𝟬𝟰. 𝗵𝗼𝗺𝗲

Y nunca me sentí feliz, así que
por favor, llévame a mi hogar,
no podré aguantar más

























































- El tiempo se nos pasó volando - comentó la azabache a su lado.

Esa tarde la sultana Beste y la princesa Samath salieron a tomar un último paseo en los jardines del palacio antes de que la pelirroja tuviera que retirarse a empacar para regresar a Arbezela a la mañana siguiente.

- Así es sultana - la ojiperla miraba al suelo con más mejillas sonrojadas por la presencia de la mayor - Nunca imagine estar en una fiesta que durará veinte días.

La sultana le sonrió - Imagino que su padre debe estar preocupado. Su hija más pequeña está en territorio extranjero por más de diez días como se suponía que fue acordado.

- No es problema. Mi padre se concentra en otras cosas - murmuró la joven - Muy importantes, más importantes que yo.

- Nada es más importante que un hijo - dijo la sultana de ojos carmesí deteniendo la caminata - Eso lo aprendí de Ayşe, irónicamente.

- Perdone mi atrevimiento, pero pensé que la Haseki era su madre biologíca sultana - Samath miro a la mayor bajar la mirada con tristeza y se alarmó - ¡Perdóneme si he dicho algo incorrecto!

- No se preocupe princesa - dijo la azabache con una sonrisa - No fue algo incorrecto, ella falleció hace años.

- ¿La extraña mucho?

- Ni siquiera la recuerdo - admitió Beste soltando una risita - Se que era buena cantante, y muy hermosa, pero cuando intento recordarla solo viene a mi mente la primera vez que vi a Esmeray, y algunas sirvientas mirándome con pena y culpa.

Ay no, pensó la pelirroja sacando conclusiones.

- Mi madre murió dando a luz - dijo la sultana finalmente tras un corto silencio - ¿Te digo un secreto, Samath? Ella nunca estuvo satisfecha conmigo, siempre deseó más de lo que podía cargar.

Samath apreto los labios sintiéndose identificada con la sultana de una manera triste y cruel.

- Cuando nací, el sol brillaba en lo alto y los pájaros cantaban con alegría - Beste se acercó a la banca de un pequeño estanque en el jardín y se sentó. Palmo el lugar a su derecha y la pelirroja se puso a su lado de inmediato - Pero aún así, mi madre estaba triste, y cuando Esmeray vino a este mundo mi madre partió de el, tan miserable y triste como siempre vivió.

- Lo lamento mucho.

- No entiendo por qué te disculpas - dijo Beste soltando una sonrisa.

- Por qué se como se siente - la pecosa estrujo su falda entre sus manos con la mirada en el piso mientras sus lágrimas amenazaban con salir - Que estén insatisfechos contigo y aún así, no se que decir.

Soy una inútil.

- No tienes que decir nada - aclaro la mayor con prisa al ver las lágrimas en sus mejillas - Tengo una idea, acompáñame.

Sin esperar su respuesta, Beste tomó la mano de Samath y la jalo directamente al palacio con sus damas siguiéndoles el paso a duras penas y risas de adrenalina escapando de sus labios.

- Bienvenida al harem - Beste abrió las puertas del lugar y les permitió pasar.

- ¿Que la trae por aquí, mi sultana? - pregunto una de las jóvenes con cabello caoba y ojos de nuez.

- No se asusten señorías - pidió la sultana - Estamos aquí por que no podemos dejar que la princesa Samath y la señorita Lyenna se vayan sin haber tenido una digna fiesta en este harem.

La sonrisa de Beste animo a las jóvenes a sonreír y empezar a planear.

- N-No queremos molestar - dijo la pelirroja rápidamente.

- Vamos, se ve divertido - murmuró Lyenna a su espalda - Disfruta, es tu primera vez fuera de Arbezela y algo así merece un cierre digno.

- ¿Es tu primera vez fuera de Arbezela? - pregunto la de orbes rojizos a lo que Samath se apresuró a negar pero Lyenna afirmó justo detrás de ella - ¡Con mayor razón, noche de chicas!

Al escuchar eso el rostro de la princesa se iluminó. Noche de chicas, algo que aveces había hecho con Lyenna. Más allá de ser una simple noche de diversión como cualquier otra, Samath se sintió cómoda y feliz entre lo que podría llamar, amigas.

- Nunca pensé que serias tan cruel - fue lo primero que le dijo Semih la mañana de su partida.

- ¿¡Q-Que!? ¡Lo lamento! - exclamó la joven casi de inmediato y el joven soltó una carcajada.

