𝐕𝐈𝐈. 𝐈𝐭'𝐬 𝐭𝐡𝐞 𝐟𝐮𝐥𝐥 𝐦𝐨𝐨𝐧
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Era la noche anterior a la luna llena y necesitaba despejar mi cabeza.
Scott estuvo llamándome sin parar al igual que Stiles y las chicas. No contesté a ninguno, quiero decir, todos pensaban que mi hermano era un asesino.
Estaba en el bosque aclarando mis ideas y pensando en como poder ayudar a Scott. Se que dije que no lo iba a ayudar, pero Derek y yo le prometimos que ibamos a hacerlo.
Todos estaba tranquilo hasta que escuché una voz familiar cerca. Era la voz de Stiles y su voz sonaba bastante rara, supuse que estaría borracho así que fui hacia allí. Me escondí detrás de un árbol y vi a Scott y a Stiles bebiendo. Se ve que Scott no sabía que los hombres lobo no pueden emborracharse.
—Tío, es sólo una chica. Hay muchísimas. Hay otras muchas chicas en el mar —dijo Stiles borracho.
—Peces en el mar —le corrigió Scott.
—¿Peces? ¿Por qué hablas de peces? Yo hablo de chicas. Me encantan las chicas. Me encantan, me encantan. Sobre todo las chicas con pelo rojo, ojos verdes, de 1'64...
—¿Como Lydia? —preguntó Scott.
—No, yo hablo más de mujeres lobo, hermanas de un hombre lobo gruñón que está muerto al que acusamos de los asesinatos del Alfa.
—¿Grace? —preguntó.
—Sí, exactamente —dijo Stiles y me produjo ternura—. Oye, ¿como has sabido que están hablando de...? ¿De que estaba hablando? Oye, no estás contento. Dale un trago —dijo dándole la botella de alcohol a Scott.
—No quiero más —dijo Scott desanimado y Stiles dejó la botella nuevamente en el suelo.
—¿No estás borracho? —le preguntó Stiles.
—En absoluto.
—Oye, quizá es como lo del inhalador, ya sabes. Quizá ya no puedas emborracharte por ser hombre lobo. ¿Yo estoy borracho?
—Como una cuba —le dijo Scott.
—¡Sí! —dijo Stiles levantando el puño en modo de celebración—. Venga, tío, se que no estás bien. Se que duele. Lo sé. Bueno, no lo sé —dijo antes de reírse—. Pero haya algo que sí se. Se que sea como sea lo que se sienta cuando te rompen el corazón, no es comparable a estar solo. No tiene ningún sentido —dijo Stiles riéndose—. Necesito un trago —dijo y cuando fue a coger la botella un chico se la quitó.
—Mira estas dos putitas poniéndose hasta arriba —dijo el chico.
—Devuélvemelo —dijo Scott y escuché su corazón acelerarse por el enfado.
—¿Que has dicho, pequeño?
—Creo que quiere un trago —le dijo el otro chico.
—Quiero la botella —les dijo Scott.
—Scott, creo que deberíamos irnos —le dijo Stiles como si se le hubiera pasado la borrachera de repente.
—Me has traído para emborracharme, Stiles y aún no estoy borracho —dijo Scott y salí de detrás del árbol para ponerme entre Scott y el chico.
—Ya basta —le dije a Scott al ver que se levantaba.
Me giré hacia los chicos y encendí mis ojos.
—Largaros —les dije y me dieron la botella antes de salir corriendo—
¿Cuál es tu maldito problema? —le pregunté a Scott dándole un empujón.
—¿Y el tuyo? Creí que me odiabas por haber acusado a Derek de asesinato. Por cierto, ¿que hiciste con su cuerpo? —me preguntó Scott acercandose a mi.
—Derek está vivo —le dije y sentí la mirada de Stiles en nosotros dos.
—¿Por qué te has metido? Lo tenía controlado.
—Sí, se notaba mucho, sobre todos cuando has sacado las garras —dije señalando sus manos y cuando las miró, efectivamente, tenía las garras fuera—. Te crees mejor que el resto pero solo eres un cachorro que no sabe controlarse. Un cachorro asustado que la cagará en cualquier momento. Cuando eso pase y te des cuenta de lo idiota que estás siendo, llámame —le dije antes de darle la botella y salir de allí.
Sentí la ira recorrer mi cuerpo pero no la dejé controlarme.
¿Como alguien podía ser tan idiota?
Sabía que era por qué al día siguiente era luna llena, pero, aún así no tenía derecho a tratarme así.
Derek no podía ser visto por las calles ya que se había convertido en el fugitivo más buscado del condado así que decidí que esa luna llena me tocaría a mi vigilar a Scott.
