𝐏𝐎𝐆𝐔𝐄 𝐋𝐈𝐅𝐄
—¿Tú crees que a los Kook les importa que esto fuera antes un refugio de tortugas? —me preguntó Kiara mientras veíamos la casa en construcción que había en Figure Eight, es decir, la zona rica de la isla.
—No les importa una mierda —le aseguré mirando a mi alrededor—. Deberíamos salir antes de que esos idiotas se beban toda la cerveza —le dije y ella sonrió antes de ir hacia el patio de la casa.
Al salir, vimos a mi hermano en el tejado mientras que JJ lo miraba desde el andamio.
—Hazme el favor de no matarte, ¿quieres? —le pedí y John B me lanzó un beso.
—Más te vale que no se te caiga la cerveza, no pienso darte otra —le advirtió JJ mientras me daba su lata de cerveza, a la que le di un gran trago.
John B fingió resbalar y tiró la lata, haciendo que Kiara y yo rodáramos los ojos mientras JJ se quejaba y John B gruñía mirando su lata en el suelo.
—¿Cuál de los dos crees que es el más idiota? —le pregunté a la otra única chica del grupo.
—No lo tengo claro —me respondió Kie.
—Yo apuesto por John B —le dije y escuché un gruñido por su parte.
—Yo también te quiero, Ivy —me dijo mi hermano desde el tejado.
—Ella me quiere más a mí —le aseguró JJ—. Yo soy su hermano favorito —le dijo sacándole la lengua, como si fuera un niño pequeño.
—Ni siquiera es tu hermana de verdad, solo por eso me quiere más a mí —le respondió John B.
—A decir verdad, Pope es mi hermano favorito —les informé antes de que Pope pasara por mi lado y me chocase los cinco con una sonrisa.
Todos los Pogues me consideraban su hermana pequeña, así que hacía años que empecé a referirme a ellos como a mis hermanos, al igual que ellos se referían a mí como a su hermana.
Antes de que alguno de los dos pudiera quejarse, Pope llamó nuestra atención.
—Chicos, los de seguridad están aquí —nos avisó, así que los cinco nos miramos divertidos.
—Hoy han llegado pronto —dijo John B antes de bajar del tejado.
—Vámonos, chicos —dijo Kiara mientras los chicos bajaban del andamio.
—Gary, ¿eres tú? —le preguntó JJ—. ¡Me alegro de verte, hombre! —le gritó bajando del andamio.
—Te lo estás buscando, J —le advertí con una sonrisa antes de que empezáramos a correr.
Al llegar al piso de abajo, uno de los guardias me agarró del brazo, pero JJ llegó de seguido y me soltó del agarre.
—¡Nadie toca a mi hermana pequeña sin su permiso! —gritó divertido mientras nos alejábamos de los guardas de seguridad.
Nos encontramos a Pope por el camino, justo antes de saltar la valla de la casa, donde Pope se tropezó.
—Venga, Pope, que vienen —le dijo JJ mientras corríamos hacia la furgo.
—¡El bus se marcha! —nos gritó John B mientras corríamos hacia ellos.
Kiara y John B ya estaban en la furgoneta cuando nosotros entramos y Gary se puso a seguir la furgoneta a pie, cosa que hizo que JJ se riera de él.
—Mirad a Gary intentando ganarse un aumento —nos dijo Pope, haciéndonos reír a todos.
Pope era el inteligente del grupo y el que más tenía que perder, ya que estaba intentando conseguir una beca para la universidad.
Es un poco rarito, pero siempre me había ayudado cuando lo había necesitado, ya que JJ y John B no se tomaban nada enserio, ni siquiera cuando salí del armario.
Al menos no se lo creyeron hasta que me vieron liándome con uno de sus intentos de ligue en una fiesta.
Realmente soy bisexual, pero en cuanto me lié con una chica, todos supusieron que era lesbiana, así que para casi toda la isla, soy “la Pogue lesbiana”, mote que cabrea a mis hermanos cada vez que lo escuchan.
—Parad, chicos, vais a darle un ataque al corazón —nos dijo Kiara haciendo de madre, como siempre.
Kiara era la madre del grupo, era la más responsable y era la que nos paraba cuando nos pasábamos.
A veces era un poco molesto lo responsable que era, pero nos había salvado de más de una, cosa que siempre le agradeceremos.
Mientras que Kiara se quejaba, JJ sacó parte de su cuerpo de la furgo para vacilar a Gary.
—¡Venga Gary! ¡Casi estás! —lo animó divertido.
