OO5
Cuando toda la casa estaba en completo silencio, la cabeza de Amelia aún seguía despierta.
La castaña no dejaba de pensar en esa injusta placa. Marcos y Agustín son buenas y amigables personas, aunque esta segura que el que se ira es Holder, pero la gente afuera tiene el poder. Además de andar pensando en eso, también extraña mucho a su familia. Esta claro, ella tenía una rutina junto a su madre y ahora tenía que hacer su propia rutina con dieciocho personas a su alrededor.
Ame no dejaba de moverse en la cama, se sentía incómoda y las cámaras la incomodaban mucho. Se sentó en la cama para pensar en que hacer para poder dormir, su cabeza caía por el sueño pesado que tenía, pero no lograba consiliar el sueño. Así que se levantó en busca de un vaso de agua.
Estuvo sentada en la mesa por varios minutos pensando en muchas cosas y hablando consigo misma, tratando de resolver sus cosas y explicándole a las cámaras lo mucho que extraña a su familia. No fue tan poco el tiempo en que comenzó a soltar lágrimas en las que se convirtieron en un llanto silencioso. La castaña trataba de calmarse, pero la intensidad de su llanto no cesaba. Quiso enfocar su vista en las luces encendidas del patio, pero las lágrimas le impedían lograrlo.
Respiró hondo, se tomó sus minutos para volver a calmarse, pero era imposible. Al estar sola y que su mente le haga la contraria, eso la hacía llorar aún más.
—¿Ame? ¿Qué te pasa? —la voz de Agustín llegó a los oídos de la castaña. Ella solo trató de esconder sus lágrimas frente a su amigo rápidamente—. ¿Por qué lloras? ¿Te hicieron algo?
—No, no —Ame suspiró profundamente—. Solo extraño a mi mamá.
La castaña se rió de sí misma, no le daba vergüenza decirlo, pero pensaba que para ellos si lo es.
—Ey, no te preocupes —Agus se sentó al lado de su amiga—. Todos acá extrañamos a nuestras familias, pero esta es una experiencia única donde hay que aprovecharla al máximo. Además, está bien que los extrañes, también esta bien desahogarse.
Amelia lo miró por unos segundos y asintió. Amaba que su amigo pudiera calmarla. Necesitaba eso.
Agus se desesperaba porque ella no le respondía.
—¿Querés que llame a Marcos? —Agus la miró curioso. Podía controlar esta situación, pero sabía que compartía más tiempo con Marcos y él podría ser de más ayuda.
—No, no —Amelia se desesperó—. Debe estar en el quinto sueño, no vamos a molestarlo —se levantó de la silla y Agus imitó su acción.
Amelia se despidió de Agus quien se fue directamente a la habitación, ella volvió a tomar un vaso y entró al baño a hacer sus necesidades, se lavó las manos y también la cara para calmar el color rojizo de sus ojos. Ya al estar en la puerta de la pieza de las chicas, la puerta de la otra habitación se abre, dejando ver a un Marcos somnoliento a punto de caer dormido con cada paso que da.
—Prima —dijo con su voz ronca de recién despierto y una sonrisa forzanda—. ¿Te despertaste recién?
—Hace un rato —señaló el pasillo—. Voy a tratar de dormir otra vez, pero si me costo antes, no si se me pueda dormir ahora.
—¿Por qué no podés? —se apoyó en la pared.
Amelia cerró la puerta y se alejó un poco para también apoyarse en la pared a su lado. Soltó un suspiro cansador y al rato, con la poca claridad que las luces del patio emanaban, se digno a mirar a Marcos a los ojos.
—¿Estuviste llorando? —el más alto se separó de la pared para acercarse a su amiga.
Amelia trató de evitar su mirada. No quería responder ninguna pregunta, tampoco quería que él se preocurara por ella, ya es suficiente con el tema de que él está en la primera placa y que en el día había discutido con Juan frente a todos por no "prestarle atención". En ese momento quiso defenderlo, pero no podía, sabía que el podría solo, pero es su amigo y un pibe, ni Juan ni nadie podría hablarle así por una estupidez.
—No —habló en un tono bajo.
—¿No?
Negó con la cabeza.
—¿Y qué hacías sola?
—Fui a tomar a agua —lo volvió a mirar, pero esta vez lo enfrentó.
—Bueno —Marcos retrocedió.
Amelia volvió a suspirar.
—¿No podés dormir? —está vez Ame le preguntó a Marcos.
—Me desperté de golpe —frotó su ojo—, pero ya me voy a volver a dormir.
Amelia asintió alejando sus ojos de Marcos. No fue mucho el tiempo en silencio que estuvo con ellos. Ame quería entrar a la pieza y Marcos se moría de sueño al punto de parecer caer dormido en medio del pasillo.
—Mejor anda a la cama, te estás muriendo de sueño —Amelia se acercó a él y lo tomó de las manos.
—No, no es cierto —habló en un bostezo—. Me quedó con vo' hasta que te puedas dormir.
—Déjate de joder, anda a la cama, te vas a caer dormido en medio del pasillo —Amelia lo empujó de vuelta hacía la puerta.
