💚┋ PRIMER DÍA (parte 2)
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Jackson miraba con asombro y curiosidad el patio de recreo. Había un pequeño parque, un lugar lleno de árboles que daban sombra, un arenero, y un espacio de asfalto para jugar con la pelota.
Para ese entonces, el chino ya había hablado con muchos niños y niñas, había jugado con ellos y se había divertido con todos. ¡Le gustaba mucho ese lugar!
A lo lejos divisó al otro niño nuevo de su salón, leyendo un libro apoyado en un árbol. No tenía a nadie a su alrededor y eso a Jackson se le hizo feo.
—Se debe de sentir triste, pero super Jackson está al rescate.
Con la idea de ser el héroe que salvara al chico de su soledad, se encaminó hasta él y se sentó a su lado, llamando su atención, pero esta duró poco, ya que volvió su vista al libro.
—¡Hola, soy Jackson! —exclamó el niño con alegría, haciendo que el contrario apretara sus ojos por tan estridente ruido.
—Sé cual es tu nombre, te presentaron junto a mi —soltó el niño con acidez, intentando retomar su lectura.
—Tú eres Kiyoon, también te recuerdo.
—Jinyoung, mi nombre es Jinyoung. Estoy leyendo, así que no me molestes.
Jackson ladeó su cabeza y se acercó para leer lo que estaba en el libro que sostenía Jinyoung, pero abultó sus labios al no entender nada. —No sé leer.
—Mal por ti —respondió sin quitar su vista del libro.
—¿Y de qué trata tu libro?
—No es mi libro.
—Pero tú lo tienes.
—Pero no es mío, es de la biblioteca. Solo lo tomé prestado.
—Ahh, entonces de qué trata el libro.
—De una historia.
—¿Qué historia?
—¿No te puedes callar? —soltó Jinyoung exasperado, ahora sí mirando a Jackson. El chico lo miraba interesado, como si sus respuestas cortantes no hubiesen tenido efecto en él. Se sintió algo mal, así que respiró hondo—. Es sobre una condesa que-
—¿Qué es una conesa?
—Condesa —corrigió—. Y es un título que reciben algunas personas de los Reyes.
—No entiendo —dijo Jackson triste, haciendo un puchero.
—Imagina que soy un Rey.
—¿Puedo ser yo el Rey?
Jinyoung frunció el ceño, —No estamos jugando.
—Pero... ¿Puedo ser yo el Rey?
Paciencia, eso era lo que pedía Jinyoung en ese momento. —Imagina que eres un Rey.
—Un Rey muy poderoso y que todos quieren por ser muy genial —interrumpió nuevamente el niño, alzando sus brazos al aire—. Muy rico y guapo, ¿Verdad que soy guapo, Jin?
El contrario resopló, cerrando su libro y dejándolo a un lado. Esto iba para rato.
—Sí, Jackson, serás el Rey que tú quieras.
—No dijiste si soy guapo o no —se quejó el niño—. Tú eres muy guapo, ahora dime que soy guapo.
—No quiero hacerlo —se cruzó de brazos.
—¡Jinyoung-ah! Ya no me gusta este juego.
—Nisiquiera estábamos jugando.
—¡Malo, malo, malo, malo, malo, ma-
—¡Sí, eres muy guapo! ¡El niño más genial e increíble de todos!
El pecho de Jinyoung subía y bajaba con rapidez, demostrando la molestia del niño en ese momento, pero esto no fue impedimento para Jackson, quien abrió sus brazos y tomó a Jinyoung en ellos, sacudiéndolo en un hiperactivo abrazo.
—¡Gracias, Jinyoung! ¡Eres el mejor amigo que he tenido!
—No somos amigos, Jackson... —murmuró Jinyoung con dificultad, puesto que su cara estaba aplastada contra el pecho del niño.
—¿Ah, cómo que no lo somos? —alejó al Jin y lo miró con burla—. Lees muchos libros y eres un bobo, ¡Claro que somos amigos!
Jinyoung iba a quejarse, pero una de las mujeres que ahí trabajaba comenzó a llamarlos para que entraran al recinto. Ambos se levantaron y Jackson extendió su mano hacia Jinyoung, quien la miró con algo de recelo al verla algo sucia y llena de tierra.
—Vamos juntos al salón, amigo. Tienes que sentarte a mi lado para que sigas contándome sobre esa coneja.
—Condesa, Jackson.
—Sí, sí, eso. Vamos —sin esperar por la afirmación del contrario, Jackson tomó la mano de Jinyoung y tiró de él para entrar al salón.
Un nuevo amiguito, ¡Estaba tan feliz por eso!
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Bambam salió en busca de su mamá en su salón. Youngjae se iba a quedar con Wheein durante el recreo para enseñarle un poco para que estuviera al mismo nivel que los demás.
Su mami estaba encargada de los bebés, así que solía ir con ella y pasar un rato con los pequeños.
—¡Mami, estoy aquí! —exclamó el niño al llegar al salón, abriendo la puerta y encontrando a su madre, quien le hizo señas para que se mantuviese en silencio.
Tapó su boca con ambas manitos y se acercó a su mamá caminado en puntas.
—No hagas mucho ruido, bebé. Algunos están durmiendo aquí —susurró la señora señalando algunos de los niños durmiendo en paz.
Bambam miró a todos los niños con una sonrisa en su rostro, y miró a lo lejos que uno estaba despierto, jugando con algunos bloques. —Mami, él está despierto.
—Su nombre es Yugyeom, apenas llegó hoy.
—¿Puedo ir a jugar con él? —preguntó jugando sus manitos y mirando a su mamá con emoción.
La mujer sonrió y dejó un beso en la frente de su hijo, —Recuerda no hacer mucho ruido. Yugy no sabe hablar todavía, pero puede entender lo que dices.
El niño asintió, y se acercó hasta el pequeño bebé que miraba concentrado sus cubos de colores.
—Hola, Yugyeom~ —saludó Bambam con suavidad, llamando la atención del mejor, quien lo miraba con los ojitos brillantes—. Woaah, que bebé tan bonito eres.
Yugyeom sonrió y le tendió uno de sus cubos a Bambam, comenzando a jugar entre los dos. Bambam armaba una torre, y Yugyeom le pasaba más material para que la terminara.
—Me llamo Bambam, ¿Puedes deci mi nombre? "Bam-bam".
El bebé lo miró con curiosidad y abrió su boquita, pero volvió a cerrarla y sonrió, pasándole otro cubo a Bambam.
—¿Sabes, Yugy? Hoy tuve mucha suerte —comenzó a hablar Bambam, teniendo la atención del bebé—. Conocí a un nuevo amigo, y ahora no toy tan solito.
Yugyeom lo miró y gateó hasta Bambam para tomarlo en un torpe abrazo, cuya acción fue correspondida por un muy feliz Bambam. Se separó del mayor y volvió a su lugar, tomando más cubos y los sacudió con una enorme sonrisa en el rostro, mostrando solo los dos dientecitos delanteros.
—También te tengo a ti, Yugy. Eres mi nuevo amigo.
El bebé sonrió y aplaudió.
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