- Debes dejar de lado ese hábito de disculparte siempre - le dijo el joven en cuanto se calmo - Tranquila, las fiestas del harem son exclusivas para mujeres. Aunque, escuche que no dejaron descansar a los cocineros.

El joven de cabellos arena miró la expresión preocupada de la princesa y sonrió levemente al imaginar los pensamientos de la pequeña pecosa y como se lamentaba por tener trabajando a los cocineros hasta altas horas de la noche.

En los veinte días que pasaron juntos - sin la presencia de la dama de compañía o el joven comerciante - Semih se dio cuenta que la joven pelirroja era alguien muy altruista y bondadosa que siempre pensaba en los demás y parecía incapaz de lastimar a alguien que además, era inmune a sus encantos. O tal vez muy inocente.

El de ojos rojizos suspiró al pensar en vomo el poder podría romper aquel inocente y puro ser a su lado.

- ¿Pasa algo, Semih? - pregunto ella preocupada por su largo silencio.

- Nada - mintió - Me gusta mucho festejar, lastima que todo terminó tan rápido - no quiero que te vayas, pensó mientras se cruzaban de brazos y seguía con su mirada de desinterés - Ahora tendré que volver a mi aburrida rutina.

- Al menos tenemos los recuerdos - dijo la pelirroja - Yo recordaré esto con mucho aprecio.

- ¿A si? Ni siquiera fue tan genial, y eso que fue mi cumpleaños - ¿me recordarás con apreció?

- Es la primera noche de chicas con más de dos en la que estoy - admitió la joven con las mejillas sonrojadas - La comida es maravillosa, nunca había probado algo así antes. Ame la fiesta, las decoraciones y los bailes.

Dilo por favor, rogó el de piel morena en su mente. Di que me extrañaras.

- Los voy a extrañar a todos.

- ¿A todos en general? - bromeó el intentando calmar su corazón.

- Más a tu hermana - respondió con un tono tímido y juguetón.

- ¡Consigan un cuarto! - grito una voz infantil que salía del palacio.

- Esmeray - artículo Semih con las mejillas calientes mientras Samath prácticamente echaba vapor - Basta.

- Nuestro hermano esta enamorado - canturreo el Şehzade Tarkan - ¿Será este el fin del mujeriego?

Al lado del carruaje esperaban Lyenna y Donneto, ella más calmada que el mientras la princesa terminaba de despedirse de la familia del sultán.

- ¿Por qué no la besa y termina con esto? - murmuró el azabache cruzado de brazos haciendo un puchero.

- ¿Lo dejarías en paz si eso pasa? - dijo ella tranquila pero segura de la respuesta de su amigo.

- No.

La ojipurpura suspiró - Nunca la vi así de feliz. Bueno, solo cuando esta con Ariana.

- Ni la menciones - artículo el azabache - Intento meterme a su locura de joyero y me trato de loco cuando la rechacé.

- Volviendo a lo principal, esta realmente feliz - dijo mirando a su mejor amiga tan cómoda entre la familia del sultán.

- Bueno, no podríamos mantenerla en el suspenso de como es una buena familia por siempre - comentó sarcástico pensando en la familia falsa que tenía el emperador Jaider.

- Juramos cuidarla y protegerla, recuerdas?

- Lyenna - llamó el al notar el tono serio y firme de su amiga - ¿Qué ocurre? Me asustas.

- El Şehzade Ahmed me dijo algo, algo realmente importante - Lyenna sonrió con nostalgia - ¿Recuerdas cuando eramos niños y Samath quería ser emperatriz?

Y mientras Samath se sentía extrañamente bien con la atención de los demás sobre ella, Lyenna y Donneto empezaron a soñar con un nuevo imperio, uno glorioso que estuvieran orgullosos de llamar hogar.























































































































Holi

Bueno, en los capítulos siguientes habrá pequeños flashbacks de los veinte días en el palacio de Isihra.

Lamento no haber actualizado ayer pero empeze a leer Hit Viral y se me fue el rato.

Como disculpa les dejo a los hermanos del Şehzade Semih y al mismísimos Semih ;)

Se preguntaran "Y eso de que me sirve ya que se fue de Isihra?" Simple, volveremos a escuchar de la familia del sultán en la ceremonia del sol.














ŞEHZADE SEMIH

El único límite es nuestra imaginación
¡Hora de alcanzar nuestros sueños!











ŞEHZADE AHMED



Mi hermano tiene suerte











SULTANA BESTE

A la mierda ser la princesita mimada
como usted, ¡soy una sultana!












ŞEHZADE TARKAN



Hay que jugar. ¡Me voy a divertir
en grande!











SULTANA ESMERAY

¿Esa rata blanca vestida de meretriz,
me esta hablando a mi?






























































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