𝐓𝐇𝐄 𝐑𝐔𝐍𝐀𝐖𝐀𝐘

Esa misma noche, Kiara y Pope se quedaron con nosotros, aunque no dejaron de hablar de mi hermano.

—Tenemos que ir a la casa de los Cameron, nunca había visto a John B así —nos dijo Kiara y solté un bufido burlón.

—John B es mayorcito como para saber lo que hace —le dije molesta.

—¿Estás de broma? ¡Estamos hablando de tu hermano, Ivy! —me recordó Kiara, como si no lo supiera.

—No, ese chico que se ha marchado con la pistola, no es mi hermano. Es el puto lame culos de Big John —le dejé saber y pareció ofendida.

—Ivanna Routledge, ¿te estás escuchando? ¿Cómo puedes hablar así de tu hermano? —me preguntó enfadada.

—Kiara, cállate. No sabes ni la mitad de la historia, así que deja la culpa a un lado y déjanos en paz con esa mierda de la lealtad absoluta —le pedí y frunció el ceño.

—¿De qué coño estás hablando? —me preguntó cabreada.

—¿Dónde estuviste cuándo Big John desapareció? —le pregunté y reaccionó como si le hubiera golpeado—. No estuviste con nosotros porque estabas con esos asquerosos Kooks de Figure Eight. ¿O crees que hemos olvidado tu año Kook? —le pregunté antes de que Kiara me diera un empujón.

—Dame un respiro —me ordenó antes de que ambas empezáramos a empujarnos.

—¿Quieres jugar? Vale —le dije mientras la empujaba.

—Tú tampoco eres un ángel —me respondió justo antes de que JJ se metiera en medio.

—¡Ya basta! —gritó apartándome de Kiara—. Deberías marcharte, Kie —le dijo JJ conmigo aún entre sus brazos.

—Yo la acompaño a casa —nos avisó Pope antes de marcharse junto a Kiara.

—¿Qué coño haces? Te estás comportando igual que él —me echó en cara y, sin decir una palabra, me metí a mi habitación.

Enterré la cabeza en la almohada y empecé a llorar. JJ tenía razón, me estaba comportando de la misma manera en la que JB lo hacía conmigo cuando Big John vivía con nosotros, y me daba muchísimo asco.

Sabía que el año Kook de Kiara fue un infierno para ella, y yo se lo había echado en cara como si nada.

Era una mejor amiga horrible.

Una vez me había tranquilizado, escuché a JJ y a John B hablando fuera, así que salí de mi habitación y fui a la de mi hermano.

Miré nuestras fotos una a una, desde las nuestras en la playa, a fotos de los cinco, hasta las fotos de antes de que Big John desapareciera.

Todo aquello me recordaba a aquellos años en los que JB aún no entendía las locuras de Big John y se preocupaba por mí.

Ojalá no hubiéramos encontrado aquél estúpido barco.

Me detuve de golpe al ver una foto de una chica rubia sobre la espalda de mi hermano. Ella estaba sonriendo mientras JB mordía su pelo divertido.

Agarré el marco antes de darle la vuelta y ver que había algo escrito detrás.

“Para que no te olvides de tu princesa favorita. P.C. <3”

Fruncí el ceño antes de salir de la casa y lanzarle el marco a mi hermano.

—¿Qué haces? —me preguntó confuso a la vez que molesto.

—¿Quién es ella? —le pregunté y frunció el ceño.

—¿Quién? —me preguntó mientras JJ me miraba tan confuso como él.

—La chica de la foto —le dije como si fuera obvio.

—Ivy, el marco está vacío —me dijo y lo miré confusa antes de agarrar el marco y ver que, efectivamente, no había ninguna foto en ella.

—¿Por qué no me has dado lo que sea que hayas fumado? —me preguntó JJ divertido.

—¿Estás bien? —me preguntó mi hermano preocupado.

—Kiara y ella han discutido —le explicó JJ y John B me miró apenado.

—Lo siento —me dijo y, sin responder, me fui a la cama.

¿Me estaba volviendo loca?

