𝐗𝐗𝐈. 𝐓𝐡𝐞𝐲'𝐫𝐞 𝐡𝐞𝐫𝐞 𝐟𝐨𝐫 𝐲𝐨𝐮

Siento haber tardado tanto en actualizar, pero perdí bastante la motivación. Intentaré actualizar lo antes posible.

Gracias a todos los que seguís aquí <3

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—¿Que le está pasando? —le pregunté a Deaton mientras ambos estábamos de cuclillas junto a un Derek inconsciente.

Había ido a mi antigua casa por instinto, algo dentro de mí me decía que eso era lo que debía hacer, y al llegar me encontré con el agujero donde Peter estaba metido vacío y Derek inconsciente en el suelo junto a Deaton.

—No lo sé —me dijo antes de girarse de nuevo hacia mi hermano—. Derek, Derek —lo llamó él—. Derek, ¿puedes oírme? Necesito que me respondas, Derek. ¡Derek! No tenemos mucho tiempo —dijo Deaton y silvó un silbato para perros que me hizo taparme los oídos.

—¡Derek! —grité y mi hermano abrió los ojos.

—Ese sonido... ¿Que era? —preguntó él levantándose y Deaton le enseñó el silbato con una sonrisa.

Derek bufó antes de intentar levantarse, pero al hacerlo perdió el equilibrio y lo ayudé a mantenerse en pie.

—Vas a estar débil por varias horas —le dijo Deaton y Derek miró su brazo, en el que había una marca.

Instintivamente miró el agujero y al verlo vacío supo que Peter había vuelto a la vida de alguna forma.

—Ha sucedido —susurró.

—No os preocupéis. Tú sigues siendo un Alfa, pero como de costumbre, no uno muy competente —dijo Deaton.

—¿Donde está? —le pregunté.

—Ojalá pudiera decíroslo.

—¿Por qué no nos dices que estás haciendo aquí, y por qué me estás ayudando? —le preguntó Derek.

—Ayudar a tu familia solía ser una parte bastante importante de mi vida, ayudaros a tí a tu hermana, fue una promesa que le hice a vuestra madre —dijo él mirándome.

Efectivamente, él me ayudó cuando era mucho ma pequeña.

Pocos días después del incendio, estaba tendiendo problemas respiratorios. Cada vez que andaba más rápido que de costumbre o hacia cualquier movimiento muy brusco, me faltaba el aire.

Tosía durante largos períodos de tiempo y por momentos sentía que los pulmones se me cerraban, como si mi cuerpo me estuviera negando la acción de respirar.

Después de casi morir una vez por falta de oxígeno, mi madre decidió llevarme a ver a su amigo Alan Deaton. Al llegar a un veterinario, mi madre me tumbó en una camilla.

Yo estaba medio inconsciente y me dolía el pecho como si lo hubieran estado martilleando durante horas. Deaton me inyectó algo que hizo que el dolor no fuera tan intenso, pero seguía ahogándome.

Mi madre le suplicó que me ayudara y Deaton sacó un bisturí. Mi madre le miró con algo de miedo, pero ella confiaba en él, así que yo también lo hacía.

—Esto va a dolerte un poco —me dijo y yo asentí como pude.

Él abrió una incisión en mi garganta que me hizo gruñir, pero en cuanto lo hizo, un humo de color amarillento salió de la herida y sentí que todo el aire volvía a mis pulmones.

Mi madre le agarró la mano y le agradeció haberme salvado.

—¿Que le pasaba? —preguntó ella preocupada agarrándome la mano con fuerza.

—Parece ser que durante el incendio Grace inhaló acónito, pero en vez de llegarle a los pulmones, por alguna razón, se le quedó en la garganta, por lo que lleva inhalándolo durante días, por eso sentía que se ahogaba. Se estaba envenenando a si misma.

—Gracias —dije como pude y Deaton puso una mano en mi hombro.

—De nada.

—Tú eres quien salvó a mi hermana —le dijo Derek mirándome—. Laura habló de ti, dijo que eras... ¿un consejero?

—Ella tenía razón, y tengo un consejo que ambos necesitáis escuchar atentamente, ahora mismo. Lo que Peter ha hecho, no sucede sin un precio. Estará físicamente débil, así que pondrá toda su fuerza en la inteligencia, en la astucia. Va a ir a por ti, Derek. Va a intentar jugar con tu mente, usando tus inseguridades. Te dirá que él es la única manera que tenéis de parar a Gerard. No confíes en él.

