v. But when you throw a moody you're all claws and you bite.

Fluff, algunos saltos en el tiempo, tal vez algo de ooc, AU moderno (de nuevo), a veces todo se ve desde la perspectiva de Tusk.

🐎

En la noche de Navidad de hace seis años, Johnny recibió un regalo especial por parte de su hermano mayor, Nicholas. A diferencia de años anteriores, el más joven de la familia Joestar no esperó recibir algo grande, no peludo, vivo.

—Es un gato esfinge— explicó Nicholas después de que Johnny sacara al animal de su jaula —. Tiene dos años. Pensé que tener algo de compañía haría de tu futura vida en Nueva York algo menos estresante.

—Yo...es genial...gracias, Nicholas— responde Johnny, no muy seguro de que sentir ante su nueva mascota ahora que la sostiene frente suyo.

Este gato es peculiar, de un tono casi rosado, grande, algo gordo, con enormes ojos azules y -bueno- completamente lampiño. No le desagrada tanto la apariencia como creyó en un inicio, hay algo de gracia en la mirada del animal, en como se dirige hacia Johnny sin parpadear, sin miedo.

—Gracias— repite de nuevo con más fuerza y confianza y coloca al animal en su regazo, comenzando a acariciar sus orejas al ver que no se va —, ¿lo sacaste del refugio?

Nicholas asiente, entrando y saliendo de la cocina rápidamente con dos tazas de chocolate caliente que deja en la mesita de la sala donde ambos se encuentran.

—Roger me dijo que es mejor tener un gato hipoalergénico o algo así. ¿Tienes algún nombre para darle, Johnny?

Johnny detiene sus caricias un momento antes de volver a levantar al gato, este está algo disgustado por no recibir más mimos; pero aparte de eso se mantiene quieto, observando a su nuevo dueño con aburrimiento.

—Te vas a llamar Tusk— dice el rubio, el gato no comprende y solo atina a lamerse después de ser colocado nuevamente en el sofá.

Un grito agudo y largo seguido de uno o dos platos cayendo se deja escuchar en la planta de abajo y Johnny se cubre la cabeza con la almohada para tratar de ignorar todo ese alboroto en medio de maldiciones.

Che, marmocchio— murmura Gyro a su lado, levantándose y tratando de mantener la calma por el desorden que se escucha abajo —, ¿qué crees que es esta vez, cariño?— pregunta antes de soltar un largo bostezo.

—Tu hermano se asusta hasta de su sombra— responde Johnny con la almohada aún sobre la cara y amortiguando su voz —, no puedo creerlo, ¿qué hora es?

—Ignora la hora, tú duerme por los dos— Gyro le acaricia los cabellos antes de ponerse una de sus batas y abrir la puerta de su dormitorio —, oh, hola, Tusk, ¿qué tal te va?

Johnny escucha a su pareja bajando las escaleras y, por fin, se saca la almohada de la cara para recibir a su nuevo acompañante.

—Hola, gorda, ¿también te molestó el ruido?— da una palmada al lado ahora libre de la cama y sonríe al ver al animal dar un brinco y comenzar a acurrucarse a su lado.

—¿Ahora qué te pasa, Romeo?

Gyro apoya los antebrazos sobre la baranda de la escalera, desde lo alto de esta puede admirar casi en su totalidad la sala del apartamento y parte de la entrada a la cocina, lugar donde su hermano está, con el rostro sonrojado y tratando de arreglar el desorden que causó.

—Me asusté.

Qué sorpresa— murmura Gyro con una sonrisa burlona que cambia rápidamente por un ceño fruncido —, ¿fue otra pesadilla? Sabes que puedes avisarme si pasa algo así.

—No, no, no fue eso— responde Romeo con algo de molestía, aún le fastidia el hecho de que pese a estar cerca de cumplir quince su hermano mayor lo siga viendo como un niño —. Bajé porque tenía sed y creí haber visto una rata en la cocina.

Hay un corto silencio después de eso, un silencio que ayuda a Romeo a notar el temblor que poco a poco se extiende por el cuerpo de su hermano y de cómo este baja la cabeza.

—¡No te atrevas a burlarte de mí, Gyro, maldita sea!

Y su hermano se echa a reír, tratando de mantener el equilibrio y limpiándose una lágrima que por la distancia Romeo no puede saber si es imaginaria o no. Él solo sabe que su rostro no puede estar más rojo por la vergüenza.

—¡¿Creíste que Tusk era una rata?!— grita entonces volviendo a reír y Romeo refunfuña antes de largarse a la cocina, listo para golpearlo luego.

Rosa ríe al otro lado de la línea y Gyro puede escuchar a Leo preguntando que ocurrió.

Johnny está sentado en el sofá con una taza de café y dos platos de panqueques sobre la mesa principal, mirándolo con una ceja elevada por el escándalo que armó junto a su hermana hace unos minutos.

—Sé que es una tontería— explica Gyro tratando de sonar serio —, pero, Rosa, he esperado demasiado por una oportunidad para devolverle la humillación.