JJ es mi mejor amigo desde que él y John B se conocieron en tercero. Yo soy un año menor, pero siempre me metían en sus tonterías, cosa que agradecía, ya que nunca había sido demasiado buena conociendo gente, al menos no hasta que conocí a Kiara unos años atrás.
Él era el miembro de los Pogues que me defendería ante cualquiera, incluido mi hermano, cosa que ningún otro hacía, ya que no querían meterse en los problemas de hermano que pudiéramos tener John B y yo.
—No te pagan lo suficientemente, tío —le dijo JJ entre risas a Gary.
—JJ, ya basta —le dijo Kiara empujándolo de nuevo dentro de la furgoneta.
—Venga ya, esa clase de iniciativa está rogando ser castigada —le dije a Kiara y ésta me miró mal.
En cuanto JJ estuvo dentro, cerré la puerta y John B, mi hermano, aceleró, dejando a Gary atrás.
John B es la única familia de sangre que me queda, ya que nuestro padre desapareció nueve meses atrás en el mar.
John B no quería creerlo, pero cuanto más tiempo pasaba, más difícil era mantener la esperanza de que fuese a volver.
Ambos vivimos en el château, que es como nuestro padre llamaba a nuestra casa en el Arrabal, es decir, la zona sur, donde viven los Pogues. Deberíamos vivir con nuestro tío, pero está construyendo casas al otro lado del mundo, así que vivimos solos. Solo somos él y yo.
La noche anterior habíamos estado de fiesta, así que estaba en mi cama intentando encontrar una posición en la que el sol dejase de molestarme, cuando escuché mi puerta abrirse.
—Ivy... —escuché que decía JJ con esa voz aguda que siempre usaba cada vez que necesitaba mi ayuda.
—No —gruñí.
—No sabes que voy a pedirte —dijo sentándose en mi cama, lo que supe porque el colchón se hundió con su peso.
—Me da igual, no —dije dándome la vuelta para darle la espalda.
—Ivy, por favor. Ayer vino conmigo una chica y es una pesadilla, le he dicho que iba al baño para librarme de sus cariñitos —dijo con asco.
Cada vez que JJ utilizaba aquella expresión, se refería a que la chica parecía haber entendido que serían algo más que un lío casual, cosa que no le interesaba a JJ en absoluto.
—A lo mejor deberías conocer a las chicas con las que te acuestas antes de traerlas a mi casa —le dije aún adormilada.
—Será la última vez que te pido ayuda con esto, te lo juro.
—Los dos sabemos que eso no es verdad —le dije y escuché que soltaba una pequeña risa.
—Pero fingirás que me crees y me ayudarás, ¿verdad? —preguntó poniendo su voz de niño bueno—. Hazlo por tu hermano favorito.
—Yo no beso a mi hermano, y tú y yo ya nos hemos liado unas cuantas veces para librarte de problemas de éstos. Voy a empezar a pensar que te gusta besarme —le dije y se me tumbó encima.
—Para empezar, besas genial y segundo, por favor —me suplicó y suspiré cansada.
—Levántate —le ordené antes de abrir los ojos y levantarme de la cama.
Fuimos hasta la habitación que JJ solía usar cuando venía y, con la puerta cerrada, se me puso delante.
—Cuando John B se entere de esto va a matarte —le dejé saber.
—Lo sé —me dijo antes de agarrar mi nuca y besarme.
Empujé la puerta con mi cuerpo, abriéndola al segundo, y JJ me empujó hasta que chocamos con la mesa de la habitación.
Al ver que la chica no decía nada, JJ me agarró de la cintura y salté antes de rodear la suya con mis piernas.
Entonces, por fin, la chica que estaba en la cama tosió falsamente, haciendo que nos separáramos.
Al mirarla, me bajé al suelo, apartándome de JJ.
—¿Quién es ella? —le pregunté fingiendo estar enfadada, y vi que, la cara de la morena que estaba en la cama, palidecía completamente—. ¡Me prometiste que esto no iba a volver a ocurrir! —le grité antes de darle un golpe en el pecho—. ¡Eres un cerdo! —le dije con asco antes de girarme hacia la chica— ¿Te importaría marcharte, por favor? —le pregunté más calmadamente a ella.
—Yo... No sabía que tenía novia, lo siento —se disculpó ella agarrando sus zapatos antes de salir corriendo.
—Me vuelvo a la cama —informé antes de ir a mi habitación y tirarme en la cama.
