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❝ THREE TAPS ❞

KAZ BREKKERFEM! oc

w! menciones de abuso sexual, asesinato y problemas de ira






1. TAP, TAP, TAP

     JESPER LO HABIA VISTO HACERLO MAS VECES DE LAS QUE PODIA CONTAR. Era cosa de Kaz. 

 Tres golpecitos, el dedo índice golpeando una mesa de madera, el pulgar rozando un mapa o el bastón chocando con dureza contra el suelo. La mayoría de las veces eran golpecitos rápidos, como una acción subconsciente, que iba y venía antes de que nadie pudiera darle importancia. Otras veces, sin embargo, eran más lentos, más acentuados, como si quisiera dejar claro algo. 

 Jesper estaba acostumbrado a los golpecitos, como imaginaba que también lo estaban T/N e Inej. El sonido se producía antes de cada atraco, antes de pronunciar las palabras de la suerte: "Ni lamentos, ni funerales". Era la costumbre de Kaz, algo que probablemente hacía sin darse cuenta, y Jesper no podía evitar encontrarlo extrañamente reconfortante, una rutina que de algún modo aliviaba sus nervios. El mundo podría estar en guerra, Ketterdam podría estar cayendo en llamas, y Kaz seguiría dando tres golpecitos. Había una sensación de seguridad en ello.

 No fue hasta que Jesper lo vio más de cerca que se dio cuenta de que la acción quizá no era tan insignificante como creía.

2. EL BASTÓN TOCA EL SUELO TRES VECES: "Vuelve a mí, estoy aquí"

 T/N era la que conocía a Kaz desde hacía más tiempo. Jesper no había conocido el aquel lugar sin ella, no había conocido a Kaz sin ella. Siempre había estado ahí, una persona en la que los Cuervos a menudo encontraban consuelo y siempre obtenían un oído para escuchar sin juzgar. T/N era una contradicción andante, suave en los bordes pero lo bastante poderosa como para poner de rodillas a los más duros; ella era todo lo que Kaz no era, quizá por eso se complementaban tan bien. 

 En un lugar donde la amabilidad se recompensaba con la muerte, T/N era inusualmente bondadosa. Los niños vagabundos del barril sabían que debían encontrarla si necesitaban comida o refugio urgentemente, para los forasteros podía parecer frágil, su bondad podía hacerla parecer débil, pero la gente de alli abajo sabía que no debía dejarse engañar por sus acciones desinteresadas y su apariencia inocente. Aquella chica tenia un talento innato para causar la muerte de las personas y no habia linea que no estuviera dispuesta a cruzar; la dulzura de sus ojos se endurecía inmediatamente ante cualquier amenaza, como la lava fundida al chocar con el aire frío, y la gente que la traicionaba no vivía para contarlo. 

 Jesper no estaba muy seguro de cómo se habían conocido Kaz y T/N. Por los susurros que había oído en el barril, supuso que no había sido una experiencia agradable. En realidad, ella no hablaba de su vida antes de unirse a los Cuervos, ni siquiera cuando algunos de ellos se reunían para beber y maldecir a los fantasmas del pasado. Sólo una vez Jesper había reunido el valor suficiente para romper los límites personales que ella había establecido claramente y preguntar. Y sólo lo había hecho porque estaba casi borracho y tenía mucha curiosidad.

 Kaz había estado allí, observando en silencio como hacía a menudo, cuando las palabras habían salido de la boca de Jesper. Se había quedado inmóvil, incluso cuando la pregunta no iba dirigida a él, con la mandíbula tensa. Jesper se había dado cuenta de la respuesta instintiva de Kaz, porque podía ser descuidado y estar borracho, pero también era muy observador, y eso le había hecho serenarse lo suficiente como para saber que estaba pisando terreno peligroso. Nadie se lo había preguntado directamente, se dio cuenta en ese momento, mientras contenía la respiración y esperaba una respuesta. Muchos cotilleaban y hacían conjeturas, pero nadie se le había acercado nunca para preguntarle por su pasado. 

