. Ella deseaba avanzar en la policía, claro, pero se negaba a hacerlo de esa manera. Tomar ese puesto mientras la pérdida de Kate seguía tan fresca no le parecía correcto.
Fue entonces cuando Lysander Hawke llegó al puesto. Un agente nacido en California, quien desde un inicio aclaró que deseaba mantener la memoria de Joyner intacta. Incluso, en un gesto de respeto que resonó profundamente con todo el equipo, Lysander se negó a usar su oficina, al menos durante el tiempo que los oficiales eligieran mantener el luto por su antigua jefa.
Esa acción hizo sonreír a Gisselle, dándole una sensación de alivio. Se dio cuenta de que su nuevo jefe era un hombre de principios, uno que realmente se preocupaba por el bienestar y el respeto hacia los agentes bajo su cargo.
Con el paso de los meses, Gisselle no solo logró continuar con su trabajo, sino que también alcanzó un nivel de desempeño impresionante. La experiencia del caso con la UAC, aunque dolorosa y complicada, la había fortalecido. Su capacidad de liderazgo y su dedicación la hicieron destacar en el equipo, ganándose el respeto de sus colegas. Incluso desarrolló una sólida amistad con Lysander.
Lysander, a su manera tranquila pero firme, fue un apoyo constante para Gisselle. No solo la respetaba como agente, sino también como persona, y entre los dos crearon un entorno en el que se valoraba la colaboración y la empatía. A lo largo del tiempo, su amistad creció, esta basada por la admiración mutua y el respeto profesional.
Por otro lado, Gwen, logró una recuperación satisfactoria tras dos meses de reposo. Su regreso fue un motivo de celebración en el departamento, y para Gisselle fue como recuperar una parte de sí misma.
Durante su ausencia, Gisselle había sentido el vacío de su amiga, pero el regreso de Gwen marcó un nuevo comienzo para ambas.
A pesar de los momentos oscuros (los cuales de alguna manera eran constantes siendo agente de policía), Gisselle sentía que finalmente las cosas volvían a su lugar. Las heridas emocionales que se formaron por el intento del ataque terrorista, ahora ya eran solo cicatrices, lo que la hizo darse cuenta de que tanto había crecido tanto como persona en el ámbito profesional.
Había aprendido a valorar la importancia del apoyo de quienes la rodeaban, y aunque las tragedias siempre dejarían una huella, también sabía que con el tiempo, la vida seguía avanzando.
Una tarde, mientras Gisselle observaba el bullicio de Nueva York desde una de las ventanas del departamento, sintió una paz que no había experimentado en meses. Sabía que el camino que había recorrido no había sido nada fácil, pero también sabía que estaba donde tenía que estar: rodeada de personas que admiraba, trabajando en lo que amaba, y con la certeza de que estaba haciendo una diferencia en el mundo.
En ese momento, recordó el abrazo instintivo que le había dado a Aaron, aquella muestra inesperada de afecto que aún le hacía sonrojarse cuando pensaba en ello. Sonrió para sí misma, sabiendo que aunque sus caminos eran inciertos, tenía mucho por lo que estar agradecida.
— ¿En que tanto piensas?— preguntó Lysander acercándose a Gisselle
— En todos los cambios por los que he pasado en el último año. Desde ser capitana en Arizona, hasta el llegar aquí, participar en mi primer caso relacionado al terrorismo, casi perder a mi mejor amiga... definitivamente más de lo que a veces puedo procesar— suspiró Gisselle dando la vuelta para ver a su jefe— Creo que no habían pasado tantas cosas en mi vida desde que me volví capitana en Arizona
— ¿Qué pasó en ese tiempo?— preguntó Lysander con curiosidad
Gisselle guardó silencio. Las heridas de esos años probablemente ya habían sanado, sin embargo se negaba a hablar de ellas. El recordarlas la hacía sentirse vulnerable y eso era parte de las cosas que no se permitía.
— No seas chismoso— rio Gisselle
— Tú eres igual de chismosa que yo, no sé de que te quejas— rio Lysander de vuelta— ¿No crees que por algo somos amigos?
— ¿Amigos? No lo sé, tal vez sea una palabra muy fuerte. ¿Te parece decir que eres mi fan?— rio Gisselle un poco mas alto y recibiendo una mirada de su amigo, quien lucía falsamente ofendido— Es broma. Sabes que yo te adoro. Aunque seas un chismoso y a veces parezcas más mi compañero de chisme que mi jefe
— Sigue así y hago que te quedes horas extras— le respondió Lysander fingiendo seriedad— Muy amigos y todo, pero siempre recuerda que tengo el poder de quitarte tu día de descanso
— Eres cruel— dijo Gisselle sin borrar su sonrisa— Pero me caes bien, así que lo dejaré pasar
Ambos rieron y dieron la media vuelta para dirigirse con el resto de los oficiales que trabajaban en sus respectivos casos.
Sin duda, la vida de Gisselle volvía a recuperar un color que hace años creyó haber perdido.
