𝗣𝗮𝗱𝗿𝗲𝘀

—Tenemos que movernos, no tenemos demasiado tiempo —anunció Dom intentando ocultar su dolor por la perdida de Vince.

Él siguió caminando, así que, con la mirada de todos encima, Lu caminó tras él hasta llegar a una sala vacía, dónde cerró la puerta.

—Dom... —lo llamó Lucía antes de acercarse a él y abrazarlo por la espalda—. Sé que estás intentando parecer fuerte por mí, pero tú también has perdido a tu hermano hoy —dijo Lu y, tras unos segundos, Dom se dio la vuelta y abrazó a Lucía mientras dejaba varias lágrimas caer por sus mejillas—. Tú quédate aquí y tranquilizate. Yo me ocupo del resto del plan, ¿vale? —le informó Lucía y él asintió con la cabeza agradecido.

Lucía salió de la sala, encontrándose con todos a la espera para poder hablar con ella o Dom.

—Tengo un barco que sale en cinco horas de Río, es nuestra oportunidad para salir —le informó Han, haciendo que Lu frunciera el ceño.

—No vamos a huir, vamos a terminar el trabajo —les informó Lucía firme.

—¿Estás de broma, Lu? —le preguntó Gisele sin creer lo que oía.

—Es un suicidio —añadió Roman—. Tú hermano está en esa mesa. El plan está destrozado. Esto es una mierda, Lucía. Reyes sabe que vamos tras él.

—Tiene razón. Han triplicado la seguridad en la estación de policía —le informó Tej—. Va a ser mucho más que un tiroteo.

—Reyes no va a irse de rositas después de lo que ha pasado —les dijo Lucía, sin importar sus quejas.

—Es una trampa, Lu. Lo sabes —le dijo Han.

—Lucía, escúchalos —le aconsejó Elena, ya que ella y Hobbs estaban allí con ellos—. Corre antes de que sea demasiado tarde. Vete de Río. Puedes ser libre.

—No corrí cuando Braga sabía que iba tras él y no correré ahora tampoco. Ahí fuera no hay libertad, tú deberías saberlo —le dijo Lucía antes de girarse hacia su banda—. Todos sabéis que sois libres de tomar vuestras propias decisiones —les dijo Lucía antes de escuchar la última voz que esperaba escuchar.

—Yo estoy dentro —le informó Hobbs, haciendo que Lucía le mirara confusa—. Correré contigo, Lucía. Al menos hasta que matemos a ese hijo de puta —dijo Hobbs antes de sacar su teléfono del bolsillo, haciendo que Lu le mirase con el ceño fruncido—. Me has salvado la vida, lo mínimo que puedo hacer es dejarte hablar con tu hija —dijo, haciendo que el corazón de Lucía se acelerara notoriamente.

Lucía bajó las escaleras y caminó hasta él antes de agarrar el teléfono.

—Grace está viviendo conmigo y con Samantha, así que solo tienes que llamar al teléfono de mi casa —le informó Hobbs mientras todos miraban la escena algo descolocados.

Lucía abrió la lista de contactos antes de ver el contacto que decía “casa”. Con las manos temblorosas, Lucía pulsó el contacto antes de llevarse el teléfono a la oreja y escuchar los pequeños pitidos durante unos segundos.

¿Diga? —preguntó una voz que Lucía conocía demasiado bien, haciendo que sus ojos se llenasen de lágrimas.

—¿Grace? —preguntó Lucía mientras veía a Brian acercarse a ella.

¿Mamá? —preguntó la niña más que emocionada.

—Hola —saludó Lucía en un tono bajo, intentando que no se notara que estaba llorando.

—¿Vas a venir ya a casa? —le preguntó, haciendo que el corazón de la latina se encogiera en su pecho.

—Todavía no, monito. Tengo que arreglar unas cosas antes, pero te prometo que pronto volveré a casa y podrás vivir conmigo —le prometió Lucía.

—¿Mientras tanto tengo que vivir con el señor Hobbs? —le preguntó la pequeña.

—Sí, cariño. Luke cuidará muy bien de ti, estoy segura —le aseguró su madre antes de hacer una pequeña pausa—. Tengo que irme, Grace, pero te prometo que nos veremos pronto.

Vale, te quiero mucho, mamá —dijo la menor, haciendo que los ojos de Lucía volvieran a llenarse de lágrimas.

—Y yo a ti, monito —dijo, utilizando aquel apodo que Letty le había puesto años atrás.

Tras colgar la llamada, Lucía le devolvió el teléfono a Hobbs antes de que Brian la abrazase. Lu se limpió las lágrimas mientras una gran felicidad se instalaba en su pecho.

—Que no te engañe con su inocente voz, es igual que tú o peor —le aseguró Hobbs, haciendo sonreír a la latina.

—Gracias, Luke —le agradeció Lucía antes de extender su mano.

Con una media sonrisa en la cara, Hobbs estrechó su mano con la de Lucía antes de ser interrumpidos por la voz de Brian.

