7.

— Ya, pero no sé que es dualismo — bufó Jungkook abriendo el paquete de galletas que le había ofrecido a Jimin y lo dejó frente al rubio — no tienen veneno, come — dijo.

Jimin estaba sentado a la altura del escritorio del castaño mientras que Jeon yacía parado recargado en este, ambos tratando de no agarrarse a piñas y concentrándose en su trabajo. 

El peli rubio tomó una y se la llevó a la boca, él no era tonto.

Jungkook conocía la situación en la que antes su madre y él vivieron y aunque ninguno lo admitiera Jeon siempre bajaba la guardia primero sin embargo, era el más orgulloso de ambos cuando algo realmente le molestaba.

— Dualismo Jungkook — dijo Jimin limpiando migajas de su comisura — no entiendo cómo te llevan a representar al Colegio — hizo un gesto de desaprobación y volvió a su galleta.

— El dualismo según Platón básicamente es el espíritu y la materia — contestó Jungkook trayendo una silla consigo y abriendo su laptop. Jimin sonrió satisfecho, se le olvidaba que Jungkook era bueno fingiendo.

— Pueden juntarse, pero no se mezclan — murmuró Jimin viendo la pantalla de Jeon. Sus bandas emo eran todo una odisea.

— Cada palabra que salga de alguno de nosotros estará en este documento — dijo el castaño volteando a ver a Jimin, Park pasó su lengua por el interior de su mejilla y asintió — ese será nuestro ensayo, diario haremos una hora de esta charla, quiero que ese maestro se desmaye por leer tanto — sonrió.

— ¿Por qué? — cuestionó Jimin.

— Porque me juntó contigo — se encogió de hombros y regresó su vista a la página donde ya había algunas palabras escritas. 

Jimin no pudo evitar girar los ojos.

— Platón era un filósofo — habló.

— No me digas — contestó Jungkook irónicamente.

— Imbécil — respondió Park.

— I m b é c i l — susurró Jungkook mientras tecleaba.

— ¡Elimina eso! — gritó Jimin abalanzándose sobre el castaño y jalarle la patilla de su lindo cabello.

— ¡JIMIN! — se quejó.

— ¡Platón creía que el ser humano es en esencia un alma atrapada en un cuerpo, que a su vez se mueve en un entorno también únicamente material — decía el más pequeño — esto es... qué mientras la mente pertenece al reino de las ideas, todo lo demás, la materia a la que está anclada la mente, es una especie de prisión material! —.

El peli rubio soltó a Jungkook y este rápido masajeo la zona lastimada.

— Jimin es un enano gruñón — estiró sus manos al teclado de su laptop y escribió a cambio de lo que Jimin había dicho.

Miró de soslayo a Park y este tenía la cara roja, sonriendo se levantó y se echó a correr, sin embargo Jimin fue detrás de él y en un tropiezo cayó de cara por la entrada de su habitación, Jeon estaba por dar un paso más pero Jimin le tomó de su pantalón, impidiéndole el paso.

— ¡Nunca dejas de ser un idiota! — bufó el peli rubio debatiendo si soltar a Jungkook y levantarse o dejarlo ir por un segundos.

— ¡Ayuda, una garrapata me está atacando! — chilló Jungkook jalándose del barandal para zafarse.

— ¡Te odio! — dijo Jimin y soltó a Jeon. El castaño bajó corriendo las escaleras y no saben como ambos comenzaron a reír dando vueltas por el sofá más grande.

— J-Jimin, para, me duele aquí — se tocó una costilla.

— No, siempre haces lo mismo — retó el peli rubio para luego ágilmente brincar sobre los cojines y aventarse en peso completo sobre Jeon.

Al menos no pesaba tanto, pensó el castaño.

— ¡Jimin! — rio a carcajadas Jungkook pues el peli rubio sabía que el chico debajo de él era muy sensible a las cosquillas sobre su torso. — ¡Basta!

— ¿Jimin? — se escuchó desde el umbral de la puerta y de un segundo a otro los dos chicos habían dejado de sonreír.

Se reincorporaron y Jungkook apretó sus párpados.

— Es tu papá — susurró Jimin.

— Lo sé — el castaño caminó hasta encontrarse al mayor con sus ojos curiosos. — Hola...

— Kook — esbozó una sonrisa — creí escuchar que gritabas Jimin — dijo con intriga.