— ¡Gisselle, te buscan en recepción!— gritó Gwen mientras tenía el teléfono pegado a la oreja
— No espero a nadie... ¿Quién es?— preguntó acercándose a su amiga
— Un repartidor. Dicen que traen algo para ti, ¿Quieres que lo suban?— preguntaba Gwen sin dejar de escribir sobre un folder
Gisselle no recordaba haber encargado algo para que llegara a la estación, sin embargo supuso que tal vez era alguna sorpresa por parte de su hermano, quien cada que pisaba un nuevo lugar, se encargaba de mandarle un regalo.
Cual fue su sorpresa cuando un arreglo de flores de color rojo llegaron a su escritorio. Eran rosas.
— ¿La señorita Gisselle Pipes?— preguntó el repartidor, cosa por la que Gisselle levantó la mano para identificarse
— ¿Ya andas de rompecorazones y no me habías contado?— preguntó Lysander tomando la tarjeta que había en el arreglo
— Deja de estar de chismoso— regañó Gisselle mientras firmaba de recibido,— Muchas gracias, buena tarde
El mensajero se alejó y Gisselle arrebató la nota de las manos de Lysander, quien la miró falsamente ofendido.
— Creí que no te gustaban las rosas rojas. Bueno, las rosas en general— decía Lysander mientras veía el arreglo
— Y así es, no me gustan— dijo Gisselle mientras veía la nota
"Para la mujer mas hermosa de todo Nueva York."
— V. Maxwell
Gisselle rodó los ojos, arrugó la nota y la tiró en el bote mientras pensaba que haría con las flores.
— ¿Quién las envía?— preguntó Gwen curiosa
— Maxwell— contestó levantando los hombros restándole importancia— Sigue creyendo que tiene oportunidad... iluso
— ¿Maxwell? ¿El agente que trabaja en el piso de abajo?— preguntó Lysander confundido, recibiendo una afirmación por parte de la rubia— No sabía que estaba interesado en ti
— Medio departamento está interesado en ella— dijo Gwen haciendo una mueca
— Y a mi no me interesa nadie— agregó Gisselle tomando asiento frente a su escritorio— No me mal entiendas. No estoy cerrada a conocer personas y tal vez pasar un rato junto a ellas, pero eso es todo. No quiero ninguna relación formal. Eso no es para mi...
— Claro que sabía que varios de aquí tenían un interés en Gisselle, incluso en ti— decía Lysander viendo a Gwen— Lo que no sabía era que no estaban interesadas en las relaciones
— Corrección, yo no estoy interesada en relaciones. Gwen solo no está interesada en los hombres— decía Gisselle recibiendo un asentimiento por parte de su amiga— Pero bueno, ¿Y ahora que hago con esto? No me gustan las rosas rojas... son muy básicas
— Puedes donarlas a la recepción para que decoren el mostrador— sugirió Gwen mientras acariciaba una de las rosas— Pero dame una. Quiero ponerle algo de color a mi escritorio
— Toda tuya— dijo Gisselle extendiendo el ramo— Toma las que quieras y deja el resto en recepción
Gwen sonrió, tomó el ramo y se alejó.
— ¿Y por qué otra razón no te gustan las rosas rojas?— preguntó nuevamente Lysander— Creo que eres la primera mujer que conozco a la que no le gustan
— Ya te dije, son muy básicas. Cualquiera las obsequia— contestó mientras comenzaba a tomar las carpetas que había sobre su escritorio— Me gusta que cuando alguien me da un regalo, lo haga pensando en cada pequeño detalle, en que significado tiene... no que solo compren algo porque si o porque es algo que les funcionó anteriormente con otra persona
— ¿Qué flores te gustan?
Gisselle detuvo sus acciones y sonrió mientras recordaba una flor en especifico, una que tenía años sin recibir...
— Azucenas... azucenas blancas— sonrió— Me gustan porque desprenden un aroma dulce e intenso, en especial por la noche
La memoria de Gisselle viajó hasta la última vez que recibió una de esas flores, haciendo que la sonrisa que había en su rostro comenzara a desaparecer lentamente...
"Quería darte esto... la estuvo plantando para ti desde hace un año. Te la entrego porque se que esta flor fue plantada exclusivamente para ti. Cuida de ella"
— Tierra llamando a Gisselle, tierra llamando a Gisselle— decía Lysander pasando su mano frente al rostro de la mujer— ¿Todo está en orden?
— Perdón, perdón. Me perdí en mis pensamientos, lo lamento— se disculpó mientras se intentaba reponer del recuerdo— ¿Dijiste algo?
— No... todo está bien— negó Lysander aún viendo a Gisselle, intentando averiguar el porque del cambio de actitud tan repentino— ¿Segura que estás bien?
— Si, claro que lo estoy— asintió ella formando una sonrisa no tan sincera— ¿Por qué no debería de estarlo?
Lysander no creía del todo las palabras de Gisselle, sin embargo eligió no presionar y no investigar mas a fondo, después de todo estaban en un lugar poco apto para tener conversaciones serias y conocía lo suficiente a Gisselle como para saber que la rubia no daría ni una pista sobre que pasaba por su cabeza.