—Bueno, bueno —Marco soltó una risa peresoza—. Que descanses, Lia —se giró para poder abrazarla y besar su cabeza.
—Vos también, nos vemos.
Por fin Marcos entró a la habitación, dejando a Amelia sola para ella poder ir a su cama. Entró despacio y en silencio para que ninguna se despierte por su torpeza, al llegar a su cama, se recostó de un saltó, haciendo despertar a la correntina en la cama de al lado.
—¿Qué pasa? — la rubia trató de mirarla en toda la oscuridad.
—Nada, fui a tomar agua —Ame se acostó en su cama.
—¿Estás bien?
—Si, tranqui. No podía dormir, pero ya me dió sueño —Ame le sonrió, aunque parecía que la rubia no la veía.
Coti estiró su mano para tomar la de Ame y la castaña la recibió con un apretón.
—Te quiero, rubia.
—Yo también, californiana.
Al poco tiempo, a Amelia se le fueron cerrando los ojos por el peso de sus párpados. El tanto llorar y pensar la agotó, pero ahora está más tranquila gracias a la ayuda de Agus y Marcos, y pudo conciliar el sueño rápidamente.
(•••)
—Ahh, que fiaca.
Amelia se había quejado por quinta en el día. Estaba sentada con Julieta en el sillón y hace unos minutos Marcos se sentó a su lado, los tres estaban tirados en el sillón con mucha pereza.
—Boluda, me estoy durmiendo —habló Juli apoyándose en el hombro de su amiga.
—Yo también, anoche me dormí a rajatabla —explicó Ame. Miro a Marcos, quien tenía sus ojos cerrados—. Éste también esta re cansado.
—Aww, esta re dormido —habló la rubia.
Marcos abrió sus ojos de golpe y se estiró, ocupando un poco de lugar de Amelia.
—Quédate quieto —se quejó Ame.
—Córrete —Marcos se acurrucó al lado de Ame.
—Ándate a dormir a la cama.
—No, ahí esta Alfa con los chicos y no dejan de hablar. Prefiero quedarme acá.
Julieta miró lo acurrucado que Marcos estaba junto a Amelia, así que se fue a la cocina con la excusa de ir a comer algo, pero fue para dejarlos solos y que estén más cómodos.
—¿Estás bien? —le preguntó Amelia a Marcos cuando Julieta se fue.
—Ajá.
—¿Seguro?
—Si, ¿por qué no iba a estarlo?
—Que se yo, para no incomodar —Amelia alzó sus hombros.
—¿Yo incómodo? Nada de vos me incomoda. Es más, prefiero pasar
más tiempo con vos.
Amelia se quedó callada por un momento, Marcos no siguió hablando, ya que se estaba durmiendo, pero ella se quedó ahí quieta, repasando cada palabra que Marcos le había dicho.
Cuando la noche ya había caído, y como era viernes, les avisaron a todos que habría una fiesta con temática fluor. A Amelia no le gustaba mucho el tema de todo fluor, pero necesitaba asistir a una fiesta. Quería cambiar de aire.
Les dieron a todos un vestuario que retiraron de la sala de descanso, cada uno tenía el nombre de cada participante y Amelia tomó el suyo con emoción para luego irse a la habitación y cambiarse.
El suyo consistía en un top negro con una franja naranja en medio y un pantalón largo y ancho con roturas grandes en las rodillas y más arriba, dejabo del pantalón iba la media de red también color naranja. A Amelia le encantó mucho su ropa, por lo que lo presumió con sus amigas.
—Ahh, que bombona —Coti la alago. La castaña sonrió agradecida y dió un giro para que la rubia viera como le quedó su ropa.
—Vos también estás hermosa, boluda —Amelia le sonrió a Coti, quien también le agradeció.
Las dos salieron de la habitación hacia los grandes espejos de al lado, donde había varios maquillándose y presumiendo su vestuario.
—Dani, haceme unos puntitos abajo de la ceja.
Daniela tomo el color anaranjado fluor y maquilló a su amiga, también se ofreció a hacerle unos retoques con sus maquillajes. Ame no es de usar tanto maquillaje, también es que le da mucha pereza maquillarse, pero ahora que tiene a Dani, sabe que va a quedar perfecta.
—¡Hermosa! —dijo Daniela al terminar de maquillarla.
—Gracias, Dani —Amelia abrazó a la castaña y se fue hacia la cocina, donde Alfa, Cone, Maxi y Juliana estaban ahí—. Buenas, buenas.
—Ey, ¿ya estás preparada? —le preguntó el Cone.
—Si, y muy ansiosa. Quiero ya una fiesta— Ame se sentó en las sillas de la mesada, frente a los cuatro mencionados.
—Estas hermosa —Juliana se acercó a abrazarla y darle un beso.
—Vos también, sos hermosa —Amelia se levantó para tomarle la mano a Juli y hacerla girar.
Cuando ya todos estaban listos, la voz de gran hermano se escuchó por toda la casa, dando el permiso para entrar a la siguiente sala y así comenzar la fiesta.
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