—Así que, ¿cuál es el plan, Lu? No podemos seguir escondiéndonos.

—No nos escondemos. Lo único que le importa a este tío es su dinero. Le quitamos eso, terminamos con él —les informó Lucía.

Después de que Hobbs rompiera la barrera al parking de la estación de policía, los coches de Brian, Dom y Lucía entraron en el aparcamiento antes de detenerse frente a la pared que había justo delante de la caja fuerte, la cual había sido destruida por Hobbs.

Los cinco salieron del coche y, mientras Hobbs y Elena les cubrían, Dom, Brian y Lu engancharon varios cables de sus coches a la caja fuerte antes de volver a entrar a los coches y acelerar.

Tras unos segundos, los tres consiguieron sacar la caja fuerte de su sitio y empezaron a conducir fuera del recinto, llevándose la caja fuerte con ellos.

Tras desviarse levemente debido al peso de la caja fuerte, el trío consiguió volver a tomar el control y volver a conducir hacia la ruta planeada mientras varios policías les disparaban y varios coches de policía empezaban a perseguirlos.

Siguiendo las instrucciones de Mia, los tres giraron a la derecha, pero, al ver que los acorralaban, tuvieron que improvisar.

—¡Tenemos pinchos, chicos! ¡Tenemos pinchos! —les informó Brian por el walkie.

—Vamos a la izquierda —avisó Lu.

—Es demasiado estrecho, no vamos a pasar —informó Brian.

—¡No tenemos opción, ya! —ordenó Dom antes de que los tres girasen a la izquierda, llevándose un par de coches y un edificio por delante.

Chicos, estoy escuchando todas las emisiones. ¿Acabáis de destrozar un banco? —les preguntó Mia divertida por el walkie, pero ninguno contestó, ya que dos coches de policía aparecieron frente a ellos.

Tras recibir la información de Mia, Dom y Lu giraron hacia un lado mientras Brian giraba hacia el otro, ocasionando que la caja fuerte golpeara a los vehículos de policía.

Dom y Lucía aceleraron mientras Brian empujaba la caja fuerte con el coche antes de que dos hombres, los cuales iban en moto, empezasen a dispararle. En ese momento, Brian detuvo el coche, haciendo que uno de los motoristas chocase con el coche y el otro descarrilara.

Tras hacer una maniobra que Lu le había enseñado meses atrás, Brin volvió a posicionarse junto a los coches de Lu y Dom, tirando de nuevo de la caja fuerte.

Chicos, teneis un grupo grande yendo hacia vosotros desde el sur. Tenéis que hacer algo ya —les avisó Mia.

—Separaros —les ordenó Brian y ambos se separaron de su coche antes de que Brian se supiera a la cera, haciendo que todos los postes, semáforos y carteles empezaran a caer, muchos golpeando o desviando los coches de policía que los perseguían.

—Bien hecho, poli —le felicitó Lu con una sonrisa orgullosa, haciendo que Brian sonriera también.

De un momento a otro, empezaron los disparos de los coches de policía restantes, haciendo que Lu, Dom y Brian empezasen a dar giros bruscos, con el propósito de que la caja fuerte se moviese y golpease a los coches que los perseguían.

Lu vio por su retrovisor que un policía estaba a punto de dispararla, pero, justo a tiempo, Han golpeó al coche con uno de los coches de policía que habían robado.

—Te devo una, Han —le dijo Lu aliviada desde el walkie antes de que él y Roman empezasen a sabotear a los policías.

—Estais limpios por la izquierda —les informó Roman segundos más tarde.

—Gracias, chicos —les agradeció Dom.

—Cuando sea —dijo Han.

—Nos vemos al otro lado —añadió Roman.

Chicos, acabáis de crear una ventana de diez segundos. Hacer que sirva para algo —les informó Mia y, obviamente, hicieron que sirviera para algo.

Una vez habían cambiado la caja fuerte de Reyes por la caja fuerte vacía que ellos tenían, los tres siguieron conduciendo por un puente, donde vieron que, aproximadamente veinte coches de policía, los perseguían.

—Son demasiados. ¡No vamos a conseguirlo! —les gritó Brian frustrado a Lu y Dom por el walkie.

—Tienes razón, no vamos a conseguirlo —le dijo Dom, haciendo que ambos miembros restantes le mirasen confusos—. Vosotros sí.

—¿De qué estás hablando? —le preguntó Lucía.

—Deja ir la caja fuerte, sal de ahí —le ordenó Mia.

—Ambos sois padres, chicos. ¿De verdad creías que no sabía quién era Grace? Lo supe el momento en el que vi el terror en tus ojos cuando Hobbs habló de ella —les dijo Dom por el walkie.

—¡No vamos a dejarte, Dom! —gritó Lucía—. ¡Sigue el plan! —le rogó Lucía sintiendo su corazón romperse.

—Siempre fue el plan —les informó Dom.

—¡Dom, no te atrevas a volver a dejarme! —le dijo Lu con los ojos llenos de lágrimas.