—Yo no confío en nadie —me dijo Derek con aires de superioridad así que lo solté y le costó mantenerse en pie los primeros segundos.

—Lo sé. Si lo hicieras, podrías ser el Alfa que te gusta creer que eres. Y desafortunadamente, las dos personas en las que deberías confiar, no confían en ti para nada —le dijo Deaton y Derek me miró a mí.

—Scott y Grace —dijo él.

Deaton tenía razón, Scott y yo no confiábamos en él. Daba igual lo arrepentido que estuviera o que fuera mi hermano, porque precisamente por eso, le conocía, y sabía que no podías fiarte de Derek Hale.

—Scott está con Stilinski ahora mismo. Tienes que encontrarlo, tienes que encontrarlo lo más rápido posible. He conocido Gerard por mucho tiempo. Siempre tiene un plan, y algo me dice... que está yendo tal cual como él quiere.

—La comisaría —dije y ambos me miraron.

—¿Que? —preguntó Derek.

—Están en la comisaría, Matt es el que controla al Kanima y han ido para convencer al padre de Stiles de ello.

***

Al llegar a la comisaría pude escuchar los corazones de cinco personas, lo que me extrañó, ya que solía haber varios policías de guardia, pero no le di importancia.

Mala decisión.

Entramos en la comisaría y cuando íbamos a abrir la que llevaba a los despachos, Derek soltó un quejido. Al mirarlo, vi al Kanima con las garras clavadas en su espalda, y me apoderó el pánico.

Todo lo de mi padre, todo lo ocurrido después, vino a mi mente de golpe, haciéndome perse la cabeza y gritar.

Grité como nunca lo había hecho, y pronto el grito se convirtió en un rugido. Scott abrió la puerta que habíamos estado a segundos de abrir y Derek cayó al suelo.

Scott me rodeó con sus brazos, lo que me hizo dejar de gritar, y el Kanima dio un paso hacia atrás. Scott me metió en la habitación en la que estaban Matt y Stiles, junto a un Derek inmóvil.

Matt se acercó a Derek y lo miró desde arriba.

—¿Este es el que lo controla? —preguntó mi hermano—. ¿Este niño?

—Bueno, Derek, no todos tenemos la suerte de ser un gran y malvado hombre lobo —le dijo Matt con asco—. Si, exacto. He aprendido un par de cosas últimamente. Hombres lobo, cazadores, Kanimas... Cada luna llena es como una maldita fiesta de Halloween. Excepto por tí, Stiles. ¿En qué te conviertes tú?

—En el abominable hombre de las nieves. Pero es algo más como de invierno, ya sabes, estacional —le dijo Stiles.

—Stiles... —le advertí intentando dejar de temblar en los brazos de Scott.

Matt hizo un gesto con la cabeza y el Kanimas hirió a Stiles en el cuello, haciéndolo caer. Scott fue a hacer algo pero el Kanimas puso sus garras frente a nosotros.

—Cabrón... —dijo Stiles mientras caía, y cayó justo encima de mí hermano.

—Quitármelo de encima —exigió mi hermano.

—La verdad, es que no lo sé, Derek. Creo que hacéis una muy buena pareja, vosotros dos. Tiene que ser una mierda, de hecho, que te quiten todo tu poder con un simple cortecito en la nuca. Estoy seguro de que no estás acostumbrado a sentirte indefenso —le dijo Matt.

—Todavía tengo dientes. ¿Por qué no te acercas un poquito? Verás lo indefenso que estoy —le dijo mi hermano.

—Sí, cabrón —le dijo Stiles como pudo apoyado en el pecho de mi hermano.

Matt se giró hacia Scott y lo apuntó con la pistola.

—Suéltala —le dijo y yo me aferré más a su camisa.

—No puedo hacer eso —le dijo Scott y Matt movió la pistola hacia Stiles—. No puedo, ¿vale? Grace no podría ni mantenerse en pie con Jackson cerca. ¿No lo entiendes? Grace está aterrorizada cada vez que él está cerca —dijo y Matt me miró.

Pero su mirada se desvió al escuchar un coche, y por desgracia, sabía quién era por su olor. No podía salir nada bueno de aquello.

