¿𝗘𝘀𝘁𝗮́𝘀 𝗱𝗲 𝗯𝗿𝗼𝗺𝗮?
Lu detuvo su coche en la línea de inicio preparándose para ganar a cualquier idiota que creyera que podía ganarla en la guerra de carreras.
—Cariño, deberías estar viendo las carreras desde un lado —le dijo el idiota en cuestión—. No querría manchar esa cara bonita con mi tubo de escape —le dijo con ese egocentrismo que Lu odiaba.
Todos los hombres de ese mundillo creían que eran mejor que ella por el simple hecho de que Lu fuera mujer y joven, por eso ella disfrutaba tanto cuando ganaba. La cara de idiotas que se les quedaban a los hombres al ver que habían perdido contra ella, no tenían precio.
—¿Qué tal si pones tu dinero dónde está tu boca? —le preguntó Lu colocándose sus gafas de sol.
—¿Y qué pasa si corro contra ti por ese dulce pequeño culo? —le preguntó, haciendo que Lu perdiera la paciencia.
—Ni siquiera vas a tener la oportunidad de ver el culo de mi coche una vez empiece la carrera —le dijo ella antes de centrar su atención en la pista—. Dos mil, estás dentro, ¿o no? —le preguntó ella enseñando un fajo de billetes.
—Lo tienes —le dijo él sacando otro fajo antes de que Lu sonriera divertida.
El chico la miró y le lanzó besos mientras el hombre que marcaba la salida se preparaba para dar inicio a la carrera.
En cuanto el hombre dio la señal de salida, Lu cumplió su promesa y, sin ningún tipo de dificultad, ganó a su contrincante, haciéndola sonreír de manera victoriosa.
Detuvo el coche junto al de Dom mientras él le miraba orgulloso.
—No sonrías tanto, el imbécil no tenía ninguna posibilidad —le dijo ella, haciendo reír a su novio.
El tipo con el que había cometido se acercó a ella sin el egocentrismo de antes y le dio su dinero antes de alejarse de la pareja.
Lu y Dom fueron a la carpa para beber algo, donde se encontraron con Letty y Vince.
Letty rodeó los hombros de su hermana mientras ella se quejaba de lo idiota que había sido ese chico con el que había competido.
—Ya sabes cómo son, creen que somos un trozo de carne —le dijo Letty, intentando tranquilizar a su hermana y ambas miraron a Dom y a Vince.
—¿Por qué nos miráis a nosotros? —les preguntó Vince casi ofendido.
—Vosotros sabréis —les dijo Letty indiferente encogiendo los hombros.
—Chicos, tenemos problemas —les informó León acercándose a ellos y los cuatro se giraron hacia él confusos.
—¿Qué? —le preguntó Dom.
—Es Jesse —les dijo señalando al mencionado, quién estaba en su coche, alejándose de la zona de carreras.
—¿Dónde está yendo? —le preguntó Dom confuso.
—Acaba de competir contra Tran por su coche —les informó, haciendo que los cuatro maldijeran por lo bajo.
El coche que Jesse estaba conduciendo era de su padre, y todos allí sabían que le tenía mucho cariño a ese coche.
Tran se acercó a los cinco antes de detener su coche y salir de él furioso.
—¿Dónde está yendo? —les preguntó caminando hacia Dom.
—Irá a lavarlo —le dijo él antes de mirar a Lu—. Ve con Mia —le pidió él y ella negó con la cabeza.
—No, Dom... —intentó decir, pero él le interrumpió.
—Ya —le ordenó firme y, tras asesinarlo con la mirada durante unos segundos, se dio la vuelta y fue en busca de Mia.
Toretto sabía que aquello no acabaría bien, así que prefería mantener a Lu fuera de aquello.
Y no le faltaba razón porque, unos segundos después, las dos bandas empezaron a pelearse entre ellas.
Esa misma noche, Dom se reunió con ambas en una de las fiestas a las que solían asistir y les dijo su plan, haciendo que ambas se enfadaran.
—No, no vas a ir —le dijo Lu mientras Mia miraba con decepción a su hermano.
—Lu, mírame —le pidió Dom intentando agarrar sus brazos, pero ella dio un paso atrás.
—No, podrían mataros —le dijo Lu molesta y preocupada.
¿Es que no entendía que él y Letty era todo lo que tenía?
—Tenemos que hacerlo —le dijo él antes de que Letty interrumpiera la conversación.
—Escúchame, Lucía. Vamos a estar bien —le dijo ella mientras Lu la miraba sin creer lo que escuchaba.
—¿De verdad vas a ir con ellos? —le preguntó Lu dolida.
—No tengo más opción, Jesse no está —le dijo Letty mientras los ojos de su hermana se llenaban de lágrimas.
