── 006
❝ ALIVE ❞
SIMON RILEY ✗ FEM! oc
menciones de muerte
TU CORAZON LATE LENTO BAJO SUS DEDOS Y SIMON LOGRA RESPIRAR CON NORMALIDAD DE NUEVO. No es que dudara de tu estado, simplemente necesitaba verlo por sí mismo. Simon no había podido visitarte desde la misión, pero ahora que estabas en buenas manos podía relajarse y sentarse a tu lado, compensando el tiempo que no estuvo a tu lado en una situacion tan dificil y dolorosa.
──── Lo siento, cariño ──── susurra, parpadeando rapidamente, tratando de disipar aquello que nubla sus ojos. Siente la máscara tapada en la cálida habitación, pero no se preocupa lo suficiente como para quitársela, ni siquiera cuando la pintura que rodea sus ojos empieza a mancharse y desvanecerse.
Tarareas suavemente, girando un poco la cabeza hacia él mientras tu cuerpo se remueve para hundirse más en el colchón de cartón que era tu cama de hospital en la enfermería. simon suspira, pasando sus dedos por tus nudillos; te estremeces un poco, tu mano flexionándose bajo la sensación plumosa de su tacto, Simon deja de hacerlo no queriendo molestarte.
──── ¿Simon? ──── murmuras, con la voz entrecortada por la medicación y el sueño.
──── Estoy aquí, muñeca ──── responde en voz baja, y tú tarareas.
──── Hola ──── sonríes un poco, sin molestarte en abrir los ojos debido a la pesada sensación de plomo en ellos, tu mente se siente aun o mas pesada, pero tratas de concentrarte en el calor y en la voz del hombre a tu lado.
──── ¿Cómo te sientes? ────
──── No muy mal... pero estoy tomando una medicación tan fuerte que me esta pateando el trasero ──── vuelves a mover los labios hacia arriba y Simon suelta una pequeña carcajada. Su mano aprieta la tuya y tú exhalas suavemente por la nariz, relajando el cuerpo ante su toque.
──── No te deprimas, ¿si? No es la primera vez que vengo aqui ──── tu voz suena ronca y rara con la medicacion , pero tus palabras son sinceras.
──── Lo digo en serio, ¿sabes? ──── abres por fin los ojos y le tocas el antebrazo.
──── Sé que lo dices en serio ──── afirma Simon, su mirada suave y tierna recorre cada detalle de tu rostro, memorizandote.
──── Bien. Que yo me haya hecho daño no significa que tú tengas la culpa. Todos nos separamos, nadie podía haber hecho nada ──── respondes, sonriendo un poco.
Hubo un pequeño silencio entre los dos, pero no uno incomodo, sino de aceptacion.
──── Eres imposible, ¿lo sabías? ──── murmura Simon después de que el silencio se desvanezca con el sonido de pasos al pasar. El se queda a tu lado todo el tiempo que puede antes de que los médicos lo echen, sabiendo perfectamente que volverá al día siguiente, una vez que se hayan resuelto todas las pequeñas tareas que tenía que hacer.
Simon vuelve después de su ducha que tomó después del entrenamiento, su pelo está húmedo bajo la capucha y su máscara real ha desaparecido, dejándo solo el pasamontañas que lleva debajo. Esta vez estás despierta, pero relajada mientras tus dedos recorren los vendajes.
──── Hola, linda ──── murmura, y abres los ojos.
──── Hola, Simon ──── la forma en que su nombre sale de tu lengua le hace sonreír.
──── Tienes que rescatarme, Si. La recuperación es tan aburrida ──── bromeas, yendo a sentarte. Simon te empuja suavemente hacia abajo, sentándose en la silla a tu lado.
──── Oye, la recuperación es importante, no quiero que te queden heridas duraderas, ¿bien? ──── murmura, y tú suspiras ──── Deja de darle la razón a todo el mundo ──── pones los ojos en blanco, pero él se da cuenta de que estás bromeando porque esbozas una sonrisa y le besas los dedos que antes estuvieron acariciando tu magullada mejilla.
Simon te deja hablar de las cosas, tomando nota de todos los regalitos y tarjetas de "mejórate pronto" que te han dado. Él también tiene que darte uno.
──── Así que, sí. así es como me rompí el brazo el primer día de entrenamiento ──── suspiras, y él tararea suavemente.