— Sí, Jimin está aquí — contestó sin dar muchas vueltas — solo para hacer un proyecto — se acercaron a la sala de estar donde Jimin terminaba de acomodar el desorden de segundos antes. Sacudiendo sus pantalones observó al señor Jeon.

El mayor se quedó estático, queriendo ir a abrazar al peli rubio, había crecido mucho y aunque no era su hijo, siempre lo quiso demasiado, estaba de más decirlo pero, cuando pensaba en él yendo y viniendo de diferentes lugares solo sentía su corazón oprimido.

— Señor Jeon — cortó Jimin sus pensamientos.

— H-Hijo... ¿cómo has estado? — preguntó con un diminuto nudo en la garganta — eres más alto — habló.

— Já — se burló Jungkook detrás.

— Tu rostro es más hermoso — alabó el mayor acercándose poco a poco. Jimin miró a Jungkook pidiéndole, rogándole dejarle dar un abrazo a ese señor que tanto apreciaba, el castaño sintió su sangre hervir.

Nada de eso tenía sentido, Park no podía estar siendo serio con algo así, podía ilusionar a su padre de nuevo pensando que su madre quiere volver.

— Jimin ya se iba — intervino el acercamiento de los contrarios.

El peli rubio mordió su labio inferior. — Cierto, tengo que... regresar a casa, es un poco tarde y hay más tarea — excusó Jimin y el mayor solo se mostró demasiado confundido.

— E-Está bien — ajustó su saco fingiendo aclarar su garganta — iré por agua... puedes regresar cuando desees — dijo yendo directamente a su cocina.

— Gracias — respondió Jimin y subió por sus cosas con Jungkook pisándole los talones.


— Era cierto cuando dijiste "nunca más" — suspiró Jimin viendo el atardecer.

Jeon se había ofrecido acompañar a Jimin hasta su hogar, ya que el remordimiento no lo soltaba.

— Escucha — pararon a unas cuantas casas — no quiero que papá siga sufriendo, no dejaré que piense si quiera que tiene una oportunidad con tu madre — espetó. — No deseo una vida así para él...

— Tenías quince años cuando gritaste que éramos las peores personas del mundo — soltó Jimin — eras pequeño, pero ya dabas miedo — rio moviendo su pie.

— T-Tal vez lo sigo pensando Jimin — el peli rubio subió su mirada apretando los labios — no quiero que se acerquen a él porque su corazón es muy noble, podría perdonarlos sin dudarlo —.

Park se quedó viéndolo un par de minutos más con los ojos cristalinos. 

Todo era tan estúpido, ¿por qué Jungkook seguía diciendo cosas que le dolían tanto? Jimin sabía perfectamente la clase de persona que era su mamá, pero, ¿al menos conocía bien al peli rubio? Odiaba tanto a Jeon que a veces solo quería que desapareciera de su vida.

— ¡Hola! — una tercera voz resonó y ambos enfocaron a Hoseok quién parecía muy alegre.

— Hola Hobi — contestó Jimin yendo lentamente a él.

— Hoseok — saludó Jungkook.

— ¿Qué hacían? — preguntó el peli rojo.

— Peleando — contestó Jimin.

— Como siempre — completó el castaño.

Hoseok rascó su nunca con nerviosismo y miró a Jimin quien estaba ahí, entonces supo que lo necesitaba. — Bueno, tengo que ir a ayudar a mi hermana con su...con lo que sea que esté haciendo — tomó la mano de Jimin y el más bajito le dio un apretón. — Nos vemos Kook — sonrió sin problema.

— Claro — metió sus manos a sus bolsillos y se marchó.

Hoseok le dio paso a Jimin y subieron a su habitación, del armario del peli rojo sacó un par de ropa de Jimin. — Mamá las llevó ayer a la lavandería, vamos a tu casa, te duchas y me platicas qué sucedió — soltó su amigo.

— Solo quiero que Jungkook siga haciendo sus bromas y nunca más me dirija la palabra para hablar temas serios — dijo rendido.

— Eso es muy inmaduro para un joven de diecinueve — reprochó Hoseok.

— No me interesa — puchereo Jimin con intención.

Necesito sentir algo,
porque estoy todavía muy lejos de casa.

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¡Abran sus apuestas!

¿Quién se va a enamorar primero ó... quién ya estaba enamorado?

Terminé mis tareas para poder venir a leerlas un rato, las amo mucho, descansen. 

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