 La suavidad no habia abandonado el rostro de T/N, pero era evidente que la pregunta la habia tomado por sorpresa porque se habia congelado en medio de la accion durante una fraccion de segundo y algo en sus rasgos se quebro. Por primera vez desde que la conocía, Jesper vio el cansancio y la aflicción en sus ojos, su caracteristico brillo había desaparecido tan pronto como había hablado, ella recuperó la compostura a la velocidad del rayo, y Jesper se preguntó si alguna vez había estado allí. Ella había mirado a Kaz por detrás de su hombro y habían compartido una mirada que Jesper no podía descifrar. 

 Algo debían de haberse dicho telepáticamente, porque el agarre que Kaz tenía sobre su bastón había disminuido, pero sus ojos, sin embargo, no perdieron el brillo asesino. Fuera lo que fuese lo que estaba recordando, la furia rugía en su mente. Fue entonces cuando Jesper comprendió que Kaz no se había enfadado por su pregunta, sino por los recuerdos que habían resurgido. Debía de ser muy grave, porque la única otra vez que Jesper había visto esa mirada en los ojos de Kaz, Inej había resultado herida y un tipo había perdido un ojo.

──── Yo era una esclava, Jes ──── Jesper no sabía qué había estado esperando, pero desde luego no había sido eso. Mientras T/N había pronunciado las palabras una sombra cruzó su rostro; quizas fue la forma en que ella apartó la mirada de él, incómoda y avergonzada, lo que hizo que la realización lo iluminara. El peso de sus palabras se había asentado y Jesper comprendió, de repente, qué tipo de esclava había sido; del tipo que se utiliza y se desecha para el placer de los hombres ricos, vendida y comprada como si no valiera nada más que un objeto. Las quemaduras y cicatrices de su pecho habían cobrado sentido de repente.

──── Fue hace mucho tiempo──── había añadido, con los ojos ligeramente vidriosos, como si estuviera físicamente allí pero mentalmente en otra parte ──── Y esos hombres... ──── sus ojos habían mirado a Kaz antes de volver a posarse en él ──── están muertos ────

 Más que muertos si Kaz tenía algo que ver con ello. Jesper no tenía forma de saber las imágenes que pasaban por su mente; dolor, sangre y manos sucias, gemidos, lágrimas y gritos, pero había reconocido la mirada desenfocada y los puños temblorosos a su lado como la respuesta de su cuerpo a revivir el trauma. Jesper nunca había deseado tanto retractarse de sus palabras como en aquel preciso momento, había abierto la boca para decir algo, lo que fuera para disipar la mirada atormentada de su rostro, para atenuar la quemadura que acababa de darse cuenta de que llevaba, pero Kaz se le había adelantado. 

Golpe, golpe, golpe

 Suavemente, había golpeado el suelo con la virola del bastón. El metal había golpeado fuertemente el suelo, resonando el ruido sordo. Jesper se había dado cuenta de que los ojos de Kaz permanecían fijos únicamente en T/N, con las cejas fruncidas en un gesto que podría haber sido de preocupación. El sonido había atravesado de algún modo la bruma de los recuerdos y había conseguido traerla de vuelta a ellos. La chica parpadeaba para alejar el estupor, una vez más de forma sorprendentemente rápida, antes de ofrecer a Jesper una sonrisa que hizo que cada palabra muriera en el fondo de su garganta. Era pequeña e increíblemente triste, pero genuina, real, como lo era ella. 

 Le bastó para saber que no le guardaba rencor por preguntar. 

──── Fue hace mucho tiempo ──── repitió, casi para sí misma. Luego dio tres golpecitos suaves en la mesa. Jesper no se habría dado cuenta si no hubiera estado muy atento a lo que le rodeaba. De momento le había parecido una coincidencia, como si T/N hubiera imitado el hábito de Kaz de volver a anclarse, pero cuando Jesper se quedó despierto más tarde aquella noche se dio cuenta de que no había sido sólo eso. Se había girado para mirar brevemente a Kaz después de hacerlo, y si hubiese estado más sobrio, tal vez se habría dado cuenta de que Kaz había dicho algo y T/N había respondido. 

