2. 𝗸𝗶𝗿𝘆𝘂 / 𝗺𝗮𝗷𝗶𝗺𝗮 (YK2)

Majima ha salido herido tras el ataque de los hombres de Sengoku, pero al menos los ha derrotado a todos.
Ahora, Kiryu se lo ha encontrado ensangrentado y muy débil en medio de la calle y no puede evitar sentir algo de culpa por lo que ha ocurrido.

(Día 6 del Angstober 2023: Attacked)



Kiryu no se quitaba la imagen de ver a  Majima totalmente ensangrentado y debilitado en la mitad de la calle, mientras un grupo enorme de los hombres de Sengoku yacían derrotados solo por el mero hecho de haberse cruzado en el camino de un Perro Rabioso.

El que Kiryu confiara en Majima el año anterior era una posibilidad demasiado distante de una probabilidad real. Esto es porque Majima era demasiado difícil de leer, alguien impredecible que al tener la vida de una chica entre sus manos Kiryu no podía deducir por ninguna manera si él le iba a quitar la vida en frente de una niña de 9 años o antes se rehusaría a hacerlo.
El caso es que Kiryu después aprendió que Majima no era tan impredecible como creía. Se regía por un código de honor, uno completamente inamovible y quizá hasta antiguo desde su época siendo yakuza en los ochenta. También tenía motivaciones y respuestas a situaciones que justificaban su agresividad por algo que Kiryu no era ni capaz de empezar a imaginar; el pensamiento de que era impredecible se detuvo en cuanto se dio cuenta de que Majima tenía más cosas en su cabeza de las que Kazuma nunca se enteraría ni de la mitad.

De todas formas, el pensamiento de que Goro Majima era alguien que Kiryu no conocía bien ya había cambiado este año; ahora Kiryu veía en él a alguien de confianza. Progresivamente esto llevó a pedirle su ayuda por el asunto tan complicado al que se enfrentaba el Clan Tojo.

Aunque si se hubiera imaginado esta situacion y predecido cómo de fuerte se tomaría Majima su palabra… Quizá habría sido más precavido.

Tuvo la suerte de que Kaoru se encontraba a su lado, porque Majima le gritó a Kiryu que debía dirigirse de inmediato al cuartel Tojo y Kazuma no podía dejarle tirado en el suelo, tiritando y con la respiración casi paralizada mientras la sangre de su cuerpo cae ininterrumpidamente al suelo.

Así, en cuanto se ocupó del asunto que tenía entre manos, volvió con ellos dos al Serena.
Majima había sido vendado y descansaba en el sofá, mientras Kaoru se sentaba cerca suyo.

—¿Cómo está? —preguntó Kiryu nada más entrar, y Kaoru levantó la cabeza, aliviándose al instante de ver que estaba de vuelta tras la situación tan tensa que todos estaban viviendo últimamente.

—Le he llevado a la clínica. Ya no se desangra, pero me han dicho que debe de reposar y evitar los esfuerzos.

Kiryu asintió con la cabeza y se giró hacia Majima. El hombre apacía medio dormido mientras observaba cómo las vendas blancas iban desde su pecho hasta la parte inferior de su cadera, además de otros moretones que se distribuían tanto por su cuerpo como acompañado de cicatrices en su cuello y rostro.

“Si hubiera sabido que esto habría acabado así…” pensó Kiryu para sí mismo mientras bajaba la cabeza. Quizá esta situacion pudiera verse de cierta manera inevitable, conociendo a Majima y cómo de fiel era a sus promesas, a parte de la amenaza que suponía la mafia Jingweon junto con sus asociados y otros traidores del clan y que Majima no iba a salir limpio de una pelea con ellos, teniendo en cuenta cómo le habían apresado, quizá de forma injusta comparando que eran cientos de hombres contra uno solo, y aún así les ganó a cada uno de ellos.

—Corta con esa basura, Kiryu-chan.

De repente, detrás suya Kiryu escuchó aquella voz, tan inconfundible a pesar de escucharse pesada y débil, pero al final sólo podría provenir de una persona en concreto.

—Majima-san…
El otro hombre seguía herido en el sitio, sin mover un hueso excepto su único ojo, que miraba a Kiryu.

—No tengo que decirte que dejes de pensar en lo que estés pensando.