***
Los chicos estaban en un examen y sabía lo estresante que podía ser tener que concentrarte en una sola cosa durante el día de la luna llena, ya que nuestros sentidos se agudizan, así que estaba en los pasillos escondiendome del sheriff y sus agentes mientras intentaba concentrarme en Scott.
Lo conseguí y escuché su respiración acelerada. Estaba perdiendo el control así que no tuve más opción que hablarle.
—Scott, sal de ahí —susurré ya que sabía que me escuchaba—. Si no sales de ahí ahora mismo acabarás haciendo daño a alguien.
Entonces escuché como se levantaba de su silla y cogía sus cosas antes de salir. Después escuché a alguien salir detrás que supuse que sería Stiles.
Scott llegó hasta los vestuarios, donde yo estaba escondida y me miró en busca de ayuda. Miré las duchas y pareció entenderlo enseguida. Se quitó la camiseta y se metió bajo las duchas. Encendí el agua fría y se deslizó hasta sentarse en el suelo. Me senté apoyada en la pared de enfrente quedando a unos metros de él.
—Gracias —susurró.
Escuché como Stiles llegaba a los vestuarios pero se paró al verme ahí y se quedó mirando la escena.
—No puedo —me dijo Scott con la respiración entre cortada—. No puedo respirar —miré a Stiles y éste me pasó el inhalador de la mochila de Scott.
—Toma —dije antes de lanzarle el inhalador—. Usalo, hazme caso —se lo pensó unos segundos antes de usarlo.
—¿He sufrido un ataque de asma? —preguntó confuso.
—No, has sufrido un ataque de pánico —le dije—. Pero al pensar que era un ataque de asma, paró el ataque de pánico.
—Que irónico —dijo Stiles acercándose.
—¿Cómo habéis sabido que hacer? —nos preguntó.
—Tuve algunos cuando murió mi madre. No molan, ¿eh? —dijo Stiles y ambos me miraron a mi.
Suspiré antes de contestar.
—Cuando ves morir a tantos miembros de tu familia como yo, los ataques de pánico se hacen costumbre —les dije restándole importancia.
—La miraba y era como si alguien me diera un martillazo en el pecho —dijo Scott tras unos segundos.
—Sí, lo llaman ruptura amorosa. Hay unas dos billones de canciones sobre eso.
—No puedo dejar de pensar en ella —dijo Scott.
—Quizá podrías pensar sobre esto, su padre es un cazador de hombres lobo y tú eres un hombre lobo así que esto tenía los días contados —le dijo Stiles.
—¿Y tú eres su mejor amigo? —pregunté antes de moverme y sentarme junto a Scott.
Le rodeé los hombros con el brazo y lo atraje hacia mi en un abrazo. Él había estado ahí para mí cuando pensábamos que Derek había muerto así que era mi turno, incluso si habían convertido a mi hermano en la persona más buscada del condado. Él lo acepto y Stiles se sentó a su otro lado.
—Tío, bueno, sí, te ha dejado y va a ser lo peor —dijo Stiles cuando Scott se apartó de mi.
—No —dijo Scott—. No ha sido eso. Era como si pudiera sentir las emociones de toda la clase.
—No es agradable, ¿eh? —dije y ambos me miraron mal—. Es la luna llena —les dije.
—Te mantendré encerrado en tu habitación como lo planeamos. De ese modo, el Alfa, que es tu jefe, no te alcanzará.
—Si Deaton es el Alfa, ¿por qué me dejó salir a mi pero a Scott no? No tiene ningún sentido. Además, si el Alfa lo quiere junto a él, lo tendrá, sea como sea.
—Oye, sentimos lo de Derek —me dijo Stiles.
—Sí, no debimos acusarlo de los asesinatos —siguió Scott.
—Sigo enfadada con vosotros por eso —les advertí—. Pero vale, os perdono. Aunque deberíais pedirle perdón a Derek, no a mí —les dije y ambos se miraron aterrorizados por lo que solté una carcajada—. No entiendo cómo os da tanto miedo —dije como pude mientras me reía y ellos me miraban mal.
***
Estaba escondida detrás de las gradas esperando a que los jugadores salieran cuando Scott se paró a mi lado.
—¿Podemos hablar un momento por favor? —me preguntó.
—Claro —le dije y me dio la mano hasta estar bastante lejos del campo de lacrosse—. ¿Que pasa?
—Necesito preguntarte algo. ¿Tú...? —empezó a preguntar pero paró unos segundos antes de seguir con la pregunta—. ¿Tú sabes si aún le gustó a Allison?
—Scott, no creo que nadie sea capaz de olvidar a alguien de un día para otro —le dije.
—¿Crees que me perdonará?
—Sería muy idiota si no lo hiciera, quiero decir, hiciste lo que hiciste para salvarlos —él me miró confuso—. Aunque no os haya contestado, he leído los mensajes. Allison me lo contó. Fuiste muy valiente Scott.
—¿Tú crees?
