OO1. MÁS QUE UN RIVAL

❛ I swear I'm never gonna give you up ❜

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MAEDOW SE ESTABA PREPARANDO MENTALMENTE PARA LA CARRERA EN QATAR. Esta era una de las pistas con la que no se lleva muy bien, siempre tuvo más problemas ahí que con la prensa y le cuesta mucho acostumbrarse a ella.

Y ahora la presión se duplicó: aún no ha sumado muchos puntos en esta temporada, siempre esta cerca de poder llegar a un punto, pero cuando lo piensa se da cuenta que terminó en decimotercer lugar, lejos de un podio. Es lo que le estuvo pesando mucho últimamente. En el principio se le hacía más fácil, pero su competencia se hizo mayor logrando perder su oportunidad de un pole. Además, Max Verstappen se convirtió en tricampeón del mundo, su mayor rival esta triunfando y eso enoja a Richter.

La de Argentina salió del garaje, acababa de amanecer, pero el sol todavía se escondía, por lo que le daba una linda vista desde su lugar. Inhaló y exhaló profundamente al sentir el aire fresco de las mañanas del cual estaba aprovechando mucho, ya que en Qatar las temperaturas suelen ser altas y debía estar preparada ante eso. Sujetó su cabello en una coleta alta y decidió dar una vuelta por el paddock para poder despejar su mente.

-Buenas días, Richter.

Maedow levantó la vista del suelo y se enfocó en la otra mujer de la fórmula 1, Devon Willer, con quien se volvió muy amiga desde su llegada. Ellas dos son las únicas pilotos mujeres en ese ambiente, son muy talentosas y aprovechan ese potencial para las carreras, pero no tiene el apoyo suficiente.

-Buenos días -Mae intentó sonreír, lo que no se logró del todo.

Devon detuvo sus pasos, lo que obligó a Mae también detenerse. -¿Te sientes bien?

Richter no dudó en asentir, sus labios formaban una linea recta sin demostrar alguna otra expresión que delate sus nervios de la carrera.

-Me siento bien. Estoy bien -esta vez sonrió para no preocupar a la piloto -. Devon, debo irme.

-De acuerdo -habló algo insegura de la respuesta de la argentina-estaré en el garaje si me buscas. Te veo luego.

Richter miró a Willer irse y volvió a reanudar sus pasos hasta poder llegar a su habitación, donde ahí podría tener algo de paz. Se recostó en su cama y apagó todas las luces, quería tener silencio, del cual estaba funcionando perfectamente... hasta que su teléfono resonó en toda la habitación.

-¿Qué sucede, Norris? -habló al ver en la pantalla de su celular el nombre de uno de sus rivales, pero también de su único mejor amigo en la f1.

-Buenos días a ti también, Maedow Richter -una risita se escuchó de parte del británico -. ¿Dónde estás?

-En el paddock

-¿Desde qué hora estás ahí? -preguntó relajadamente

-No estoy segura. Tal vez desde las seis de la mañana.

No era sorpresa que Richter fuera así de madrugadora, siempre se exigió a si misma con el tema de los horarios. Su padre solía decirle que siempre debe estar temprano o sería algo irresponsable de su parte.
Es algo normal, pero Mae se exige demasiado entorno a su carrera como piloto, siempre quiso hacer lo mejor para poder enorgullecer a su familia y tener razón en que no eligió mal su carrera.

-Mae, estamos todos en la cafetería del hotel. Ven con nosotros.

-Ya desayuné.

Rió sarcásticamente. -Un pan con queso no es un desayuno. Por favor, ven. Invita a Devon.

-Devon esta en su garaje -suspiró.

-Con más razón, Maedow -el británico rió divertidamente-. Las dos se exigen mucho, deben de tener un momento de paz, más antes de una carrera.

Mae sabía que necesitaba de eso y mucho, por lo que acepto definitivamente con la promesa de llevar a Willer con ella. Lando tenía razón, debían de tener su momento de paz.

