━━ J i e u n

« Todo viene como quiere y se va sin despedirse. De esta manera, no quiero amar nada »



Acomodó su vestido rosa pastel y revisó que sus zapatillas siguieran de ese blanco puro que tanto le había costado lograr. Tuvo que lavarlos muchas veces para obtener ese color, sus manos aún ardían un poco si las apretaba.

Tomó el borde del cuello del vestido y lo olió, sintiéndose complacida de todavía tener ese dulce perfume que tanto amaba. ¿Por qué la loción de mujer duraba menos que la de los hombres? Le parecía un pésimo servicio.

Sacó de su pequeña cartera un espejo y revisó que todo su maquillaje estuviese en orden, decidiendo que era mejor colocar otro poco de ese labial con sabor a fresa. Nunca sabía cuando iba a ser necesario. Sus mejillas se calentaron y sonrió avergonzada al imaginarse besando a Jungkook y que este halagara el sabor de sus labios.

Guardó todo y suspiró, mirando a todos lados a ver si podía ver a su novio. Sonrió como boba, sonaba tan lindo decir su novio a Jungkook. A Jieun le gustaba Jungkook, y esta vez era real.

Todas sus relaciones habían sido por obligación o por el beneficio que obtendría. Siendo la tercera de cinco hermanos, y sin recibir ni un poco de atención por parte de sus padres, la bonita chica estaba en una búsqueda eterna de conseguir que los demás se sintieran interesados por ella.

No era excusa para aprovecharse de los demás, ella misma lo sabía y su conciencia se lo recriminaba día y noche, pero su vida se había basado en ser ignorada y dejada de lado por los demás, ¿Era tan malo querer un poco de atención? ¿Querer ser recordada? Ella solo quería dejar de sentirse un poco sola, así que había llenado ese vacío por compañía falsa, por un grupo de aduladores que sólo querían obtener algo de ella.

Había estado con mucha clase de chicos; malos, inteligentes, buenos y hasta raros, pero ninguno de ellos había causado lo que Jungkook causó en ella.

Lo había conocido en una de sus clases de educación física. Se había caído mientras trotaba, y Kook había sido lo suficientemente amable como para ayudarla a llegar hasta la enfermería, quedándose con ella hasta que estuviera bien. Jieun había quedado cautivada con el chico, ya que además de ser muy guapo, mostraba por ella un interés genuino, sin querer obtener algo más allá.

Jieun estaba tan acostumbrada a que la miraran como un objeto, que ser vista por primera vez como un humano hizo que su corazón latiera con fuerza. Por eso había buscado a Jungkook; quería más de esa sensación, quería seguir siendo tratada como alguien valioso.

Fue tan feliz cuando sus sentimientos fueron correspondidos por el lindo chico, y la sonrisa en sus labios no se la quitaba nada ni nadie. Dejó de lado su antigua vida, queriendo enfocar toda su atención en el que la hacía sentir como si fuese la chica más preciosa del mundo, no por lo que podía dar, sino por lo que era.

Y es que Jieun estaba dispuesta a tirar a basura la atención que los demás le daban, sólo por la atención que me daba Jungkook.

—Kookie, dónde estás... —murmuró ansiosa por no ver al chico. Miró la hora en su teléfono e hizo una mueca al ver que estaba atrasado por una hora y media de la acordada.

Unas manos cubrieron sus ojos con cuidado y, aunque se asustó al principio, sonrió en grande cuando reconoció la exquisita loción que tanto amaba.

—¿Quién soy? —preguntó el chico con voz distinta, haciendo reír a Jieun por la manera tan graciosa que salió.

—¿Kookie bunny? —respondió sabiendo de sobra que era el chico, utilizando ese meloso apodo que había sido designado por ella.

Las manos salieron de su campo visual y Jungkook se colocó delante de ella, regalándole esa hermosa sonrisa que hacía latir de forma descontrolada el corazón del chica.

—Estás muy bonita, Ji —halagó sin dejar de sonreír, ocasionando un suave rubor en las mejillas contrarias—. Lamento la tardanza, pasé por casa de Taehyung antes y me distraje.

Jieun negó y sonrió, —No te preocupes, estás aquí que es lo importante.

Jungkook sonrió y se acercó hasta a chica para poder besar sus labios cortamente. Tomó su mano y comenzaron a caminar hasta el pequeño restaurante donde iban a celebrar su segundo mes.

