𝐗𝐈𝐕. 𝐘𝐨𝐮 𝐫𝐮𝐢𝐧𝐞𝐝 𝐡𝐞𝐫 𝐥𝐢𝐟𝐞

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Estábamos en gimnasia y Scott y Allison estaban subiendo la pared de escalada.

—Tenía cola. Yo no tengo cola —le dijo Scott a Allison mientras subían.

—Quizá no te ha salido todavía —le dijo ella y sonreí.

—Nunca me va a salir cola. Jamás.

—Nunca digas nunca, Scotty —susurré y Scott me miró con el ceño fruncido, a lo que reí.

—Oye —me llamó Stiles—, luego, a la noche, Scott, Allison, Lydia y yo vamos a ir a la pista de hielo, ¿te apetece venir?

—Sí, claro —le dije con una sonrisa.

Unos segundos más tarde, me volví a reir cuando Scott se quedó a unos centímetros del suelo antes de caer a la colchoneta, después de que Allison lo tirara de la pared.

—McCall, no sé por qué, pero tú dolor me produce cierta alegría —le dijo el entrenador—. Vale, los siguientes dos. Stilinski, Erica. Vamos, a la pared —dijo y escuché el corazón de Erica bastante acelerado.

Ambos empezaron a subir, Stiles subió y bajó bastante rápido. Fue entonces, cuando me di cuenta del olor a miedo que inundaba la habitación. Miré hacia la pared y vi a Erica parada en la pared, temblando y llorando.

—Socorro —dijo ella y me acerqué a la pared rápidamente.

—Erica, ¿estás mareada? —le preguntó el entrenador—. ¿Tienes vértigo?

—El vértigo es una disfunción del sistema vestibular del oído interno —le dijo Lydia—. Solo está muerta de miedo.

—Erica —la llamó el entrenador.

—Estoy... Estoy bien —dijo Erica y escuché varias risas.

—¿Por qué no os callais? —les pregunté y las tres personas que se estaban riendo pararon.

—Entrenador, quizá no sea seguro. Es epiléptica —le dijo Allison.

—¿Por qué nadie me había avisado de eso? —se quejó el entrenador.

—Erica —la llamé—, no pasa nada. Suéltate de la pared, hay una colchoneta, no vas a hacerte daño —le dije y tras unos segundos se soltó de la pared.

Bajó lentamente y cuando llegó al suelo todos empezaron a reírse. Erica se marchó rápidamente y cuando iba a ir detrás de ella, el entrenador me agarró del brazo.

—Hale, Martin, a la pared —dijo y rodé los ojos.

Me acerqué a la pared, y si ponerme el arnés, empecé a subir. El entrenador me gritó que no podía hacer semejante cosa, y una vez que estuve arriba, salté hasta el suelo. Todos me miraron impresionados y salí corriendo detrás de Erica.

Llegué a los vestuarios y la vi sentada con la cara entre las manos. Me acerqué a ella y me agaché a su lado.

—Oye, pasa de ellos —le dije y levantó la mirada algo cabreada.

—Es muy fácil decirlo cuando tienes una vida perfecta —me dijo ella.

—Te puedo asegurar que mi vida no es para nada perfecta. Mira Erica, no me hablo con mi hermano, por lo que vivo en casa de los McCall, toda mi familia está muerta y la familia de una de mis mejores amigas me odia y quieren hacerme daño. ¿Eso te suena a una vida perfecta? Porque a mí me suena a tener una vida de mierda —ella me miró en silencio.

—Al menos tienes amigo —me dijo y le sonreí.

—Bueno, tú también.

—Todo el mundo cree que soy patética.

—Yo no —le dije y me sonrió—. A mí me encantaría ser tu amiga, Erica —le dije mientras le limpiaba las lágrimas de la cara.

***

Estaba hablando con Allison de Gerard, le estaba explicando lo que había estado haciendo los últimos años cuando sentí que algo no iba bien. Me temblaban las manos y supe enseguida que era.