•••
El primer año desde la llegada de Gisselle y Gwen al departamento de Nueva York había llegado. Un año lleno de problemas, risas, logros, entre otras cosas. Un año desde que eligió tomar ese riesgo de comenzar de nuevo y completamente desde cero. Un año de que comenzaron sus intentos por llegar al FBI.
Aparte de cumplir con sus responsabilidades diarias en el departamento de Nueva York, Gisselle comenzó a tomar todas las conferencias y cursos especializados que pudiera encontrar sobre los temas más relevantes para ser una pieza clave en el buró. Se concentró particularmente en tres áreas clave, las cuales fueron; el análisis de conducta criminal.
Una de las conferencias más importantes a las que asistió se centraba en la identificación y comprensión de patrones de comportamiento de criminales violentos, en especial los que cometían asesinatos en serie o delitos sexuales.
Gisselle aprendió cómo los perfiles psicológicos se construyen a partir de la observación de la escena del crimen, los antecedentes del perpetrador y las pistas dejadas en el comportamiento de los sospechosos.
El segundo y su favorito, la psicología forense. En la conferencia a la que asistió, se abordaron temas como el estudio de la mente criminal, la detección de mentiras y la comprensión de las motivaciones detrás de los crímenes. Se le enseñó a aplicar la psicología no solo para entender a los delincuentes, sino también para ayudar a las víctimas, familiares y a los testigos durante los interrogatorios.
El último fue la negociación de crisis y resolución de conflictos. En este, Gisselle también se adentró en el estudio de la negociación en situaciones de rehenes y otros escenarios de crisis. Aprendió sobre cómo hablar con individuos al borde de cometer actos violentos y cómo, en ocasiones, el lenguaje y las tácticas psicológicas podían ser la única arma efectiva para evitar más tragedias.
Aún con su asistencia a aquellas conferencias, no descuidó jamás su preparación física.
Y es que Gisselle sabía que una parte fundamental de ser una buena agente era estar lista para cualquier enfrentamiento físico. Por eso, se comprometió a aprender el manejo de todo tipo de armas, desde armas cortas como pistolas hasta rifles de asalto, pasando por armas blancas. Pasaba largas horas en el campo de tiro perfeccionando su puntería, y en un ring practicando técnicas de combate.
Además, con una determinación inquebrantable, Gisselle se inscribió en un curso intensivo de artes marciales, enfocándose en karate. Después de meses de entrenamiento riguroso, finalmente se convirtió en cinta negra. Este logro no solo fortaleció su cuerpo, sino también su mente, dándole mayor confianza en su capacidad para enfrentar cualquier amenaza.
Cada día en el ring la hacía más fuerte, no solo físicamente, sino mentalmente, cultivando disciplina, autocontrol y resiliencia.
El equilibrio entre el aprendizaje intelectual y la preparación física hizo que Gisselle se sintiera más completa y segura. Sabía que todos estos sacrificios estaban encaminados a conseguir su objetivo: un puesto dentro del buró, uno que le permitiera aplicar sus habilidades de análisis de conducta criminal, su dominio de las armas y su capacidad para enfrentar cualquier situación de crisis.
No era fácil manejar su tiempo entre el trabajo, las conferencias y el entrenamiento físico, pero la motivación de Gisselle siempre fue clara: no solo quería ser una agente más, quería destacar, ser la mejor. Sabía que ser una buena agente del FBI, no se trataba solo de tener conocimientos teóricos, sino de tener el control tanto mental como físico en cualquier situación. Y con cada paso que daba, se acercaba más a cumplir esa meta.
En cuanto a su vida personal, Gisselle aún elegía mantener solo citas casuales, aunque sin tomarles mucha importancia. No deseaba formar grandes vínculos amorosos, eso no era parte de su plan de vida, por lo que cada que llegaba a salir con alguien, aclaraba que sus intenciones no eran formalizar nada.
Algunos lo aceptaban, otros no, pero aún con eso Gisselle era feliz. Después de todo, la vida en Nueva York sin duda había sido mucho mejor de lo que esperaba.
Para cuando Gisselle cumplió dos años en Nueva York, las ofertas comenzaron a aparecer de nueva cuenta.
La primera era nuevamente en Baton Rouge, solo que ahora era como jefa de la unidad. Cosa que sorprendió y alegró a Gisselle, quien jamás esperó que el pudiera volver a tener un puesto como jefa de unidad (o al menos no tan pronto).
La segunda era en Washington D.C, también como una agente de la policía local. Básicamente el mismo puesto que tenía estando en Nueva York, solo que ahora más cerca de las oficinas principales del FBI, lo que a su parecer le daría la oportunidad de acercarse más a ese mundo.
La tercera era ser la entrenadora principal de todos los cadetes novatos en la academia. Esa sin duda emocionó a Gisselle, ya que hacer eso significaba de alguna manera pertenecer al FBI.