Jieun se sintió un poco decepcionada por no conseguir algún halago por el sabor a fresa del labial, pero decidió dejarlo pasar y disfrutar de lo cálida que se sentía su mano en compañía de la de Jungkook.

Entraron al local y buscaron una mesa de dos. Era un restaurante de pizza y ambos estaban emocionados por la comida ya que era sus favoritas. Tomaron asiento y miraron el menú muy concentrados, puesto que querían escoger la mejor del lugar.

—Creo que escogeré la de pepperoni y pediré que le agreguen maíz y champiñones, ¿Y tú?

Jungkook lo pensó un momento y sonrió, dejando el menú de lado, —Pediré de cuatro quesos. Aunque la tuya suena bien...

—Ese "suena bien" es que me vas a quitar la mitad de mi pizza. Ya te conozco, Jeon jungkook.

—Terminarás dándomela igual porque no te la vas a comer completa, Lee Jieun.

Se miraron fijamente para luego reír cómplices. En los cortos dos meses que llevaban de relación, ya conocían la mayoría de los gustos que tenía el otro.

Jungkook le hizo una seña al mesero y este se acercó hasta la mesa, —Queremos una pizza cuatro quesos, una de de pepperoni con maíz y champiñones y otra de pepperoni pero con jamón y mozzarella y para llevar. De bebida unas coca colas.

El mesero anotó el pedido y se fue de ahí, no sin antes decirles que su pedido estaría ahí lo más pronto posible.

—Creí que comerías la mitad de la mía, no era necesario pedir otra, Kookie —dijo Jieun, extrañada por el pedido agregado.

—Ah, no es para mi, es para Taehyung —aclaró—. Cuando mencionaste la pizza de pepperoni, me acordé de él y quise llevarle una.

Jieun parpadeó un poco y sonrió sin ganas. No era la primera vez que Taehyung hacía acto de presencia en una de sus salidas sin estar presente. Aunque quisiera negarlo, le molestaba un poco la atención que Jungkook le daba a su mejor amigo, pero lo dejaba pasar para no sonar como una de esas novias controladoras. Le aterraba la idea de llegar a perder al chico.

—Eres un amigo increíble, Kookie. A veces me da celos la manera en la que te preocupas por Taehyung —comentó y rió, esperando que Jungkook captará su indirecta.

—Si piensas que yo soy un amigo increíble, entonces no has visto a Taehyung —ok, no había captado la indirecta—. Siempre está al pendiente de mi y sé que puedo contar con él para todo. Es mi mejor amigo de años y no sé qué haría si no estuviese en mi vida.

Jieun sonrió de lado y asintió, —Que bonita amistad. Me alegra escuchar que tienes personas así en tu vida.

Esperaba un comentario por parte de Jungkook diciendo que ella también era importante en su vida, pero sólo obtuvo un:

—Sí, Taehyung es mi persona favorita.

Hizo una mueca disgutada que pudo disimular bien con una sonrisa, —Claro... ¿Y cómo vas en clases?

Cambió rápido la conversación y logró que comenzaran a hablar de ellos, enfocándose en el verdadero motivo de esa salida; su aniversario. Compartieron sonrisas y pequeños roces de mano en conjunto con suaves rubores. La comida llegó e instantáneamente comenzaron a comer, disfrutando del exquisito sabor de las pizzas en conjunto con los refrescos.

Una vez terminaron, Jungkook pagó por todo y salieron del lugar con el estómago satisfecho. Sostuvieron sus manos y las balanceaban inconsciente, riendo cuando estas chocaban con alguno de ellos.

—La comida estuvo increíble, tenemos que volver algún día —comentó Jieun.

—Estoy de acuerdo. Podríamos venir con Taehyung, así lo conoces mejor.

—Uh, hablaba de volver nosotros, Kookie. En otra cita.

Jungkook abrió los ojos y miró a Jieun, quien tenía una mirada algo tímida, —¡Oh, lo siento! Podemos venir otra vez, bonita. Aunque la idea de venir con Taehyung también me gustaría. Quiero que mi novia y mi mejor amigo sean más cercanos —dijo y tiró de su mano para poder dejar un sonoro beso en la mejilla contraria, logrando que la chica sonriera alegre.

—Me parece buena idea —concordó luego de ser apaciguada con ese beso en la mejilla—. Con Taehyung he hablado muy poco, parece ser buen chico.

