𝐀𝐒𝐒𝐀𝐔𝐋𝐓

Me desperté por los rayos de sol entrando por mi ventana y, cuando miré a mi alrededor, vi mi ropa tirada en el suelo y a JJ durmiendo a mi lado.

Me froté los ojos con las manos antes de levantarme y ponerme algo de la ropa que me había dejado allí, ya que el resto estaba en Figure Eight, en casa de Audrey.

Le di un par de golpes a JJ en las piernas, que estaban tapadas con la manta, antes de salir de la habitación y ver a Sarah durmiendo plácidamente en el sofá.

Suspiré antes de apartar la mirada y salir al jardín, donde John B estaba tumbado en la hamaca. Me acerqué a él y me tumbé a su lado antes de que me rodeara los hombros con su brazo.

—Hola, Minion —me saludó antes de darme un beso en la cabeza.

—Hola —saludé de vuelta antes de abrazarlo con fuerza.

—¿Cómo has dormido? —me preguntó mientras aún lo rodeaba con mis brazos.

—Como un bebé —le aseguré antes de bostezar.

—No pareces haber dormido bien —me dijo y simplemente encogí los hombros en respuesta—. He ido a la tienda de Audrey y me ha dado bollos y café para desayunar, están en la cocina —me avisó, lo que me hizo sonreír antes de darle un beso en la mejilla y levantarme de la hamaca.

Nada más estar de pie, me agarré el pelo y me lo até en un moño rápido, pero, cuando iba a entrar en la casa, John B se levantó y me agarró del brazo.

—¿Qué haces? —le pregunté confusa.

—¿Eso es un chupetón? —me preguntó señalando mi cuello y cerré los ojos mientras soltaba un suspiro—. No me jodas, Ivy. ¿Te has acostado con JJ? —me preguntó casi como si no se lo creyera.

—¿Y qué si lo he hecho? —le pregunté molesta.

Si yo no me metía en su vida, ¿por qué él debía meterse en la mía?

—Que ahora todo va a ser incómodo en el grupo —me dijo como si fuera obvio, haciendo que lo mirase de manera desafiante.

—¿Crees que es la primera vez que pasa? —le pregunté molesta por su comportamiento antes de entrar a la casa.

Intentando tranquilizarme, me tomé mi café con calma justo antes de que JJ saliera de la habitación sin camiseta.

—Lo sabe —le avisé antes de darle el último sorbo al café.

—¿Cómo? —me preguntó sin saber de qué hablaba, pero, cuando vio la marca en mi cuello, suspiró por lo bajo—. Joder —murmuró pasándose las manos por la cara.

—Buenos días —saludó Sarah recién despierta a nuestras espaldas.

—Buenos días —dijo JJ mientras yo iba a mí habitación para recoger mi ropa sucia.

Esperé a que Sarah y JJ desayunaran antes de pedirle a John B que me llevase a casa de Audrey, donde JJ me acompañó.

Dejé mi ropa en el cesto de la ropa sucia y me cambié a algo más cómodo, ya que lo único que quedaba en el château eran un par de camisetas viejas y un pantalón dos tallas más pequeño que yo.

JJ y yo nos subimos en su moto, que habíamos traído en la Twinkie, y fuimos de vuelta al château, donde habíamos quedado con los Pogues para fundir el oro.

Nada más verme, Kiara me abrazó aún emocionada por nuestro descubrimiento y, cuando nos separamos, vi a John B y a Sarah sentados bajo un árbol, dados de la mano.

—¿Qué tal estás? —me preguntó y suspiré antes de negar con la cabeza.

—¿La verdad? No lo sé —le respondí antes de apartar la mirada de la pareja—. ¿John B ha dicho algo?

—Que va a matar a JJ —me advirtió antes de mirarme como si esperara que dijera algo, pero no sucedió—. ¿Os habéis vuelto a acostar? —me preguntó finalmente y, cuando no contesté, supo la respuesta—. Joder, Ivy —murmuró mientras veíamos a JJ fundir el oro con un soplete—. Prometiste que no iba a volver a pasar.

—Eso fue antes de que Sarah empezara a salir con mi hermano —le dije mientras sentía un nudo formarse en mi garganta—. Sólo quiero dejar de pensar en ella, Kie —admití con los ojos llenos de lágrimas antes de que me abrazara.

—Lo sé, pequeña —me aseguró en un susurro mientras me acariciaba la espalda.

—¡Lo tenemos! —celebró JJ, llamando nuestra atención.

Un tiempo después, cuando el oro volvió a enfriarse, fuimos a una tienda que compraba oro mientras JJ se quejaba.

—¿Por qué tenemos que vender nosotros este trozo de mierda? —preguntó JJ cuando nos bajamos de la furgoneta con el trozo de oro en la mano.