—Espero que disfrutes viendo a tu hermana pequeña asistir a tu funeral —le dijo ella molesta antes de alejarse de ambos mientras dejaba varias lágrimas caer por sus mejillas.
Mia la siguió y ambas empezaron a quejarse de sus hermanos mayores mientras caminaban hacia sus coches.
—Van a acabar matándose —le dijo Lu por lo bajo y Mia rodeó el brazo de la menor con los suyos, dándole un pequeño abrazo.
—Chicas, ¿qué está pasando? —les preguntó Brian llegando a su lado.
—¿Qué? —le preguntó Mia fingiendo que no sabía de qué habla.
—Sabéis de lo que hablo —les dijo firme y ambas negaron con la cabeza.
—No, que va, Brian —le aseguró Lu mientras seguían caminando, queriendo salir de allí.
—Así que, ¿siempre tenéis lágrimas en los ojos cuando vuestros hermanos se marchan? —les preguntó, empezando a molestar a las adolescentes.
—¿Qué narices te pasa? —le preguntó Mia algo molesta.
—Venga ya. ¿Para qué están conduciendo vuestros hermanos en mitad de la noche? —les preguntó Brian insistente—. ¡Estoy hablando de los camiones! ¿Sabéis algo sobre los camiones? —les preguntó, enfadado a Lu.
—No, Brian. ¿Qué camiones? Dios mío, voy a empezar a pensar que realmente eres un poli —le dijo molesta antes de tirar de la mano de Mia para alejarla de él, pero Brian agarró su brazo, deteniendo a ambas.
—Lo soy —dijo y ambas lo miraron con el ceño fruncido.
—¿De qué estás hablando, Brian? —le preguntó Mia confusa.
—Desde el primera día en el que te conocí, he estado encubierto —le dijo mirando a Mia mientras a ella se le llenaban los ojos de lágrimas y la ira consumía a Lucía.
—¿Estás de broma? —le preguntó ella más que enfadada, llamando la atención de la pareja—. Eres un cabrón —le dijo entre dientes mientras sentía el cuerpo de Mia empezar a temblar junto al suyo—. Vámonos, Mia —le dijo ella, pero Brian volvió a agarrar su brazo—. ¡No me toques! —le dijo Lu furiosa mientras se soltaba de su agarre.
—¡Escúchame, Lucía! —le gritó agarrando sus brazos—. Ahora mismo esto no es sobre Mia y sobre mí, es sobre tu novio y tu hermana. Van a hacer un trabajo y nos estamos quedando sin tiempo. Esos camioneros, ya no están rindiéndose. Puede que pasen esta noche, pero todas y cada una de las comisarías de California van a ir tras ellos —dijo, haciendo que los ojos de Lu se llenasen de lágrimas—. Si no quieres que les pase nada a Dom, a Letty, a León, a Vince... tienes que entrar en el coche conmigo ahora mismo —le dijo mientras ella le miraba con rabia—. Tienes que ayudarme —le pidió bajando la voz—. Lucía, tú eres la única persona que puede ayudarme ahora mismo —le dijo, y ella miró a Mia unos segundos antes de volver a centrar su atención en Brian.
—No vuelvas a llamarme Lucía —le dijo ella antes de subirse en el estúpido coche de Brian.
Mia vio a la pareja alejarse de allí antes de ir hacia su coche e ir a casa.
Lu sabía que Mia necesitaba llorar y estar sola, por eso decidió ayudar a Brian sola. Además, no quería a ese idiota cerca de Mia nunca más.
—Los Honda están escondidos a las afueras de Thermal —le informó Lu mientras Brian conducía.
—No van a dar la vuelta, y la autopista 10 está muy vigilada. Así que, ¿qué nos deja eso? —le preguntó Brian sin apartar la mirada de la carretera.
—Eso nos deja todo esto —le dijo señalando una zona de mapa antes de que Brian sacara su teléfono.
—Sí, este es el agente Brian O'Conner —dijo por el teléfono, haciendo que Lu lo asesinara con la mirada—. Número de serie 34762. Necesito un rastreo de un teléfono —le informó a quien fuera que estuviera al otro lado de la línea—. Lu, ¿cuál es su número de teléfono? —le preguntó, pero ella no le miró mientras apretaba la mandíbula con fuerza—. Lu, necesita el número de teléfono de Dom ya —le dijo y ella se quitó las lágrimas de los ojos antes de agarrar el teléfono y colocárselo en la oreja mientras miraba a Brian destrozada.
—323-555-6439 —dijo antes de devolverle el teléfono a Brian.
—¿Lo tienes? —le preguntó Brian por el teléfono mientras Lu veía el amanecer con la vista nublada por culpa de las lágrimas.
Estaba segura de que Lu jamás había llorado tanto como esa noche. Y, definitivamente, jamás se había sentido más traicionada.
