𝐈. 𝐈 𝐰𝐚𝐧𝐭 𝐭𝐨 𝐟𝐢𝐧𝐝 𝐭𝐡𝐞 𝐀𝐥𝐟𝐚 𝐚𝐧𝐝 𝐤𝐢𝐥𝐥 𝐢𝐭
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Reescrito <3
La verdad, es que lo último que me esperaba recibir esa mañana, era una llamada de mi hermano, pero, en cuanto me dijo que Laura había muerto, no tardé en ponerme en marcha hacia Beacon Hills, donde hacía tiempo que no iba.
Cuanto más me acercaba a la que solía ser mi casa, más ruido escuchaba, así que aceleré el paso. Al llegar, vi al sheriff Stilinski deteniendo a mi hermano, así que me acerqué a él con la mirada de todos encima.
—Derek. ¿Qué está pasando? —le pregunté confusa y el sheriff se me quedó mirando sin saber ubicarme.
—Es mi hermana pequeña —le dijo Derek, resolviendo la duda del hombre.
—5 minutos —dijo el sheriff antes de alejarse unos metros, sin perder de vista a mi hermano.
—No puedes quedarte aquí, la policía estará vigilando este sitio las veinticuatro horas —me dijo Derek.
—Entonces, ¿dónde voy a quedarme? —le pregunté y él me miró como si la respuesta fuera obvia, así que empecé a negar con la cabeza repetidas veces.
—No. No pienso ir al loft de Peter —dije antes de que Derek me agarrase los brazos.
—Solo tienes que estar allí hasta que me suelten —me dijo y suspiré antes de mirarlo.
—¿Y cómo voy a ir desde las afueras de Beacon al instituto? —le pregunté intentando convencerle de que era una mala idea, pero, en vez de eso, sacó las llaves de su coche y me las dio.
—Ten cuidado —me susurró antes de darme un beso en la frente e ir hacia el sheriff.
Hacía años que Derek había dejado de ser afectivo, aunque siempre intentaba hacer alguna excepción conmigo, pero no le presionaba, ya que sabía que era duro para él.
Me acerqué al coche de Derek, pero, al hacerlo, pude ver el cuerpo de mi hermana, al menos la parte de arriba, y sentí una lágrima caer por mi mejilla.
—Lo encontraremos, Laura, te lo prometo, y le haremos pagar por lo que te ha hecho —susurré antes de entrar en el coche.
Vi a dos adolescentes escondidos detrás de unos arbustos, pero supuse que eran un par de adolescentes cotillas que querían enterarse de lo que había pasado, así que, ignorándolos, salí de allí.
Me pasé el resto del día limpiando el loft, ya que hacía meses que Laura no iba a limpiarlo, desde mi última visita, de hecho.
A la mañana siguiente, me desperté y me vestí con un top blanco, una falda de cuadros roja, una chaqueta negra y unos tacones negros. Cogí la mochila antes de beberme el resto del café de trago e ir hacia el cpche de Derek.
Me dirigí hacia el colegio con Taylor Swift de fondo en la radio mientras cantaba las canciones en voz baja, no estaba de ánimo para Taylor, y eso era mucho decir. Aparqué el coche y, nada más salir, escuché una voz que reconocí al instante.
—No puede ser —murmuró por lo bajo el mismísimo Chris Argent.
Le saludé con la mano, sabiendo que eso le molestaría, antes de entrar al edificio. Fui a dirección y, al llegar, el director me dio la bienvenida y me llevó a mi clase después de darme mi horario.
Nada más entrar al aula, percibí el olor de otro hombre lobo, aunque no supe identificar quien era. Los chicos que había visto en el bosque también estaban allí, y ambos parecían querer desintegrarme la cabeza con sus miradas.
—Chicos, esta es vuestra nueva compañera, Grace Hale. Llegó ayer a Beacon Hills, así que espero que la tratéis bien —dijo antes de salir de la clase.
El profesor me indicó que podía sentarme, así que me dirigí al único sitio libre que quedaba, que estaba situado detrás de una chica pelirroja y al lado de uno de los chicos del bosque, que pude identificar como el hombre lobo.
Las clases fueron bastante aburridas, la verdad. No atendí demasiado y, cuando el timbre que marcaba el final de la clases sonó, fui hacia mi taquilla. Nada más abrirla, la chica pelirroja que estaba delante de mí en la primera clase, se acercó a mí junto a una pelinegra, quien parecía más bien incómoda y, por alguna razón, su cara se me hizo familiar.
