Capítulo 11: Peligro inminente
NARRA JENRU
Destrabé la puerta sin hacer ruido. La abrí apenas y me asomé al estar. No había moros en la costa.
Pero el miedo seguía instalado.
Caminé en puntitas de pie por el corredor, y busqué con la mirada a Ippei por toda la casa. No estaba.
Suspiré aliviada, y tomé la decisión de tomarme una ducha para relajarme. He estado bajo mucha presión estas últimas semanas, por los estudios y todo eso.
Me metí bajo el agua caliente que salía a cascadas de la regadera. Relajé los músculos tensos del cuello haciendo movimientos circulares. Siento cómo el agua caliente relaja mi espalda, la cual se sintió bastante cargada. Tiro todo mi cabello para un costado, y comencé a pasarle champú. Dios, no me había relajado tanto en mucho tiempo.
Comienzo a olvidar por un momento todo lo de los exámenes, las materias bajas, mis amigas molestándome con Sawaki, a Misae, a Ippei, Kojiro, mi familia... Comienzo a flotar muy lejos de mi propia existencia...
NARRA TAKESHI
Creí que mi primer día iba a ser normal, que no iba a pasar nada que me llame mucho la atención, pero surgió esto lo de Desuka y ya me puse en modo detective.
Primero: ¿por qué estaba decaída?
Segundo: ¿por qué se bajaba la manga de vez en cuándo?
Y tercero: ¿qué simboliza ese dibujo?
En estos días me puse a analizar todo: el dibujo puede ser de ella y sus padres; estaba deprimida porque algo pasó con ellos, y lo de su manga podría ser... ¿se cortó o algo?
La he visto actuar así los últimos días. La misma actitud depresiva, dibujando en su cuaderno, y ayer vi algo que me dejó helado: se paró para ir al baño, y pude ver una marca en su cuello, como si la hubiesen ahorcado...
Aproveché que se había ido, y vi su dibujo nuevo: parecía ser ella, de niña y también de grande. La niña sonreía mucho. Parecía feliz. La grande era ella ahora. Lo analicé y llegué a la conclusión de que antes era feliz, y ahora está sufriendo por algo que tiene que ver con sus padres.
Algún día tendré que hablarle. Me inquieta mucho verla así.
Llegaré al fondo de este asunto, tarde o temprano.
NARRA JENRU
Cerré la llave de agua, y me envolví en una toalla. Dejé la ropa en mi cuarto.
De todas formas estoy sola. No hay peligro.
Eso pensé cuando salí...
Él estaba ahí, mirándome con ese gesto libidinoso con el que me ha estado mirando los últimos meses. Solamente había una toalla estorbándole de que haga algo vil.
─I-ippei... Yo... yo pensé que estaba sola...
Él torció la boca. Mi sangre se hiela. Comienzo a temblar por dentro. Estamos solos. No hay nadie que me salve.
─Tengo que estudiar─ intenté pasar por un lado de él, pero su brazo me estorba la pasada─. Hace mucho frío, yo...
─Eso no es problema─ habló con su voz aterradora.
Siento cómo se me pone la piel de gallina. Me abrazo a mí misma para protegerme un poco más.
─¿Q-qué...?
─Yo puedo quitarte el frío─ se puso detrás de mí, y posa su mano en mi hombro. El terror y el asco me invaden. Las lágrimas son retenidas a la fuerza. Siento que me estoy quebrando de a poco─. Te puedo dar calor─ sus dedos comienzan a recorrerme la piel. Su aliento se siente en mi cuello.
Dejé de ser yo.
En un instante ínfimo me solté y le propiné una patada de karate en el abdomen.
─¡AYYYYYYYYYYYYYYYYY!
Se dobla de dolor, segundos valiosísimos que aproveché para salir corriendo a mi cuarto. A medida que iba corriendo sentía las lágrimas escaparse de mis ojos.
Entré, volví a trancar la puerta y corrí una mesita con tapa de mármol, bien pesada, que la trancara por dentro. Comencé a temblar de nueva cuenta. Sentía los golpeteos bien fuertes de Ippei, gritándome que le abriera.
Yo me agaché en el piso, y abracé mis piernas. Lo que pasó marcó un antes y un después.
─¡PUTA!─ gritó en el corredor. Sentí sus pasos alejándose y cerrar una puerta. Creo que ya se fue.
Pero no pienso abrir la puerta. ¡No señor!
Me tapé la boca, reteniendo las ganas de vomitar al recordar el aliento del tipo en mi cuello, y sus dedos recorriéndome la piel.
Quiero saltar a los brazos de mi hermano y contarle todo lo que pasó.
Tengo que irme de este lugar que sé que no es seguro para mí.
Agarro mi mochila con los cuadernos del colegio, otra mochila con una muda de ropa, mi celular, dinero para el tren, y tomo una trincheta por si es necesario.
Me vestí y abrí la puerta despacio. Camino despacio y mirando para todos lados para no ser sorprendida de nuevo. No dejaré que ese hombre se aproveche de mí.
Confirmado. Se fue de la casa, pero el miedo no quería abandonar mi cuerpo.
Salí corriendo de la casa. Corría la carrera de mi vida por la calle hasta la estación de tren. Nunca más voy a volver a esa casa. Es obvio que Misae no me quiere ahí, y es un hecho que Ippei me quiere violar.
No puedo seguir pensando.
Sólo sé que debo correr.
Correr y correr.
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