—Cuidad de Mia —les pidió Dom mientras Lu se limpiaba las lágrimas que caían por sus mejillas con una mano.

—Dom, escúchame. Tú también eres padre. Grace es hija tuya, no puedes abandonarlas a ambas —le dijo Mia mientras sentía sus ojos cristalizarse.

En ese momento, a Lu no pudo darle más igual que fuese Mia la que se lo hubiera dicho, ya que lo único que quería era no perder a Dom, fuera como fuera.

Pero no importó porque, de repente, los cables de Lu y Brian se soltaron de la caja fuerte.

—¡No! —gritó Lucía con todas sus fuerzas mientras veía el coche de Dom frenarse en seco junto a la caja fuerte.

La latina gritó con tanta intensidad, que Brian pudo escuchar el desgarrador grito y el dolor en su voz sin necesidad del walkie.

En cuanto pudieron, ambos se dieron la vuelta y volvieron a conducir hacia Dom, quién casi cayó del puente, pero saltó del coche justo a tiempo.

Lucía detuvo el coche antes de salir de él y disparar múltiples veces a Zizi, la mano derecha de Reyes, quién estaba apuntando a Dom con su pistola.

En cuanto el hombre cayó muerto al suelo, Lucía tiró la pistola y corrió hacia Dom antes de abrazarlo con fuerza, dejando caer un par de lágrimas de sus ojos.

—¡Cabrón! ¡No vuelvas a hacerme eso! —le gritó Lu destrozada mientras golpeaba su pecho.

Dom simplemente la atrajo a él y volvió a abrazarla con fuerza mientras se disculpaba con ella.

—Lo siento —susurró mientras Lu lloraba contra su pecho.

El coche de Hobbs se detuvo junto a ellos segundos más tarde y de él salieron Elena y Hobbs antes de que Reyes cayera de su coche tosiendo. Hobbs ni siquiera lo pensó dos veces antes de dispararle dos veces en la cabeza y seguir caminando hacia el trío.

—Un increíble destrozo —informó Hobbs, deteniéndose frente a ellos.

—Sí, lo es —reconoció Brian.

—Sabeis que no os puedo dejar ir —les dijo Hobbs—. No estoy hecho de ese modo. Del modo en el que yo lo veo, os habéis ganado veinticuatro horas. Aunque el dinero se queda —les informó Hobbs—. Si fuera vosotros, utilizaría bien el tiempo. Hacer las paces con cualquier demonio con el que tengáis cosas pendientes, porque, después de mañana, os encontraré —les advirtió, así que los tres caminaron hasta el coche.

—Toretto, Ortiz. Lo pasaré bien criando a vuestra hija —les dijo, sabiendo que molestaría a la pareja—. Nos vemos pronto.

—No, que va —le dijo Dom—. Volveremos a por Grace, lo sabes —le dijo, haciendo que la pequeña sonrisa de Hobbs se borrara de su cara.

—Y después de eso no volverás a vernos nunca —finalizó Lu antes de entrar al coche de Brian junto a Dom.

Brian los sacó de allí antes de que Dom se girase hacia su novia, aún sintiéndose culpable por haberla hecho sentirse tan mal.

—Volveremos a por ella, te lo prometo —le dio su palabra.

Ella se limitó a asentir con la cabeza antes de agarrar la mano de Dom con fuerza.

Una vez todos estuvieron reunidos, Tej comenzó a intentar abrir la caja fuerte, haciendo que todos lo mirasen expectante.

—Vamos, bebé, no seas mala —pidió Tej en voz baja antes de colocar las huellas de Reyes en el sensor.

Tej abrió la puerta y, en cuanto todos vieron el dinero, suspiraron aliviados mientras celebraban su gran logro. Pero Lu miró confusa a su alrededor cuando nadie decía nada, sino que la miraban con una sonrisa cómplice.

—¿Qué está pasando? —preguntó Lu de lo más confusa.

—Hay otra parte del plan de la que no te hablé —le informó Dom, haciendo que ella frunciera el ceño.

Dom metió la mano en su bolsillo antes de acercarse a Lucía y agarrar una de sus manos. Con su mano libre, Dom le enseñó un anillo con un pequeño diamante encima, haciendo que los ojos de Lucía se llenasen de lágrima.

—¿Quieres casarte conmigo, Lucía? —le preguntó Dom, haciéndola sonreír ampliamente.

—Sí —respondió Lucía mientras asentía con la cabeza.

Lucía, prácticamente, saltó a sus brazos mientras todos empezaban a celebrar en condiciones todo lo que habían conseguido. Una vez la latina soltó a Dom, éste le colocó el anillo en el dedo anular, en el mismo en el que tenía el tatuaje con sus iniciales, y la besó.

Lu sintió un sentimiento agridulce sabiendo que Letty no podría estar en su boda, pero sabía que, estuviera donde estuviera, estaba cuidando de ella.

Brian y Mia no tardaron en acercarse y abrazar a la pareja, al igual que Gisele y Han, quienes no podían estar más felices por ellos.

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