—Lo es, no lo dudes.

La conversación llegó hasta ahí, y siguieron su camino hasta el segundo lugar de la cita; una pequeña feria de artesanías de cual Jieun había comentado que quería visitar y que Jungkook estaba dispuesto a complacer.

Hubiese sido una salida perfecta, si Jungkook no se hubiese encargado de nombrar a su mejor amigo por cada cosa que veía. Pinturas, muñecos, pulseras y demás, ¡Todo tenía que ver con Kim Taehyung!

Jieun aprovechó un momento, en el que Jungkook estaba distraído viendo unos tigres tallados, para ir al baño y dejar salir todas esas lágrimas retenidas que tanto dolor le causaban en su garganta y en su corazón. Sollozaba fuerte, como si acabase de morir alguien cercano, pero el dolor que sentía era tan grande que tuvo correr lo más pronto posible para que Jungkook no viese su deplorable estado.

Colocó ambas manos en su pecho y sobó un poco para ver si podía apaciguar el horrible sentimiento que sentía, —D-deja de llorar, Jieun. Y-ya verás que t-todo estará bien.

Se habló así misma, en busca de darse consuelo. Suspiró profundo y salió del cubículo en el que estaba. Vio su reflejo en el espejo y sintió lástima de si misma. Abrió el grifo y lavó su cara con cuidado, quitando todo rastro de lágrimas y tristeza.

—Nadie merecer llorar de esa manera, como si el mundo se le cayera a los pies.

Levantó el rostro y por el espejo logró ver a una chica que lavaba sus manos sin prestarle atención. Tragó saliva y secó su rostro para volver a colocar el maquillaje.

—No te conozco —habló de nuevo la chica y Jieun paró sus movimientos para verla, encontrando su mirada a través del reflejo—. Tú tampoco me conoces a mi, pero te escuché llorar... me preocupaste.

Miró a la chica y desvió la mirada, —E-estoy bien.

—Veo en tu mirada mucha soledad y desesperación por conseguir atención de alguien, sin importar recibir solo migajas —siguió la chica sin quitar la mirada de ella—. Planeas arreglarte de nuevo y salir como si nada, esperando que las cosas no se arruinen allá afuera y puedas seguir obteniendo la atención que quieres.

—¿Qué-

—No te conformes —cortó la desconocida y caminó hasta la salida del baño, deteniéndose en la puerta—. Llegará alguien que se interese por ti, pero no te desesperes en buscar cosas que no podrás obtener... a veces es mejor estar sola que estar rogando por algo que no te pueden dar.

Y finalmente salió del baño, dejando a Jieun con un desorden en su cabeza. Se miró al espejo y se preguntó a si misma si de verdad estaba recibiendo migajas de atención.

—No, esa chica estaba equivocada. Jungkook sí está interesado en mi. Él me quiere y soy importante en su vida. No me abandonaría, no me dejaría sola nunca —se dijo con voz fuerte y terminó su maquillaje. Tomó el labial y se lo aplicó con esmero—. Jungkook no me dijo nada de mis labios, pero sé que le gustó el sabor a pesar que no me lo dijo.

Se miró una última vez y sonrió. Salió del baño y buscó con la mirada a Jungkook, pero no lo miró por ningún lado. Caminó un poco cuando unos brazos la rodearon fuertemente. Intentó quitarse, pero se relajó al ver quien era el dueño.

—¿¡Dónde te habías metido!? ¡Estaba muy preocupado por ti!

Jieun sonrió y besó los labios de Jungkook con suavidad. Se dedicó a degustar el sabor de su novio, sintiéndose satisfecha al ser correspondida sin ningún problema. Jungkook la tomó de la cintura, mientras ella rodeaba su cuello con sus manos.

Se separó lentamente de él, dejando un corto beso en los labios del chico. Acarició su mejilla y volvió a sonreír con cariño, —Estaba en el baño, Kookie. Disculpa si te preocupé.

—Princesa, debías avisarme, me diste el susto de mi vida cuando no te vi a mi lado —habló Jungkook con angustia—. No vuelvas a irte así, me preocupo por ti.

El corazón de Jieun se calentó y volvió a dejar un beso en los labios de Jungkook, para luego abrazarse a él y respirar el aroma que desprendía.

—No lo volveré a hacer, Kookie. Gracias por estar al pendiente de mi.