—Porque Ivy y tú sois los mejores mentirosos —le informó Pope mientras caminábamos hacia la tienda, haciéndome sonreír.

—En algo teníamos que ser bueno —le dije encogiendo los hombros antes de entrar.

—Buenas tardes, señora —la saludó JJ mientras ambos entrábamos a la tienda separados de los Pogues—. Hemos visto que compra oro.

—Eso es lo que dice el cartel, ¿verdad? —nos preguntó de manera seca, como si le molestase nuestra presencia allí.

—Esperamos que compre mucho, porque estamos a punto de explotar su mente —le informó JJ antes de sacar el trozo de oro.

—Eso no es real —nos dijo divertida.

—¿No es real? —le pregunté mientras la mujer se reía.

—No puede serlo —me respondió y JJ pareció casi molesto.

—Pruebe cuanto pesa —le pidió antes de que la mujer intentara levantarlo, acción que le costó realizar.

—Tungsteno pintado —nos dijo después de inspeccionarlo con la lupa.

—¿Tungsteno pintado? ¿Enserio? Vale. ¿Por qué no prueba como de suave es? —le preguntó JJ mientras me rodeaba los hombros con su brazo.

La mujer le dio un golpe y el oro quedó intacto, haciéndonos sonreír de manera victoriosos.

—Se lo hemos dicho —le dijo JJ.

—Aún no hemos hecho la prueba del ácido —nos dijo como si fuese a cambiar algo.

—Oh. La prueba del ácido —dije con falsa sorpresa.

La mujer echó una gota de ácido sobre el oro, pero, como era de esperar, no sucedió nada.

—Señora, se lo estamos diciendo, esto es tan real como la luz del sol —le aseguró JJ antes de apartar su brazo de mis hombros, ya que John B lo estaba asesinando con la mirada.

—Parece que alguien ha intentando fundirlo —nos dijo la mujer confusa y JJ no pareció tener respuesta para aquello, así que intervine.

—Nuestra madre —le dije con falsa pena—. Ella tenía mucha joyería en casa y creyó que lo mejor sería fundirlo todo para “consolidarlo” —le dije mientras JJ fingía limpiarse las lágrimas de los ojos.

—¿Más de tres kilos? Esos son muchos pendientes —me dijo sorprendida.

—Vale, voy a ser sincera. Es muy difícil para mi hermano y para mí ver a nuestra madre empeorar por el alzheimer —le dije mientras mis ojos se llenaban de lágrimas.

—Tranquila, bichito —me dijo JJ antes de abrazarme, fingiendo consolarme.

—Darme un momento —nos pidió antes de alejarse.

Me limpié las lágrimas de los ojos antes de chocar los cinco con JJ.

—Muy buena estrategia —me halagó JJ en voz baja mientras sonreía orgullosa.

Unos minutos después, la mujer volvió y se colocó a nuestro lado algo nervioso.

—He hablado con mi jefe y ésto es lo que puedo hacer —dijo antes de dejarnos un papel sobre el mostrador.

—¿50.000? —le preguntó JJ como si fuera una broma—. ¿Cree que hemos venido aquí sin saber el precio estimado? Sabemos que ésto vale mínimo 140 mil.

—Cariño, estás en una tienda de empeños —nos recordó como si fuéramos tontos.

—Noventa o nos vamos —le dijo JJ, e intenté didmular mis ganas de darle un golpe por idiota.

—Setenta, mitad de precio y no pregunto sobre su procedencia —me dijo a mí—. Pareces la inteligente. Acepta la oferta —me dijo y, tras unos segundos, asentí con la cabeza.

—Vamos a necesitar eso en grandes denominaciones, por favor —le pedí y la mujer suspiró.

—Aquí el problema. No tengo tanto efectivo aquí, pero puedo daros un cheque —nos dijo y ambos negamos con la cabeza.

—No, señora. Queremos el efectivo, eso es lo que dice ahí —le dije señalando el cartel que tenía en la entrada—. “Efectivo por oro”.

—Así que eso es lo que esperamos. Queremos el efectivo —me apoyó JJ.

—Debería mandaros al depósito, tengo el dinero allí. ¿Os parece bien? —nos preguntó y no me pareció demasiado creíble.

—¿Dónde está ese depósito? —le pregunté desconfiada y, una vez nos dijo el lugar, todos fuimos a la furgoneta para ir hasta allí.

—Casi me he creído que vuestra madre estaba enferma —nos dijo Kiara y ambos sonreímos orgullosos.

—Entonces, ¿tienen dinero por aquí? —nos preguntó Pope mirando a su alrededor y, no lo culpaba por dudar, yo tampoco acababa de creérmelo.

