Capitulo Cinco
🌺;Fear

Mientras caminamos hacia el lugar que Anne quiere mostrarnos, quedo hipnotizada por los árboles. Y cuán grandes y anchos son. Tendrían que haber estado aquí durante décadas. Habíamos pasado por casa de Diana a buscarla y luego continuamos nuestro camino.

Incluso con mi gran abrigo de lana para el invierno, el frescor empieza a invadirme. Me ajusto mejor la bufanda alrededor de la cara.Pasamos árbol tras árbol y todos parecen iguales. Hasta que llegamos a una pequeña choza en ruinas.

Medía aproximadamente cinco pies y tres de altura. Tenía unos dos metros de ancho y parecía a punto de desmoronarse con el viento.

—¡Bienvenidos a mi choza! —Anne dice con una gran sonrisa en su rostro. Las otras dos chicas y yo reflejamos la misma máscara de confusión.Anne parece sentir nuestra confusión—Bueno, encontré este lugar el otro día camino al lago. Miren, estaba siguiendo a un pájaro y terminé aquí —aclaró Anne—¿Es seguro entrar? —Pregunta Rubí

—Sí, ¿se nos caerá encima si entramos? —Preguntas Diana—Ciertamente espero que no —dice Anne, luego se encorva y cruza la pequeña puerta. Oh, eso es realmente reconfortante. El resto de las chicas la siguen y yo entro el último

—¡La reunión inaugural del club de cuentos de Avonlea ya está en sesión! — Anne dice que su voz se llenó de emoción. Después de entrar en esta sospechosa choza me sentí bien.

Anne encendió un pequeño fuego en una mini estufa que calentó mucho la habitación. La pelirroja nos dio a cada uno una corona hecha de flores. Y había algunas linternas al rededor.

—Oh, Anne, esto es tan... tan... —comienza Dianna intentando buscar las palabras adecuadas—¿Deliciosamente secreta y deliciosamente excitate —Anne termina. Dejé escapar una pequeña risa

—Tu habilidad con las palabras es increíble —le digo a Anne sonriendo
—Apenas sé lo que estás diciendo —dice Ruby—Anne lo toma como un cumplido: "Gracias".sale de sus labios con una pequeña sonrisa

—Ahora, antes de comenzar a cultivar nuestra Imaginación, cada una de nosotras debería elegir nuestro nombre—sugirió Anne—¿Ves? Ha vuelto a pasar —dice Ruby riéndose de mí. Anne aclara qué es un seudónimo—Es un seudónimo con fines de anonimato. Escribiré bajo el nombre de Rosamond Montmorency — Diana comienza a sonreír.

—¡Oh, eso me da tanta emoción! —ella dice—¿Como se te ocurrió? —Pregunto
—Bueno, una vez trabajé para una señora cuyo marido siempre leía el periódico. Y ese nombre apareció en un artículo — aclara Anne.

—¿Qué pasa si no quieres ser anónimo?-pregunto en voz alta

—Sí —Ruby está de acuerdo conmigo
—Supongo que no tienes por qué serlo. Nadie lo sabría —dice Anne y me envía una sonrisa.

—De todos modos, Una vez a la semana, nos leemos en voz alta nuestras historias completadas y luego las comentamos pensativamente —continuó Anne

Todos asentimos en señal de acuerdo.
Levanto mi diario y lo abro. Oh, cuántas ideas tengo. Como si en el futuro la Tierra fuera habitable o eso piensan los humanos. Y cien de ellos vienen a la Tierra desde su hogar en el espacio para ver si pueden sobrevivir. O un humano y un vampiro se enamoran pero no pueden estar juntos sin ser de la misma especie.
Miro hacia arriba y alguien me mira fijamente. Es Rubí.

—No se me ocurre nada! —Dice con un suspiro exasperado—dice resoplando con el ceño fruncido

—Oh, tengo un montón de ideas si necesitas un poco de ayuda —la consuela Anne. Ella comienza a enumerar algunas ideas mientras mis ojos comienzan a vagar.Fue entonces cuando noté a través de una gran grieta en la choza que el sol comenzaba a ponerse.

—Oh, lo siento, pero tengo que irme. A mi mamá no le gusta que salga después del anochecer —me levanto y les envío sonrisas a las chicas—Nos vemos mañana —digo por encima de lo que debería mientras salgo. Escucho algunas despedidas pero ya me fui.
Entonces recuerdo que tengo una nueva compañera de cuarto. Camino de regreso a la choza.

—Lo siento, olvidé que tengo una nueva compañera de cuarto —Ruby parece darse cuenta de lo que estoy hablando—Oh, casi lo olvido también —Se levanta y coloca su diario en la misma caja donde yo había colocado el mío unos minutos antes—Hasta luego chicas —dice Ruby mientras se despide.

Ruby y yo estamos limpiando la mesa y mi madre está leyendo en la otra habitación. Escucho un golpe en la puerta

—Yo abro —digo esperando ver a Jerry con la canasta que le preste, pensamiento que no estaba erróneo. Pero para mi sorpresa, veo a Gilbert junto a él—Buenas noches, Ivy —dice Gilbert con su sonrisa—Es un placer verlos, chicos —digo con una sonrisa.Me pregunto qué estará haciendo Gilbert aquí, pero luego noto que tiene una toalla en las manos.

—Aquí tienes —dice Jerry con su hermoso acento—Gracias — sonreí nuevamente hacia ellos. En un segundo incómodo y luego llego Ruby. Debió haber escuchado la voz de Gilbert.
Ella viene y se queda a mi lado en la puerta sin decir nada pero les da a los niños una pequeña sonrisa

—Los bollos estaban deliciosos. Tendrás que hacerlos otra vez —dice Jerry con una sonrisa. Un pequeño sonrojo aparece en su rostro—¿Quién está en la puerta? —Mi mamá llama desde la otra habitación—Oh, solo Gilbert y Jerry. Están devolviendo la canasta de los bollos que hicimos —respondo a mi madre—Bueno, invítalos a pasar. Las galletas que puse en el horno están casi listas —sugiere gritando para que lograramos oirla.

—Bueno, ya la escuchaste —abro la puerta un poco más para dejarlos entrar—Oh, se me olvidaba—Gilbert Dice entregándome la toalla que estaba sosteniendo en sus manos, le envío una mirada confusa—¿Está bien? —pregunto notando mi confusión—Tu mamá nos preparó a mi papá y a mí un poco de sopa y lo trajo junto a la toalla. Pero dejo  la toalla después de irse

—Oh, sabía que reconocía esto —digo con un tono ligero en mi voz. Una vez que se quitaron las cosas de invierno, noté que Gilberts llevaba un suéter que parecía cálido, mientras que Jerry llevaba solo una camisa de manga larga que parecía demasiado grande para su pequeño cuerpo. Los chicos vienen y se sientan alrededor de la mesa conmigo y con Ruby.