──── Suena duro... ──── el simpatiza, y tu tarareas, y aunque quisieras que el tambien te contase algo, sabes que es mejor no pedirle historias a cambio, cualquier cosa que te contara seria por su propia voluntad cuando estuviera listo.
──── Johnny me dejó un libro, pero ya sabes cómo soy... ──── te quedas en blanco, y Simon pone los ojos en blanco.
──── Sí, sí. ¿Dónde está? ──── pregunta, y tú señalas la mesilla de noche ──── En el cajón de arriba. Gracias, Si ──── sonríes ampliamente mientras él coge el libro, uno con el que no estaba familiarizado, y abre la portada.
Te habías quedado profundamente dormida justo después de que Simon terminara de leer el quinto capítulo, así que dejó el libro y se levantó un poco la máscara para besarte suavemente la frente. Aunque no se va todavía, no tenía nada más que hacer, así que solo se sienta y te vigila, sin perder de vista tus constantes vitales y las máquinas que te rodean.
Parecías estar bien, pero Simon sabe lo fácil que sería que te pusieras peor; lo había visto antes y, la verdad sea dicha, lo aterrorizaba.
Simon recibe de Johnny la noticia de que habías sufrido un paro cardíaco y de que te habían reanimado, y suelta su arma de fuego, sobresaltando al pobre Gaz, que intentaba conseguir algunos consejos. Corre por la base como si su vida dependiese de eso, ignorando las miradas preocupadas y a cualquiera que intente detenerle. Al irrumpir en tu habitación, Simon ve a Price ya allí, con los brazos cruzados mientras observa al médico comprobar tu visión con una linterna de bolsillo.
──── Sólo sigue la luz aquí, lo estás haciendo bien... ──── murmura, observando tus ojos cuidadosamente ──── Todo parece estar bien... eso estuvo cerca ──── el doctor se pone de pie, y Price habla.
──── ¿Tenemos que enviarla a casa? ──── pregunta, y tú te tensas.
──── ¡No quiero irme a casa...! ──── frunces el ceño, pero el médico suspira.
──── Si sigues empeorando puede que haya que hacerlo ──── responde, y tú suspiras. ──── ¡Simon...! ──── le suplicas en silencio, le ruegas que se ponga de tu parte, y sin embargo él también suspira.
──── Deberías hacerles caso, el médico tiene razón ──── le miras con el ceño fruncido, dándote la vuelta. A Simon le duele el corazón, pero Price te palmea el hombro con suavidad.
──── No te preocupes, niña. Sólo están cuidando de ti ────
Simon se aparta para dejar salir a los dos y se sienta a tu lado. El deseo de querer gritarle a algo o a alguien lo invade, pero nunca lo haria contigo, nunca te levantaría la voz.
──── Por favor, háblame ──── te suplica, apretándote un poco la mano que estaba sobre el colchon.
──── No quiero irme a casa ──── murmuras, y él asiente un poco.
──── Lo sé, pero si se pone grave tendrás que ir a un hospital de verdad ──── responde Simon, aunque también le aterra la idea. Separarse de ti nunca esta en sus planes, ni en el campo de batalla ni aun menos en esta situacion donde tu estas tan delicada. El necesita estar a tu lado para saber que sigues ahi, que sigues con el.
──── ¿Cómo ha podido pasar esto? ──── pregunta, y tú te encoges de hombros.
──── No estoy segura... simplemente ha pasado... me he ido dormir una siesta y me desperte con un maldito desfibrilador dándome descargas que me sacaban el aire ──── frunces el ceño, apoyando la cabeza en su ancho hombro, comoda en el calor que Simon desprendía.
──── ¿Cómo te sientes ahora? ──── pregunta Simon, apartando la mano de la tuya para frotarte la espalda.
──── Me duele el pecho y estoy mareada... el médico dice que es porque me han devuelto a la vida ──── suspiras, y él tararea.
──── Mientras estés bien... ────
──── Quiero salir de esta maldita habitación, Simon ──── te quejas. Habían pasado dos días y te encontrabas bien.
──── Lo sé, muñeca ──── responde él, esperando a que te calles para volver a leer el libro que te interesaba bastante. Suspiras con cansancio, llevando su otra mano hasta tu mejilla, haces un mohín y él suspira.