—Por supuesto, no cualquiera se atrevería a hacer lo que hiciste —dije y Scott empezó a acercarse a mi—. ¿Que estás haciendo? —le pregunté pero no respondió.
Empecé a retroceder mientras él caminaba hacia mi, hasta que choqué con un árbol. Scott aprovechó eso para besarme y perdí el control de la luna llena. Lo besé como si fuera lo que hubiera deseado hacer desde hacía mucho tiempo. Al menos unos segundos, hasta que volví en mi y me aparté.
—¿Qué narices estás haciendo? —le pregunté y lo separé de mi.
Cuando me giré para marcharme mi hermano estaba ahí y me miraba igual que Laura me había mirado la última vez que nos vimos. Lo único que había en su mirada era decepción. No me paré para escuchar el sermón sobre perder el control y seguí caminando hasta llegar a mi antigua casa. Estuve allí hasta que salió la luna.
Incluso si Scott se había comportado como un cerdo iba a ayudarle así que fui hacia su casa. De camino no paraba de pensar en como me había permitido perder el control.
Cuando llegué lo primero que escuché fueron gritos por parte de Scott amenazando a Stiles, lo que me pareció bastante normal hasta que escuché a Stiles hablar.
—¡Voy a matarte! —le gritó Scott.
—Las has besado Scott, ¿vale? Has besado a Grace. Es mi... Es la única chica que... Y ¿sabes? Las últimas tres horas he estado pensando, "seguramente sea solo por la luna llena", "ni si quiera sabe que está haciendo", "mañana volverá a ser como siempre". "Seguramente ni recuerde lo gilipollas que ha sido al hacerlo." Eres un hijo de puta, un amigo desagradecido y cabrón jugando sucio —no me sorprendió lo que dijo Stiles, entendía su enfado, pero lo que si me sorprendió fue lo que dijo Scott después.
—Ella me besó —dijo Scott y sentí la ira recorrer mi cuerpo.
—¿Que? —preguntó Stiles confundido.
—Yo no la besé, ella me besó. Venga, ya la conoces, Grace se lía con todo lo que se mueve —dijo y enseguida esa ira se transformó en tristeza.
¿Eso era lo que Scott pensaba de mi? ¿Enserio? Pero eso no fue todo.
—Y habría hecho mucho más. Deberías haber visto como puso sus manos sobre mi —siguió diciendo Scott y no pude más.
Me marché, ya no podía más, no podía seguir aguantando lo que me estaba haciendo. Se había acabado, esa vez de verdad. No pensaba ayudarlo más, ni si quiera quería volver a tener relación con él. Me daba pena a mí misma por haber confiado en que él iba a ser diferente, que no iba a utilizarme como el resto. Pero lo hizo, me utilizó para cabrear a Stiles y me utilizó para culparme de sus errores, igual que lo había echo el resto.
Cuando llegué al bosque, a unos 300 metros de mi casa, mi hermano me dio la mano y me hizo correr junto a él.
—¿Que pasa? —no hizo falta que contestara ya que escuché las sirenas de policía—. Joder —maldije en voz baja mientras seguíamos corriendo.
Ambos nos paramos al oler una esencia que reconociamos a la perfección. Scott estaba allí. En cuanto estuvo cerca, Derek lo lanzó por los aires, ambos completamente transformados.
Scott empezó a intentar atacar a Derek pero él esquivaba todos los golpes. Yo me acerqué y le di una patada a Scott tirándolo al suelo. Él se levantó e intentó atacarme pero lo agarré de un brazo de una pierna y le di la vuelta tirándolo contra el suelo. Derek se puso sobre él y le rugió haciendo que Scott se asustara.
Derek volvió a ser humano acercándose a Scott mientras yo me mantenía al margen. Scott pareció volver en sí mientras se miraba las garras algo sorprendido.
—¿Que me está pasando? —preguntó Scott asustado.
—Exactamente lo que él quiere que pase.
***
Fui al hospital donde Peter estaba ya que no tenía con quién más quedarme, ya que no podía ser vista con Derek. Mientras tanto Derek llevaba a Scott a casa. Al llegar la enfermera me llevó hasta su habitación y me senté en la butaca al lado de la cama de Peter.
—Hola tío Peter. No sé si puedes escucharme, pero antes siempre te lo contaba todo y siento que voy a explotar —dije antes de acercar la butaca a la cama—. Los que pensaba que eran mis amigos me han fallado. Me han utilizado como lo han hecho otros en el pasado, pero por primera vez, me importa. Y me ha dolido que lo hayan hecho. ¿Me convierte eso en débil? ¿Significa que me importan? —él obviamente, no se movió, ni dijo nada—. Siento mucho que estés aquí por mi, de verdad —dije antes de echarme para atrás en la butaca.
Al final acabé cayendo rendida y acabé durmiendome en el hospital.
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