3. EL PIE GOLPEA EL SUELO TRES VECES: "Estoy preocupado, ten cuidado" 

 Que te dispararan siempre era una molestia, así que era un verdadero inconveniente que T/N pareciera ser un imán para las balas. Realmente, la chica tenía más heridas de bala de las que Jesper podía contar. Había dos en su hombro izquierdo, lo suficientemente cerca como para superponerse, y una en el derecho, una en la parte superior del muslo (que Jesper nunca había visto, pero que Inej dijo que era casi imperceptible) y un rasguño en el costado izquierdo. A pesar de su mala suerte, Jesper creía que T/N tenía una especie de Santo que la cuidaba porque, de alguna manera, las balas siempre fallaban en algún órgano importante. 

──── Te estoy salvando de que te peguen ──── había bromeado una vez mientras Inej le cambiaba el vendaje del hombro ──── Así que, en realidad, deberían darme las gracias en lugar de preocuparse ──── Jesper nunca lo admitiría, pero a veces pensaba en sus palabras con seriedad. A veces, mientras jugaba y su mente se perdía, creía que T/N de alguna manera desviaba las balas de ellos y terminaba involuntariamente arrastrándolas hacia ella. Era una locura e improbable, lo sabía, pero aun así lo creía. 

 Sin embargo, ninguna de sus heridas había sido tan grave como la que había sufrido hacía dos meses. 

 Había sido un disparo a corta distancia y la bala no había atravesado limpiamente la piel, sino que se había alojado en el interior. No había atravesado ninguna arteria importante, por una especie de milagro, pero la herida se había infectado y T/N tuvo fiebre alta durante casi una semana. Kaz no había dicho una palabra, pero Jesper sabía que había estado inquieto, especialmente durante los peores días de la infección, cuando era más probable que la muchacha muriera. Jesper lo había visto pasearse de un lado a otro fuera de la habitación, con el bastón golpeando tres veces el suelo de madera, sin entrar nunca pero asomándose por la puerta cada vez que Nina o Inej salían. Resultaba extraño ver a su inquebrantable líder con cierto aire de angustia. 

 Tal vez por eso parecía tan nervioso ahora. Era el primer robo de T/N después del accidente, y Jesper mentiría si dijera que no estaba preocupado. Con su suerte, podría acabar recibiendo un disparo esta noche, otra vez. La miraba con el rabillo del ojo, casi esperando que empezara a desangrarse como lo había hecho meses atrás; la imagen de la sangre deslizándose entre sus labios y sus ojos abiertos se grabó a fuego en el fondo de la mente de Jesper, todavía podía sentir la sangre empapando su camisa cuando la había sujetado con sus propias manos evitando que aun mas sangre abandonara su cuerpo. 

 Pero ahora T/N se balanceába sobre sus talones con alegría, haciendo girar el arma en su mano de la forma en que Jesper le había enseñado. Lo miró a los ojos y le guiñó un ojo, dandole aquella sonrisa que le daba a cada uno de los Cuervos cada dia. Estará bien, se tranquilizó Jesper. 

──── Vamos a repasarlo una vez más ──── la voz de Kaz rompió el silencio de la noche, lo bastante baja para no asustar a los pájaros que dormían en los árboles, pero lo bastante alta para que todos le prestaran atención. Jesper ahogó un gemido; ya habían pasado por esto al menos tres veces. T/N se dio cuenta de su mueca dramatizada y se rió, dándole un codazo. 

──── Inej... ──── El Espectro salió de entre las sombras ──── Entraré por detrás a la sala de control y desactivaré la alarma. En cuanto esté hecho te haré una señal ──── asintió hacia Jesper.

──── Distracción en cuanto reciba la señal ──── continuó Jesper. Kaz asintió ──── La desactivación de la alarma nos dará un margen de diez minutos para el robo ──── lo dijo como si no hubiera estado recordándoles el escaso margen de tiempo que tenían desde que había ideado el plan ──── Así que la distracción tiene que durar al menos siete minutos ──── Jesper lo sabía, daba tiempo suficiente para que T/N entrara y saliera sin levantar muchas sospechas. Silbó y esbozó una sonrisa de satisfacción ──── Ya lo tengo ────

Kaz lo miró fijamente durante un segundo, como si tratara de descifrar su mente con el poder de sus ojos, antes de volverse hacia la chica que estaba al lado de Jesper. 

