OO4.
—¡Volvé acá Nacho! —gritó Amelia al querer alcanzar al rubio.
Nacho le había robado el peluche de un oso felpudo que Amelia tiene desde que se mudó a Argentina. Ella se encontraba durmiendo abrazada al muñeco cuando Nacho se lo quitó, eso enfureció a la castaña y ahora Nacho esta la borde de la muerte.
—¡Eu, arragenla! —gritó el rubio pidiendo ayuda. Paso por la cocina, escondiéndose detrás de Romina quien estaba lavando—. Romi, ayúdame.
—¡Salí de ahí y dame el peluche Nacho! —gritó Amelia frente de la mesada.
—Nacho, dale el muñeco —le dijo la mayor.
—Pero me va pegar igual —Nacho miró con terror a Amelia.
La castaña es de un carácter muy fuerte, como se puede ver.
—Si, lo voy a hacer —le dijo. Miró a Nacho con cara amenazante.
—¡Boluda! Dejá de mirarme así —gritó Nacho.
Otra vez Nacho quiso salir corriendo de su lado derecho lejos de Amelia, pero chocó con Marcos quien es más alto que él y tuvo que mirar hacía arriba para lograr ver su cara. El alto se disculpó, pero Amelia le había dado tiempo a acercarse a Nacho y quitarle su peluche.
—Estúpido —Amelia golpeó a Nacho con su mano en un puño y él se quejó —. Gracias por detener a Nacho, Marquitos.
—¿De nada? —habló el más alto.
Amelia le dió un abrazo corto a Marcos quien también acepto sin pretextos. Nacho los miró al estar abrazos, cuando Amelía se fue hacia la habitación, Nacho la siguió por detrás.
—Gracias Marquitos, sos mi héroe —se burló el rubio mientras la seguía.
Amelia se detuvo en medio del pasillo a mirar a Nacho burlarse de ella.
—No le dije eso. Y si él no aparecía, no me iba a dar la oportunidad de tener a mi peluche de vuelta —Amelia lo miro seriamente y sin dudar lo volvió a golpear.
—¡Deja de pegarme, tarada!
—¡Vos deja de molestar, pelotudo!
—Bueno, ya está, perdón —Nacho tranquilizó a la castaña.
Amelia lo que miro ya más tranquila, se dio vuelta y entró a la habitación vacía aún con Nacho siguiéndola por detrás. Dejó su peluche en su cama toda ordenada como la deja todas las mañanas, Nacho se sentó en la cama de al lado y la se quedó mirándola mientras ella ordenaba las cosas de su mesita de luz.
—¿Qué me mirás tanto? —Amelia se rió.
—Nada, ¿por? —el rubio se sentó cruzado de piernas.
—¿Por qué estás pegado a mi? —Ame dejó de ordenar y sentó frente a Nacho.
—Porque sos buena onda, además, siempre estoy con Tomás, Juan y Martina, pero prefiero estar con vos.
Amelia nunca en su vida se había sentido tan querida, además de parte de su madre, solo que en este caso era de parte de una persona que apenas conocía y eso la hacía sentir sentir bien.
—Boludo, me vas a hacer llorar, ya estoy extrañando a mi mamá y vos venís con ésto —Amelia se tapó la cara.
Nacho se levantó y abrazó a la castaña, besó su cabeza mientras acariciaba su brazo. A pesar de la poca diferencia de edad, se siente como si fueran niños construyendo una amistad de la que después iría creciendo.
Cuando Amelia pudo calmarse un poco más, los dos decidieron ir a afuera hacía la pileta. Nacho salió de la habitación y así Amelia podía cambiarse rápidamente. Se colocó una remera ancha sobre su bikini negra, se ató el pelo en un rodete alto y salió descalza hacia afuera para buscar a Nacho. El sol estaba muy fuerte, por lo que suspuso que no eran más de las tres de la tarde. Buscó al rubio con la mirada hasta encontrarlo en las reposeras hablando con Martina a lo lejos. Al rededor de la pileta estaban Julieta, Dani, Marcos, Juan, Alfa y Juliana pegada a Maxi.
Al parecer la primera pareja de la casa estaba en camino.
La californiana se acercó al salteño que estaba en una de las sillas con los ojos cerrados tomando sol tranquilamente. Amelia se paró frente a él interponiéndose entre el sol y Marcos, lo que hizo que abriera sus ojos.
—Ey, prima. ¿Todo bien? —Marcos se reincorporó rápidamente en su lugar.
—Si, estoy en duda de si menterme a la pile o no —ella miro el agua, donde Alfa acababa de salir.
—Yo acabo de salir de ahí, el agua esta perfecta —dijo sin dejar de mirar a la castaña con una sonrisa.
—Bueno, voy a ir cuando Nacho se meta.
El salteño se hizo a un lado para darle lugar a Amelia, los dos pudieron encajar en la silla, no era perfecto, pero si cómodo para los dos. Se quedaron en silencio por un rato, Amelia cerró sus ojos por los rayos del sol pegando en su cara, mientras que Marcos estaba en duda si hablarle o no. Estaba nervioso.