—Eso es lo que ella dijo —respondió JJ antes de girarse hacia nosotros con una sonrisa—. Eso es lo que ella dijo —repitió con las segundas intenciones de esa frase.

—JJ —le advirtió mi hermano, aún molesto por lo sucedido anoche entre el rubio y yo.

—Jamás he oído hablar de Resurrection Drive —nos avisó Sarah, tampoco creyendo lo que la mujer nos había dicho.

—Eso es porque eres rica —le dijo JJ y fruncí el ceño.

—Tú tampoco has oído hablar de ello —le dije, defendiendo a Sarah.

—Gracias —me agradeció ella mirando a JJ molesta.

—Aquí no hay nada más que árboles —nos dijo Kiara mirando por la ventana.

—Vale, solo porque solo haya árboles, no significa que... —empezó a decir, pero fue interrumpido por unas sirenas a nuestras espaldas.

—¿Policías? ¿Aquí? —pregunté confusa mirando el coche detrás nuestro.

—¿Me estás vacilando? —preguntó JJ molesto.

—¿Qué hemos hecho? —nos preguntó Sarah confusa.

—¿Has traído la pistola? —le preguntó John B a JJ cuando paró la furgoneta.

—No —le respondió él mientras escondía el oro—. Todo el mundo me dijo que lo dejara en casa.

Todos empezamos a ponernos nerviosos mientras JJ guardaba su mochila bajo los asientos, ya que también tenía marihuana encima.

Cuando estábamos a punto de bajar, un chico apuntó a John B con una escopeta, así que JJ me agarró la mano con fuerza antes de colocarse disimuladamente frente a mí.

—¿Por qué no ponéis las manos en alto? —le preguntó el atracador y todos levantamos las manos asustados—. ¡Sal del coche, ahora! —le ordenó y John B así lo hizo.

John B abrió la puerta de Sarah y ella salió antes de que John B abriera la puerta de atrás mientras el chico le gritaba constantemente que se diera prisa.

John B agarró mi mano y me colocó detrás de él en cuanto salí de la furgoneta, llamando la atención del atracador.

—¿Qué haces? —le gritó apuntándolo con la escopeta.

—Es mi hermana pequeña —se defendió John B mientras JJ se colocaba a su lado, también intentando protegerme.

Todos nos tumbamos en el suelo con la cabeza agachada mientras el chico inspeccionaba la furgoneta.

—Esa zorra nos ha tendido una trampa —se quejó JJ antes de dar un golpe al suelo.

John B se levantó del suelo mientras le rogaba que no lo hiciera, pero, ignorándome, fue hacia el coche del chico y se escondió en la parte trasera mientras JJ me rodeaba los hombros con un brazo para abrazarme.

—Muy bien, quedaros así, a no ser que queráis vuestros cerebros explotados por toda esta carretera —nos advirtió el chico saliendo de la furgoneta.

El chico entró en su coche antes de verlo empezar a pelear con John B, así que, todos nos levantamos y fuimos a ayudarle.

JJ le pegó un puñetazo, pero el chico se lo devolvió. Kiara también le pegó antes de que el atracador la empujara, alejándola de él, así que, me acerqué a él, y le di una patada en el estómago antes de que se retorciera y le golpeara en la cabeza con la puerta del coche.

—¡Tengo el oro! —nos avisó Pope mientras los chicos se acercaban a mí.

—Esa es mi chica —celebró JJ antes de darme un beso rápido en la cabeza.

Sarah y Kiara lo golpearon un par de veces más antes de que JJ le quitara el trozo de tela que le cubría la cara.

—¡Conozco a este trozo de mierda! —nos informó JJ muy enfadado—. Es un camello.

—Probablemente conozca a mi hermano —nos dijo Sarah.

—Le vende coca a mi padre —dijo JJ antes de agarrar la escopeta.

—Escuchad, podría haberos hecho daño a todos y cada uno de vosotros —nos dijo antes de que JJ lo golpeara con la culata de la escopeta.

Los chicos intentaron apartarlo, pero JJ los empujó y le quitó la cartera al atracador.

—JJ, vámonos —le pedí agarrándole del brazo.

—Todavía tenemos una parada más —nos avisó antes de soltarse de mi agarre e ir hacia la furgoneta—. Vayamos a ver dónde vive este hijo de puta.

John B me agarró la mano antes de empezar a ir hacia la furgoneta mientras Barry, el atracador, nos gritaba de fondo.

—¿Estás bien? —me preguntó y asentí aún algo conmocionada.

En cuanto entramos en la furgoneta, abracé a John B con fuerza mientras éste me acariciaba la espalda.

—Ya pasó, pequeña —me susurró mientras dejaba caer las lágrimas que había contenido.

Ver a mi hermano siendo apuntado con una escopeta era algo que no podía volver a vivir.