Richter se colocó su gorra se Williams Racing y salió de su habitación en busca de la canadiense. Primeramente se dirigió a su garaje y salió a la parte delantera de éste, donde a lo lejos pudo verla riendo mientras hablaba con parte de su equipo quienes estaban acomodando el garaje. Aquella chica siempre mantiene su sonrisa, siempre está positiva y casi nunca se enoja si queda en decimoquinto lugar, porque sabe que a la próxima le va a ir mejor y es verdad.

Mae envidia eso.

-Devon -la castaña la miró -, Lando esta con los demás en el hotel y nos invitó a desayunar. ¿Quieres venir?

Devon se reincorporó en su lugar y asintió con una sonrisa, se despido de su equipo y las dos salieron del paddock hacia sus respectivos autos para luego dirigirse a el hotel donde se hospedan.
Entraron y se dirigieron directamente hacia el comedor donde se encontraron con una mesa llena de los hombres de la Fórmula 1 quienes desayunaban.

-¡Buenos días, bellas damas! -Lando se levantó de su lugar para saludarlas amablemente. Miró a Maedow -. Wow, tienes mucho sueño. Tu cara dice mucho.

Lando se ganó un puñetazo en su brazo de parte de ella gracias a su comentario, el británico se quejó, pero lo dejó pasar para no comenzar un escándalo.
Los tres se sentaron, Lando en su respectivo lugar, Devon al lado de Carlos, mientras que Maedow se sentó en la punta con Devon a su derecha y con Max a su izquierda.

-Buenos días -la saludó Max con una sonrisa de punta a punta y Mae también le sonrió, pero dirigió su mirada hacía la cafetería lejos de la mesa.

-¿Quieres café? -le preguntó a Devon, quien asintió con una sonrisa.

-Te ayudo -acotó Willer.

Las dos chicas se levantaron dejando a todos los hombres desayunando. Willer soltó un suspiro pesado y comenzó a elegir su desayuno.

-A veces quisiera que hubieran más mujeres en la fórmula 1 -comentó Devon-. A veces solo lo pienso para molestar a Verstappen en cuanto a los podios o solo por el hecho de que de verdad se necesitan más mujeres en este espacio.

Devon entró a la fórmula hace menos de un año, mientras que Mae estuvo ahí desde hace más de tres años, donde pudo ver y sentir el repudio de la gente hacia una chica que solo quiere cumplir su sueños. Willer tiene razón, se necesitan mucho más que dos mujeres para poder a entender que el automovilismo no solo es para hombres.
Desde que Richter formó parte de este deporte, su vida cambió por completo, al salir de la academia le costó mucho acostumbrarse, pero lo logró por si sola, aunque hubieron demasiados obstáculos que le costó el ánimo suficiente para seguir, pero con la llegada de Devon Willer algo cambió y la ánimo más.

-Tienes razón, pero por ahora estamos nosotras para marcar una diferencia. Además, podemos ganarle a Verstappen -la de Argentina sonrió.

-¿Quién me puede ganar?

Richter dejó su taza de café sobre la mesada y se giró a ver a Max detrás de ella, el holandés apoyaba su mano sobre la mesada y sonreía sin despegar sus ojos de los de ella.

-Yo. ¿Algún problema?

Max negó sin quitar esa sonrisa. -No, ninguno.

-¿Y por qué sonríes sarcásticamente?

Devon miraba la situación mientras le daba un sorbo a su café y luego una mordida a una de las tostadas que se preparó. Ya pudo sentir la tensión en la conversación de aquellos dos, así que agarró su desayuno y se fue dejando a los rivales solos.

Max estaba seguro de lo que decía, pero tampoco quería empezar un escándalo a media mañana. Sabe que su rival es muy difícil de conquistar, sus actos dicen mucho, más en la pista donde su enojo con el mismo monoplaza demuestra lo que es en verdad.

Y a Max le encanta su lado agresivo.

