3. God Of War Ragnarok [Thrud & Heimdall]
Loki acaba de irse de Asgard, y tanto Thrud como Heimdall tienen pensamientos muy diferentes respecto a ello.
Vivir en Asgard es difícil, y más aún cuando se avecinan tiempos complicados.
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Loki se había ido. Y ahora, Thrud vuelve a sentirse un poco más sola de lo habitual.
O quizá es que todo vuelve a la normalidad. No tiene ni idea, pero sabe que cuando Loki estaba en Asgard se sentía algo más acompañada, y sintiendo algo de calidez al expresar sus deseos personales, cuando suele ocurrir todo lo contrario. Y odia eso. Porque ahora su madre no para de repetirle que Loki es una mala influencia y que va a afectar de manera negativa a su futuro, y aunque no deja de ser trágico observar el duro criticismo contemplado en las pupilas de su madre, le hacen llegar a la conclusión de que ella está en lo cierto en cada una de sus palabras.
Total, que ya ha salido del cuarto de sus padres de discutir con su madre y ahora empieza un día corriente en Asgard.
Y con día corriente, se refiere a subir a las mesas, echar un vistazo, ver a algunos de esos soldados de Helheim inmortales comiendo y, cómo no, al insoportable de Heimdall al final de la mesa, en soledad, seguramente pensando en la siguiente persona a la que le va a leer la mente. Thrud no lo soporta, pero tampoco cree que nadie lo haga.
Y se resiente cuando dirige la mirada hacia él. De normal, su actitud fastidia diariamente a Thrud, pero es que después de ese enfrentamiento que le ha dejado tan seca, no es capaz ni de verle a la cara. Seguramente esté leyendo algo así de dentro de su mente, pero pretende hacer como que no le importa.
Ugh, seguramente se encuentre entonando alguna expresión facial de orgullo. Lo puede visualizar en muy poco tiempo.
Y es que de hecho, el Dios se encuentra viniendo hacia ella. Thrud no quiere lidiar con esto ahora, pero Heimdall es demasiado insistente con su simple presencia aplastadora, que sólo le hace pensar en lo mucho que no le soporta.
Ni siquiera entiende de qué quiere alardear. Podrá hacer entender al Padre Supremo todo lo que quiera, y Loki podría haber cometido un error, pero eso no quita que Heimdall era la persona que debía de estar vigilándoles cuando ocurrió lo de Gar. Él también tiene culpa de lo sucedido, pero duda que su orgullo le permita verlo.
Y es que antes, enfrentándose a él, estaba enfadada. Ahora está triste, apagada, decepcionada y desesperanzada, después de hablar con su madre, y de todo lo sucedido con Loki.
—¿Estás pensando en tus errores? —le pregunta, sin un mínimo saludo. Tiene su voz tan quemada que ya no sabe cómo reaccionar ante ella con otra expresión que no sea de disgusto.
—¿Por qué no lees mi mente y ya? Seguro que es más fácil que esperar que te den las respuestas —le responde Thrud, cansada. Intenta evitar el contacto visual con el tipo, pero es imposible. Aquellos ojos púrpura chillones están hechos a medida para su portador.
—Oh, pero no me hace falta. Seguro que tu error se encuentra carcomiendo tu mente. Ya sabes, fallar en una misión del Padre Supremo... No es algo que se pueda olvidar con facilidad.
—Déjame en paz. Ya has tenido antes tu momento de superioridad, ¿No crees? —le responde, bruscamente.
Y así sin previo aviso, Thrud consigue escapar de la situación, sin darle tiempo a Heimdall de hablar, lo cuál es un logro. Ya está lo suficientemente harta de él.
Heimdall, por su parte, se da media vuelta mientras observa cómo Thrud se va, para después retornar a su sitio de antes.
Y así vuelve a sus pensamientos de antes, que son menos tranquilizadores que aquellos de los demás.
Muchas veces Heimdall no entendía por qué Odín permitía que personas como Loki se le acercaran, a sabiendas de que tenía en mente la fuerte idea de traicionarle en algún momento.
Pero no lo cuestiona, ahora espera que el chico esté lejos y que no piense en volver durante un largo tiempo, y al fin y al cabo el Padre Supremo siempre acaba teniendo la razón en estas cosas, y está convencido de que el chico le es útil. Sólo deberá de tener fe ciega en él, como siempre.
Cierto es que los tiempos últimamente están muy raros. Bueno, lo llevan siendo desde la muerte de Baldur, y todo eso del Fimbulwinter, a pesar de que muchos de sus fenómenos meteorológicos no afecten a Asgard.
Se huele en el aire algo extraño, difícil de identificar. Quizá sea el Ragnarok, que se aproxima, y nada más pensar en él de forma inconsciente se agarra al Gjallarhorn, del cual no se piensa separarse hasta que su propia muerte le obligue a ello.
Se avecinan acontecimientos complicados, de eso está seguro por mucho que confíe en los planes de Odín.
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