──── T/N... ──── 

Ella le miró a los ojos con una sonrisa

──── Me voy en cuanto Jes empiece a hacer su magia. Entra por la segunda ventana, la caja fuerte está en el segundo piso, tercera habitación a la izquierda ────

──── ¿Y estás buscando...? ────

──── Un diamante estrella rosa, 60 quilates ──── respondió con soltura ──── Y si algo más me llama la atenci-... ────

──── No ──── la cortó Kaz, con tono firme y decidido. Tanto Jesper como Inej dirigieron la mirada hacia su líder, no era frecuente que limitara cuánto podían robar.

──── Dentro y fuera ──── por el rabillo del ojo Jesper vio la sonrisa caer de la cara de T/N, los brazos viniendo a cruzarse defensivamente sobre su pecho.

──── Pero, ¿y si...? ────

──── Dentro y fuera ──── repitió Kaz, siempre inflexible una vez que se decidía. Levantó la mandíbula como si la desafiara a discutir. Jesper medio esperaba que lo hiciera, después de todo T/N nunca temía discrepar y cuestionarlo; era una de las pocas que podía hacerlo sin demasiada repercusión, pero no lo hizo. Si Jesper no se hubiera fijado bien, se habría perdido la forma en que los ojos de T/N bajaron hasta los pies de Kaz, sólo por un segundo. 

Tap, tap, tap

 La punta de su bota golpeaba el suelo embarrado, sin apartar los ojos de los de T/N. Su rostro se suavizó al instante, los hombros se destensaron y una suave sonrisa apareció en sus finas facciones. Ella se golpeó tres veces el bíceps con el dedo índice antes de descruzar los brazos. Cedió con un suspiro derrotado, aun con su mirada fija en Kaz.

──── Dentro y fuera, bien ──── mientras se deseaban buena suerte, "Ni lamentos, ni funerales", Kaz volvió a hacerlo y esta vez Jesper lo estaba esperando, el golpecito del bastón del líder contra las hojas. 

Toque, toque, toque. 

 Se sintió reconfortado. Todo fue tan bien como puede ir cuando se está robando a un millonario.

4. EL DEDO CHOCA CONTRA LA MADERA TRES VECES: "Lo siento, te quiero" 

 Manos sucias no necesitaba una razón, Jesper había oído susurrar ese dicho más veces de las que podía recordar y podía dar fe de ello. 

 Era, tal vez, lo que hacía a Kaz tan formidable. No se sabía cuándo iba a atacar porque no había un porqué, y sin un porqué no se podía anticiparse a sus acciones. 

 El bastardo no necesitaba una razón, pero le habían dado una en el momento en que se llevaron a T/N. Su sentencia de muerte había sido firmada en el momento en que habían puesto una mano sobre ella. Mientras Jesper observaba a la chica con silenciosa preocupación, finalmente comprendió por qué la gente temía cuando susurraban ese dicho. 

──── Encuentrenla ──── había ordenado Kaz a Inej y Nina en cuanto llegaron a su destino. Las chicas habían desaparecido en la noche, concentradas en la misión de rescate. La mano con la que Kaz agarraba su bastón había estado temblando de rabia toda la noche. La verdad era que había estado furioso desde que unos leones de Dime le habían quitado lo que era suyo. 

 Eran rufianes, Kaz estaba seguro. Pekka Rollins le había jurado, tras unos cuantos dedos rotos, que nunca les había ordenado llevarse a su chica. Todos los miembros del Barril habían estado nerviosos durante los tres últimos días, esperando que su líder estallara contra ellos en cualquier momento, pero Kaz había conseguido controlar sus emociones. El control se le había escapado de los dedos a Kaz en el momento en que vislumbró a un hombre en la cubierta del viejo y oxidado barco, con voz risueña hablando de cómo había hecho un lío con la "perra del Bastardo". Los temblores en las manos de Kaz se habían detenido de repente. Antes de que Jesper tuviera siquiera la oportunidad de parpadear, Kaz había disparado su arma, alcanzando al rubio directamente en la frente. 