El terror que me había inundado pensando que algo podía pasarle era indescriptible.

JJ me dejó en Figure Eight después de que le pidiera que me llevase a casa, ya que necesitaba un descanso de toda aquella locura.

Nada más llegar, me metí en mi habitación antes de hundir la cara en la almohada y gritar.

Todo aquello me estaba sobrepasando y sabía que, al final, alguno de nosotros acabaría herido, o peor, muerto.

Audrey se pasó un rato más tarde para decirme que Pope y Kiara habían pasado para dejarme una nota y, cuando la leí, salí corriendo al château, donde supe que estaría JJ.

“JJ le ha robado a Barry treinta mil, deberías hablar con él

-K&P”

En cuanto llegué, vi luces colocadas alrededor de los árboles, lo que me hizo fruncir el ceño hasta que vi a JJ bañándose en un Jacuzzi.

—¿Qué coño es esto, JJ? —le pregunté confusa.

—Tengo un chorro de agua apuntando a mi culo ahora mismo —me dijo divertido con una botella de champán en la mano—. Más te vale entrar inmediatamente —me advirtió antes de servir el champán en un vaso—. Salud —brindó antes de beber directamente de la botella.

—JJ, ¿cuánto te ha costado todo esto? —le pregunté mirando a mi alrededor, viendo hinchables, luces e incluso una bola de discoteca.

—Pues, con el generador, el combustible y el envío express... todo —me dijo como si nada y lo miré sin creerlo.

—¿Todo? ¿Te has gastado todo el dinero en un día? —le pregunté desconcertada.

—Sí, lo he sacado como por un agujero de mi bolsillo. Pero, venga ya, mira todo esto, bichito —me dijo y negué con la cabeza mientras apartaba la mirada, intentando tranquilizarme.

—No me llames así ahora. No se te ocurra —le advertí molesta.

—¿No puede un hombre tener algo de lujo en la vida? —me preguntó empezando a romperse—. Quiero decir... sólo se vive una vez, ¿verdad? —preguntó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas—. Suficiente de este sentimentalismo, entra en el Culo del Gato —me dijo y lo miré incrédula.

—¿En el qué? —le pregunté confusa.

—El Culo del Gato. Así es como la he llamado —me dijo mirando al jacuzzi—. Ah, sí, casi lo olvido —dijo antes de tocar un botón, haciendo que se encendieran varias luces más y la bola de discoteca empezase a girar—. Sí, lo sé, modo disco. Eso es, baby.

—¿Estás de broma, JJ? ¡Podrías haber pagado tu deuda! —le recordé cabreada.

¿De verdad había tirado el dinero de esa manera cuando tenía una deuda de treinta mil con los Kooks?

—Bueno, ¿sabes qué? ¡No he hecho eso! —me dijo mientras se ponía de pie, dejando ver los golpes en su torso.

Lo miré sorprendida mientras mis ojos se llenaban de lágrimas al ver las marcas moradas por todo su torso.

—He comprado un jacuzzi. Para mis amigos. He comprado un jacuzzi para mis amigos. ¿Sabes qué? No. A la mierda los amigos. He comprado un jacuzzi para mi familia —dijo empezando a ponerse sensible de nuevo.

JJ jamás lloraba frente a los Pogues, yo era la única del grupo que le había visto de ese modo. Yo era la única en la que había confiado lo suficiente como para dejarme verle destrozado. Ni siquiera confiaba tanto en John B.

—JJ, ¿qué coño ha pasado? —le pregunté preocupada.

—He comprado esto para ti. Ivy, mira lo que he hecho por ti y tu hermano, ¿vale? ¡Mira esto! —me dijo señalando a su alrededor.

—JJ —lo llamé con pena.

—No, deja de ser tan sentimental. Estoy bien, ¿vale? —me dijo con los ojos llenos de lágrimas, así que, sin esperar más, entré en el jacuzzi antes de abrazarlo con fuerza—. Iba a hacerlo —me dijo mientras lloraba.

Lo acerqué aún más a mí antes de que me rodeara con sus brazos con fuerza.

—No puedo más con él —dijo en un sollozo—. Iba a matarlo —me informó de la misma manera, haciendo que las lágrimas empezaran a caer de mis ojos.

Empecé a acariciarle la espalda antes de que apretase su agarre a mi alrededor, dejando salir todo aquello que siempre oculta.

—Ya pasó, amor, estoy aquí —le susurré mientras lo escuchaba llorar y sollozar sobre mi hombro.

—Solo quería hacer lo correcto —me dijo y asentí.

—Lo sé —le dejé saber mientras sentía como su cuerpo temblaba entre mis brazos.

Nota de la autora

Hoy es un capítulo 2x1, ya que quería escribirlo todo en un solo capítulo.

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