-No es nada, solo que si puedo vencerte -dió un paso hacia ella-. ¿O a caso es por mi que no has conseguido ningún podio durante estos últimos meses? ¿Y quién si los consiguió?

« A este lo mato » Pensó ella. Internamente se contenía para no golpearlo, pero por la actitud del holandés, ya vizualizaba un moretón en su rostro

-No quiero comenzar una pelea, Verstappen. Déjame desayunar tranquila.

Richter agarró su taza para irse lejos de su mayor rival. Ya no podía ni respirar cerca de él, porque él comenzaría a ponerla furiosa. No obstante, a Max Verstappen le encanta verla furiosa.
El holandés no quitó su mirada de ella mientras volvía a la mesa, Mae lo miró con mala cara, mientras que Max solo le guiñó un ojo de forma coqueta que irritó más a la de Argentina.

Max se vuelve loco por ella, podría hacer cualquier cosa para que lo deje de ver solo como su mayor rival.

(•••)

( 8 de octubre, 2023 )
QATAR GRAND PRINX.

-¡La primera mujer en entrar a la fórmula 1, siendo campeona en karting desde sus trece años y su triunfo prosiguió en la academia! ¡Maedow Richter, señoras y señores. Ella está liderando la carrera! ¡A nada de tener su décimo pole!

La adrenalina recorría todo el cuerpo de la argentina. Sus manos sudaban y estaba a nada de tener un calambre, pero no le impotaba, en su mente solo tenía el objetivo de llegar a la meta y ganarle a Max, quien venía pegado a ella.

-Max esta muy cerca -habló ella viendo de reojo los espejos retrovisores-. ¿Cuántas vueltas faltan?

-Solo tres, Richter -respondieron en su radio.

Mae trago nerviosamente. Hace mucho que no lideraba una carrera, más siendo de las más importantes y difícil para ella, además la presión de tener a el tricampeón queriendo rebasar y quitarle la pole. Lo cual se le estaba haciendo difícil de mantener. Las temperaturas altas de Qatar le impedía concentrarse, necesitaba terminar esas últimas vueltas lo más rápido posible.
Ya no podía más.

-Me siento mareada -avisó con la voz temblorosa. Trataba de enfocar su mirada al frente, pero sus ojos pesaban demasiado.

-Richter, si es necesario, retírate. No puedes seguir así.

Maedow escuchaba lo que su ingeniero le hablaba, pero su mente estaba por las nubes. Lo único que quería era poder cruzar la meta y celebrar como solía hacerlo cuando ganaba seguido.

-No. Puedo seguir, falta poco -soltó un suspiro pesado.

-Richter, es peligroso.

Mae no le hizo caso a su ingeniero, solamente siguió su rumbo, tratando de ir más rápido que Max. El holandés hacia lo posible para tratar pasar a su rival, pero se le hacía algo difícil. Aunque Meadow estuviera mareada o débil, podía controlar su posición.
Mae completó la anteúltima vuelta que le quedaba, solo necesitaba un empujón más para poder llegar a el pole que necesitaba. En este camino era solo ella y nadie estaba para ayudarla.

-Solo una vuelta más -se habló a ella misma tratando de animarse.

Su vista comenzó a nublarse muy débilmente, comenzó a respirar de una forma muy acelerada que le impedía concentrarse lo suficiente en la pista.
Apretó sus manos a su volante e intentó seguir su camino, miró el espejo retrovisor para ver si Max seguía detrás de ella, quien estaba a un segundo detrás. Mae, con el intento de girar en la curva hacia la derecha, su monoplaza se desvió un poco hacia la izquierda, preocupando a su equipo. Max se colocó a la par de ella, los dos a la misma altura a nada de llegar a un pole definitivo.

-Richter, ¿que sucedió?

-Mi monoplaza se desvió por mi culpa. Me distraje.

-Tranquila, Mae. Concentrate en la carrera y en seguir en tu posición -le respondieron.