Había algunas otras opciones, pero esas tres habían sido las que mas llamaban su atención.
— ¿Tú? ¿Enseñándole a novatos?— preguntó Lysander confundido— Gisselle, tú no tienes paciencia para esas cosas
Como había ocurrido dos años atrás, Gisselle necesitaba consejos, por lo que ahora no solo se apoyó de Gwen o de Harry, si no también de Lysander.
— ¡Oye!— se quejó
— Gisselle. Me diste un zape mientras me intentabas explicar como quitarte las esposas con un pasador— recordó Lysander, haciendo reír a Gwen por recordar ese momento— Si así fuiste con algo tan simple como un truco, no me imagino como serás con enseñarle lo básico a un nuevo recluta
Gisselle rio. Aunque no le agradaba mucho la idea, sabía que Lysander tenía razón, sabía que tenía muchas cualidades, pero definitivamente el ser paciente no era una de ellas, lo cual sin duda jugaría en su contra en caso de aceptar la tercera opción.
— Un día me estaba explicando como hacer un nudo de corbata, se desesperó tanto porque no entendía y también me metió un zape— dijo Harry viendo mal a su hermana mayor
— Es que también tú. Llevaba casi una hora explicándote,
— ¿Por qué no tomas el empleo en Baton Rouge?— sugirió Gwen— Siempre quisiste ir a Nueva Orleans, además ahora te están ofreciendo un puesto mas alto que la última vez...
— ¿Y si mejor no te vas a ningún lado y te quedas con nosotros?— propuso Lysander con una sonrisa— Si te quedas, te doy mi puesto. Solo el puesto, la oficina me la quedo yo
Gisselle soltó una carcajada al escuchar eso. Sabía que Lysander la apoyaba en su deseo de seguir avanzando, pero también sabía que la iba a extrañar, de la misma manera en la que ella a él y a Gwen. Ambos se habían vuelto parte de su familia, significaban demasiado para ella, el separarse de ellos vaya que iba a resultar complicado.
— ¿Me irán a visitar a Nueva Orleans?— preguntó Gisselle después de unos minutos de analizar sus opciones— ¿O me van a olvidar?
— ¿Y perderme la oportunidad de hacer el recorrido de los bares en el barrio francés? Eso si jamás— dijo Lysander entre risas— Es broma. Jamás podríamos olvidarte. Así estés en otro país, eres mi mejor amiga y siempre te voy a tener presente. Claro que iremos a visitarte, siempre que se pueda
— Siempre y cuando no te consigas otra mejor amiga para reemplazarme. Hazlo y te prometo que viajo hasta Nueva Orleans para armarte drama— agregó Gwen
— Si bueno, tú y yo estamos unidos de por vida. No es como que puedas encontrar otro hermano para reemplazarme, así que buen viaje— dijo Harry levantando los hombros con tranquilidad— Si conoces alguna chica linda, me la presentas. ¡Me la presentas, no te la ligas!
— No prometo nada— sonrió Gisselle para molestar a su hermano, recibiendo un cojinazo de su parte— ¡Ay! Es broma, es broma. Ni que tuviéramos los mismos gustos. A ti te gustan las rubias y a mi las castañas
— Gwen es castaña y también le gustan las mujeres. ¿Por qué nunca intentaron salir?— preguntó Lysander, haciendo que la castaña escupiera ligeramente que estaba bebiendo en el rostro de Harry
La mejillas de Gwen se tornaron rojas, cosa que Gisselle no notó puesto que su atención fue hasta la mueca de desagrado de su hermano por tener la saliva de Gwen en el rostro.
— Siempre fuimos amigas. Nunca existió un interés de otra clase— contestó Gisselle extendiéndole una servilleta a su hermano— ¿Verdad, Gwen?
— Si... solamente amigas— respondió ella— Perdóname Harry, no esperaba un comentario como ese
— No porque veas a un par de amigas a las que les gustan las mujeres viviendo juntas por algunos años, significa que van a tener algo mas que una amistad— dijo Gisselle sentándose junto a su amiga— Gwen es como la hermana que siempre quise, pero que nunca tuve
— ¡Óyeme! ¿Me estás diciendo que hubieras preferido a Gwen como tu hermana antes que a mi?— preguntó Harry falsamente ofendido
— Es que papá dijo que eras el único niño abandonado en la basura que había, no es como que tuviera otra opción— respondió Gisselle entre risas, haciendo que Harry la viera de mala forma— Es broma, es broma, sabes que yo te quiero
— Imagínate si no fuera así— respondió Harry rodando los ojos— ¿Hermana mayor o hater número uno? La línea para diferenciarlo es bastante delgada
De las cuatro personas que había en la sala, solo tres rieron por los últimos comentarios, mientras que una de ellas, se mantuvo en silencio, pensando en parte de las cosas que se habían mencionado en los últimos minutos.
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Ya habían pasado dos meses después de que Gisselle comenzó a cuestionar sus opciones laborales, dos meses en donde tuvo que apresurarse a cerrar sus casos pendientes, empacar sus cosas, planear la mudanza, encontrar un nuevo lugar para vivir y despedirse de todo su equipo en Nueva York.