 Para alguien que prefería su bastón a cualquier otra arma existente, Kaz tenía una puntería mortal. Jesper nunca lo diría en voz alta, pero calculaba que la habilidad de Kaz podía llegar a rivalizar con la suya.

──── Yo me encargaré de ellos ──── Jesper sabía lo que eso significaba: ven conmigo, cúbreme las espaldas, pero déjame hacerles sufrir.

 Kaz Brekker era sólo un hombre, pero la ira asesina de sus ojos había hecho saber a Jesper que Kaz no tenía intención de dejar a ninguno de ellos con vida. Iba a hacerles pagar, iba a destruirlos. Ladrillo a ladrillo, hueso a hueso. 

 Después de eso había sido una carnicería. Jesper había observado, con una especie de estupor horrorizado, cómo Kaz había abatido a cada uno de los hombres. También había disparado a algunos de ellos, pero sobre todo había sido él chico. Hubo gritos y el olor a sangre contaminó el aire, y luego no hubo más que silencio y un gemido de dolor. 

 En momentos así, Jesper se dio cuenta de que no sabía nada de Kaz Brekker. Porque, si alguien le hubiera preguntado alguna vez por la ira de Kaz antes de lo que había presenciado aquella noche, habría respondido que su ira era ardiente, aguda y ácida, una furia abrasadora que no podía controlarse una vez desatada. La ira del Bastardo no conocía fronteras y traspasaba todos los límites, habría dicho, ardía ferozmente mientras destruía todo a su paso. Pero aquella noche Jesper había visto otra cara de la rabia de Kaz. Sus ojos parecían francamente homicidas, peligrosamente violentos, contrastaban con la falta de emociones en sus rasgos. 

 Su ira no estaba alimentada por las emociones; ya no, había dejado atrás eso, sino por la necesidad innata de proteger lo que era suyo. No era ruidosa ni visible, sino silenciosa y letal. Una ira fría que Jesper había encontrado aún más aterradora.

──── Sé que planeaste todo esto ────  Kaz se había acercado al hombre que yacía en el suelo, con las manos agarrándose una herida de bala en la rótula y gemidos cayendo de sus labios ──── Pensaste que quitarme a mi chica me haría flaquear, ¿verdad? ──── el hombre había intentado revolverse, pero Kaz se había limitado a hacer un gesto de asco antes de blandir su bastón contra la pierna herida del hombre, soltando un gemido de dolor mientras las lagrimas resbalaban por sus mejillas. 

──── Acabas de hacerme enfadar ────

──── Por favor, p-por favor, te lo ruego... ────

──── Oh, deberías rogar ──── el tacón del bastón había vuelto a caer sobre las rodillas, el chasquido indicaba un hueso roto y el gemido hacía saber a Jesper lo fuerte que debía de ser el dolor. 

──── Te dispararía en la cara, pero eso sería demasiado misericordioso de mi parte ──── usó la cabeza del bastón, el orgulloso cuervo, aquel que su chica habia hecho tallar para él, para levantar la barbilla del hombre. 

──── Si T/N estuviera aquí me diría que fuera amable... ──── una sombra había cruzado el rostro de Kaz, lo bastante aterradora como para hacer que un escalofrío recorriera la espalda de Jesper.

──── Lástima para ti que no esté aquí ──── la cabeza del bastón se había balanceado hacia atrás y entró en contacto con la mandíbula del hombre. La sangre se escurrió por la barbilla del hombre, un grito salió de su boca. 

──── Me quitaste algo mío, heriste algo mío, y por eso me aseguraré de que sufras ──── Kaz había usado su bastón después de eso y no se dijeron más palabras.

 Ahora, mientras Jesper observaba a T/N alejarse de Nina, se preguntó qué habría pasado si Kaz hubiera visto su estado antes de matar a todos aquellos hombres. Tal vez había sido una bendición para ellos que no lo hubiera hecho.