Corrí hacia el gimnasio y cuando llegué vi a Erica en la pared. Corrí hacia ella y conseguí cogerla en brazos justo a tiempo, antes de que cayera al suelo. La dejé en el suelo y los chicos llegaron a mi lado.

—Ponla de lado —me dijo Ally y así lo hice mientras Erica me agarraba la mano.

—¿Como lo has sabido? —me preguntó Stiles.

—Lo he percibido —les dije.

La ambulancia no tardó mucho en llegar y fui con Erica en ella, ya que no me soltaba la mano.

Llevaba una media hora esperando mientras Melissa hablaba con Erica en una habitación, y me estaba estresando demasiado. En cuanto Melissa salió de la habitación, me acerqué a ella casi corriendo y ella me puso una mano en el hombro.

—Está bien, mañana podrá volver al instituto, solo tiene que descansar —me dijo y suspiré aliviada.

Me quedé esperando, ya que quería hablar con Erica, pero mi cara cambio por completo cuando vi a Derek allí, saliendo de la habitación en la que estaba Erica. Sabía muy bien lo que había hecho, así que me acerqué a él muy cabreada.

—¡Eres un cabrón! —dije dándole un empujón—. ¡Le has jodido la vida! —grité y unos enfermeros nos apartaron.

—¿Que está pasando? —preguntó Melissa llegando a mi lado antes de mirar a Derek—. Derek, creo que deberías marcharte —le dijo y mi hermano me sonrió antes de irse, lo que hizo que me cabreara aún más.

***

Estaba por los pasillos con los auriculares, no quería escuchar a nadie y entré en la cafetería sin prestarle mucha atención a nada.

Me senté entre Scott y Lydia, quién estaba de pie a mi lado. Vi que los tres se quedaban mirando algo así que levanté la mirada después de quitarme los auriculares y vi a una nueva Erica entrando en el comedor.

Ella cogió la manzana de un chico y la mordió de manera "provocativa", justo antes de que Lydia hablara.

—¿Que demonios es eso?

—Es Erica —le dije y la rubia empezó a acercarse a mi.

Cuando llegó a mi lado la rodeé y empecé a alejarme de ella.

—Pensé que éramos amigas —me dijo y me detuve.

—Lo éramos. Hasta que te has convertido en la mascota de mi hermano. No tienes ni idea de lo que has hecho Erica, acabas de arruinarte la vida —le dije y escuché su corazón acelerarse por la rabia.

***

Stiles abrió la puerta de la pista de hielo y entramos Lydia y yo juntas. Nos sentamos en las gradas y nos empezamos a poner los patines cuando Stiles se sentó junto a nosotras.

—¿Podría hacer más frío aquí dentro? —preguntó Lydia y sonreí.

—Lyds, es una pista de hielo —le dije obvia y vi como Stiles le ofrecía una chaqueta naranja.

Lydia se quedó mirándola como si fuera lo más espantoso del mundo y Stiles le miró confuso.

—Voy vestida de azul. ¿Naranja con azul? No pega ni con cola —le dijo ella y negué con la cabeza.

—Pero si son los colores de los Mets —le dijo Stiles y Lydia levantó las cejas, a lo que Stiles guardó la chaqueta y se giró hacia mí con unos Reese en la mano.

Me los ofreció y los agarré antes de darle un beso en la mejilla.

—Gracias —le susurré y Lydia nos miró con una cara que no supe identificar.

—Vale, quizá el naranja y el azul no sea la mejor combinación. Pero, bueno, a veces hay cosas que nunca creerías que harían una buena combinan y resultan ser la combinación perfecta, ¿sabes? Como, dos personas juntas, a quién nadie se habría imaginado juntas. Jamás —dijo Stiles y por alguna razón sentí algo en el pecho, una sensación de desagrado.

—No, puedo verlo —le dijo Lydia y me miró unos segundos, a lo que fruncí el ceño.

—¿Puedes? —le preguntó Stiles con una sonrisa.

—Sí, hacen buena pareja —dijo Lydia mirando a Scallison, porque sí, les había puesto nombre de pareja.