La despedida había sido complicada para Gisselle, quien no pudo contener las lágrimas cuando Lysander y Gwen se encargaron de hacerle una fiesta de despedida. Todo el departamento participó y le brindó unas últimas palabras en forma de agradecimiento por su desempeño y su pasión en todos los casos en los que participó.
El llegar a Nueva York había sido de las mejores cosas que pudieron pasarle. Había aprendido, reído, llorado, amado y en especial había crecido como persona y como agente. Sin duda el aceptar el puesto años atrás y poder llegar en compañía de Gwen había sido lo mejor que le había pasado en la vida.
Tal vez su estadía en el departamento no había durado tanto como lo pensó, pero eso no lo hizo menos especial.
— Me vas a hacer demasiada falta— exclamó Lysander abrazando a Gisselle con fuerza— Eres la mejor amiga que pude encontrar en la vida y me está costando demasiado el dejarte ir. No dudes ni por un segundo que no estoy feliz por ti y por todo lo que estás logrando... es solo que la vida sin ti va a ser muy triste... ¿Con quien me voy a ir a tomar café en las noches? ¿A la casa de quien voy a llegar con pizza para hacer maratones de películas de terror? ¿Quién me va a leer la mente con las teorías para resolver los casos?
— Gracias por enseñarme tanto. Yo también te voy a extrañar. Eres el mejor amigo del mundo— respondió aferrándose al cuerpo del pelinegro— Y aunque estemos separados por algunos estados de distancia, yo siempre voy a estar para ti. Llámame y cruzaré el país solo por ti...
Lysander había sido sin dudarlo lo mejor que Nueva York pudo dejarle. Un mejor amigo que no solo estuvo a su lado para reír y para hacer bromas tontas, si no también uno que la guío cuando lo necesitó, que le dio soporte cuando sentía que las cosas comenzaban a salir mal, uno que le enseñó lo que era ser un buen líder.
— Gi... mi adorada Gi. El poder llegar contigo a Nueva York fue una bendición enorme y el vivir contigo fue una gran experiencia que siempre llevaré en mi corazón— habló Gwen tomando las manos de la rubia— Desde que estábamos en Arizona supe que mi amistad contigo era inquebrantable, pero el llegar aquí contigo solo hizo que ese vínculo se fortaleciera el triple... gracias por ser mi compañera estos dos años. Créeme cuando te digo que nadie nunca podría ocupar tu lugar. Eres tú y siempre serás tú...
— Gracias por seguirme hasta Nueva York, realmente no creo que lo hubiera podido lograr sin ti. Me diste la fortaleza que necesitaba para tomar esta decisión y para seguir adelante después de todo lo que he vivido. Todos en su vida necesitan a una Gwen... y yo tuve la fortuna de encontrarte en el momento que mas te necesité— decía Gisselle con lágrimas en los ojos— Te amo infinitamente. Gracias por ser como una hermana para mi
Gwen derramó algunas otras lágrimas y con tristeza le dio un abrazo a su amiga, quien no dudó en corresponder de inmediato la acción.
La decisión había sido tomada. Gisselle partiría a su nuevo destino en tan solo dos días.
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Enero, 2010
— Bienvenida, jefa Pipes— saludó el antiguo jefe de la unidad— Es un honor para nosotros el tenerla aquí
— Es un placer estar aquí— sonrió Gisselle, sujetando la mano del antiguo jefe con firmeza— Muchas gracias por la oportunidad
— Por el momento tenemos de visita a algunos oficiales del departamento de Luisiana, nos están apoyando en un caso, así que sígame para presentarla con todos— dijo el hombre acercándose a la puerta para darle acceso a la rubia, quien asintió agradecida por el gesto— Nos alegra mucho tenerla aquí. Se hablan maravillas sobre usted y su liderazgo en Arizona, además de su gran desempeño en Nueva York
— No todo es merito mío, trabajé con grandes oficiales que de la misma manera que yo, pusieron todo de si para que los casos pudieran resolverse de manera satisfactoria— decía Gisselle caminando junto al hombre
Ambos salieron de la oficina y caminaron unos pocos metros hasta llegar a una sala de juntas en donde había varios hombres y mujeres debatiendo mientras observaban una pizarra con todas las evidencias del caso que tenían abierto.
— Buenas tardes a todos— saludó el hombre, llamando así la atención de todos en la sala— Como bien sabrán, me estoy jubilando, por lo que se comenzó una búsqueda para que alguien tomara mi puesto. Fue una decisión complicada ya que el nombre de excelentes agentes estaba en lista, sin embargo, la decisión fue tomada y para nuestra fortuna, la propuesta fue aceptada, por lo que deseo presentarles a la nueva jefa del departamento de Baton Rouge, la agente Gisselle Pipes
Todos se acercaron a saludar con alegría para darle la bienvenida a la rubia, quien temblaba de los nervios.