Jesper nunca había visto a T/N tan agotada. Se sentó junto a las escaleras, con las rodillas pegadas al pecho, abrazándose a sí misma. Era una posición estratégica, un lugar donde podía vigilarlos a todos y nadie podía escabullirse por detrás; una parte del corazón de Jesper se había hecho añicos cuando se había dado cuenta de eso. Solo había pasado tres días con los Leones, pero eso había sido suficiente para provocar grietas en el muro impenetrable que había pasado los últimos años construyendo, los traumas del pasado se colaban. Hasta ahora no había dejado que nadie se le acercara, ni siquiera Inej, su mejor amiga, que le había hablado en susurros sobre el tratamiento de sus heridas. Su cara estaba hecha un desastre, y aunque la belleza no había desaparecido, estaba manchada de morados y azules, uno de sus ojos aún sangraba. Debajo de las uñas y en los dedos había sangre seca, pero sus brazos no presentaban heridas. Jesper sabía que ella había dado mucha pelea para salvarse. 

 Se preguntó si este era el aspecto que tenía cuando Kaz la había encontrado hacía tantos años, se preguntó si tal vez había sido peor. No reflexionó mucho porque el dolor que le causaba en el pecho era insoportable. Sus ojos se dirigieron hacia la puerta antes de que se abriera de golpe. 

 Jesper se volvió justo a tiempo para ver entrar a Kaz, quien se había cambiado y duchado después de llegar al Barril. Sabía que lo había hecho antes de ver a la chica para evitar que la sangre que había cubierto su ropa y su cara desencadenara algún recuerdo no deseado.

 Era la primera vez que ella lo veia despues de que se la hubieran llevado. Jesper sabía que Kaz era su última esperanza de traerla de vuelta con ellos. Vio el momento en que la inquebrantable mirada de Kaz se encontró con el rostro de T/N y pudo darse cuenta, sin lugar a dudas, de que la ira le consumía una vez más. 

 Su mandíbula se apretó al ver los moratones, y su mano se apretó a su lado, sus nudillos blancos alrededor de la cabeza del cuervo tallado. Parecía dispuesto a reducir la ciudad a cenizas en venganza, pero de algún modo, Kaz consiguió controlar la rabia. La gélida ira en sus ojos que había asustado a Jesper hasta la médula, se derritió cuando se agachó frente a ella. 

──── ¿Estás conmigo? ──── ella parpadeó una, dos, tres veces. Luego asintió, y Jesper no pudo evitar el suspiro de alivio que salió de sus labios. 

 Ella estaba aquí, rota y dañada, pero aquí con ellos. Con eso bastaba. 

 La mano enguantada de Kaz avanzó hacia ella y se detuvo a unos centímetros de su cara, rozando su mejilla magullada. Con cuidado de no tocar ninguna piel, apartó parte del pelo de la cara de T/N antes de empuñar la mano y devolverla a su lado. 

 Jesper apartó la mirada, algo en aquel acto le parecía más íntimo de lo que parecía. Entrometido como era, escuchó. 

──── Ellos me... me tocaron ──── la voz era débil y temblorosa, muy distinta de la de chica que Jesper conocía. Una voz que rogaba no volver a escuchar nunca mas en su vida.

──── Los hice pagar por eso ──── 

──── ¿Sufrieron? ────

Un corto pero entendible silencio se formo entre ambos antes de que Kaz dirigiera su vista de nuevo hacia el rostro de la muchacha, tomando valor para mirar lo que su imprudencia habia generado.

──── Sí ────

──── Bien ──── apenas era un susurro pero las palabras eran sorprendentemente firmes. Jesper no podía ver pero oyó los golpecitos. 

Tres veces. El dedo de Kaz contra la barandilla de madera de la escalera. 

──── No fue tu culpa ──── Jesper frunció el ceño, increíblemente confundido por las palabras que la chica acababa de pronunciar. 

Toque, toque, toque. Suave y genuino.

──── Yo también te quiero ──── todo encajó en ese preciso instante, la confusión se desvaneció. Jesper quedó mareado al darse cuenta de que los golpecitos de Kaz significaban absolutamente todo. 

 Eran su forma de decirle que le importaba. Que el se preocupaba por ella, que la queria.

 Nadie lo sabía, nadie entendía la acción, y tal vez por eso Kaz seguía haciéndolo. Pero ahora Jesper lo sabía, ahora lo entendía. 

 Y partir de ese día, empezó a girar sus pistolas tres veces antes de salir a sembrar el caos.




───── 𝐖𝐑𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 𝐁𝐘

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