Apenas se conocían de un año, pero el conocimiento sobre la forma de comportarse del otro ya estaba palpada en su cerebro. Aunque Majima pensaba que Kiryu en realidad era alguien bastante simple, en el sentido de que leerle no era complicado y esto se sumaba con la personalidad, de por sí directa, del hombre.

Otro mal hábito que aprendió de él y que observó después de que lo alto de la Millenium Tower explotara y en Kamurocho se propagaran diez billones de dólares para la gente de calle, es que Kiryu se guardaba el sufrimiento y las dudas para sí; por más que dieran vueltas en su mente y le ocasionaran un sufrimiento continuo, nunca lo expresaba.

—Me he metido en esto porque accedí a hacerlo —continuó hablando Majima—, peleamos, tú ganaste, te lo prometí. Sabía en lo que me metía y no tienes la culpa de las heridas que tengo.

—Pero Majima…

Los dos se miraron fijamente mientras Kaoru se impresionaba por la facilidad con la que Majima había leído las emociones de Kiryu, tan opacas entre su corazón y el exterior y aún así el yakuza era capaz de sentirlas en el aire.

—Además, estoy vivo. No tienes que preocuparte más por mí, como te he dicho, cumplí con mi palabra y eso es lo importante. Y seguro que tienes cosas más importantes por las que preocuparte ahora.

Deseó restar importancia a lo sucedido, queriendo acabar con la conversación justo en cuanto acabó con esa frase.

—Yo me tengo que ir un momento, Kiryu —dijo de repente Kaoru—. Voy a revisar unas cosas del caso, te aviso en cuanto sepa algo.

Kiryu asintió con la cabeza a la mujer mientras esta se iba y a continuación se escuchó cómo cerraba la puerta detrás de ella. El silencio no duró mucho, pues las heridas no detuvieron a Majima para seguir hablando.

—Es una belleza, ¿eh? —Kiryu volvió a mirarle, sin llegar a emitir ningún sonido— Parecéis muy cercanos.

—Majima-san, deberías descansar.

—No, Kiryu-Chan, esto dentro de unos minutos no serán más que rasguños —a Kiryu le sorprendía la alta tolerancia al dolor que poseía Majima. Lo había observado no solo con el estado actual de su cuerpo sino también por la forma en la que el año anterior era capaz de molerle a golpes y aún así siempre volvía a por más, cargado de euforia, por alguna razón—. En serio, debes de dejar de actuar tan culpable. He tenido una gran pelea, deberías de alegrarte— Majima rápidamente cambió el tono de su voz; pasando de una juguetona a más seria en segundos.

—Fue… Bastante peligroso.

—Bueno, nada a lo que no estemos acostumbrados.

—Majima-san.

—Kiryu-Chan, espero que no sigas con lo mismo porque si no-

—Gracias.

Majima se detuvo al instante, observando perplejo al otro hombre después de pronunciar aquello.

—Gracias por lo que has hecho. Yo… Sienta bien tener a alguien que cumpla su palabra, sin tener en cuenta la gravedad de la situación. Me he dado cuenta de que el año anterior perdí a la mayoría de la gente en la que podía confiar, así que Majima-san… Agradezco que estés a mi lado.

Un cierto calor subió hasta las mejillas de Majima y por un segundo no se podía creer que Kiryu realmente le estaba diciendo esto. Es decir, era Kiryu, el Dragón de Dojima, el cuarto Chairman del Tojo Clan. Aunque no era una sorpresa lo blando que era, le sorprendía lo vocal que se encontraba ahora con eso, que también le decía que Kiryu sentía tan intensamente lo que le dijo que hasta accedió a expresárselo con su voz.

—Oh, venga ya, Kiryu-Chan, sabes que no es-

Majima iba a restar importancia a lo que le había dicho Kiryu; lo haría como un movimiento reflejo porque no era bueno con los sentimientos de los demás ni tampoco le gustaban los excesos emotivos.
Aún así, en cuanto miró a Kiryu se dio cuenta de cómo se encontraba tan descentrado el otro hombre en sus emociones que ni siquiera le estaba escuchando, probablemente inmerso en su propia mente, y con una gran sonrisa en su rostro que a Majima le pareció increíblemente dulce incluso para ser él, cambió de opinión.

Y bueno, Majima debía de admitir que también sentaba bien tener a alguien que agradeciera su compañía y, quizá, hasta su amistad.


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