—Bueno, mira que yo tampoco creí que algo así podría ser tan divertido— responde la muchacha —; solo no lo lleves lejos, actúa como un buen hermano mayor de vez en cuando, mio dio.

—Sí, sí, descuida, Rosa, solo es molestia de un día... Por cierto, ¿cómo está Ballbreaker?— pregunta el italiano, acomodándose junto a Johnny y recogiendo su plato con una sonrisa dirigida a su compañero —¿Te ha causado problemas?

—Para nada, es más, está muy pero muy feliz de haber recibido un nombre tan increíble de su tan increíble dueño.

—¿El sarcasmo era necesario?— Gyro puede escuchar a Johnny tratando de ocultar la diversión que siente ahora que la llamada está en altavoz.

—Totalmente necesario.

—¿Cómo un solo gato puede terminar un saco de comida en tan poco tiempo?— pregunta Gyro, conduciendo un carrito de compras con una mano a través de los pasillos del supermercado —¡Es una locura!

—No es culpa de Tusk el tener hambre— responde Johnny, quien hace ya una hora que llegó al departamento y se puso a lavar parte de los utensilios —, además, ella confía mucho en ti y tus habilidades para escoger comida de calidad, ¿no es así, chiquita?

Gyro puede escuchar uno que otro maullido y tiene que hacer mucho uso de autocontrol para evitar que su corazón se estremezca y termine consintiendo al animal más de lo que debe.

—¿Llevo un saco grande?

—Oh, sí, eso ayudará a que nuestra chica no pase hambre por un buen tiempo.

—Sigo pensando que consentirla mucho es malo...¿no la ves más gorda de lo normal?

—¡Tusk no está gorda! Es como una albóndiga llena de cariño y esas cosas cursis que quiere expresar al mundo.

—...¿Ocurrió algo con el gato, cariño?

—¡No! Y mejor apúrate porque Rosa y Leonardo no tardan en venir— Johnny puede escuchar a Gyro murmurar algunas cosas entre italiano e inglés sobre cómo haber organizado una reunión de la nada sigue siendo una mala idea e inconscientemente sus labios se tuercen en una sonrisa —, sí, sí, yo también te amo, Julius— y deja escapar una carcajada al escucharlo gritar por llamarlo por ese odioso nombre.

Tusk observa todo desde el mostrador en la cocina, moviendo la cola y Johnny no tarda en dejar pasar el agua del lavadero una vez termina su tarea y se seca las manos con el trapo colgado al lado de una de las alacenas. El felino baja rápidamente del mueble y se dirige al joven, no duda a la hora de sobar su cabeza sobre sus piernas, escuchándolo reír suavemente.

—¿Y qué hago contigo?— pregunta el muchacho, levantando al animal —¿Qué tal un baño antes de que llegue la visita? No creo que quieras que Ballbreaker te vea toda sucia.

Tusk solo maúlla, quedándose quieta una vez su dueño la coloca sobre su pecho y sube las escaleras hacia el segundo piso.

Tusk es una gata simple, si ve que otro animal está invadiendo su lugar, este tiene que, por lo menos, ser lo suficientemente interesante para ser dueño de su atención. Caso contrario será ignorado el tiempo que se quede, sea largo o no. La gata prefiere mil veces dormir en el regazo de cualquiera de sus dueños que pasar tiempo corriendo alrededor de la casa solo porque otro animal con demasiada energía vea divertido el perseguirla.

Ballbreaker es, por otro lado, un animal peculiar. Adoptado por la hija mayor de los Zeppeli y bautizado con ese nombre por el segundo hijo, tiene tanta energía que a veces parece a punto de explotar de alegría. Él es un cachorro de Golden retriver juguetón, algo alocado y que le saca más canas a Leonardo de las que le puede sacar la escuela.

—...y entonces estamos en el parque después de dar un paseo de rutina— explica el mencionado joven, con movimientos casi exagerados de las manos —, y a este hijo del demonio se le ocurre que perseguir una ardilla es una buena idea, ¡casi atropella a una anciana!

Ballbreaker solo levanta ligeramente la cabeza al ser señalado, segundos después sale de debajo de una de los bancos y corre hacia otras habitaciones en busca de su buena amiga, Tusk.

—¡¿Mi bebé atropellando ancianas?!— pregunta Gyro, colocando su mano izquierda sobre su pecho de manera dramática —¿Esperas que crea semejante cosa, Leo?

—¡Pero es verdad! ¡Henriette fue testigo! ¿No es así, Rosa?

Rosa está sentada en uno de los sillones individuales y toma un poco más de su taza de té antes de dejarla suavemente sobre su plato y mirar al chico.

—Henriette dice que Leonardo es débil para sostener la correa.

—¡¿Qué?!— exclama Leo, casi herido mientras escucha como Johnny se ríe —¡No siento su apoyo en esto!

—¿Romeo se quedará a dormir en tu departamento hoy?— pregunta Rosa, cambiando por completo el tema, ocultando sin mucho éxito la sonrisa burlona que tiene por como su hermano la mira —Si está causando algún problema puedo llevarlo al mío.