—Hola, soy Lydia Martin —me dijo la pelirroja con una actitud de superioridad que no me gustó para nada.
Toda ella gritaba "atención" y, la gente como ella, no solía acabar bien parada cuando intentaban acercarse a mí. Odiaba a la gente sin personalidad que se acercaba a ti solo para poder criticarte más tarde.
—Grace, un placer —le dije fingiendo una sonrisa amable.
—¿Sabes? Me gusta tu estilo, podríamos llevarnos muy bien —me dijo la misma con una sonrisa antes de que mi mirada se dirigiera a la pelinegra.
—Soy Allison Argent —dijo la pelinegra antes de extenderme su mano.
—¿Argent? —pregunté estrechando nuestras manos—. Es francés, ¿verdad? —le pregunté como si no supiese la respuesta.
—Sí —me dijo con una sonrisa, mucho más relajada.
Siempre había sabido que para derrotar a alguien, había que ir contra sus puntos débiles, y estaba segura de que la pequeña Argent frente a mí, era el punto débil de Chris, y pensaba utilizarlo.
—Lo siento, pero tengo que irme —les dije con uns¡a sonrisa y ambas asintieron antes de que me diera la vuelta, volviendo a mi cara seria. Cuando estaba a punto de salir, los dos chicos del bosque se me pusieron delante—. ¿Necesitáis algo?
—Si has venido para ayudar a tu hermano a seguir matando gente, puedes marcharte, porque se lo diremos al sheriff —me dijo el hombre lobo y fruncí el ceño confusa.
—Mi hermano no ha matado a nadie —les dije antes de intentar seguir andando, pero me detuvieron.
—¿Y la chica del bosque? —me preguntó el chico que tenía el pelo rapado.
—¿Vosotros sois los que lo acustatseis del asesinato de Laura? —les pregunté cabreada.
—Nosotros... —empezó a decir el hombre lobo, pero los aparté de un empujón antes de seguir andando hacia la salida.
En cuanto estuve fuera, Chris me agarró los brazos, dejándome inmovilizada.
—¿Qué estás haciendo aquí? —me preguntó sin rodeos.
—Si estas preocupado por qué le haga algo a tu pequeña Allison, tranquilo. No le haré nada, a menos que me des razones —le dije y apretó el agarre, haciendo que yo gruñese por lo bajo.
—No te atrevas a tocarla —me amenazó.
—Se ve que todavía no entiendes que estamos en el mismo lado —le dije divertida.
—¿De qué estás hablando? —me preguntó confuso mientras desaflojaba el agarre.
—Al igual que vosotros, yo solo quiero encontrar al Alfa y matarlo.
—¿Por qué querrías matar a alguien de tu misma especie? —me preguntó sin fiarse de mi palabra.
—Porque ese cabron mató a mi hermana, así que, si ha terminado el interrogatorio, me gustaría irme a casa —le dije y, tras mirarme con desconfianza durante unos segundos, Chris me soltó y se apartó de mi camino.
Una vez en el loft, empecé a deshacer la maleta, ya que, no sabía cuándo tiempo tendría que quedarme allí. Mientras lo hacía, escuché que alguien tocaba la puerta, así que apagué la música y fui a mirar quién era, pero, cuando abrí, vi al chico rapado de lunares y al hombre lobo ahí parados.
—¿Qué hacéis aquí? ¿Y cómo habéis sabido dónde encontrarme? —les pregunté confusa.
—Necesitamos tu ayuda —me dijo el moreno—. Y puede que te hayamos seguido.
—Metéis a mi hermano en la cárcel, ¿y tengo que ayudaros? —les pregunté casi riéndome, sin prestarle atención a la segunda parte de esa frase.
—Sí, sino quieres que Scott le raje la garganta a alguien en el campo de lacrosse —me dijo el rapado y fruncí el ceño confusa.
—¿De qué hablas? —le pregunté sin entender a que se refería.
—Scott juega a lacrosse —me dijo y me giré hacia el moreno incrédula.
—¿Vas a jugar? —le pregunté confusa.
¿Es que quería matar a alguien?
—No tengo opción —me dijo deseperado.
—No te preocupes, si algo sale mal, Chris te pegará un tiro y problema solucionado —le dije sin mucha importancia, la verdad es que no me quitaría el sueño que los cazadores mataran a un hombre lobo novato.