—¿Es esa ella? —preguntó Matt y escuché el corazón de Scott acelerarse—. Haz lo que te diga y no le haré daño. Ni siquiera dejaré que Jackson se le acerque a ella o a Grace.

—Scott, no te fíes de él —dijo Stiles y Matt lo quitó de encima de mí hermano antes de poner un pie en su pecho.

—¿Esto funciona mejor para ti? —le preguntó Matt a Scott, pero fui yo quien reaccionó.

—Hará lo que le digas —le dije alejándome un poco de Scott, pero sin quitar su brazo de mis hombros—. Te lo juro, pero suéltalo. ¡Por favor, para! —grité lo último y Scott quitó su brazo de mi hombro.

En cuanto lo hizo, Matt quitó el pie del pecho de Stiles y yo me arrodillé a su lado.

—Ey, ya está, ¿vale? —le dije acariciando su mejilla.

Pero entonces escuché un disparo y escuché a Scott gruñir. El muy cabrón le había disparado. Después escuché como Scott metía a su madre en una celda y como ella le rogaba a Matt que lo dejara ir a un hospital.

Scott y Matt llegaron a la misma habitación en la que estábamos y el segundo me miró.

—Levántate ahora —me dijo y así lo hice.

—La evidencia ha desaparecido, ¿por qué no te marchas? —le pregunté intentando olvidar que el Kanima seguía a nuestro lado.

—¿Crees que las evidencias me importan tanto? No. Quiero el libro.

—¿Qué? ¿Que libro? —le preguntó Scott mientras yo le daba la mano, cosa que no pasó desapercibida para Matt.

—El bestiario. No sólo unas páginas. Lo quiero entero —dijo y Scott y yo nos miramos sorprendidos.

¿Desde cuándo sabía de la existencia de aquel libro?

—No lo tenemos. Es de Gerard —le dijo Scott—. ¿Para que lo quieres, de todas formas?

—Necesito respuestas —dijo y fruncimos el ceño.

—¿Respuestas a qué? —le pregunté.

—A esto —dijo Matt levantándose la camiseta, dejando ver la mitad de su torso con la piel de lagarto.

Me acerqué aún más a Scott, jamás había visto algo así.

—Grace, suelta su mano —me dijo Matt cuando todos estábamos en silencio, sin poder creer lo que veíamos.

—Escuchame imbécil, a lo mejor no te has dado cuenta, pero mi hermana le tiene miedo a esa cosa que controlas, y Scott la mantiene en calma. Si lo suelta o se aleja de él, probablemente no pueda ni pensar con claridad —dijo y apuntó a mi hermano con la pistola.

—Cállate. Escúchame, pelirroja. Vas a llamar a Allison, y vas a decirle que quieres que traiga el bestiario —me dijo y saqué el teléfono para llamarla.

¿Grace? ¿Qué pasa?

—Estoy en la comisaría del sheriff con mi hermano, Scott y Stiles. Necesito que traigas el bestiario —le dije y ella se quedó en silencio.

¿Está Jackson allí?

—Sí, tienes que venir ya —le dije antes de colgar y Matt me miró satisfecho.

—Quédate aquí —me dijo antes de mirar a Scott—. Vamos —le dijo a él antes de irse con Scott.

Cuando el Kanima se alejó lo suficiente me acerqué a Derek y saqué mis garras antes de enterrarlas en su abdomen. Él intentó disimular su gruñido de dolor para que no lo escucharan. Pero enseguida fue capaz de mover los dedos.

Pero cuando todo empezaba a mejorar, escuchamos disparos y me agaché. Reconocí aquel olor, eran los Argent. Pero también reconocí el olor del rencor y de la ira, estaban allí para matar a Derek por la muerte de Victoria.

Están aquí por tí —le dije a mi hermano y éste consiguió levantarse lentamente.

—Sí, lo sé —me dijo colocándose a mi lado.

Scott llegó a nuestro lado y miró a Stiles.

—Llévatelo —le dije—. ¡Ahora! —grité cuando volvieron los disparos, y Scott levantó a Stiles antes de marcharse con él.

De reojo pude ver a Allison y a Chris entrar por la puerta, y le hice un gesto a Derek para que se quedara donde estaba antes de levantarme e ir hacia ellos.

—Si queréis a Derek, vais a tener que pasar por encima de mí cadáver —dije y Allison me apuntó con su ballesta.

—¿Donde está? —me preguntó ella y no respondí antes de empezar a correr hacia cualquier parte alejada de mi hermano.