No tardé demasiado en dormirme y me desperté cuando JJ empezó a sacudirme con fuerza. Yo gruñí como respuesta y, antes de que pudiera hacer nada más, JJ me colgó de su hombro antes de empezar a caminar fuera del château.

Me tumbó en la parte trasera de la Twinkie, dónde dormí hasta que la furgoneta se detuvo, haciendo que me cayera al suelo, ya que no llevaba ningún cinturón puesto.

—¿Qué coño? —pregunté confusa mientras me masajeaba la cabeza, ya que me la había golpeado al caer.

—Baja, bichito —me ordenó JJ y, tras unos segundos, me bajé de la furgoneta.

Estábamos en una pista de aterrizaje y, sin preguntar, me acerqué a los Pogues, quienes estaban pegados a la verja.

—Están cargando el oro —informó Pope con los prismáticos, haciendo que me despertara de golpe.

—¿Cómo? —le pregunté confusa.

—Ward va a intentar sacar el oro de la isla —me explicó Kiara, haciendo que frunciera el ceño muy confundida.

—¿Lo tiene? —les pregunté algo perdida.

—Sí, nos lo ha robado —me dijo JJ cabreado.

—Ahí está Ward —nos informó John B tras quitarle los prismáticos a Pope.

John B se quitó los prismáticos de los ojos y se quedó mirando a lo lejos totalmente alucinado durante unos segundos, lo que me puso muy inquieta.

—¿Qué pasa, JB? —le pregunté impaciente.

—Es Sarah —dijo, haciendo que me pusiera muy nerviosa.

—¿Sarah? ¿Sarah está aquí? —le pregunté casi preocupada.

John B se volvió a poner los prismáticos y miró la escena unos segundos antes de hablar.

—Un momento. Le está haciendo daño —nos informó John B.

—¿Qué? —preguntamos Kiara y yo preocupadas.

—¿Qué? —preguntó JJ confuso.

—Se están peleando —nos avisó John B antes de que Kiara le quitara los prismáticos—. Mierda —susurró él antes de correr hacia la furgoneta.

—¡John B! —lo llamé, pero JJ me agarró de la cintura para detenerme—. ¡John B, para! ¿Qué haces? —le pregunté histérica.

¿Qué narices iba a hacer?

John B arrancó la furgoneta y atravesó la verja antes de empezar a conducir hacia el avión.

—¿Qué haces? —le gritó JJ, pero John B lo ignoró mientras se alejaba de nosotros.

John B se puso a la par que el avión durante unos segundos antes de acelerar, adelantar al avión, y detenerse frente a él.

—¡John B! —grité aterrada, con todas mis fuerzas.

El avión no parecía detenerse y mis ojos empezaron a llenarse de lágrimas, pero, justo cuando creí que vería a mi hermano morir frente a mis ojos, Ward detuvo el avión justo antes de chocar con la furgoneta.

Caí de rodillas al suelo suspirando aliviada mientras dejaba caer las lágrimas que se habían acumulado en mis ojos.

Kiara se arrodilló a mi lado antes de abrazarme y pegarme a su pecho mientras yo lloraba aún con el terror en mi organismo.

—Ya está, Ivy. Ya pasó —me susurró mientras me acariciaba la espalda.

De repente, el sonido de sirenas de policía empezaron a escucharse, y los chicos se agacharon a mi lado.

—Ivy, no puedo ser arrestado —me dijo Pope preocupado.

—Yo tengo la condicional —me recordó JJ antes de agarrarme las mejillas, que estaban llenas de lágrimas—. Además, si te dejo aquí y te arrestan, tu hermano me mata —me avisó JJ mientras me secaba las lágrimas con sus manos.

—No le haremos ningún bien si todos estamos en la cárcel, Ivy —me dijo Kiara y, tras unos segundos, me levanté del suelo antes de que JJ me rodeara con sus brazos y me sacara de allí.

La próxima vez que viera a mi hermano, iba a matarlo.

Nota de la autora

Siento haber tardado tanto en actualizar, es que estos días he estado a tope.

Guiño a Princesa 😉

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