—Sí, ellos —dijo Stiles y pude notar la molestia en su voz.

—Muy monos —apoyé a Lydia y ella me dio la mano antes de tirar de mi hacia la pista de patinaje.

Estuvimos patinando juntas durante un rato, la verdad es que ambas lo hacíamos genial y disfruté mucho aquello, hasta que vi la mirada de Stiles sobre Lydia y aquel sentimiento de desagrado volvió.

—¿Por qué no vas a hablar con él? —me preguntó al ver que lo miraba.

—¿Por qué? Es a tí a quien mira —le dije.

—Grace, a veces estás tan ciega —me dijo empujándome hacia la salida.

Cuando estaba a unos metros, Lydia se separó de mi y se puso a patinar por su cuenta. Me acerqué a Stiles y por primera vez en mi vida, me sentí nerviosa al estar cerca de un chico.

—¿Patinamos? —me preguntó y sonreí antes de darle la mano y patinar con él.

Allison y Scott se fueron al fotomatón y Stiles y yo nos apartamos para poder hablar después de un rato patinando.

—No sabía que patinaras tan bien —me dijo.

—Solía patinar con mi madre cuando era más pequeña, pero hacía años que no venía —admití.

Al levantar la cabeza, me di cuenta de lo cerca que estaba Stiles de mí y de que podía sentir su respiración mezclarse con la mía. Le miré a los ojos y tras unos segundos, bajé la mirada a sus labios. Iba a acercarme para besarlo cuando un grito ensordecedor nos interrumpió.

Me giré rápidamente y vi a Lydia de rodillas gritando con todas sus fuerzas, así que patiné hacia ella lo más rápido que pude. Cuando llegué a su lado, la atraje hacia mí y la abracé intentando tranquilizarla mientras ella gritaba aterrada.

***

Stiles había descubierto que el tercer beta iba a ser Boyd, así que salimos rápidamente de la cafetería.

—Iremos a la pista de hielo a ver si está allí —le dijo Scott—. Y si no está en casa, llámanos, ¿vale? —pero Stiles no contestó.

—¿Que? —le pregunté.

—Quizá, deberíamos dejarlo. Boyd. ¿Sabes a qué me refiero? Dijisteis que Derek les daba una opción, ¿no?

—No podemos —le dije.

—Teneis que admitir que Erica está muy bien ahora —dijo Stiles y rodé los ojos—. Mejor dicho, está despampanante.

—¿Como crees que le sentará una bala de acónito en la cabeza? —le preguntó Scott.

—Vale, solo digo que quizá esta vez no seáis los responsables, ¿no?

—Siempre lo somos —le dije—. Sabes que todo esto se va a descontrolar. Eso nos convierte en responsables.

—Vale, tenéis razón. Y tengo que admitir que este nuevo heroísmo me resulta muy atractivo —dijo Stiles y tanto Scott como yo reímos.

—Cállate —le dije dándole un empujón y éste se detuvo.

—No, en serio. ¿Quieres que nos enrollemos? Solo para ver qué tal —me dijo.

Sin previo aviso, me giré sorprendiendo a Stiles antes de poner mis manos sobre sus hombros y pegar mis labios a los suyos.

Estuvimos así unos segundos hasta que me aparté de él y vi que Stiles estaba paralizado mientras Scott nos miraba con la boca abierta.

—¿Nos vamos? —le pregunté a Scott mientras empezaba a andar hacia la salida como si nada hubiera pasado.

Éste me siguió como si todavía no se creyese que hubiese besado a su mejor amigo.

Quiero decir, no eran raro. Llevaba haciendo lo mismo con distintos chicos desde que tenía 12, ellos lo sabían. No se por qué se sorprendían tanto.

Porque... Fue solo un beso, ¿no?

Tengo que admitir que sentí algo cuando lo besé, algo que jamás había sentido en mi vida, sentí una extraña sensación en el estómago, pero en ese momento no le di ninguna importancia y seguí mi camino para salir del instituto.

***

Llegamos a la pista de hielo y vimos a Boyd con la depuradora.

