11.
— Oh... Señor Jeon — murmuró Jimin después de enfocar bien a la persona frente suyo.
— ¿Qué haces aquí dormido? — preguntó el mayor con preocupación llenando su rostro.
El peli rubio se sintió avergonzado por haber creído que era Jungkook, claro que no podía ser él; Jungkook jamás se volvería a preocupar por Jimin y este lo tenía en mente noche y día.
Ahora sentía vergüenza de haber pronunciado el nombre de su hijo.
— ¿Jimin? — insistió el señor, tomando su brazo para poder levantarse.
— Y-Yo... — titubeo moviendo su pie, con la mirada en el suelo y sin ganas de hablar mucho — yo me salí de casa — mordió su labio inferior y esperó con ansias las palabras de consuelo que el señor Jeon siempre encontraba para cualquier situación.
— Tu mamá... — comenzó el mayor rascando su mejilla. — Tu mamá, ¿tiene otro hombre? — preguntó.
Jimin alzó la vista, encontrándose con aquel adulto de cuarenta años, con facciones duras y cabello negro ébano, ese mismo que tenía un poco de sudor corriendo por su cuello vistiendo ropa deportiva y a su lado una botella de alguna bebida hidratante.
¿Cómo una persona tan rigurosa por fuera podía ser simplemente alguien demasiado cándido por dentro?
— Si y estoy harto de soportar vivir con personas diferentes — confesó Jimin — sé que en su momento mi madre fue su motivo para sonreír, pero ella no es una buena persona — soltó bajito — no merece la gran cosa —.
— Y ahora estás sin hogar — dedujo el mayor.
— Encontraré algo, estoy seguro — Jimin visualizó a lo lejos a Lynz quién llevaba un gran abrigo y unos lentes de sol el cual aún no salía completamente — aparte he conseguido trabajo, no se preocupe señor Jeon —.
— Irás a casa — de un movimiento sutil pero decidido tomó el morral del peli rubio — a nuestra casa — sentenció.
— Buenos días — dijo Lynz bajando sus lentes y embarrando la mirada sobre Kwan, sin siquiera disimular — muy buenos días — sonrió la mayor — ¿es tu papá Jiminie? — cuestionó socarrona.
— No — respondió.
— Bueno, entonces no habrá problema si lo sigo mirando — respondió desviando la mirada nuevamente al mayor. Jimin casi se atraganta y el señor Jeon se cohibió de un segundo a otro. — Lynz Way — estiró su mano para saludar.
— Jeon Kwan — respondió al instante.
— Jeon... — murmuró la peli negra.
El peli rubio casi se ríe si no hubiera sido porque el Señor Jeon todavía tenía en sus manos todas sus pertenencias.
— Abriré el local para ti — le dijo a Jimin para dirigirse a las cortinas del lugar.
Park se acercó al mayor. — Hablaré con alguno de mis amigos para poder quedarme con ellos — comenzó a explicar — no es necesari-
— ¿Te refieres a Taehyung? — interrogó Kwan — tiene cinco hermanas menores y su casa tiene solo tres habitaciones, ¿piensas incomodar a toda su familia? — dijo con suavidad — ¿O a Hoseok?, él día y noche se la vive en esa academia y nunca hay nadie en su hogar, lo sabes... aparte, todos ustedes son vecinos, ¿puedes con ello?
Jimin realmente no esperaba esas palabras de "aliento", así que decidió ser sincero.
— No quiero ir a su casa — aclaró su garganta — Jungkook y yo ya no somos amigos —.
— Nunca lo fueron — murmuró el mayor.
— Exactamente, por eso n-
— Así que ese no es un pretexto — cortó — escucha Jimin — Jeon posó una mano sobre el hombro del peli rubio — te vi crecer... tenías ocho años y eras una personita pequeña, como Jungkook, vi tus cambios de actitud durante siete largos años, fuimos familia... yo no quiero volver con tu madre a través de ti, si es lo que piensas — colocó sus dedos en el puente de su nariz — yo realmente te quiero como un hijo... el simple hecho de pensar en Jungkook sobre una situación similar me destroza el alma Jimin, él no te odia, estoy seguro de eso y sé que tendrán problemas pero, no quiero que mendigues amor, un hogar, comida... Jimin t-
Y como ese día en el que no pudieron, Park abrazó al señor Jeon con mucha fuerza, llorando como si no hubiera sido suficiente todo lo que ya había llorado en la madrugada. El mayor sonrió tranquilo y abrazó de vuelta al peli rubio.
— Vendremos por ti cuando termines de trabajar — palmeó su espalda un poco y Jimin asintió entre hipidos.
❅
Jungkook terminó de comer su yogurt con fruta cuando vio a su padre entrar.
Siempre corría temprano, a diferencia del castaño que había optado de salir por las noches.
— Hoy tardaste más — dijo.
— Bueno, si, tengo noticias — sonrió con felicidad y Jungkook se acomodó en su asiento para escuchar a su padre. — Jimin vivirá de nuevo con nosotros — soltó.
Jungkook abrió los ojos sorprendido, su corazón retumbó unas cuantas veces insistiendo salir y sus mejillas sintieron un calor inundarle.
— Es una broma, seguro Jimin te dijo que me dijeras esto porque la última vez no se desquitó de su broma — tomó sus cabellos y los retiró de su frente — el conejo — se habló recordando que lo había puesto en su patio un rato — papá dile a Jimin que me la he creído...
— Jungkook... — el menor de los Jeon fue corriendo por su bola de pelos blanca — Kook, esto es serio, no una ¿broma? — habló confundido — Jimin vendrá a vivir con nosotros y quiero que trates de no hacerlo muy grande — terminó Kwan.