Mae prosiguió la carrera, teniendo a Max al lado podía pasar cualquier cosa. Más sabiendo que ella es probable de hacer cualquier cosa para solo ganarle.

Maedow miraba su espejo retrovisor derecho, donde Max todavía venía pegado a el monoplaza de su rival. Sus intenciones de querer seguir siendo el campeón están ahí, pero Mae estaba segura de poder lograrlo. Pero sus expectativas se esfumaron cuando veía la meta y a Max adelantándose tan solo unos centímetros que bastaron para tomar el pole.

-P2, Mae. Buen trabajo -felicitaron a la piloto de Williams Racing, pero ella no estaba tan feliz como parecía ser.

Mae soltó un suspiro pesado. Estaba cansada de ser la sombra de Max Verstappen, más sabiendo que el holandés le demuestra a Mae que es mejor que ella.

-Estuve muy cerca del pole. Estaba muy ansiosa de llegar a lo que sería mi décimo pole. Estuve muy errónea en esta carrera -se reclamaba a si misma con mucho desánimo. Soltó un suspiro al razonar lo que había dicho-. Pero un P2 no es malo. Es mucho mejor que terminar otra vez en un decimoséptimo lugar.

-Estamos muy felices por tu resultado. Sabemos que das todo de ti y eres capaz de todo.

-Muchas gracias. Son importantes para mi esas palabras -habló más calmada-. Estoy segura que lograré mi décimo pole muy pronto. Tengo confianza.

En lo que Mae practicaba mentalmente lo que diría en la entrevista, estacionó su auto en el lugar de P2. Se bajó de su monoplaza para luego saludar a toda la gente, seguido de eso, lanzó un beso a el cielo y tomó uno a el aire como si le hubieran mandado uno. Característica de su celebración.
En lo que Max estaba en su entrevista, Mae trató de hidratarse lo mejor posible. Todavía seguía algo descompuesta y mareada, se mojó un poco el pelo y se lo recogió en una colita alta para luego colocarse su gorra.

-Felicidades, Mae -la felicitó su amigo Lando. El británico la abrazó por detrás y Maedow correspondió el abrazo.

-Muchas gracias, Lando -la argentina se giró para darle un mejor abrazo.

-Ya llegará tu décimo pole -Norris sonrió para calmarla un poco, ya que sabe como se pone en estos casos.

-Un segundo lugar no es malo, aunque si esperaré con ansias ese día -sonrió.

Cuando Max terminó la entrevista, le pasó el micrófono a Mae, seguido de eso, él le guiño un ojo con una sonrisa amplia. Acción que Mae odia que haga.

-Maedow Richter -comenzó a hablar el periodista-. ¿Cómo te sentiste hoy?

-Bueno, hoy me sentí fuerte en un principio. Estaba segura de poder lograr llegar primera, antes que Max, pero no llegué, lo cual me desánimo un poco -soltó un suspiro y de reojo logró ver a Max observándola de pies a cabeza-. No todo esta a mi alcance y eso me frustra mucho. Pero estoy tratando de mejorar, con nuevas técnicas, conocimientos, mejorías y motivación.

-Mae, eres una de las mejores pilotos mujeres. Siempre escuchamos que Devon dice que eres su inspiración y que quisiera ser como tú, además de miles de pilotos mujeres queriendo ser como tu ahora. ¿Eso sería parte de tu motivación?

Richter miró a su derecha a unos cuantos pasos donde Devon y Lando estaban viéndola con mucha admiración. Los dos sonrieron ampliamente y levantaron sus manos en unos puños, como si celebrarán un pole para Mae.

-En verdad que mi inspiración es Devon. Siempre la veo muy feliz y no importa que posición quede -sonrío-. También todas aquellas mujeres que quisieran estar acá son símbolo de admiración, porque hacen hasta lo imposible para poder lograr sus sueños y eso se admira mucho.

