Capítulo 31: Lárgate
NARRA DESUKA
Mi piel se erizó al sentir su mano cubriendo mi boca. El corazón comenzó a latir a un ritmo anormal y siento una enorme tensión en mi cuerpo. Sé perfectamente que debo tener miedo de algo. Esta mujer, siempre que me sujeta de esta forma, significa que me va a hacer algo horrible.
Llegó un momento en el que mi sangre se heló y mi rostro se volvió azul. Tengo mucho miedo. Ahora que la descubrí, el castigo será peor que nunca...
Cogió una cinta adhesiva y me la puso en la boca. Luego cogió dos sogas cortas, y las usó para inmovilizarme de las manos y los tobillos.
─No podrás despertar a Haruto en ese estado─ rió en voz baja─. Si le dices algo de esto, lo que te voy a hacer no será nada, estorbo─ sacó de su bolsillo una... navaja.
Forcejeé como pude, sin éxito. Tengo que gritar para que papá me escuche y me rescate de esta loca, pero la cinta no me lo permite; apenas puedo emitir sonidos que escasamente se escuchan, pero no son suficientes para que papá despierte.
─Quédate quieta─ sujetó con fuerza mi cabello y me golpeó violentamente contra el piso.
Entonces siento un enorme dolor en mi brazo.
Me estaba cortando con la navaja.
Pegué un grito de sufrimiento que sería suficiente para despertar a papá, pero la cinta de mi boca no lo permite.
─¡Amo ver tu sangre saliendo de tu cuerpo podrido!─ rió como una maniática, pero en voz baja.
Mis lágrimas resbalaban por el puente de mi nariz y formaban un charco en el piso.
Después sentí que me cortaba la pierna izquierda. Sus risas no cesaban al igual que la sangre y las lágrimas que no dejaban de escapar de mi cuerpo. Enseguida comenzó a dejarme rasguños en todo el rostro. ¡No soporto ese dolor!
Esto ya no podría ponerse peor...
─¿Crees que esto será suficiente?─ me pregunta al oído─Pues no─ entonces camina hacia la estufa y la prende poniendo una hoja de periódico enrollada como si fuera una barita entre los troncos, y encendiendo el encendedor.
Los troncos ardían en llamas.
─Como castigo por descubrirme...─ sacó de atrás de su espalda mi atrapasueños.
Negué con la cabeza muchas veces.
─Oh, sí. Ese test era un palillo de helado pintado para que parezca real. No iba a dejar que te llevaras a MI hombre. Eres solamente un estorbo, tus papitos se separaron por tu culpa. Haruto está mejor conmigo, y tú tienes que irte de esta casa─ se agachó frente a la estufa...
─¡No lo hagas!─ grité.
Lanzó el atrapasueños al fuego.
Mis recuerdos más felices se desmoronaron como la lana y los palillos al fuego. Antes de darme cuenta, las lágrimas volvieron a mojar mi rostro.
─Oh, pobrecita la bebé, llorando porque su único recuerdo de sus papitos juntos se quemó─ dijo fingiendo lástima, haciendo puchero con los labios─. No quiero volver a ver esa porquería en MI casa nunca más.
Se acercó a mí y levantó mi piyama, dejando expuesta mi cicatriz en la panza.
─¿Q-qué vas a hacer?─ comencé a sentir sudor frío en mis sienes.
─Un último castigo─ agarró de nuevo la navaja, y la apuntó a mi herida.
Empecé a temblar como nunca, y solamente podía mirarla con terror mientras acercaba lentamente esa arma a mi herida.
─SAYONARA!
─¡DETENTE AHORA!
Esa voz...
─Ha-haruto...─ Noriko quedó boquiabierta al ver a papá.
─Pa-papá...─ una sonrisa temblorosa se formó en mis labios.
─Me levanté para ir al baño, y escuché todo lo que dijiste, maldita zorra─ le dijo encolerizado.
─N-no es lo que pie...
─¡CIERRA LA BOCA! ¡ES MÁS QUE EVIDENTE QUE LASTIMAS A DESUKA DESDE QUE LLEGASTE AQUÍ! ¡LÁRGATE DE MI CASA AHORA MISMO!─ señaló la puerta.
─¡Pero yo te amo, Haruto!
─Tú no amas a nadie, solamente quieres un harén de hombres y finges amarlos solamente porque tienes el don de atraerlos. No mereces mi amor. Nunca debí separarme de Etsuko─ dijo lo último en voz baja.
─Haruto...
─¡LAS ZORRAS AFUERA DE MI PROPIEDAD!
Noriko bufó y se fue dando grandes zancadas.
─Papá...
─¡Oh! ¡Desuka!─ se agachó frente a mí y me dio el abrazo más grande que no me dio en años.
─¡Papáaaa!─ escondí mi cabeza en su pecho y lloré bien fuerte.
─Shh. Tranquila. Ya pasó. Esa mujer ya se fue para siempre y ya no te hará daño─ me quitó la cinta de la boca y desató mis extremidades.
─¡Esa mujer me lastimó!─ le mostré la cicatriz en mi panza.
Papá quedó horrorizado al verme así.
─¿Por qué no me dijiste que ella te hizo eso?
─Porque me amenazó con hacerme aún más daño. Le he tenido miedo a esa mujer desde que la trajiste a casa.
─Enserio te pido mil disculpas por haberlo hecho. Debí quedarme con Etsuko en lugar de haber provocado esta estupidez. No valoré estar con ustedes dos. Olvidé por completo el amor que sentía por ella, y también lo divertido que era estar contigo. La culpa es mía.
─¿Volverás con ella?─ pregunté, esperando a que diga: "Sí, Desuka, por supuesto".
Me tomó de los hombros y me miró fijamente.
─Vamos a desayunar, y saldremos para casa a arreglar este asunto con tu mamá.
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