—No te preocupes— responde Johnny —, además es más fácil para él ir al colegio desde aquí. Y no causa ningún problema, creo que hasta Gyro es más problemático que él.

—Oye, eso no es gracioso— habla el susodicho.

—Bueno, Romeo no fue el que llegó tambaleándose de la fiesta de Diego y se cayó en la bañera completamente vestido mientras cantaba canciones de Queen el mes pasado.

La sala se llena de risas después de eso.

—Prometimos no volver a hablar de eso— murmura el italiano hundiéndose en el sofá y dejando caer la cabeza sobre el hombro de Johnny —. Y fue culpa de Diego.

—Tranquilo, tranquilo— calma Johnny, acariciando los cabellos de su pareja —, lograste mostrar al mundo tu hermoso canto.

—¿Crees que canto bien?

—¡Obviamente!— responde el joven Joestar besándolo en la cabeza.

—Guacala, sentimientos— pronuncia Leo y sorbe un poco más de su café, ignorando la mueca infantil de su hermano mayor —, a todo esto, ¿dónde están las mascotas?

No pasa mucho hasta que se escuchan algunas cosas cayendo en el piso de arriba, un chillido fuerte y uno que otro ladrido. Gyro se levanta junto a Johnny y no tardan en subir las escaleras, discutiendo sobre que van a hacerse el uno al otro si su bebé destrozó algo.

—¡Estás durmiendo en el sofá si Ballbreaker tiró las cosas de mi escritorio!

—¡Lo mismo va para ti si Tusk arañó las cortinas!

—¿No se supone que Tusk es la bebé de los dos?— pregunta Leo y Rosa se encoge de hombros. Ambos continúan tomando de sus tazas.

—¿Has pensado en llamar a tu hermano?— pregunta Gyro meses después y Johnny deja de teclear en su laptop antes de fruncir el ceño.

Ha pasado un muy buen tiempo desde la última vez que trató de contactar con alguien de su familia. El hecho de haber escapado de casa meses después de haber recibido a Tusk volvía más tenso el asunto. La gata, quien estaba sobre su regazo, era lo único que le permitía recordar a su hermano.

Habían pasado demasiadas cosas después de que escapó por culpa de la presión de su padre y llegó a Nueva York, ya tenía desde hace un tiempo su departamento; pero llegar de repente con dos maletas y una jaula para gatos fue repentino y le hizo díficil el acostumbrarse al bullicio de la gente y el tema de su universidad.

Luego apareció Gyro, el excéntrico alumno de medicina que después de volverse su compañero de cuarto y mejor amigo, terminó volviéndose su novio y la persona más importante en su vida.

A veces se olvida de que ese puesto lo debería de tener Nicholas. Es muy complicado cuando piensa en eso.

—Sé que debería hablarle— comenta, tratando de botar el nudo que quiere aparecer en su garganta —; solo... es complicado, no lo sé, ha pasado mucho tiempo pero, maldición, no sé qué me impide...

—Ey, ey— Gyro no tarda en ponerse al lado del chico, escuchando los maullidos de Tusk —, está bien, perdón por sacar el tema. Tómalo con calma. No hay presión.

Johnny asiente y Gyro no demora en llenarle el rostro de besos, tratando de quitar su ceño fruncido. El cuarto se llena de algunas risas minutos después, Tusk sale del regazo de su dueño antes de que este sea levantado de su asiento y llevado al piso de abajo en brazos del italiano en medio de más risas.

La gata se queda mirando la puerta, gira un poco la cabeza y comienza a lamerse al darse cuenta de que, sea lo que sea que sus dueños vayan a hacer, se van a tomar un buen tiempo.

Horas después ella se recostaría sobre el pecho de ese joven chico de Kentucky, recibiendo mimos y caricias mientras observaba a sus dueños dándose palabras de ánimo al mismo tiempo que en la laptop sonaba el tono de videollamada.

Habrán risas, llantos, recuerdos saliendo a flote y un acuerdo para que Gyro conozca finalmente a su cuñado después de que este prácticamente llorara de alegría al ver que su hermanito consiguió a una buena persona en su vida.

Tusk es testigo de eso, no reconoce el rostro de la persona en la laptop; pero este se ve muy feliz de verla. Entonces ella maúlla dos veces antes de acurrucarse y dormir en medio del calor de sus dos dueños.

Y me dije, "dios mío, ha pasado mucho tiempo, ¿qué tema sigue?" Y veo y es como "¿Y ahora qué?"
Quiero pensar que no se nota el hecho de que todas las ideas que pude haber tenido prácticamente se mezclaron en este capítulo cual sopa de verduras (que me hace tanta falta, ay).
No sé si alguien aún leerá la week, me siento tan mal por no haber actualizado hace mucho y encima venir con algo super random del AU moderno:(((. Trataré de avanzar lo más posible con el día seis porque en el siete se viene algo de salsa mezclada con Angst o a eso quiero llegar. Nos vemos pronto 💞.

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