No quería seguir escuchando aquella conversación, así que intenté cerrar la puerta, pero el chico que iba con el hombre lobo puso el pie en medio, deteniendo la puerta.
—Por favor —me rogó el hombre lobo y, tras suspirar, acepté.
—Me debeis una —les dije antes de ir a coger las llaves del coche de Derek.
—Gracias —me dijo el rapado aliviado—. Soy Stiles, por cierto.
—Yo Scott —se introdujo el hombre lobo.
—Grace —les dije antes de salir del loft.
Los chicos se fueron en el Jeep azul de Stiles, así que no tuve que escucharlos de camino al instituto. Al llegar, los chicos se fueron a los vestuarios mientras yo iba a las gradas. Vi a cierta pelirroja haciéndome señas para sentarme con ella, así que, sin pensarlo demasiado, me acerqué y me senté a su lado.
—Hola, no creí que fueras a venir —me dijo ésta.
—Yo tampoco —le dije mientras miraba a mi alrededor, esperando ver a los chicos.
—Mira, ahí viene Allison —dijo señalándola, a ella y a su padre, quienes se sentaron a nuestro lado.
—Hola, chicas, este es mi padre —dijo la pelinegra con una sonrisa amable.
—Hola, Grace —me dijo éste y me forcé a sonreírle.
—Hola, Chris —le respondí.
—¿Os conocéis? —nos preguntó la pelinegra confusa.
—Era amigo de su madre —le dijo su padre.
Gracias a Dios, los chicos no tardaron demasiado en salir, así que tuve una excusa para alejarme de aquel ambiente tan incómodo.
—Voy a bajar a sentarme con Stiles —les dije levantándome del banco.
—Claro. ¿Nos vemos luego? —me preguntó Allison.
—Dalo por hecho —le dije antes de empezar a bajar.
No parecía ser como su familia, y no tiene la culpa de que su tía fuera una zorra. Puede que incluso me acabase cayendo bien de verdad.
Al llegar al banquillo, me senté junto a Stiles, cosa que hizo que todo el equipo se me quedara mirando.
—Limpiaros la baba, chicos, no vaya a ser que os caigáis en el campo —les dije y varios rieron mientras otros apartaban la mirada incómodos—. Ahora, salir ahí y darles una paliza —les dije y todos sonrieron antes de salir al campo.
—¿Cómo lo consigues? —me preguntó el entrenador anonadado.
—Es cuestión de práctica —le dije con una sonrisa victoriosa.
—Vas a tener que enseñarme tus trucos.
—Cuando quiera —le dije antes de que se alejara, ya que el partido estaba apunto de empezar.
—Llegas, ¿y el primer día todos te están comiendo de la palma de la mano? —me preguntó Stiles asombrado.
—Es un don, Stiles —le dije y él sonrío antes de que su padre se acercase a nosotros.
—Hey, Stiles. ¿Crees que va a haber acción esta noche? —le preguntó y ambos nos miramos mientras él sonreía.
—¿Acción? Puede —le dijo su hijo nervioso.
—Tu eres Grace, ¿verdad? La hermana de Derek Hale —me preguntó el sheriff.
—La misma —le dije volviendo a forzar una sonrisa.
—Muy bien, disfrutad del partido —nos dijo antes de irse a las gradas.
Escuché a Scott rezar antes de que el partido comenzara y sonreí divertida.
—Todo va a ir bien —susurré sabiendo que me había escuchado.
El partido empezó y, daba igual lo bien situado que estuviera Scott, por alguna razón, nadie le pasaba la bola. Hubo un momento en el que Jackson empujó a Scott para que no pudiera coger la pelota y sentí como la ira de Scott empezaba a crecer. Y no solo eso, sino que, encima, Jackson anotó y, tanto Lydia, como Allison, levantaron un cartel que decía: "Te queremos, Jackson".
—Eso duele —dijo Stiles con una mueca—. Esto no va a acabar bien —murmuró por lo bajo antes de empezar a morder su guante.
Los chicos del equipo se juntaron en una piña, dejando a Scott fuera de ella, y, en ese momento, entendí porque todos estaban ignorando a Scott en el campo.
—Solo a mí —les dijo Jackson molesto.
—¿Y si está libre? —le preguntó Danny.
—¿Quién es el capitán, tú o yo? —le preguntó Jackson, y pude oler sus celos desde el banquillo.
—Jackson, solo quiero ganar —le dijo Danny lanzando una mirada a Scott.