──── No es tan malo, cariño ──── murmura, y tú te burlas ──── Mira el lado bueno, ahora Jhonny no puede ser un dolor en el trasero aqui adentro, asi que tienes paz... ────
──── Es horrible... quiero volver a la normalidad ──── respondes, y él canturrea.
──── Bueno, para eso tienes que ponerte mejor ──── Simon te mira, y tú te derrumbas un poco bajo su mirada.
──── Bien, bien... ──── te rindes, quedándote callada una vez más para que él pudiera seguir leyendo.
Simon suspira al entrar en tu habitación luego de irse por orden de los medicos hacia solo unas horas, echando un vistazo a tu cama mientras va a cerrar la puerta. Solo para encontrarte apenas en pie tratando de sujetarte (sin mucha suerte) de tu IV, las rodillas te tiemblan al dar siquiera un paso.
──── Mal momento... ──── murmuras cuando tu pareja se abalanza sobre ti y te sienta.
──── Qué inoportuno ni qué mierda, ¿en qué estabas pensando? ──── te pregunta, y tú suspiras.
──── ¡Estoy aburrida, Simon! ¡Quiero hacer cualquier otra cosa que no sea estar en esta maldita cama todo el día! ──── te quejas, y Simon suspira, cansado de tener que discutir contigo como si fueses una niña pequeña.
──── Hablé con el médico antes de venir, ¿bien? Saldrás pronto ──── te asegura, sus manos frotando de arriba hacia abajo tus brazos cubiertos de cortes y moretones, mientras veia hacia abajo donde tu estabas sentada con los pies colgando de la cama.
──── Eso es lo que dijeron hace dos semanas y luego me morí, mierda ──── sueltas, logrando que se estremezca.
──── Amor... ──── te quedas a medias, con la voz entrecortada, dandote cuenta del peso que tus palabras tuvieron con Simon.
──── No, no... lo entiendo. Es duro ──── responde, sentándose a tu lado en la cama, frunces el ceño, inclinándote hacia él. Apoyas tu menton sobre su hombro para mirarlo, aunque el no devuelve el gesto.
──── Sólo quiero irme, Simon... ──── susurras, y él asiente.
──── Lo sé, muñeca. Ya falta poco ────
Pasan las semanas y cada vez estás más aburrida. Siempre has sido un soldado a la que le gusta meterse en problemas, especialmente durante el entrenamiento; eras práctica y ágil, y muchos te elogiaban por ello. Simon te trae todo lo que puede para mantener tu cordura a raya, incluso intenta que dibujes algo para tratar de distraerte.
Cada día que pasa estás más irritada y molesta, así que Simon retrocede un poco, reduciendo sus horas de trabajo en la base para traerte libros... sólo para leértelos, pero era algo. Así que, cuando el día en que el médico te dice que puedes volver a la base, estás eufórica, con una amplia sonrisa en la cara mientras recoges tus pertenencias. Simon mantiene su mano cerca por si te caías, aún inseguro de que te fueras antes, pero el médico lo apartó y le dijo que era sólo por tu salud mental y que te vigilaría de cerca.
Suspiras pesadamente mientras Simon te ayuda a entrar en la habitacion que compartes con el teniente, viendo como te dejas caer en la cama con una mueca.
──── Cuidado, linda, no necesito que vuelvas a entrar a urgencias tan pronto ──── murmura, dolorosamente consciente de los puntos de sutura de tu costado, que llegaban hasta tu estómago.
──── Sí, sí. Prefiero que me corten en rodajas y casi desangrarme otra vez antes de volver a esa maldita enfermería ──── Simon suspira ante tus contundentes palabras, sentándose a tu lado. Aunque admiraba tu forma de hablar sin rodeos, habian veces que maldecia tu don.
──── Esperemos que no vuelva a ocurrir, ¿bien? ──── murmura, y tú te arrepientes de lo que dijiste.
──── Lo siento... ──── respondes, murmurando en voz baja.
──── No pasa nada... ──── Simon suspira, dejándote tirar de él para que estuvieran los dos tumbados en la cama, uno al lado de otro.
──── Déjame ver tu bonita cara... ──── murmuras, quitándole la máscara. Simon sonríe, besándote dulcemente los labios mientras tus pulgares recorren suavemente las cicatrices descoloridas de su piel.