— ¿Y por qué? — preguntó Jungkook tomando en sus manos al conejo. A pesar de tenerles miedo, se negó a regalarlo, odiaba a Jimin por darle algo así pero, después de todo superó ese casi insignificante trauma. — Me refiero a porqué tendría que vivir con nosotros, ¿has vuelto con esa señora? — cuestionó con el ceño fruncido.
Y es que si eso era lo que pensaba, Jungkook esta vez desistiría y dejaría a la deriva a su padre, él tenía que ser más crudo con sus decisiones, por eso al parecer, siempre le iba mal.
— ¿Qué? — casi gritó el mayor — Diablos, no, Jungkook, no volví con Grace — chistó desesperado. — Vamos adentro —.
❅
— Tienes que presentarme a ese bombón — murmuró Lynz recargada en el mostrador de la tienda.
— ¿Al señor Jeon? — preguntó Jimin. Llevaban casi cinco horas ahí, los dos acomodando y arreglando el lugar con mucha calma, quizá en el transcurso del día hubo dos o tres clientes, pero estaba bien, o eso era lo qu la peli negra repetía. — Pensé que ya conocías al papá de Jungkook — musitó.
Way giró sorprendida a ver los hermosos ojos de Jimin, quién a esas alturas ya había limpiado la mayor parte de las ventanas corredizas.
— ¡¿Papá de Jungkook?! — gritó.
— Si, eso dije — repitió el peli rubio.
— ¡Pues con razón Kook también está como quiere! — alardeo la mayor.
— ¡Oye! — reprochó Jimin sintiendo un repentino coraje.
— Uh, lo siento — habló Lynz tomando su mentón — ¿ENTONCES TÚ Y JUNGKOOK SON ALGO? — gritó más fuerte brincoteando — eso debe ser, por eso estabas hablando con el bombón tan amistosamente o... — la cara de emoción cambió a una triste en segundos — ¿terminaste con Jungkook, por eso estabas llorando cuando se despidieron? — cuestionó ida.
Jimin apretó sus labios un poco incómodo.
— No, no es nada de lo que piensas — respondió yendo a un lado de Lynz — solo nos conocemos y ya —.
Lynz asintió creyendo completamente en Jimin. — No preguntaré porque has llorado entonces, pero debes prometer que me lo vas a presentar y también debes decirme porque reaccionaste así cuando dije que Jungkook es un galán — rio divertida.
— E-Eso es por-porque eres mayor que él y no es correcto — se excusó.
— Ajá, claro... podré ser muy mayor pero, esto — apretó su trasero haciendo que Jimin se ruborizara — esto sigue en forma y esto también — Lynz apretó sus pechos guiñándole al peli rubio quién se atragantó.
— ¿Nunca te vas? — preguntó evitando el tema.
— Cuando me aburro — dijo sacando una goma de mascar, llevándose a la boca.
Fue así que hasta las seis de la tarde se la pasaron comentando cosas sin sentido, la dueña del lugar le enseñó muchos discos a Jimin, este los reconoció casi de inmediato puesto que Jungkook le gustaban mucho.
Lynz se fue minutos antes para traer lo que sería su cena, encargando al rubio todo para cambiar su turno.
— Nos vemos — dijo el peli rubio a la mayor.
— Te veo mañana Jimin — sonrió moviendo su mano.
Jimin salió del local y respiró el aire fresco, su estómago estaba casi lleno puesto que la peli negra había insistido en comer donas y café la mayor parte del día, así que caminó hacia la esquina de la calle, recordando que el señor Jeon había dicho que pasaría por él.
Suspiró cerrando los ojos, no debía hacerlo. Lo correcto era ir con alguno de sus amigos y pedirles un tiempo para vivir con ellos, incluso si su vida se complicaba más.
— No, eso no lo harías — Jimin se dejó caer sobre la banca de la parada.
El sonido del claxon lo sacó de su tristeza.
Ahí estaba, el señor Jeon y... Jungkook.
Jimin se levantó con rapidez y pasó saliva, acomodando inútilmente su playera de manga larga. El castaño le veía de una manera penetrante, casi asfixiando al pobre Park.
— Sube — dijo el mayor y el peli rubio asintió.
Jungkook bajó de la camioneta abriendo la puerta de atrás, Jimin se descolocó por ese gesto y solo agachó la mirada.
— Gracias — susurró.
— Iremos a cenar juntos para darte la bienvenida — comenzó el mayor.
— No es necesario — intervino Jimin.
— Lo es, ¿verdad Jungkook? — soltó.
— Tengo hambre, creo que deberías ir más rápido — fue lo único que Jungkook contestó durante el camino.
Era de esperarse que la incomodidad reinaría en aquel nuevo ambiente.
Cuando volvieron de aquel restaurante, Jimin fue con timidez a la ducha, ahí había cosas para su uso exclusivo, talló todo su cuerpo, intentando relajarse, cerró sus ojos y dejó que la música de Jeon vibrara por toda su complexión.
Anduvo descalzo hasta llegar a su antigua habitación, posó sus manos sobre la perilla y antes de girarla tomó una gran bocanada de aire, todo estaba casi igual, el color de las paredes, el clóset, la cama en su mismo lado, el escritorio.
Jimin pegó un brinco cuando notó a un pequeño conejo blanco bajando de la silla giratoria, traía colgando un pedazo de papel, el rubio se acercó, dándose cuenta que era el que le había dado a Jungkook.
"Ahora tú me cuidarás", decía con letras cursivas.
— Eres una persona horrible, los obsequios no se devuelven — susurró Jimin.
Estoy tratando, de hacerte saber... lo mucho que significas para mi.
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¿Qué tal mis guapuras hermosas?
Im very feliz jajajaja gracias por leerme, las amo ❅
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