Jungkook dejó un beso en su cabeza y la separó para verla con una enorme sonrisa, —Acabo de ver unas pulseras que me gustaría compartir contigo, ¿Las quieres ver?

La chica asintió entusiasmada y, tomados de mano, se encaminaron al pequeño puesto donde Jungkook había visto los accesorios de pareja.

Mientras se probaba el bonito brazalete, Jieun se acordó de la chica del baño y sonrió con orgullo. Jungkook sí la quería y no le estaba dando migajas de su atención. No volvería a sentirse sola nunca más, porque lo tenía a él.

Jieun caminaba fuera de la institución, hasta el gran patio del lugar en donde se encontraban todos los chicos de último año reunido con sus familiares.

Ya había terminado el acto de grado y todos estaban ocupados tomándose fotos, firmando anuarios, despidiéndose de profesores o llorando con sus amigos. Era un momento bastante emotivo.

Sin embargo, ella se encontraba ahí, sola.

Sus padres no habían podido asistir a su acto, sus hermanos mayores estaban ocupados en sus vidas de adulto y sus hermanos menores no tenían ganas de levantarse temprano en sus vacaciones. Tampoco tenía amigos, ya que luego de ser revelada por el juego de Jungkook y Taehyung, había sido marginada por todos lo que algún día fueron sus amigos.

Pero eso no le importaba. Había aprendido que a veces la soledad no era mala, que no todas las amistades son verdaderas, que muchas personas querían verla caer a pesar de mostrarle su mejor sonrisa, y que el amor viene y se va como se le da la gana. Siendo esta última lección la más dura y cruel que aprendió.

Estaba apartada de todo el tumulto de gente, mirando de lejos como los demás disfrutaban de estar cerca de las personas que querían y que los querían de vuelta. Los envidiada, ella también quería algo así, pero estaba bien, ya llegaría alguien que de verdad la quisiese.

—¿Tus padres no vienen?

Jieun dio un respingo del susto y mordió su labio, sin ver a la persona que había llegado.

—Están ocupados.

—¿Y tus hermanos?

—También. Todos están ocupados, no los podía obligar —contestó y se giró a ver al chico—. ¿Qué quieres?

—Te vi sola y quise verte.

Jieun sonrió con burla, —Vaya, ¿Ahora sí te importo?

—Jieun... tú siempre me importaste. Una cosa no tiene que ver con la otra.

La chica lo miró un poco más y regresó su vista al frente. No soportaba verlo, no soportaba el dolor que aún causaba en su corazón.

—Vete, Jungkook —habló sin verlo—. Déjame sola, estaré bien, siempre lo he estado.

—No lo estás, Jieun...

Jieun se giró a verlo nuevamente, regalándole una falsa sonrisa, —Pues algún día lo estaré, no te preocupes por mi. Mejor vete con Taehyung, dale tu compañía y todo tu cariño. No lo dejes solo, no lo hagas sentir como si no tiene a nadie en quien apoyarse. Ve con él, yo estoy bien, ya estoy acostumbrada, ¿Si? Toda mi vida he estado sola y es mi destino, sólo que intenté cambiarlo, pero ya aprendí que es lo que me toca y que no lo debo contrariar. Y-yo estoy bien, Kookie, lo e-estoy. Vete c-con T-aeh-

Sus palabras fueron cortadas por Jungkook, quien la tomó en un abrazo protector. Se dejó ir, comenzó a llorar como tenía ganas de hacerlo desde hace tiempo, desde que se dio cuenta de que estaría sola y no podía evitarlo. Golpeó el pecho del chico, pero este no se alejó ni un poco, recibiendo todos esos golpes que le proporcionaba la chica en medio de su desconsolado llanto.

En medio de sus lágrimas se acordó a si misma siendo ignorada por sus padres, por los que consideró sus amigos e incluso por el único chico que amó. El mismo que ahora la abrazaba y sostenía para que no se desplomara en el lugar. ¿Era tan malo querer ser amada de vuelta? Se lo preguntaba día y noche, tratando de encontrar la respuesta a su desolado corazón.

—Te gustan todos los animales y lloras cuando ves que alguno es maltratado. Odias los insectos, pero más que odio, es miedo que les tienes y necesitas que alguien los mate por ti, incluso si es una simple mariposa —comenzó a hablar Jungkook con Jieun entre sus brazos. La chica comenzó a bajar la intensidad de su llanto, convirtiéndolo en dolorosos sollozos, escuchando con atención al chico sin entender bien a lo que quería llegar.