—¡Boyd! ¡Solo queremos hablar! —le gritó Scott por encima del sonido de la máquina.

—Venga Boyd, ¡por favor! —le dije esta vez yo, mientras nos acercábamos a él.

—¿Derek te lo ha contado todo? Y no me refiero a solo al descontrol con la luna llena, sino a todo —dijo Scott y Boyd paró la máquina.

—Me contó lo de los cazadores —nos dijo él.

—¿Y no ha sido suficiente para decir que no? —le pregunté y se quedó callado.

—Hay otras formas de conseguir lo que buscas —le dijo Scott.

—Mirad, no quiero almorzar todos los días solo —nos dijo y sentí pena por él.

—Si buscas amigos, puedes encontrar amigos mucho mejores que mi hermano.

—Eso de verdad me ha dolido, Grace —me dijo a mis espaldas y rodé los ojos antes de girarme hacia él—. Quiero decir, si vas a criticarme, por lo menos ten en cuenta la opinión de todos —dijo señalando a sus betas—. Erica, ¿como ha sido tu vida desde que nos conocimos?

—¿En una palabra? —preguntó con un tono de superioridad que no me gustó un pelo—. Transformadora —dijo y sacó sus colmillos, a lo que encendí mis ojos.

—¿Isaac?

—Bueno, me fastidia ser un fugitivo, pero a parte de eso, estoy genial —dijo con el mismo tono de superioridad que Erica.

—Una pena que no podamos preguntarle a Page como fue su vida después de conocerte —le dije con un falso puchero, a lo que Derek encendió sus ojos y rugió antes de venir a por mí.

Los betas fueron a por Scott mientras yo forcejeaba con mi hermano. Le pegué un empujón mandándolo a la otra punta de la pista y saqué las garras antes de rugirle de vuelta.

—¡Mataste a Peter! —le grité mientras Derek seguía acercándose a mí—. ¡Y me culpaste por la muerte de mamá! —dije antes de lanzarlo por los aires, haciéndolo chocar con el cristal.

Cayó al suelo y Scott lanzó a Isaac y a Erica junto a él. Me acerqué a Scott y ambos miramos a Boyd.

—No lo hagas, no quieres ser como ellos —le dijo Scott.

—Tienes razón —le respondió él antes de levantarse la camiseta y dejar ver la mordida—. Quiero ser como vosotros —dijo antes de irse hacia la manada de Derek.

***

Llegamos al veterinario y Scott me miró confundido al ver que la herida de mi brazo no se curaba.

—¿Por qué no se está curando? —me preguntó, pero cuando fui a responder, una voz me interrumpió.

—Porque es de un Alfa —le dijo Deaton y cuando levantamos la cabeza vimos un cuerpo con heridas que reconocí muy bien.

¡Papá! —gritaba mi yo de cuatro años mientras corría hacia el cuerpo casi sin vida de mi padre, rasgado desde la cintura hasta la garganta—. ¡Papá, no te mueras!

—Te quiero pequeña —susurró y me apretó la mano con la poca fuerza que le quedaba.

—¡No, papá!

—Prometeme que vas a cuidar de tu hermana, pase lo que pase —me dijo mirando a la Cora de dos años durmiendo en la cuna, al lado de mi cama.

—Te lo prometo, papá —le dije con la vista borrosa por las lágrimas, y vi como cerraba los ojos y su mano soltaba la mía.

Limpié rápidamente la lágrima que había caído por mi mejilla y miré a Deaton, evitando la mirada de preocupación de Scott.

—Grace, creo que deberías esperar fuera, no creo que quieras seguir viendo esto —dijo sabiendo lo que había pasado.

Él era el único fuera de mi familia que sabía lo que le había pasado a mí padre. Él fue el que intentó "traerme de vuelta" la primera vez que mi mente de alguna manera abandonó mi cuerpo.

Además, él y mi madre eran buenos amigos y siempre se había preocupado mucho por nosotros.

Yo asentí y salí a la sala de espera con la imagen del cadáver de mi padre en el suelo de mi habitación.

***

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