Allison empezó a correr hacia mí y pude escuchar como mi hermano se transformaba mientras alejaba a Allison de él.

Entré en uno de los despachos y me escondí detrás de una mesa al escuchar los pasos de Kanima cerca. Allison se escondió a mi lado ambas mirándonos asustadas.

Y de un momento a otro el Kanima saltó sobre la mesa donde estábamos escondidas así que agarré la mano a Allison con la poca fuerza que me quedaba y tiré de ella hasta estar fuera del alcance de la criatura.

Ella corrió hacia él y le clavó un cuchillo en el pecho, el Kanima la agarró del cuello y ella le clavó otro cuchillo en el cuello. Entonces el Kanima le clavó las garras inmobilizándola. Yo seguía escondida cuando Matt se acercó a ella, quedando de cuclillas frente a ella.

—Deberías haberle dicho a Grace que me diera una oportunidad, en vez de decirle que era un acosador. Porque, ¿recuerdas cuando dije que no era del tipo de chico que diría algo como "si yo no puedo tenerte, nadie puede"? No es completamente cierto, Allison, porque, Si yo no puedo tener a Grace... ¡Nadie puede! —gritó la última parte con la voz distorsionada y fue mi aviso para salir de allí lo más rápido posible.

Corrí hacia la zona de las celdas y vi al señor Stilinski intentando soltar la esposa con la que estaba atrapado así que llegué a su lado y lo solté sin mucho esfuerzo, haciendo que él me mirara completamente sorprendido.

Pero entonces Matt golpeó su cabeza, haciendo que Melissa soltara un grito, y Matt me miró con rabia.

—¿Te crees muy lista, Grace? ¿Crees que puedes huir de mí?

—Creo que podría matarte ahora mismo si quisiera —le dije y el Kanima llegó a mi lado.

—¿Tú crees? —me preguntó y ese mismo segundo Derek, transformado, se lanzó contra el Kanima.

—Sí, la verdad es que sí —le dije agarrándolo del cuello y levantándolo del suelo—. ¿Cuánto tiempo llevas acostándome, Matt? ¿Cuando tiempo llevas haciéndome fotos en mi propia casa? —le pregunté mientras él se iba quedando sin aire poco a poco, pero lo tuve que soltar el segundo que el Kanima se me echó encima, tirándome al suelo.

Cuando llevanté la vista, vi a mi hermano contra la pared y al Kanima yendo contra él. Ahí es cuando todo me dio igual. Saqué mis garras y mis ojos se iluminaron cuando corrí hacia él y le clavé las garras en la espalda antes de lanzarlo contra la pared.

Cuando iba a acercarme a Derek el Kanima me agarró con su cola por la cintura y me lanzó contra la pared, dejándome medio inconsciente.

Vi al Kanima ir hacia la celda de Melissa y de repente Scott, quién estaba transformado, le clavó las garras en la espalda y lo tiró al suelo. Derek salió corriendo de la habitación, tras el Kanima y Scott se acercó a mí.

Me dio la mano y ambos nos levantamos.

—Chicos. ¿Estáis bien? —nos preguntó Melissa preocupada y cuando nos giramos hacia ella, el terror en sus ojos era más que obvio—. No —dijo llorando, sin poder creerse que su hijo fuera el monstruo que estaba viendo delante.

Scott salió de allí y yo me acerqué a la puerta de la celda. Rompí el cerrojo, mientras hacía que mis rasgos lobunos desaparecieran y miré a Melissa con pena.

—Lo siento, Melissa —le dije antes de marcharme, pero me detuve al escuchar la voz de Scott.

—¿Que haces aquí? No se suponía que iba a pasar así —dijo, pero no sabía a quien se lo decía.

—Créeme, soy consciente de eso —le dijo Gerard y sentí mi mundo hundirse.

No podía ser.

Simplemente, No.

Scott no podía estar con ellos.

—He hecho todo lo que me has pedido —le dijo Scott—. Soy parte de la manada de Derek, te he dado toda la información que querías, te dije que Matt era el que controlaba a Jackson...

—Y déjanos a Jackson. Ayuda a tus amigos. Déjame a Matt y a Jackson a mí. Arregla las cosas con tu madre. Vete —y no pude seguir escuchando.

Salí de la comisaría hecha una furia. ¿Como podía habernos hecho eso?

Nos había traicionado.

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