— Será un placer trabajar junto a todos ustedes. Esta oportunidad significa muchísimo para mi, así que cualquier cosa que lleguen a necesitar, mis puertas siempre estarán abiertas— exclamó Gisselle sin dejar de sonreír— Espero que hagamos un gran equipo
— Un placer conocerla. Soy la agente Leigh-Anne Jones— se presentó una rubia con una gran sonrisa— Yo soy de la oficina de Luisiana, pero ante las circunstancias estaremos trabajando juntas por un tiempo
— Un placer, agente Jones. El jefe Knight ya me puso al corriente de la situación y se ofreció a explicarme el caso, pero me gustaría que ustedes lo hicieran para escuchar sus teorías— respondió Gisselle estrechando la mano de la agente frente a ella— ¿Les parece?
— Si, claro. De este lado— asintió Leigh-Anne mostrando el pizarrón con evidencias— Hablaba con los agentes Henderson y Lewis sobre las últimas dos victimas. Hombres que a primera vista eran grandes esposos, proveedores y trabajadores, pero que cuando comienzas a investigar a profundidad, descubres que no están tan limpios como lo hacen creer
— Investigamos a sus esposas en caso de que fuera alguna clase de plan para cobrar sus seguros de vida, y al hacerlo encontramos que ambas tuvieron visitas constantes al hospital por accidentes domésticos, caídas de las escaleras o baños, accidentes al momento de cocinar...
— Son la clase de excusas que dan las mujeres para cubrir un maltrato domestico— notó Gisselle mientras leía la carpeta que uno de los agentes le había extendido
— En efecto. La esposa de la última victima terminó con un brazo roto por lo que ella dijo que había sido una caída del ático. Agente Louis Clive, un placer— se presentó el hombre que anteriormente le había dado la carpeta— Y aunque es algo que puede ser creíble, sus constantes visitas al hospital nos hacen dudar de la veracidad de la historia
— ¿Saben algo de las esposas de las otras dos victimas?— preguntó Gisselle viendo el pizarrón
— La primera víctima no era casada, pero mantenía una relación con Jesse Sparks. Seguimos intentando acceder a su historial médico, pero es un poco más complicado ya que es una ex militar— respondió el jefe Knight— La segunda victima era soltera es mas complicado, ya que estaba soltero y no encontramos algo que nos pueda decir que maltrataba a alguna de sus antiguas parejas
Gisselle centró su atención en las fotografías de los cuerpos. Cuatro hombres en excelente condición física, atados en una silla en la sala de su casa, asesinados con un tiro en la frente.
Todo en la escena del crimen estaba intacto. Sin robos, sin destrozos, sin golpes adicionales al cuerpo... simplemente un tiro directo en la sien con un arma que aún no lograban identificar ya que el responsable se había llevado cualquier clase de evidencia que pudiera ayudar a identificar el tipo de arma.
— Las 45 tienen calibre más grande y pesado, con una velocidad más baja en comparación con el nueve milímetros, la cual es el arma mas común para cometer esta clase de asesinatos— explicaba Gisselle mientras veía las fotografías de las heridas de bala— Aunque el proyectil de una 45 es más pesado, tiene una menor velocidad de salida, generalmente entre 250 y 300 metros sobre segundo. La bala va a causar daño por su masa y energía cinética, pero su velocidad es menor en comparación con la de una nueve milímetros
— ¿Entonces, usted cree que los disparos fueron hechos con una 45?— preguntó Louis tratando de encontrarle sentido a lo que acababa de escuchar
— Efectivamente. Esto lo sé porque el orificio de salida es significativamente más grande que el de entrada , esto se debe a la deformación del proyectil y el tejido arrastrado— explicaba Gisselle señalando las heridas en las fotos— Esto provocara una herida de salida grande, con pérdida de tejido óseo y cerebral, y una gran cantidad de sangrado. Justo lo que se ve en la escena
Los presentes en la sala la miraron asombrados por su nivel de conocimiento en armas.
— Creo que los estoy dejando en excelentes manos— sonrió el agente Knight— Bienvenida a Baton Rouge, agente Pipes
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Cuando el día terminó, Gisselle salió del precinto en compañía de Leigh-Anne, quien se encargó de hablarle maravillas sobre la ciudad. La energía de Leigh-Anne era contagiosa mientras le compartía con entusiasmo sus lugares favoritos y secretos mejor guardados de Nueva Orleans. Gisselle sonreía y escuchaba atentamente, fascinada por cada sugerencia que la chica tenía para ella.
Leigh-Anne comenzó con una recomendación sobre los mejores restaurantes en la ciudad, desde los clásicos de la cocina cajún y criolla hasta los más modernos y eclécticos. Le habló de la famosa beignets y el café au lait de Café du Monde, y de cómo el ambiente en el French Quarter siempre tenía algo nuevo que ofrecer. Gisselle asentía, tomando nota mentalmente, ya que, aunque sabía que los días de descanso en su empleo eran escasos, estaba ansiosa por explorar cada pedazo de la ciudad durante sus momentos libres.