»No te gusta el coco en dulces, pero lo comes en fruta. Tu número favorito es el ocho y el tres porque piensas que son bonitos. Prefieres ver series que ver películas. Escuchas música para todo, ya que te entretiene más. Tu materia favorita es biología y te divertía hacer los ejercicios de herencia. Descubriste que Santa eran tus padres desde pequeña, pero nunca dijiste nada para que siguieran comprándote regalos. Sé eso y muchas cosas más, Jieun.

—¿P-por qué me dices todo eso? —habló Jieun, mientras se alejaba lentamente del chico.

—Porque tú sí me importas, Jieun. Porque yo te presté toda mi atención cuando me contaste todas esas cosas de ti. Porque sé quién es la verdadera Jieun y sé que no estás bien, princesa —dijo Jungkook y quitó las lágrimas del rostro de la chica con toda la delicadeza posible—. Yo te quise y podría decir que aún lo hago, sólo que no lo hice de la misma forma en que tú me quisiste a mi. Me disculpo por eso, bonita. Lamento haberte fallado y hacer que pasaras un mal momento, nunca fue mi intención.

—¿Lo dices en serio? ¿Soy importante para ti? ¿Realmente me quisiste? —cuestionó Jieun, con nuevas lágrimas aglomerándose en sus ojos.

Jungkook asintió y sonrió como solía hacerlo para ella. Jieun comprimió su rostro y volvió a abrazarse a Jungkook, dejando ir las nuevas lágrimas. Sentía como si un peso se le iba de sus hombros. Sentía una ola de alivio recorrer su cuerpo entero.

—No sabes lo feliz que soy de escucharte decir esas cosas —murmuró y sonrió, sin querer despegarse del chico—. No sabes lo feliz que me siento de saber que realmente le intereso a alguien. Tenía miedo de morir y saber que nadie me quiso, pero tú lo hiciste, Jungkook. De verdad me quisiste.

Se separaron nuevamente y se sonrieron en grande. Con cariño y aprecio a pesar de los inconvenientes que tuvieron.

—¿Ya pensaste que harás? ¿Aún quieres ser maestra?

Jieun asintió con emoción, —Obtuve en una beca completa en la universidad de Seúl. Me darán todo, y de mi parte solo tendría que sacar muy buenas notas.

—Ah, eso es fácil. Eres muy inteligente, serás la mejor en tu salón, lo sé.

Jieun sonrió tímida y bajó la cabeza para que no se notara su suave rubor por el cumplido.

—Te deseo lo mejor, Jieun —dijo Jungkook, trayendo la atención de la chica de vuelta—. Tienes mi número, espero seguir comunicándonos. Ya no seremos pareja, pero tienes en mi un amigo verdadero.

Los ojos de Jieun brillaron de emoción, —¡Me parece genial! Aunque no sé si a Taehyung le guste.

—Creo que sería bueno que ambos hablen también, se deben unas disculpas —dijo Jungkook y Jieun asintió avergonzada—. No te preocupes por él. Le comenté todo lo que ocurrió con nosotros y además le reclamé el haberte metido en el juego cuando claramente le dije que no lo hiciera.

Jungkook rodó los ojos y Jieun rió por su expresión de querer matar a Taehyung, —Yo debo disculparme con él, no debí decirle las cosas que le dije.

—Cierto —concordó—. Le dijiste que te burlarías en su fea cara.

—Ya, no me lo recuerdes...

—¿No te da pena andar por ahí con la ropa llena de comida? —imitó la voz de la chica y comenzó a reír a carcajadas cuando Jieun comenzó a golpearlo.

—¡Ya, déjame!

Una pequeña lucha empezó entre ambos, donde Jungkook evitaba fácilmente los débiles golpes de la chica, y Jieun se dedicaba a tratar de golpearlo aunque fallara a cada momento.

Por primera vez en mucho tiempo, Jieun reía genuinamente. Aún le faltaba mucho por vivir, ya llegaría alguien que la quiera, no a medias ni con migajas, sino completamente, por quien era y no por lo que pudiese dar. Porque el amor llegaba y se iba, sí, pero siempre dando paso alguien que realmente mereces en tu vida.

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