Unos segundos después, sentí como JJ se tumbaba conmigo, apoyando su cabeza en mi tripa, utilizándome de almohada, como solía hacer a menudo.
—Eres lo peor —le dije, esas pobres chicas no se merecían aquel disgusto.
—Y tú eres lo mejor —dijo dándome un beso en la tripa antes de volver a apoyar la cabeza—. Te quiero.
—Y yo a ti —le dije antes de que, en algún momento, ambos nos quedáramos dormidos.
No sé cuánto tiempo pasó cuando John B me despertó para que fuéramos a ver a la mujer de servicios sociales, pero me levanté intentando no despertar a JJ y me vestí antes de salir del Château con mi hermano.
Ambos fuimos al puerto para coger un barco a la ciudad y nos dirigimos a la oficina de Cheryl, la mujer de servicios sociales.
En cuanto entramos, nos mandó sentarnos y sacó varios papeles antes de sentarse frente a nosotros.
—John, Ivanna, ha llegado a nuestras oficinas que sois dos menores no emancipados, viviendo por vuestra cuenta —nos dijo ella.
—No... No —le aseguró mi hermano y ella me miró a mí con la ceja alzada.
—No —le repetí yo.
—Chicos, necesito honestidad para poder ayudaros —nos dijo y John B y yo no miramos fingiendo que estábamos pensando en decir la verdad, pero ambos sabíamos que no iba a ser así.
—Estamos siendo honestos —le aseguró John B—. ¿Qué ejemplo le estaría dando a mi hermana pequeña si no lo estuviéramos siendo?
—Muy bien, entonces, ¿cuándo ha sido la última vez que habéis hablado con vuestro tío? —nos preguntó apuntando algo en su cuaderno.
John B fingió mirar el reloj en su muñeca, el cual era inexistente, y contestó.
—Hace 34 minutos —le dijo él.
—¿Cuándo lo visteis por última vez? —nos preguntó.
—Hace dos horas y... ¿43 minutos? —contesté y nos miró seria mientras John B y yo nos agarrábamos la mano sabiendo que no se lo había creído.
—John, Ivanna, vamos a ir mañana a hablar con vuestro tío. Si no está allí, vamos a meteros en el programa de acogida y os prometo que os encontraremos un encantador y seguro hogar a ambos —nos dijo y ambos nos miramos de manera cómplice.
—Muy bien, nos vemos mañana —le dije agarrando la mano de John B y tirando de él, pero, en cuanto salimos de la oficina, ambos nos miramos preocupados.
—Hay que planear algo, ya —me dijo y asentí con la cabeza.
—Lo sé —le dije sin saber que íbamos a hacer.
Volvimos en barco a Outer Banks y, justo cuando creíamos que no había esperanza, escuchamos la televisión de uno de los pesqueros del puerto.
—El huracán Agatha sigue su camino hacia la Isla Kildare en los Outer Banks en Carolina del Norte.
—Joder —exclamó John B sorprendido.
—En la vida vamos a tener más suerte —dije con una sonrisa que John B me devolvió.
John B sacó su teléfono y llamó a servicio sociales antes de ponerlo en altavoz.
—Servicios sociales, ¿puedo ayudarle? —preguntó una mujer a través del teléfono.
—Sí, creo que vamos a tener que cambiar la fecha de visita —le dijo John B y ambos chocamos los cinco cuando dijeron que ya nos llamarían.
La tormenta del huracán había empezado y John B, Pope y yo salimos corriendo hacia la playa con nuestras tablas de surf.
Al llegar, los tres miramos el mar. Sería imposible surfear aquellas olas.
—Esas olas no se pueden surfear, chicos —nos dijo Pope, pero mi hermano y yo nos miramos con una sonrisa cómplice antes de salir corriendo hacia el agua.
—¿Quién lo dice, Pope? —le gritamos mientras corríamos.
Pope tenía razón, cada vez que intentábamos montar una ola, caíamos de la tabla, pero, al menos John B y yo pasamos un buen rato juntos.
Ambos nos sentamos en nuestras respectivas tablas, John B agarrando mi mano para que la marea no nos separase y, al mirar al horizonte, vimos un barco ir hacia la tormenta.
—¿Qué coño hace? ¡Ir hacia la tormenta es un suicidio! —grité para que John B me pudiera oír, ya que, con los truenos, a penas podíamos escuchar nuestros pensamientos.
—No lo sé, pero nos vamos ya, Ivy —me dijo, así que ambos empezamos a nadar hacia la orilla.
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