──── Eso fue lo peor de quedarme ahí, no podía verte bien ──── murmuras, besándole de nuevo.
──── Callate ──── susurra Simon, acurrucándote contra su pecho y cuidando de no lastimar aun mas tu herida. Sus inmensas manos hacen caricias en tu espalda como una forma de relajarte, cosa que logra.
──── Pero es verdad... ──── respondes, apretando un poco su cintura mientras tu cabeza se apoya en su pecho. Al final, te quedas dormida, envuelta en sus brazos.
Cuando Simon se despierta, trata de no moverse demasiado al verte enredada entre sus piernas, con la cabeza pegada en su cuello, profundamente dormida.
Se siente bien al tenerte tan cerca una vez más.
Gimes suavemente mientras Simon se mueve, aferrándote aun más fuerte a su cintura para evitar que escapara.
──── Deja de moverte... ──── murmuras, enterrando la cara aun mas en su cuello, tu nariz justo donde se sentia su pulso.
──── Lo siento, amor ──── exhala Simon, apoyando la barbilla en tu cabeza.
Te despiertas en una cama vacía, pero sin pitidos de maquinas ni ese horrible olor a hospital que te rodeaba. Con sueño, te estiras y bostezas, frotando tus ojos tratando de despavilar.
──── ¿Simon? ──── preguntas, incorporándote. Miras hacia donde esta él en un costado de la habitación haciendo sus ejercicios matutinos.
──── Buenos días, muñeca. ¿Dormiste bien? ──── pregunta, como si no estuviera levantando todo el peso de su cuerpo en una barra de dominadas que había colocado en el baño de la habitación.
──── Sí... bien ──── murmuras, tomándote tu tiempo para apreciar cómo los músculos de su espalda se ondulaban con cada levantamiento.
──── Que lindos musculos, LT ──── le felicitas, disfrutando de cómo vacila durante una fracción de segundo.
──── Ya basta, tengo que terminar esto ──── regaña, pero no hay severidad en sus palabras.
──── Sí, señor ──── te levantas con cuidado justo cuando llaman a la puerta, así que la abres mientras Simon sale del baño.
──── Hola, Doc. Creía que me habia librado de usted ──── le dices con suavidad, y él sonríe.
──── Se equivocaba, señorita ──── responde él, entrando en la habitación.
Sus manos enguantadas en látex están frías al pasarlas por la sensible herida, puedes ver a Simon mirando al doctor por encima del hombro, su rostro esta serio pero sus ojos vacilan entre tu herida, el doctor y tu, lo que casi te hace reír.
──── Los puntos aún no están listos para ser retirados, pero deberían estarlo después de unas semanas más, lo que significa que no hay entrenamiento ──── te dice el médico, atrayendo tu mirada hacia su rostro. Simon se queda callado, pensativo por el hecho de que otro hombre te esté tocando tan íntimamente.
Te ríes suavemente, excusándote por tener "cosquillas" cuando el médico levanta las cejas.
──── Ya está. Volveré mañana para cambiarle el vendaje y ver cómo estás ──── dice despidiéndose.
La puerta se cierra y te ríes abiertamente de Simon, que frunce el ceño.
──── Basta ──── gruñe con falsa molestia, aunque no tarda en acercarse y rodear tu cintura con sus brazos, abrazandote de cerca.
──── Parecías tan enfadado. Es gracioso ──── te ríes, tirando de su máscara para besarle, sus labios se sienten desesperados y duros contra los tuyos. Sabes lo mal que lo debe estar pasando al no poder estar contigo de la forma que acostumbraban, al no poder besarte, abrazarte y follarte tan fuerte como solían.
──── No tienes por qué estar celoso, Simon ──── le arrullas, rozando con los dedos las cicatrices de sus mejillas ──── Soy toda tuya ──── notas que sus labios se mueven ligeramente mientras te besa de nuevo.
──── Sé que lo eres ──── responde él, tirando de ti hacia abajo para poder mimarte mientras aún queda algo de tiempo en el periodo libre de la mañana. Enredas tus piernas con las suyas, tus dedos recorren su pecho mientras empujas tu cabeza bajo su barbilla, completamente contenta con la posición.
──── Te quiero, Simon ──── murmuras, sonriendo ampliamente.
──── Yo también te quiero, muñeca ────
───── 𝐖𝐑𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 𝐁𝐘
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