—¿Por qué no estás tú con ellos? —le preguntó Brian, cortando un silencio de lo más incómodo.
—Quizá no te has dado cuenta, pero Letty es muy sobre protectora conmigo. Ni siquiera se lo pensó antes de prohibirme ayudarles con este plan, por mucho que Dom le dijera que era una buena idea —le dijo ella sin apartar la mirada de la ventana.
Después de eso, un silencio sepulcral invadió el coche, creando un silencio tan incómodo, que podría cortarse con unas tijeras.
Una vez le dieron la localización de Dom a Brian, éste aceleró, haciendo que Lu frunciera el ceño.
¿Qué pensaba hacer exactamente?
Lu no podía parar de pensar en Mia, en cómo debía sentirse y en lo destrozada que estaría.
Ya era de día cuando encontraron a la banda junto al camión, pero el pulso de Lu se aceleró notoriamente al ver el coche de su hermana volcado a un lado.
—¡Letty! —gritó preocupada mientras veía a León correr hacia su coche—. Mierda —susurró aterrada de que algo le hubiera pasado a su hermana.
El coche de Dom se detuvo a un lado de la carretera y Brian lo adelantó, intentando alcanzar el camión, ya que Vince estaba prácticamente colgando del vehículo.
Brian miró a Lu y ambos supieron qué hacer sin necesidad de palabras. Los dos empezaron a golpear la capota del coche hasta que ésta salió volando.
—¡Agarra el volante! —le gritó Brian.
—¿Qué quieres decir? —le gritó ella confusa de vuelta.
—¡Pisa el acelerador y agarra el volante! —le gritó y ella así lo hizo mientras Brian se preparaba para saltar del coche—. ¡Acerca el coche un poco más! —le ordenó y Lu suspiró antes de acercar el coche al camión.
En ese momento, agradeció eternamente que su hermana le hubiera prohibido ir a esa clase de misiones.
—¡Mantente ahí! —le gritó Brian y Lu lo intentó mientras él saltaba al camión.
Brian consiguió soltar el brazo de Vince del cable y acerqué el coche antes de que Vince saltara dentro. Tras unos segundos, Brian también saltó, agarrándose al espejo delantero, quedando así colgando del coche, sobre Lu y Vince.
Una vez los dos estuvieron dentro, Lu detuvo el coche mientras lo sacaba de la carretera, viendo como el camión se alejaba de ellos.
Ambos sacaron a Vince del coche y Lu lo miró preocupada al verlo tan débil, casi muerto.
—Venga, Vince, aguanta, por favor —le pidió mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.
Dom salió del coche de León, que había parado a unos metros de ellos, antes de correr hacia Lu, Vince y Brian preocupado por su amigo.
—Si no le conseguimos una ambulancia en diez minutos, está muerto —le aseguró Brian mientras Dom ayudaba a Lu a mantener presión en la herida.
Tras mirar durante unos segundos a la pareja, Brian sacó su teléfono.
—Sí, es el agente Brian O'Conner —dijo, haciendo que Dom lo mirara confuso—. Estoy fuera de servicio. Necesito un helicóptero de auxilio de inmediato —dijo mientras miraba a Dom—. Estoy en la autopista 86, en el punto kilométrico 236. Tengo una víctima con traumatismo, de unos veinticuatro años, 1'80 y 90 kilos —dijo mientras Dom lo asesinaba con la mirada—. Tiene desgarrado el brazo derecho con hemorragia arterial y tiene una herida de bala en el costado izquierdo. Sí. ¡Está entrando en shock! —dijo Brian alterado antes de colgar y volver a centrarse en Vince.
En cuanto llegó el helicóptero, Dom rodeó los hombros de Lu con su brazo y miró a Brian decepcionado antes de tirar de ella hasta el coche de León.
—Letty, ¿estás bien? —le preguntó Lu preocupada mientras se sentaba en los asientos traseros junto a ella.
—Estoy bien —le dijo ella antes de abrazar a Lu.
—¿Dónde está Mia? —le preguntó Dom mientras León los sacaba de allí.
—Se fue a casa —le dijo antes de cerrar los ojos y abrazar a su hermana con fuerza mientras suspiraba aliviada.
—Lo siento —le susurró Letty entre sus brazos y Lu simplemente le dio un beso en la cabeza.
León dejó a Toretto en casa antes de que éste se asomara por la ventanilla de Lu.
—Todo va a salir bien —le dijo mientras ella le miraba apenada—. Te quiero —le susurró antes de besarla y apartarse del coche.
Tal y como Dom le había pedido, León sacó a las chicas de la ciudad hasta que fuese seguro volver. Y, después de aquello, Lu no volvió a ver a Dominic en demasiado tiempo.
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