𝐗𝐈𝐗. 𝐖𝐞'𝐫𝐞 𝐧𝐨𝐭 𝐚𝐥𝐨𝐧𝐞

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Scott le abrió la puerta del veterinario a Derek y a su cachorrito rubio.

—¿Que está haciendo él aquí? —le preguntó Scott mirando al beta.

—Lo necesito —dijo Derek entrando.

—No confío en él.

—Ya, bueno, él tampoco confía en tí —habló el rubio en tercera persona.

No sabía cómo me había dejado convencer para ayudar a Derek, la verdad.

—¿Sabéis que? A Grace le importa una mierda —dije y ambos se callaron.

—¿Donde está el veterinario? ¿Va a ayudarnos o qué? —preguntó mi hermano cuando los dos cachorrillos se callaron.

—Eso depende —dijo Deaton apoyado en el marco de la puerta—. Vuestro amigo Jackson. ¿Estamos planeando salvarlo o matarlo?

—Salvarlo —dijo Scott a la vez que Derek decía "matarlo"—. Salvarlo —remarcó Scott mirando a Derek.

Entramos en la sala de operaciones del veterinario y Deaton sacó varios botes de cristal con símbolos druidas en las tapas.

Isaac fue a tocarlos y Derek le agarró la mano.

—Cuidado con lo que tocas —le advirtió.

—Entonces, ¿que eres? ¿Una especie de bruja? —le preguntó Isaac obviamente burlándose.

—No, soy veterinario —le dijo Deaton con toda la calma del mundo—. Desafortunadamente no veo nada que nos vaya a servir contra el veneno paralizante.

—Estamos abiertos a sugerencias —le dijo mi hermano.

—¿Y una defensa efectiva? —dijo Isaac—. ¿O una mujer lobo que no se paralice nada más verlo? —le golpeé la nuca y Derek negó con la cabeza.

—Ya lo hemos intentado, casi le arranco la cabeza —le dijo Derek a Deaton—, y Argent le vacío un cargador entero pero la cosa sigue levantándose.

—¿Ha mostrado alguna debilidad? —nos preguntó Deaton.

—Solo una, no puede nadar —le dijo Derek.

—¿También se asocia a Jackson?

—No —le respondí—. Es el capitán del equipo de natación.

—En realidad, estáis intentando atrapar a dos personas —nos explicó Deaton antes de ir a coger una especie de moneda de un cajón—. Una marioneta y el marionetista. Uno mató al marido, pero el otro se hizo cargo de la mujer. ¿Sabemos por qué?

—No creo que Jackson pudiera hacerlo —le dijo Scott—. Su madre murió embarazada también, y puede que fuera asesinada. No creo que el pudiera dejar que algo así le pasara a nadie más.

—¿Como sabes que no es parte de las reglas? —le preguntó Isaac—. El Kanima mata asesinos. Sí Jackson mata a la madre entonces el bebé muere también.

—¿Eso quiere decir que el padre era un asesino? —le preguntó Scott.

—No me sorprendería si lo fuera.

—No, las reglas no siempre se siguen. Mi padre fue asesinado por un Kanima, él era el único hombre lobo de la familia con los ojos dorados —le dijo mi hermano.

—El libro dice que están vinculados, ¿verdad? —preguntó Deaton y asentimos—. ¿Y si el miedo al agua no viene de Jackson, si no que se la persona que lo controla? ¿Y si algo que le afecta al Kanima, también le afecta a su maestro? —preguntó rodeando la moneda con polvo de madera se serval.

—¿Significa que...? —le preguntó Isaac.

—Significa que podemos atraparlos. A ambos —dije y Deaton asintió.

***

Allison y yo llegamos a la fiesta, ambas bastante aburridas, la verdad. Ninguna de las dos queríamos estar allí, y yo mucho menos después de lo que pasó en el instituto.

Sabía que había algún plan para atrapar al Kanima, pero ninguno quiso decirme cuál era, no me querían involucrada. Cosa que al principio me gustó, pero dejó de hacerlo tras acordarme que tenía una "cita" con Matt.

Lo que me sorprendió aún más, fue ver a los dos cachorritos rubios de mi hermano allí. La mirada de Erica se detuvo unos segundos en mí, me sonrió y volvió a apartar la mirada, buscando a Jackson, supuse.

Matt me tenía agarrada de la mano, arrastrándome hacia la pista de baile, mientras yo tenía sujeta la mano de Allison.