La conversación también se desvió hacia los lugares ideales para disfrutar de una buena bebida. Leigh-Anne mencionó algunos bares con música en vivo donde se podía disfrutar del jazz en su máxima expresión y cómo el ambiente del barrio de Marigny era perfecto para una noche entretenida. Gisselle no pudo evitar emocionarse al escuchar sobre la rica escena musical que Nueva Orleans ofrecía, una parte integral de la vida nocturna que no quería perderse.
Además de las recomendaciones gastronómicas y de ocio, Leigh-Anne se tomó el tiempo de compartir con Gisselle algunos sitios históricos que, según ella, no se podían dejar de visitar. Hablaron del Museo Nacional de la Segunda Guerra Mundial y de los recorridos históricos por el Garden District, donde las casas antiguas y las historias fascinantes ofrecían una ventana a la rica historia de la ciudad. Gisselle se dio cuenta de que, con todas estas recomendaciones, no solo estaba conociendo los mejores lugares para visitar, sino también adentrándose en la cultura y la historia que definían a Nueva Orleans.
Ambas mujeres parecían llevarse bastante bien, con la conversación fluyendo de manera natural. Gisselle estaba encantada con la amabilidad y el entusiasmo de Leigh-Anne, sintiendo que habían encontrado una conexión genuina. La charla era ligera y sin esfuerzo, y Gisselle se sintió afortunada de haber encontrado en Leigh-Anne a alguien tan dispuesto a ayudarla a integrarse en su nuevo entorno.
— Gracias por las sugerencias, las tendré en cuenta para cuando tenga visitas— sonrió Gisselle mientras esperaban a que el elevador llegara a su destino
— Si lo necesitas, también conozco lugares bastante románticos— dijo Leigh
— Aunque agradezco la intención, no salgo con nadie, así que no serviría de mucho— contestó Gisselle levantando los hombros— Aunque si alguna vez tengo una cita y no sé a donde ir, no dudes en que te llamaré para preguntar. ¿Qué me dices tú? ¿Sales con alguien?
— Así es— asintió ella con felicidad— Estoy comprometida desde hace algunos años. Su nombre es Joseph... es el hombre mas perfecto que existe en el mundo. Seguimos comprometidos ya que por temas de mi empleo es complicado planificar la boda de mis sueños, pero espero que pronto eso pueda cambiar
— Esperemos que así sea, felicidades de cualquier manera— dijo Gisselle— Es complicado encontrar a alguien que te apoye en un estilo de vida como el que llevamos, pero me da gusto saber que eres parte de quienes lograron encontrar a alguien bueno y que te apoya
— Lo sé... el tener a Joseph cerca es de las mejores cosas que pudieron pasarme— decía Leigh sin borrar la sonrisa de su rostro— Espero que algún día tu también encuentres a alguien que te haga sentir como Joseph a mi
— Sin presiones, la parte amorosa no es un tema que me preocupe— rio Gisselle viendo las puertas del elevador abrirse— Me gusta mi soledad y mi soltería
Ambas rieron y salieron del pequeño espacio para dirigirse a sus respectivos autos. Al parecer ambos autos estaban cerca, por lo que pudieron extender un poco más su conversación
— ¡Gisselle!— exclamó una voz masculina, la cual se encontraba recargada en su auto
Gisselle reconoció esa silueta y esa voz. Era Harry, quien había llegado para recogerla e invitarla a cenar, justo como había prometido que lo haría durante su primera semana en Baton Rouge.
— ¿Quién es él?— preguntó Leigh-Anne
— Mi hermano. Ven, te lo presentaré— dijo Gisselle caminando en dirección a él
— Hola Harry —saludó Gisselle con una sonrisa— Quiero presentarte a Leigh-Anne, una compañera del trabajo. Leigh-Anne, este es mi hermano Harry.
Harry se enderezó y, al ver a Leigh-Anne, esbozó una sonrisa amigable.
— Encantado de conocerte, Leigh-Anne— saludó el hombre con un tono cálido
Gisselle se extrañó un poco al escuchar ese tono de voz, pero en especial por la forma en que sus ojos se posaron en la rubia junto a ella.
Leigh-Anne correspondió el saludo con una sonrisa radiante.
— El placer es mío, Harry— respondió ella
La presentación fue breve, pero Gisselle notó un cambio sutil en la actitud de Harry. Aunque él siempre había sido educado y cortés, había algo diferente en su comportamiento hacia Leigh-Anne. Sus respuestas eran más cuidadosas y su lenguaje corporal más abierto, como si intentara causar una buena impresión. Observó cómo Harry se inclinaba ligeramente hacia adelante cuando hablaba con Leigh-Anne y cómo mantenía una mirada atenta en sus respuestas.
Gisselle conocía bien a su hermano y había aprendido a leer sus señales. La forma en que Harry ajustó su postura y la forma en que su tono se volvió más animado mientras conversaba con Leigh-Anne le daba a entender que Harry tuvo un pequeño interés en su compañera.