Todos comenzaron a aplaudir eufóricamente, el equipo de Williams Racing estaba alegre por ella y la euforia que transmitían era impresionante.
Max comenzó a aplaudir eufóricamente, logrando obtener algunas miradas confundidas detrás de él. Maedow logró verlo y también lo confundía

¿Desde cuándo es así con ella? Desde que Maedow entró a la Fórmula 1, Max ha sido el primero en tenerla en su lista de los más odiados. Siempre se hizo ver superior a ella, lo que a Maedow no le importaba, lo que quería era conseguir puntos y su más deseados poles.

Richter le paso el micrófono a Piastri y se alejó un poco. Esparaba a que el australiano termine con su entrevista, se quedó cerca de su equipo, pero no evitó mirar a Max, quien la estaba mirando otra vez de pies a cabeza, admirándola desde su lugar.

Y quién sabe que estará pensando el holandés al mirarla. Su mirada no transmitía mucho, pero sus ojos parecían querer comerla.

Luego de unos minutos, los tres pilotos subieron a sus respectivos podios. El himno de los Países Bajos comenzó a sonar, como es de costumbre. Richter miraba el cielo y una sonrisa se formó en su rostro, miraba la estrella más brillante y tenía en mente a su abuela sonriendo cuando la iba a ver a los torneos de karting. Su abuela fue quien la incentivo a tomar el camino por el automovilismo, como sus padres no estaban de acuerdo con eso, su abuela fue quien la ayudó a entrenar y no permitía que sus padres le dijeran algo negativo, porque ella estaba ahí para defenderla.
Sus abuelos fueron un gran apoyo para la argentina y estuvieron ahí para ella. Pero cuando su abuela falleció, Mae no le veía el sentido a seguir con sus sueños, pero su abuelo siguió estando ahí para ella y logró llevar a su nieta a lo más alto.

Cuando los himnos finalizaron, les entregaron sus trofeos. Mae tomo el suyo y lo besó como si de su crush se tratara. Señaló a su equipo y con una sonrisa señaló a el cielo. Ahora si, la parte favorita de cualquier piloto llegó.
Mae se colocó su gorra apresuradamente e intentó hacer el pop que Lando le enseñó a hacer, lo que le salió perfectamente bien. Sonrió orgullosa y comenzó primeramente a derramar el champagne sobre Oscar, quien tímidamente podía convivir. El australiano se cubría con la botella, así que Mae le dió unos segundos de ventaja y Piastri también logró derramar el líquido sobre Maedow.
Max se acercó y aprovechó a derramar el champagne sobre Richter, lo que a la argentina no le molestó en ese momento, quería disfrutar su podio.

Porque viniendo cualquier cosa de Max, Mae no hubiera actuado tranquilamente.

-Quiero tomar un baño -dijo Mae al llegar a donde estaba Devon.

-De acuerdo. Ahora irás a tomar un baño tranquila a el hotel y luego iremos a festejar tu podio -la canadiense sonrió ampliamente-. Es hora de la fiesta, Mae. Con Lando y Oscar te esperaremos en el estacionamiento. No tardes.

Con todo dicho, Willer se fue, dejando algo mareada a su amiga. Richter dudó algo en querer ir a esa fiesta, pero también quería despejar su mente. La temporada ya casi termina y las carreras se vuelven aún más pesadas.

El equipo de Williams Racing llevó a sus dos pilotos a una revisión médica, ya que las altas temperaturas les afectaron un poco. Trataron de hacerlo breve, pero seguro, teniendo todo en buenas condiciones.

Al llegar a el hotel, Mae tomó una ducha tibia y relajante, revisó su maleta encontrándose con un vestido negro ajustado a su cuerpo que le quedaba perfecto y debía de estrenarlo. Salió al estacionamiento donde Devon, Lando y Oscar la esparaban fuera del auto, quienes también venían muy bien vestidos.

-Es hora de tomar hasta olvidar -gritó Richter, a lo que entusiasmó a sus tres amigos.

Esa sería una buena noche para Maedow Richter.

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