Pero aún así, entre toda esa gente, pude distinguir el olor de Scott. Miré a mi alrededor disimuladamente y lo vi mirándonos desde una de las esquinas.

Él me hizo un gesto con la cabeza y me giré hacia Matt.

—Lo siento, necesito ir al baño, ahora vengo —Allison me miraba con el ceño fruncido por lo que le señalé con los ojos a Scott antes de ir hacia él.

—¿Has traído a Allison contigo? —me preguntó cabreado.

—Sí, no sabía que tuviera que pedirte permiso para quedar con mi amiga —le dije, harta de tanto secretismo.

—Ella no debería estar aquí.

—¿Pero yo sí? ¿Que narices hago aquí, Scott? ¿Porque querías que viniera? —le pregunté.

—Allison no tenía que estar aquí porque su padre está aquí, ¿vale? Se lo ha contado a su padre y a su abuelo, lo que arruina nuestro plan. ¿No lo entiendes?

—¿Por qué estoy aquí? —le volví a preguntar.

—Porque el Kanima tiene una debilidad. Por alguna razón cuando Jackson es el Kanima, no te ataca, te acorrala y se acerca, pero no te ataca —dijo y la ira me recorrió de pies a cabeza.

—¿Eso soy? ¿El cebo? —él se quedó en silencio y asentí sin poder creerlo.

Me di la vuelta y me alejé de él lo máximo que pude. Escuché como tras unos segundos él se daba la vuelta y se marchaba de allí. Salí a la calle, pero cuando lo hice, algo me golpeó la cabeza con fuerza y caí al suelo.

Lo próximo que recuerdo, fue abrir los ojos en un lugar oscuro. La cabeza me dolía muchísimo y veía bastante borroso. Tras unos segundos en los que intenté enfocar mi vista, vi a alguien frente a mí. A alguien inconsciente.

—Scott —susurré.

—Vaya, te has despertado —escuché una voz conocida, la voz de Victoria Argent—. Seguro que reconoces esto, la marihuana solía fumarse en papel de fumar. Pero ahora, parece que a los adolescentes os dan un vaporizador con vuestra cartilla médica.

Ella sacó un botecito lleno de una substancia que conocía muy bien.

—Este acónito, es uno de mis favoritos. Huele de maravilla —dijo tras olerlo—. Aunque vosotros seguro que no pensáis lo mismo —dijo antes de colocarlo en el vaporizador y me levanté como pude.

—No —le dije débilmente sintiendo que tenía sangre seca en la boca.

Tras unos segundos oliendo el acónito, mis garras salieron y empecé a sentir la garganta seca.

Miré a Scott, y aún estando inconsciente, sus facciones de hombre lobo habían salido también.

Un gruñido salió de mi garganta al sentir esa presión en el pecho, que ya había sentido alguna vez en mi niñez.

Victoria notó mi enfado y me dio una patada en el estómago.

—Alpha, beta, ¿que sois vosotros, Grace? —me preguntó ella—. Solo sois unos patéticos Omegas. ¿No sabes que un lobo solitario nunca sobrevive sin una manada? Solo tienes que mirar a tu madre, o a tu hermana.

—Tú mataste a mi madre —le dije con las pocas fuerzas que tenía, antes de empezar a toser sin control.

Sabía lo que tenía que hacer si quería que Scott y yo saliéramos con vida de esa. No me gustaba la idea, pero era la única solución.

Y no estamos solos —susurré.

Encendí mis ojos y solté un rugido muy débil, pero sabía que Derek había oído.

Unos segundos después, cuando estaba medio inconsciente, escuché la puerta abrirse antes de escuchar varios golpes. No sé muy bien que pasó, pero unos segundos después, Derek me tenía en brazos, sacándome de aquella habitación, mientras Isaac ayudaba a Scott a salir de aquella habitación.

No pude más, y cerré los ojos siendo consumida por el acónito inhalado y el cansancio acumulado.

Cuando abrí los ojos una mano tenía agarrada la mía y pude ver a Derek sentado junto a mí, en la clínica veterinaria.

—Gracias —escuché que decía, supuse que se lo dijo a Deaton pero no pude descubrirlo.

Mis ojos volvieron a cerrarse lentamente mientras sentía los labios de Derek besando mi mano.

—Todo va a estar bien —escuché que decía y volví a dormirme.

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