— Bueno, supongo que es hora de irme. Joseph debe de estarme esperando —dijo Leigh-Anne, mirando el reloj en su muñeca—. Ha sido un placer conocerte, Harry. Gisselle, te veré mañana
— Igualmente— respondió Harry, aún con una sonrisa— Espero que podamos vernos nuevamente
Leigh-Anne se despidió con un ligero gesto de la mano y se dirigió a su auto. Gisselle observó cómo Harry la seguía con la vista mientras se alejaba, antes de finalmente volver su atención hacia ella.
Gisselle se aseguró de que su compañera estuviera lo suficientemente alejada para no escuchara nada de lo que estaba por decir, por lo que en cuanto la vio subirse a su auto volteó a ver a su hermano
— Ni se te ocurra. Ya vi tu cara de baboso, así que lo que sea que tengas en mente, bórralo de inmediato—empezó ella, lanzándole una mirada de lado
Harry fingió sorpresa, abriendo los ojos exageradamente
— ¿Qué? ¿Ahora yo que hice?
— Leigh-Anne llamó tu atención. Seré ciega para no darme cuenta de tu cambio de comportamiento en cuanto la viste— respondió Gisselle
— ¿Yo? Giss, por favor, solo estaba siendo amable. ¿Ya no puedo ser un caballero en esta familia sin que me acusen de tener intenciones ocultas?
Gisselle soltó una pequeña risa, sacudiendo la cabeza.
— Claro, "caballero". Porque tú siempre eres así con cualquier chica, ¿no? Especialmente cuando te inclinas tanto que parece que te vas a caer. ¿Qué pasa, tenías algo en el zapato o solo querías captar su atención?
Harry puso una mano en el pecho, fingiendo estar ofendido.
— ¡Qué poco me conoces, hermana! ¿Acaso no puedo ser simpático sin que me leas como si fuera uno de tus casos?
Gisselle alzó una ceja, sonriendo de manera incrédula.
— Harry, te conozco mejor que nadie. Sé cuándo te gusta una chica. Y te estoy advirtiendo... no intentes nada con Leigh-Anne. Está comprometida.
Harry soltó un suspiro dramático, recargandose en el techo del auto y viendo a su hermana.
— ¿Comprometida? ¿En serio? — hizo una pausa, fingiendo sorpresa—. Bueno, eso no me lo mencionó en la conversación... ¿tal vez no está tan comprometida?
Gisselle lo vio mal y golpeó suavemente en el brazo, riendo.
— ¡Harry! No seas imbécil. Está comprometida y lo está bien. No vas a andar por ahí revolviendo cosas. Además, ¿Cómo te va a contar algo así si apenas compartieron unas cuantas palabras?
— ¿Yo? ¿Revolver cosas? —repitió Harry, fingiendo inocencia—. Giss, hermana querida, no tengo la culpa si tu amiga tiene buen gusto para reconocer a un caballero cuando lo ve.
— Oh, sí, claro, "buen gusto". Seguro que fue tu postura "caballeresca" y no esos ojos de cachorro que estabas poniendo —replicó Gisselle, rodando los ojos— En serio, Harry. No quiero que metas la pata aquí, Leigh-Anne es mi compañera de trabajo. Si la arruinas, esto va a ser incómodo para todos.
Harry la miró, sonriendo pícaramente.
— No te preocupes, hermanita. Solo estaba siendo amable. ¿Es un crimen ser encantador ahora?
— Si ser demasiado encantador con una chica comprometida fuera un crimen, estarías cumpliendo cadena perpetua —respondió Gisselle, sacudiendo la cabeza con una sonrisa.
Harry se rió, relajándose un poco.
— Vale, vale, lo entiendo, lo entiendo. Solo voy a ser... encantador a nivel moderado, ¿te parece?
— Mejor ni intentes el nivel moderado —dijo Gisselle, riéndose—. Solo mantente a nivel hermano incómodo, eso ya es bastante.
Harry soltó una carcajada y levantó las manos en señal de rendición.
— Está bien, lo prometo. Hermano incómodo activado.
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Aquí no tuvimos una interacción entre Hotch y Gisselle, sin embargo también es importante que vean el desarrollo de Gisselle dentro de la policía, además de que vean que tiene otras relaciones, recuerden que Gisselle comenzó con este proceso gracias a las palabras de Hotch después de conocerse.
Además, Gisselle tiene toda una personalidad y una historia, por lo que evidentemente no está escrita para ser solo el interés amoroso de Aaron Hotchner. Toda ella es un gran personaje con una historia detrás que la va a volver la Gisselle que estarán conociendo conforme se vaya avanzando.
Lysander, Gwen, Harry y Leigh-Anne son personas con demasiado peso en la vida de Gisselle, es por eso que es necesario darles su espacio.
Voy a estar intentando actualizar de manera continua para que se mantengan activxs y para que pronto compartan mi emoción al escribir sobre esta bonita pareja.
Por último, les cuento que en el apartado gráfico ya se encuentran los primeros edits, por si gustan irlos a ver.
K. 🦋
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