—Ganaremos —le aseguró Jackson, el novio de Lydia.
—Pero...
—¿Qué he dicho? —le interrumpió.
—Nada de pasársela a McCall —le respondió Danny tras suspirar.
—Ahora sí que no va a pasar nada bueno —murmuré al escuchar el pulso de Scott acelerarse—. Ni se te ocurra, McCall —le advertí, pero era demasiado tarde, sus ojos ya estaban brillando de un color dorado que me hizo negar con la cabeza, perdiendo la esperanza.
Allison y Lydia volvieron a levantar otro cartel y el pulso de Scott se aceleró aún más, me sorprendía que aún no hubiera perdido el control.
El partido continuó y Scott, por fin, cogió la pelota. Corrió hacia la portería esquivando a todos los jugadores que se le ponían en medio hasta que anotó, ganándose los aplausos de todos en las gradas.
—¡Sí! ¡Ese es mi chico! —gritó Stiles levantándose del banquillo emocionado. Cuando vio que no me levantaba para celebrar, me agarró de la mano y tiró de mí para que me levantara—. Celebra que no ha perdido el control, por lo menos —me dijo y sonreí ante el comentario.
—Si gana el partido sin matar a nadie, entonces, celebraré —le dije, haciendo que Stiles rodara los ojos.
El entrenador no paraba de gritar a los miembros del equipo que le pasaran la pelota a McCall mientras empezaba otra partida, pero, en cuanto comenzaron a jugar, podría jurar haber escuchado gruñir a Scott cuando el adversario le pasó la pelota.
—¿Nos acaba de pasar la pelota el equipo contrario, a proposito? —nos preguntó el entrenador confundido.
—Sí, eso creo entrenador —dijo Stiles dejando de morder el guante unos segundos.
—Interesante —dijo antes de alejarse de nosotros.
Stiles intentó volver a morder el guante, pero se lo aparté de la boca sin dejar de mirar a Scott.
—¿Puedes tranquilizarte? Podría oler tu ansiedad a kilómetros —le dije y, al ver que no conseguía tranquilizarse, agarré su mano—. Si algo sale mal, yo estoy aquí para parar a Scott, ¿vale? —le pregunté y, pareció funcionar, porque Stiles asintió más tranquilo.
En ese momento, Scott lanzó la pelota y rompió la red del portero, anotando. Sonreí y me levanté a celebrar con Stiles, pero me volví a sentar cuando vi a Scott perdiendo el control.
—Escúchame, Scott, tranquilízate, piensa en alguien que te haga sentir bien, que te haga sentir en calma —dije y pude escuchar su respiración pesada.
—Lo intento —me dijo éste.
—Scott, si pierdes el control mientras juegas... —le empecé a decir, sintiendo la preocupación invadirme.
—Lo sé —dijo casi como un gruñido, y supe que estaba perdido.
—Argent está aquí, y está atento a cada movimiento que haces, así que ni se te ocurra perder el control —dije antes de mirar hacia donde estaba Chris sentado.
La última partida empezó y Scott cogió la pelota, pero vi que se quedaba bloqueado. No conseguía centrarse. Se paró en medio del campo desorientado, sin saber que hacer, así que intenté guiarlo con mi voz.
—No, Scott, no —le dije, pero me callé al escucharla hablar.
—Puedes hacerlo, Scott —dijo Allison y, como si de magia se tratara, Scott volvió en sí y anotó el gol definitivo.
—Su ancla —susurré antes de que el sheriff se acercase a nosotros.
—Grace, creo que deberías ir a la comisaría a buscar a tu hermano —me dijo y lo miré confusa.
—¿Cómo?
—Según el forense, se ha encontrado pelo de animal en la víctima, así que... no fue tu hermano —me dijo con la cabeza gachada—. Lo siento, y siento la perdida de tu hermana —me dijo y asentí.
—Gracias —le dije antes de que Stiles nos mirase confusos.
—¿Hermana?
—La mujer que encontrasteis en el bosque es Laura Hale, la hija mayor de los Hale —le explicó su padre.
—¿Por qué creías que habíamos vuelto Derek y yo a Beacon Hills? ¿A rememorar viejos momentos? —le pregunté sin esperar respuesta, ya que empecé a caminar hacia el coche, dejando esa locura de noche atrás.
***
Hola! Espero que os haya gustado el primer capítulo, empieza con algo de Stace y con problemas con los Argent.
Aquí el outfit de Grace:
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