—¿Tenés hermanos, Marcos? —soltó Amelia.
—Si, dos. Estudian en el extranjero — explicó.
—Uy, ¿dónde? —Amelia se giró para poder mirarlo.
—Mi hermano en Estados Unidos y mi hermana en Francia.
—Wow, que increíble —Marcos le sonrió—. De chiquita siempre quise visitar Italia o Francia, pero solo llegué a Estados Unidos, pero mi próxima parada será Inglaterra.
—Eso es interesante —Marcos de a poco cerró sus ojos—. ¿Vos tenés hermano?
—Tengo un hermanastro. Es del matrimonio anterior al de mis padres, es mayor que yo —hizo una mueca—. Es un pibe muy bueno y amigable, pero es de mucha plata y eso a veces cambia lo que una vez yo conocí.
—¿Él nació en Estados Unidos?
—No, es de Canadá y todavía vive ahí —Marcos la miro—. Si ya sé, tengo una familia muy extensa.
Marcos comenzó a reír. Nunca había conocido a alguien con una familia llena de personas de diferentes países. Ahora el querer conocerla más se volvía más interesante.
Marcos le propuso a Ame meterse a la pile, ya que veía que Nacho estaba hablando con Martina y se había olvidado de la castaña. Ella aceptó, así que se quitaron los micrófonos, Ame su remera mientras Marcos se bajaba por los grandes escalones de la pileta. Ame de a poco entró al agua fría, Marcos se acercó y le agarró la mano para que se sostuviera de él. Fue entrando de a poco, hasta que se mojo completamente solamente hasta el cuello.
—¿Está linda? —preguntó Julieta, quien estaba sentada cerca del borde de la pileta.
—Ajá —Ame le sonrió—. Vení, métete.
—Nah, gracias, ya me voy adentro a comer algo —Amelia asintió
—Espérame un rato y voy con vos —Julieta aceptó y le sonrió.
Amelia se quedó jugando en el agua un rato más, Marcos la veía divertirse con algo tan sencillo. Era una nena chiquita, todavía su nivel de madurez no había llegado al cien porciento.
Cuando ya fue suficiente de juegos, los dos salieron del agua, Marcos le dió una toalla a Ame para sacarse antes de entrar a la casa, Julieta ya estaba dentro asi que ella se colocó su remera y entró a la casa con Marcos detrás de ella, quien luego se fue hacia la habitación.
—Uff, tengo ganas de dulce de leche —mencionó Amelia.
—Podemos hacer galletitas con dulce de leche y otras con queso o mermelada —opinó Juli.
—Dale, y nos sentamos afuera en el sillón.
—Dale.
Las dos amigas prepararon unas cuantas galletitas, Amelia se preparó una chocolatada y salieron afuera. Daniela también se sentó con ellas y comenzaron a charlar como si fueran amigas de toda la vida.
Claro, bajo la mirada curiosa de la primer líder que no se quitaba de ellas.
(•••)
La noche había caído y hoy se sabría quienes son los primeros en la placa.
Amelia estaba muy nerviosa, antes no estaba así, no le preocupaba eso, pero ahora que el día llegó, ya no era igual.
Santiago del Moro estaba en la pantalla de la casa mencionando a los que si estan nominados y los que no. La castaña tenía un nudo en la garganta, su turno había llegado y no le gustaba la tensión de los cortes o pausas que Santiago hacia.
—Amelia —Santiago hizo una pausa—. Se te ve tranquila.
—No, para nada estoy tranquila. Esto me pone nerviosa.
—Si, bueno, es mucha tensión para todos —asintió—. Bueno, Ame. Vos, hoy...
Amelia tomó la mano de Julieta que estaba a su lado, gracias a ella podía sentirse algo más tranquila.
—¡No estás nominada!
Lia abrió sus ojos grandemente, estaba agradecída por esa respuesta. La mayoría le aplaudió y fueron a felicitarla, es la alegría de la casa y a todos le cae bien, obviamente nadie quiere que se vaya.
Luego de terminar con eso, Amelia se sentía bien por ella, pero mal por sus dos mejores amigos que si estaban en la placa. Cuando todos se levantaron del sillón, Ame fue a abrazar primero a Agus.
—Te quiero mucho, Frodo —Ame besó la mejilla de su amigo.
—Yo también, Lia —Agus le sonrió. De verdad la quiere mucho.
Ame se separó de Agus y fue hacía Marcos quien la miro con una sonrisa que fue más una mueca.
—Nah, no te me pongas así —le exigió la castaña. Agarró las manos del más alto—. No te vas a ir, yo sé lo que digo.
—La verdad no me quiero ir, pero hay que ser positivos.
—¡Exacto!
Marcos volvió a sonreír ante la castaña. Amelia no dudo en abrazarlo, lo que él también aceptó, Lia también besó el cachete de su amigo haciendo puntitas para alcanzarlo. No se despegó de él para que no se desanime, lo que hizo que Marcos no dejara de sonreír al estar junto a Amelia.
Tampoco la gente viendo el programa dejaba de sonreír al verlos juntos, se veía que conectaban bien juntos y eso emocionaba a cada uno de ellos.
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